En 1997 la excelente película “Mejor… imposible” cautivó al público y a la crítica, y recibió una gran cantidad de premios, dos Oscars (mejor actor, Jack Nicholson, y mejor actriz, Helen Hunt), de un total de siete nominaciones, y tres Globos de Oro (mejor comedia, mejor actor y mejor actriz), de seis nominaciones, entre otros.
Esta comedia romántica del director y co-guionista James L. Brooks, acercó al público una enfermedad que le era en general bastante desconocida, el trastorno obsesivo compulsivo, TOC. Aunque pueden hacerse algunas críticas al tratamiento que la película hizo de este trastorno, lo cierto es que hay que tener en cuenta dos cuestiones. La primera es que “Mejor… imposible” es ante todo una película de ficción, y más concretamente una comedia romántica, y no un documental, y la segunda, que a pesar de esas críticas, la película sirvió para que la mayoría de las personas nos diéramos cuenta de la existencia del desorden obsesivo compulsivo, y que a raíz de ella, ya fuese a través de diferentes programas de televisión o de páginas web, fuéramos conociendo un poco más de la misma.
La sinopsis que podéis leer en filmaffinity es la siguiente:
Melvin Udall (Jack Nicholson), un escritor obsesivo y maniático, es uno de los seres más desagradables y desagradecidos que uno pueda tener como vecino en Nueva York. Es un hombre que sufre de un desorden obsesivo-compulsivo. Entre sus rutinas está la de comer todos los días en una cafetería, donde le sirve Carol Connelly (Helen Hunt), una camarera y madre soltera. Por su parte Simon Nye (Greg Kinnear), un artista gay, vive en el mismo edificio que Melvin, y sufre constantemente su homofobia. De repente, un buen día, Melvin tiene que hacerse cargo de un pequeño perro aunque detesta los animales. La presencia en su vida del animal ablandará su corazón.
En la película se muestran algunas características particulares del TOC, aunque no esté tratado con toda rigurosidad. Por ejemplo, si recordáis algunas de las cosas que hacía su protagonista, Melvin Udall, le angustiaba el problema de la higiene, por eso llevaba sus propios cubiertos al restaurante, estaba obsesionado con la simetría y el orden, se lavaba o cerraba la puerta realizando esa actividad un número fijo de veces o no podía pisar las líneas de las baldosas… pero sobre todo la película nos trasmitía el sufrimiento que puede llegar a padecer la persona que tiene este desorden, que incluso puede limitar completamente su vida y apartarlo de la sociedad.
Si buscamos en internet, veremos que el trastorno obsesivo compulsivo es un “trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes, que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación, y conductas repetitivas, denominadas compulsiones”.
Entre las obsesiones que se asocian al TOC están, el temor a contaminarse, el temor a causar daño a otros o que debido a su acción, o inacción, les ocurra algo a las personas queridas (padres, hijos, pareja, etc), obsesiones de contenido sexual, preocupación excesiva por la salud y la apariencia física, necesidad de orden y simetría, una excesiva religiosidad o una necesidad compulsiva de acumular y almacenar cosas.
Las compulsiones son conductas repetitivas, como lavarse las manos o cepillarse los dientes, abrir o cerrar puertas, tocar un objeto con las manos o dar golpecitos en el suelo con los pies, colocar los objetos en un orden específico, o comprobar continuamente si las cosas están como deberían, por ejemplo, la puertas cerradas o los aparatos eléctricos desconectados, o pensamientos repetitivos, como rezar, contar números o repetir palabras en silencio una y otra vez.
Para más información puede buscarse en internet, en particular, en asociaciones como las siguientes…
i) TOCAS, Asociación de Trastorno Obsesivo Compulsivo de Andalucía
iii) Asociación Catalana para el tratamiento de la Ansiedad y la Depresión
Algunas de las obsesiones y compulsiones asociadas al trastorno obsesivo compulsivo están relacionadas con los números, entre ellas está la repetición de acciones un determinado número de veces (como abrir, o cerrar, una puerta, lavarse las manos, dar golpecitos con pies en el suelo o con las manos contra un objeto, etc), la búsqueda de sentido a los números que les rodean, sumándolos, restándolos, modificándolos hasta que tengan finalmente algún sentido, al menos para ellos, y también la aversión, o la preferencia, a algunos números concretos, o un tipo de números, como por ejemplo, los números impares.
