Si no fuera por las vacunas, cada año morirían 2,5 millones de personas a causa de enfermedades infecciosas. No es raro pensar, por tanto, que cuando leo sobre los últimos avances en vacunas contra la adicción, un escalofrío de optimismo recorra toda mi espalda.
Las enfermedades infecciosas son la quinta causa de muertes en países desarrollados y la primera en los subdesarrollados. En cuanto a las drogas, por otro lado, un reciente análisis del European Monitoring Centre for Drugs and Drugs Addiction (EMCDDA) estimó que cada año mueren en Europa entre 10.000 y 20.000 consumidores de opiáceos. La mayoría de estas muertes se producen en hombres en la treintena. La causa principal de muerte, entre los consumidores habituales de drogas, es la sobredosis por heroína o sus metabolitos, a menudo en combinación con otras sustancias como las benzodiazepinas (que encontramos en las farmacias) y el alcohol (que encontramos en todas partes). Además de la heroína, en los informes toxicológicos se mencionan opiáceos como la metadona, la buprenorfina y el fentanilo.
No cabe duda de que las cifras no son comparables. El número de muertes causadas por las drogas es considerablemente menor que el causado por las enfermedades infecciosas. Sin embargo, existe una creciente preocupación, no sólo por abordar la forma en la que se da el consumo de drogas, sino por encontrar recursos o herramientas que faciliten el proceso de rehabilitación en enfermos adictos. En este escenario aparece la vacuna contra la droga.
¿Significa esto que, con una simple vacuna, se rehabilitará al adicto? En realidad, no es tan sencillo. Cuando hace 25 años, George Koob, se propuso crear una vacuna contra las drogas, sus colegas pensaron que había enloquecido. Los tratamientos de adicción exigen un trabajo continuo en el que el adicto estará sometido a psicoterapia durante años con la finalidad de cambiar ciertos patrones de pensamientos y, por tanto, de conducta. Lo que proponía Koob, era vacunar a los adictos que se encontraran en este proceso de rehabilitación. Su objetivo sería mantener la motivación en los momentos en los que conservar la abstinencia se hacía más duro; y eso -pensaba- se podía facilitar si el adicto era vacunado, y, por tanto, se hacía consciente de que, por mucho que consumiera, no iba a experimentar los efectos de la droga. Su premisa fue simple: si el sistema inmune es capaz de generar anticuerpos que “luchan” contra el patógeno invasor, ¿por qué no lo va a ser para luchar contra la droga?
Más de dos décadas después, los científicos le han dado la razón. La vacuna contra la cocaína ha tenido éxito en los primeros ensayos con seres humanos. Y la vacuna contra la heroína sigue el mismo camino. Pero, ¿cuál es el mecanismo que hace posible el funcionamiento de este tipo de vacunas? En realidad, es sencillo: las moléculas de la droga son demasiado pequeñas como para provocar una reacción en el sistema inmune. Por ese motivo, se une covalentemente a ellas una proteína inmunogénica capaz de provocar la reacción en el sistema, generando, por tanto, los anticuerpos necesarios para unirse al complejo. De esta forma, aumentará su tamaño impidiendo que atraviese la barrera hematoencefálica que protege nuestro sistema nervioso de posibles agentes externos. Finalmente, por mucho que el adicto consuma, nunca podrá experimentar los efectos asociados a la droga.
Pero no todas las drogas permiten el diseño de la vacuna. La molécula del alcohol etílico, por ejemplo, es demasiado pequeña y la estructura y diversidad en la molécula de la marihuana también resulta un problema. Además, los especialistas son conscientes de que abordar la enfermedad de adicción únicamente desde una perspectiva bioquímica, sería un error puesto que los factores ambientales juegan un importantísimo papel en el desarrollo y mantenimiento de la adicción. Por ese motivo, valoran la posibilidad de que sea un complemento más que incorporar en el tratamiento. “Los adictos dicen, a menudo, que están desesperados por dejar las drogas, estas vacunas podrían ser una herramienta que les ayudara”, dice Ron Crystal, investigador y médico del Weill Cornell Medical College.
Russell Brand, actor británico y adicto recuperado, dijo:“La mentalidad y el comportamiento de los adictos es completamente irracional hasta el momento en el que se hacen conscientes de su impotencia y piden ayuda”.
Yo añadiría que, incluso con ayuda y conscientes de su impotencia, seguirán haciendo todo lo que estéen su mano para consumir. Tragar botones, esnifar azúcar, … el adicto consumirá cualquier cosa. Incluso sin obtener los efectos asociados a la droga, puesto que el simple hecho de repetir esa acción hará que disminuya el craving (la ansiedad) que tanto le atormenta. Lo que me lleva a preguntar: ¿será realmente efectiva la vacuna? Todos conocemos el efecto placebo. ¿Acaso en este caso no operará de la misma forma? Si un adicto en recuperación es vacunado contra la cocaína, cuando consuma, la droga no podrá atravesar la barrera hematoencefálica y se quedará en la corriente sanguínea impidiéndole obtener cualquiera de los beneficios de su droga estrella. Pero, ¿será suficiente motivo para no tomarla?
Imaginaos que tenéis una sed terrible. Una de esas que sólo te permite pensar en agua: agua fría, agua del grifo, agua con hielo, agua de cualquier manera. Por fin alguien os ofrece un vaso grande de agua fresquita, pero os dice: “aunque te la bebas no te quitará la sed”. ¿Qué haríais?
