El término “célula” lo empleó Robert Hooke en su Micrographia (1665) para describir las cavidades rodeadas de paredes que había visto a través del microscopio en los tejidos vegetales. Estos espacios le recordaron las habitaciones (cella) de un monasterio. Pero el término no cuajó completamente. Durante los siglos XVIII y XIX los anatomistas se referían habitualmente al tejido conectivo visible a simple vista como “tejido celular”, creando confusión en el uso de la palabra.
Los orígenes de la teoría celular moderna hay que buscarlos en el siglo XIX y corren parejos al desarrollo de la microscopía. La disponibilidad de microscopios acromáticos a partir de 1830 permitió solventar algunas de las dificultades ópticas que obstaculizaron los intentos anteriores de describir los detalles de la estructura del tejido vivo.
Más importante incluso que el propio avance técnico del microscopio es el establecimiento de centros de investigación microscópica, con decenas de microscopistas trabajando profesionalmente. Las escuelas de histología de Berlín, Breslau, Edimburgo o Londres hicieron posible una investigación detallada de cuestiones que hasta ese momento solo habían recibido una atención marginal. El grupo creado en Berlín por Peter Müller daría lugar a los resultados más importantes en las siguientes décadas.
La formulación de la teoría celular suele atribuirse a Jakob Matthias Schleiden y Theodor Schwann, discípulo de Müller. Schleiden, botánico, anunció en 1838 que todas las partes constituyentes de las plantas estaban compuestas de estructuras celulares microscópicas. Schwann encontró una estructura similar en el tejido animal y, basándose en esta analogía, conjeturó que todo tejido vivo estaba compuesto de células o derivados de células en su libro Mikroskopische Untersuchungen über die Übereinstimmung in der Struktur und dem Wachstum der Thiere und Pflanzen (Investigaciones microscópicas sobre la similitud en la estructura y el crecimiento de la fauna y de la flora) aparecido en 1839. Como sugiere el título, Schwann estaba especialmente interesado en el papel que las células jugaban en el desarrollo. En este texto Schwann apuntaba también que las células desarrollaban una labor importante, central, desde el punto de vista funcional.
Sin embargo el conjunto de las ideas de Schwann se encontró con una fuerte oposición y su propuesta sobre el origen de las células (citogénesis) terminó demostrándose que carecía de fundamento. Con todo la idea de que una misma estructura estaba en la base de todo lo vivo daba respuesta a la necesidad que tenía la biología del XIX de un principio unificador sobre el que organizar los programas de investigación.
Schleiden y Schwann mantenían que la citogénesis se producía espontáneamente a partir de una sustancia sin estructura, el “blastema”. Esta hipótesis se enmarcaba dentro de la corriente especulativa conocida como Naturphilosophie, en la que “filósofos” como Lorenz Oken proponían que las vesículas esféricas a partir de las que se habían desarrollado los seres vivos habían surgido a partir de un fluido primordial. A lo largo del siglo XIX varios biólogos se opusieron cada vez con mejores argumentos a la idea de la citogénesis espontánea.
En 1846 un antiguo colaborador de Schleiden, Carl Wilhelm von Naegeli, concluyó que en casi todos los casos que el había podido comprobar se demostraba que las células vegetales aparecían por la división de células que estaban presentes anteriormente. El embriólogo Robert Remak demostró en 1852 que, incluso en los periodos iniciales de la embriogénesis, las células aparecían solo a partir de células preexistentes.
La crítica al blastema culminó con el trabajo del patólogo Rudolf Virchow, al principio defensor de la citogénesis espontánea, que fue quien llegó a elevar a máxima el que toda célula viene de una célula, omnis cellula e cellula, en 1855 (puede que basándose “demasiado” en el trabajo de Remak y no mencionándolo adecuadamente). Virchow también llamaría la atención sobre el papel de las células en varios procesos patológicos, creando las bases de la patología celular.
Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance
Carmen Agustín
Escribiendo un artículo sobre este tema para una revista de divulgación me sorprendió encontrar las críticas de Thomas Huxley a la teoría celular y su propuesta del concepto «protoplasma». Es algo que no me enseñaron en la facultad de Biología, y sin embargo por lo que parece algunos biólogos y biólogos sintéticos están retomando el concepto. Tengo curiosidad por saber si escribirás sobre ello en futuras entregas!
Salud
Carmen
César Tomé
Lo mencionaré de pasada. La filosofía de la serie #De es introducir un concepto a partir de su desarrollo histórico por lo que no hay «espacio» para abundar en los detalles. En este caso el concepto es la teoría celular en sí, y la segunda parte irá dedicada a la estructura de la propia célula.
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