En esta entrada del Cuaderno de Cultura Científica vamos a ver, a través de casos reales extraídos de artículos, libros y foros en internet, algunos ejemplos de los comportamientos de enfermos del TOC relacionados con los números. Además, observaremos que en estos comportamientos aparecen todo tipo de números.
Hay muchas personas famosas que padecen trastorno obsesivo compulsivo, y cada vez son más las que están empezando a hacerlo público, con el objetivo de que este trastorno sea más conocido por la gente, que se entienda lo que sufren quienes lo padecen y que se vea con una cierta normalidad, dentro de lo que cabe.
Por ejemplo, el futbolista inglés David Beckham padece TOC. Entre otros problemas, está obsesionado con tener los objetos un número par de veces, por ejemplo, en la nevera o en el armario. Así, si tiene tres Coca Colas Light en la nevera, preferirá tirar una de ellas, para que puedan ser un número par.
El actor Billy Bob Thornton también padece TOC. Su ex-mujer Anjelina Jolie decía de él que “era como estar casada con un matemático loco”, ya que debe de ser de los que buscan constantemente sentido a los números que les rodean, sumándolos, restándolos y modificándolos. Se debe de pasar todo el día contando. Además, asocia a las personas a las que quiere con un número, así Anjelina Jolie era en “número 4”. Como algunos números están asociados en su cabeza con algunas personas, entonces deja de mencionarlos y busca alternativas para no tener que utilizarlos.
El actor, también comenzó una carrera como músico, y en su canción “always counting” habla precisamente de su TOC, y dice algo así… “Siempre hay números en mi cabeza. Un hambre de contar que debe de ser alimentada. Tomo algunas pastillas para ir a la cama, se supone que debo de tomármelas, pero sin embargo, me dedico a contarlas….”.
>Número 2. En un foro de personas que padecen trastorno obsesivo compulsivo, un joven de 17 años, comenta que tiene TOC desde que puede recordar, y que le ayuda mucho ver, a través de ese foro, que hay otras personas como él. Los números pares son especiales para él, ya que siempre cuenta las cosas un número par de veces, nunca impar, y mucho menos los números 3 y 13. Está constantemente comprobando las puertas, las luces, la alarma del reloj o los grifos, y las comprobaciones suelen ser mediante los siguientes patrones numéricos 1, 2, 3, 4 ó 1, 2, 1, 2. Piensa que si no lo hace ocurrirá algo malo en su vida.
La obsesión con los números pares es bastante frecuente, ya sean personas que cuentan siempre cantidades pares o quienes acumulan un número par de objetos.
Y algo similar pasa con los números impares. Por ejemplo, hay quienes suman las letras de una palabra, o las cifras de un número, y si su suma es impar entonces es algo bueno, lo contrario si es par.
Número 3. He leído sobre un paciente que declaraba a su médico que el número 3 le causaba mucha ansiedad, mientras que el número 7 se la reducía.
El número 3 también le producía ansiedad a un hombre que padecía el trastorno obsesivo compulsivo, y que mientras conducía iba mirando las placas de los coches y si alguna de ellas tenía un 3 entre sus números, entonces paraba inmediatamente su coche hasta que se le pasaba su ansiedad.
Una mujer pensaba que para proteger a sus hijos tenía que repetir en su cabeza, durante todo el día, el número 3 (“tres, tres, tres, tres,…”) y hacer todo en grupos de 3, por ejemplo, lavar los platos 3 veces, tirar de la cadena del baño 3 veces y muchas otras acciones.
El inventor, ingeniero y físico de origen serbio Nikola Tesla (1856-1943) fue una de esas personas para las que el número 3 estaba relacionado con sus problemas derivados de su trastorno obsesivo compulsivo. Estaba obsesionado con este número. Al parecer antes de entrar en un edificio daba 3 vueltas al edificio o a la manzana. Necesitaba de 18 (un número que es divisible por 3) servilletas para limpiar los cubiertos y vasos que utilizaba para comer y beber cada noche. Cuando se hospedaba en un hotel pedía que el número de la habitación fuera divisible por 3.
Número 4. Leyendo en otro foro de personas con TOC, una de ellas menciona que el número 4 es su preferido, y después el número 12. Comenta que si se da cuenta que ha tocado algo una vez con su mano derecha, lo tocará dos veces con la izquierda y de nuevo otra con la derecha, es decir, 4 veces. Por ejemplo, si va en su coche y le da a los intermitentes para señalar que girará a la derecha, dejará que estos parpadeen exactamente 4 veces, si por cualquier razón se pasa, seguirá hasta 12. Y cuenta todo cuatro veces… por ejemplo, si está en su mesa, tiene que asegurarse de que los cajones están cerrados y los tocará cuatro veces.
Otra persona dice que odia el número 4, pero todo el tiempo está contando letras de palabras hasta terminar en el cuatro que repite constantemente en su cabeza. Por ejemplo, lee “I love cats” que tiene 9 letras, pero entonces “nine” (es decir, nueve) tiene 4 letras, y entonces repite “cuatro” un montón de veces en su cabeza (4 4 4 4 4 4 4…) y vuelta a empezar. Y por supuesto, hay ciclos muchos más largos.
Como estamos comentando, algunas personas que padecen TOC consideran algunos números afortunados, y buscan su cercanía, mientras que hay quienes consideran otros nefastos, y los intentan evitar a toda costa. Imaginaros lo que puede ser para un, o una, joven estar en clase, por ejemplo, de matemáticas, y tener que evitar un número mientras toma apuntes o intenta resolver un problema, un número como por ejemplo, el 2, el 3 o el 5.
Número 5>. He leído sobre un paciente soltero que tenía que lavarse las manos exactamente 5 veces tanto si tocaba comida o a un niño.
Otro paciente estaba todo el rato contando hasta 5, pero normalmente lo hacía siguiendo este patrón… 1 / 1 2 / 1 2 3 / 1 2 3 4 / 1 2 3 4 5.
Número 6. He leído también el caso de una mujer que siempre conduce a velocidades que impliquen el número 6, y además la velocidad depende de lo que primero se escuche en la radio cuando se monta en el coche, por ejemplo, si hay música conduce a una velocidad de 6 millas/hora por encima de la velocidad límite de esa carretera. Además, piensa que haciendo esto salvará a sus hijos de ser secuestrados.
Una mujer, que según va andando, va contando sus pasos de 1 hasta 6, y después vuelta a empezar.
Otro caso, es el de un joven que evitaba repetir sus acciones 6, 13, 60, 66 o 130 veces. Y además, evitaba números como 42 o 33, cuya suma de sus cifras es 6, y lo mismo para aquellos cuya suma sea 13, 60, 66 o 130.
Otro empezaba el día de forma normal, y de repente, comenzaba a repetir números como “6, 6, 6, 6” o “8, 8, 8, 8”. Afirmaba que no tenía ningún control sobre dichos números, los cuales tenían vida propia.
Número 7. He leído en el libro La maravilla de los números de Clifford Pickover, sobre un niño de 11 años que tenía que tocarlo todo 7 veces y preguntar por todo 7 veces… por ejemplo, preguntarle a su madre 7 veces a qué hora se come o si puede salir a la calle. Al parecer su “heptafilia” se curó con Anafranil, que es un fármaco que al parecer ayuda en muchos casos de trastorno obsesivo compulsivo. Este niño además pensaba que el número 4 gobernaba su vida.
Una adolescente contaba en un foro que estaba todo el tiempo contando en grupos de 7, los sonidos, tic-toc, que hace el reloj, las veces que parpadea la gente o sus pasos. Es capaz de llevar tres cuentas hasta siete simultáneamente.
Número 8. He leído el caso de un niño que cuando se ducha, se golpea primero 8 veces la parte derecha de su cabeza, se echa jabón y le lava esa parte, se vuelve a golpear 8 veces, se aclara el jabón y luego se vuelve a golpear 8 veces. A continuación, repite el proceso en su lado izquierdo.
Número 9. Algunas de las operaciones aritméticas de las personas que padecen TOC son liosas, y realmente demoledoras para la persona que padece este trastorno. Por ejemplo, en uno de los foros anteriores, también he encontrado una persona que su número favorito es el 9, que cuenta todo en grupos de 9, o múltiplos de 9, y que además prefiere los números impares. Pero más aún. Cuando cuenta placas de coches, hace la siguiente operación, primero suma los dígitos de la matrícula, después le añade 5 (1+1+1+1+1), el número total del dígitos de las matrículas del estado en el que vive, después le añade 15 (1+2+3+4+5) y finalmente le añade el número que se corresponde con la versión digitalizada del número que ha dado la suma (por ejemplo, el número 1 se forma, en la versión digital, por dos pequeñas líneas, luego el número que le corresponde es el 2, o el número 32 se construye con 10 barritas), y finalmente, se trasforma el número obtenido en su “raíz digital” (por ejemplo, la raíz digital del 346 es 4, ya que 3+4+6 =13, 1+3=4). Esta serie de operaciones llevan mucho tiempo y energía a esta persona. Pero no acaba ahí la cuestión, ya que además esta persona se plantea cuestiones relacionadas con el número final obtenido, que le ofrece información sobre la matrícula, el coche, o su conductor, o lo que esta persona se plantee, o de cualquier otra cosa sobre la que inicie una cuenta de este tipo. Así, se preguntará si algo le gusta, y la respuesta será positiva si el número final que ha obtenido mediante todo el procedimiento anterior es impar, y le gustará más cuanto mayor será el número, es decir, 7 o 9. Este tipo de operaciones son realizadas en su cabeza constantemente, lo que es agotador, y le puede llevar un montón de horas del día, pero además, lleva así desde que tenía 14 años, cuando la edad que tiene al narrarlo en el foro es de 31 años.
Más números… He leído también el caso de una niña de 13 años, que cuando le diagnosticaron el TOC tenía obsesiones relacionadas con su miedo a la contaminación y a los números 42 y 6. Se lavaba las manos unas 100 veces al día, y las acciones que realizaba las hacía en grupos de 42, por ejemplo, lavarse 42 veces las manos o cerrar las puertas 42 veces.
Cuando su médico le preguntó “¿por qué el número 42?”, ella le contestó “en la época en la que yo estaba batallando de una forma bestial contra los números, mi madre tenía 42 años. Yo realmente tengo muchos problemas con el número 6. Así que tengo problemas con cualquier cosa, o número, relacionado con este número. Eso incluía al 42, ya que 4 + 2 = 6…”
Un paciente de 12 años cuando se iba a levantar por la mañana, se giraba mirando al este y abría la persiana, cuando el sol entraba en la habitación, se giraba mirando al norte y daba 20 golpecitos con los pies en el suelo, de forma alternativa, después hacía una reverencia a dios 10 veces, y entonces se bajaba a desayunar.
Los pacientes que repiten un cierto número de veces una actividad, como los casos que hemos visto, son conscientes normalmente de lo irrelevante de esa acción, pero sin embargo, el realizarla alivia su ansiedad.
La verdad es que, en mi opinión y sin conocer mucho esta enfermedad (de la que solo estoy mostrando casos relacionados con los números), es en muchos casos un trastorno brutal. Imaginaros la vida de un chico de 18 años que tiene que estar contando todo el rato desde el número 1 hasta el número 22, una y otra vez; que da suaves golpes en la pared 22 veces, o múltiplos de 22; que pasa 22 veces a través de cada puerta; se sienta o se levanta 22 veces de su silla.
O el caso de una niña que tenía que repetir 50 veces cada palabra que leía o escribía, lo que hacía que fuera imposible sacarle partido a una clase. O una persona que mientras corre o camina va contando desde 1 hasta el número 110, al llegar a este número empieza de nuevo en 1 y sigue contando. Afirma que cuando empieza a contar no se da cuenta de que está contando hasta que ha llegado a 50 o 60.
Un caso curioso de los que he leído es una persona que cuenta números triangulares. Cuenta los números 1, 3, 6, 10, 15, 21, 28, 36, 45, 55,… que no son más que los números triangulares, es decir, la suma de los primeros números, así 45 = 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 + 8 + 9. Y los cuenta hasta el número 300, que también es triangular, empezando entonces de nuevo por el 1.
Para terminar, me gustaría mencionar un libro cuya protagonista también padece el trastorno obsesivo compulsivo, la novela “Suma y sigue”, de la escritora australiana Toni Jordan (Maeva, 2010). La protagonista de esta comedia romántica es una mujer obsesionada por los números, y eso es decir poco. Cuenta o etiqueta con números absolutamente todo, los pasos a diferentes lugares, las letras de los nombres, las palabras, las cerdas de un cepillo, las veces que tiene que cepillarse los dientes o frotarse con jabón, las cucharadas para comer una tarta, las medidas de objetos o de su cuerpo,… absolutamente todo, pero ella no habla de ello en un sentido negativo, sino que se refiere a su “amor por los números”. Vive bajo esa obsesión numérica y apoyada en el orden y en rutinas que no puede modificar, lo cual explica que haya dejado su trabajo y no se relacione prácticamente con nadie. Es una persona que padece efectivamente un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), en su caso, como consecuencia de un trauma de la infancia. Pero esa obsesión está tratada con cariño, provocando en el lector muchas sonrisas mientras lee sus peripecias numéricas. El héroe de la protagonista es el inventor Nikola Tesla, del que ya hemos hablado.
Cuando la protagonista conoce al amor de su vida decide someterse a un tratamiento, pero este empieza a destruirla, a anularla como persona, y solo volverá a sentirse feliz al dejar el tratamiento (¡cuidado que esto es solo una novela de ficción y no hay que tomarse al pie de la letra lo que en ella se sugiere!) y asumir su amor por los números como parte de ella misma, lo que le permitirá tener un trabajo relacionado con estos y reanudar su relación compartiendo aficiones de su pareja, como el fútbol y sus estadísticas.
Referencias:
1.- Mejor… imposible, James L. Brooks (director), 1997.
2.- Clifford A. Pickover, La maravilla de los números, Ma Non Troppo, 2002.
Sobre el autor: Raúl Ibáñez es profesor del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaborador de la Cátedra de Cultura Científica
Esta entrada participa en la XII Edición delCarnaval de Humanidades, cuyo blog anfitrión es::ZTFNews.
Participaciones en la XII Edición del Carnaval de Humanidades | :: ZTFNews.org
[…] 17. El trastorno obsesivo compulsivo y los números por Raúl Ibáñez participa desde el blog Cuaderno de Cultura Científica. […]
El trastorno obsesivo compulsivo y los números
[…] El trastorno obsesivo compulsivo y los números […]
Hitos en la red #49 – Naukas
[…] de lotería y todas las supersticiones anuméricas asociadas, en algunos casos muy cercanas al TOC (El trastorno obsesivo compulsivo y los números por Raúl Ibáñez) y el énfasis en fechas de significación arbitraria que giran en torno al […]
Resumen de la XII Edición del Carnaval de Humanidades | :: ZTFNews.org
[…] El trastorno obsesivo compulsivo y los números por Raúl Ibáñez participa desde el blog Cuaderno de Cultura […]
Cura del TOC
Existen muchas supersticiones y ciencias ocultas basadas en los números, y la prueba es que hay muchos tipos de numerología, que la gente cuando compra lotería busca terminaciones concretas o números específicos, y que hay gente y organizaciones que evitan el número 13.
Yo creo que los números son sólo números, y no hay que atribuirles maldiciones ni supersticiones, aunque la gente que sufre TOC, que tiene una mente hiperactiva e hiperanalítica, está muy predispuesta a creer en estas supersticiones.
PEDRO
Buenas tardes yo sufro de toc y mi caso es el siguiente:
debo evitar el número 6 en direcciónes, fechas y horas porque mi mente lo asocia con el número 666 bíblico.
Además debo evitarlo al realizar acciones como por ejemplo al vestirme, mirando otros números que cancelen al seis, sino puedo evitarlo entro en depresión.
Lautaro Quiroga
Tengo el mismo problema y lo soluciono pensando en 8 o 4 o 9 o cualquiera menos 7 y 6.
claudio
Tenes el mismo problema relacionado con el numero 666?
César Tomé
Tienes no una sino dos entradas:
https://culturacientifica.com/2017/03/08/666-numero-la-bestia-1/
https://culturacientifica.com/2017/03/22/666-numero-la-bestia-2/
tony
Lo que puedo decir es q es dura esta enfermedad, estas contando, sumando, restando y multiplicando todo el dia, desde que te levantas, hasta que te vas a dormir, en mi caso personal no tengo predisposicion por ningun numero en especial, llega el momento en q todo lo cuentas sin ni siquiera darte cuenta y despues caes en cuenta al final del dia de que todo lo que haces es en base a numeros y patrones. No se si estare loco, pero a veces me relaja poder controlar la ansiedad de ese modo.
ferchu
A mi me pasa algo parecido. Pero no es siempre, antes era mas seguido. Yo cuento, mientras voy en el colectivo, cuento árboles sobre todo, arbustos, palos de luz, autos, etc. a medida que el vehículo va avanzando. También cuando estoy charlando con alguien, puedo contar algo que traiga puesto, es como si lo separara en partes, por ejemplo una vincha, en tres partes y las cuento una y otra vez. Es muy molesto pero no dejo de hacerlo. Supongo que es porque no me siento cómoda en la charla o no me interesa el tema. Igual sigo prestando atención a lo que dice para continuar con la charla.
Angelika
Ferchu a mí me pasa exactamente lo mismo y hoy apenas voy descubriendo que hay más personas como yo , es tan molesto porque no puedo concentrarme ni para ver una película
Mary
En mi caso es con el número 33, estoy obsesionada con mirar las matrículas de los carros y motos para encontrar este número, pero lo más chistoso es que cuando menos lo espero me encuentro hasta de frente con el número 333, que me resulta magnífico, pues lo asocio espiritualmente con la trinidad, y aparte de eso siempre estoy contando en mi mente pero de cinco en cinco, por ejemplo: 5,10,15,20…..se supone que hasta llegar a 100,a veces me doy cuenta y paro, pero cuando no me doy cuenta ya he contado más de 100. Entre otras cosas también soy obsesiva con el aseo del hogar, me gusta que todo tenga orden y lo dejen tal y cómo lo puse.
Andrea
Todo el día cuento , sumo ,multiplicó hasta llegar a un número que me guste que sea par , no me gustan los impares en especial el 3 , cuento con regularidad mis dedos una y otra vez , sueño que camino entre números , voy a la súper y estoy contando y descontando los números 🙁
Micaela
Hola yo tengo un problema paresido estoy todo el tiempo contando , los colores de la ropa que usa la gente , los botones , las lineas de la vereda cuento todo el dia y me gustaria no hacerlo pero no puedo.
Nancy
Mi obsesión es cntar los números de las matrículas , los sumo y si el resultado es 32 lo sumo y lo asoció a una frase 3+2: 5 y repito en mi cabeza,5 5 me veré con el el domingo. Tambie. Sumo y divido la hora y temperatura q veo en la tele x ejemplo: 17:15 hrs 16,8 lo sumo 29 y vuelvo a sumar 2+ 9 : 11 vuelvo a sumar 1+1:2 y sin sentido así y sin asociar esta vez sólo asoció a las patentes con algún refrán q coincida con q terminé el número!
Mane
A mi lo que me pasa es que amo los números pares excepto el número 6. En su lugar lo sustituyo por el cinco o en casos más extremos el número 7, cuando yo aborrezco los números impares. Soy incapaz de tener nada 6 veces y si lo tengo lo tengo que reducir a 5 o sumarle 2 para que sean 8 o 1 para ser 7. También cuando veo números de matriculas los junto de manera que sumen 10 o 5( ya depende del valor total de la matrícula) y los voy sumando y si no dan número par sumo las letras. Otra cosa que me ocurre es que las esquinas tiene unos valores y los voy sumando repetidamente: 2,4,7 2,5,7 2,4,7 2,5,7 3,5,7 3,5,7 y eso tambíen lo hago con los números 5 y 12, siempre agrupándolos de por grupos de 3 y sumándolos de mayor a menor de izquirda a derecha. Excepto en el número 7, dónde el mayor número (el 3) es el último. Y siempre tienen que ser rectángulos más anchos que altos. Si no cuento 12,11,10,9 y así hasta llegar al 3. Eso si las palabras y los signos de puntuación que vea en una frase o puestas en un titular las cuento. Todas tiene el mismo valor pero al ver un accento, una diéresi (en este caso cuento 3 veces la palabra) o el punto de la i cuento la letra dos veces y tambíen me pasa con los dos puntos, el punto y coma o los puntos suspensivos. También tengo la tendéncia de contar las prendas de vestir que lleva la persona dirigiéndome por colores, si el color está repetido en el mismo tono no lo vuelvo a contar, estos números los sumos a las partes de la cara (orejas, cejas, ojos, nariz, boca y lengua), si el número da impar o termina en 6 sumo o resto alguna cosa.
Isabel
Hola, soy nueva y estaba buscando por internet para saber porque sin querer cuento las cosas, no tengo un número en especifico ni sumo ni nada por el estilo menos mal, pero sin querer empiezo a contar las cosas que están en mi alrededor por ejemplo si voy ha una casa y hay cuadros o otros objetos sin querer estoy contando los lados del cuadro por dentro por fuera las lineas o cuando camino o subo las escaleras sin darme cuenta empiezo a contar y no se porque razón y con que fin
Se siente bien saber que uno no es el único.
Silvia
Ustedes están bien, tuve que aprender a contar para ocupar mi mente y no hacer películas de terror, lo mejor es ocupar la mente contando, no pasa nada.
Orlando
Hola, Isabel. A mi también me pasa lo mismo que a ti. Y al igual que a ti me emociona no ser el único al que le pase eso de Contar las esquinas de cada objeto y Contar los objetos que estén a mi alrededor, Solo me pasa cuando estoy aburrido o cuando no tengo mi mente ocupada, Cuando estoy distraído o ocupado no cuento nada ya que mi mente esta distraída… Al igual que tu estaba buscando por Internet, Por que pienso que es un trastorno mental o algo así.
yeney
En mi caso cuento los escalones al subir una escalera, las vueltas necesarias para abrir en su totalidad una llave, los pasos que doy entre franjas de la acera; eso si voy sola o en silencio, pero si estoy entretenida con alguien o algo no lo hago.
Cosas tediosas para mi como lo son: fregar o lavar, las cuento, supongo que para entretenerme. Friego de 10 en 10 piezas y enjuago la ropa 5 veces.
Lidia
No sé si yo tenga el TOC,pero si me sucede que al terminar una acción,vuelvo despues de un rato y la reviso si la hice bien como 5 veces. También ir de compras es un martirio para mi,me pruebo cada prenda como 5 veces ,y último me esta sucediendo que cuento a cuantos sigo en mis redes sociales ,todos los dias , en el instagram tengo 336 y Facebook 670 , y cada vez que sigo a alguien nuevo,vuelvo a contar y no me quiero pasar del número 336 en el instagram , si sigo a alguien nuevo ,inmediatamente revisó quién publica menos o nada interesante y lo elimino,lo mismo con el Facebook, controlo el tiempo de estudio que no puede ser mas de tres horas… es terrible la verdad,me siento neurotica,pues si no hago todo eso me entra una angustia terrible. Me he alejado bastante de mis círculo de amigos.
Camila
A mi me pasa desde los 12 años que cuento los lados de las letras y siempre los hago calzar al número de mi edad actualmente tengo 25 años y sigo igual a veces hay palabras que no me calzan con mi número haci que lo descartó por ejemplo la palabra risa para mi tiene 15 lados pero si le agrego lados llego hasta 24 por lo que no me sirve y me obsesiona mucho saber cuantos lados tienen cada palabra y cuando son muy largas es mucho tiempo. Ademas cuento los lados de las cosas puertas paredes corbatas etc es realmente agotar mentalmente puede absorberme tanto que me evado del exterior mientras lo hago. Creo que jamás se lo he comentado a nadie y cuando he tratado me lo han tomado de broma, lei el articulo y los comentarios y sentí que mi situación es real no por que no se vea quiere decir que no exista.