Referencias:
Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías. Informe Europeo sobre Drogas: Tendencias y novedades. 2013
Observatorio Español de las Drogas y las Toxicomanías. Informe 2013: Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España. 2013
B.Kinsey. Vaccines against drugs of abuse: where are we now? Therapeutic Advances in Vaccines. 2014.
C.Arnold. A shot at quitting. Scientific American Mind. Jan/Feb 2015, Vol. 26 Issue 1, p43-47.5p
Este post ha sido realizado por Oihan Iturbide y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
Jose Legaria
Interesante articulo
Oihana
Gracias Jose.
¿Funcionan las vacunas contra la droga? | (extra)ordinario
[…] (Seguir leyendo en Cuaderno de Cultura Científica) […]
¿Funcionan las vacunas contra la droga?
[…] ¿Funcionan las vacunas contra la droga? […]
sergio
Fabuloso en verdad, espero siga evolucionando esa vacuna, saludos
Oihana
Gracias Sergio, pero me temo que hará falta que cambien muchas otras cosas para poder abordar la adicción con éxito. Un abrazo.
Maria Gema Sanz Oxinaldi
No lo veo facil lo de la vacuna. Yo hace más de 17 anos hice una desintoxicación de heroina en una clinica privada y empece con la naltrexona y en unos meses oparecia que funcionaba pero a la primera de cambio me meti coca ya que la heroina no me iba hacer efecto, asi que la enfermedad de la adicción seguia presente. Cuando acabe al año el tratamiento volvi a las andadas. Por eso decia que no tengo muy claro lo de las vacunas contra la droga, porque aparte de la sustancia, son los comportamientos y más de más. Lo importante para mi es que hace 14 años hice un programa en Proyecto Hombre y hace 13 que estoy rehabilitada ¡¡¡bien!!!
Oihana
En primer lugar, enhorabuena por tu éxito en el tratamiento. Es un camino difícil y recorrerlo le hace sentirse a una de …. madre.
Respecto a la forma en la que consumíamos, tienes toda la razón, si no es con una droga , será con otra. Cuando el adicto está atrapado, no importa la sustancia.
Un abrazo.
magdalena marlen estrada
Me interesa saber comonlo conseguiste porfavor me urge
Joana
Yo me bebería el agua,la coca cola….lo que pillara..quitara o no la sed…
Además seguro que yo tendría la sensación de que me la quitaba, aunque sea un poco.
Pueden bloquearse los efectos que alguna droga hace en el cerebro …pero que evita el impulso de querer colocarse?no creo que haya vacuna para eso…
Oihana
Exacto. Los adictos haremos cualquier cosa por colocarnos: recurrir a otras drogas o aumentar la dosis de la misma. En cualquiera de los dos casos, la vacuna será inútil.
Miguel
La sustancia es sólo una parte del tratamiento. Un tratamiento integral debe it dirigido a: sujeto, sustancia, contexto.
Pero cualquier avance en cualquier área de este complicado problema bienvenido sea.
Oihana
Gracias Miguel, así es, si no se aborda al sujeto y su forma de relacionarse con el contexto, no hay nada que hacer. La sustancia siempre estará allí. No es ella contra la que hay que luchar.
Alejo Alberdi
Un fragmento de Pharmacophilia, de Jonathan Ott:
Los problemas de esta aproximación perversa son muchos y fundamentales, aunque en principio pueda conseguirse que funcione en seres humanos. Para empezar, un individuo «inmunizado» contra la cocaína puede fácilmente satisfacer su anhelo de estimulantes ingiriendo anfetaminas, que no serían degradadas por anticuerpos de la cocaína. Más significativo aún es que lo máximo que se puede esperar de tal «vacuna» es una reducción importante de la sensibilidad individual a la cocaína, por lo cual dosis suficientemente altas de la droga podrían eventualmente superar a los anticuerpos, y producir estimulación y euforia. Es decir, los decididos a experimentar la euforia cocaínica se verían empujados a administrarse dosis cada vez más altas, incrementándose así la probabilidad de efectos secundarios adversos. Además, como hemos visto, cualquier sensibilidad intrínsecamente baja a los efectos principales de los embriagantes suele correlacionarse con una susceptibilidad alta al hábito, quizá por requerirse necesariamente dosis más fuertes. Así, la inyección de anticuerpos catalíticos contra la cocaína podría en realidad ¡conducir a un mayor uso de la droga, y a un mayor riesgo de adicción a la cocaína! Thomas S. Szasz, en un tratado pionero sobre la prohibición de las drogas, atacó los abusos sistemáticos que se producen en el lenguaje referido a las drogas y las adicciones, y el uso incorrecto de metáforas médicas que pueden llegar a adquirir una vida propia. Szasz dirigió nuestra atención al hecho de que: «aquí un profesor de una escuela de medicina afirma que la adicción a la heroína es como la malaria, la heroína como un parásito y la persona que vende heroína como un mosquito. Conversión del ser humano en sabandija… »; y habló sobre «las consecuencias que una metáfora equivocada tiene sobre su objeto. La adicción ha dejado de ser como una plaga; es una plaga. Una droga administrada obligatoriamente a los adictos ya no es como una vacuna; es una vacuna.» [Ceremonial Chemistry]. Poco podían imaginarse Szasz y sus lectores, hace veinticinco años, que un destacado experto en adicciones describiría la adicción en una de las principales revistas científicas usanas como «una enfermedad mental», justificando la estrategia de «tratar la cocaína como un invasor patógeno, y vacunar al cuerpo contra la droga». Parece poco probable que alguien desee ser «vacunado» de ese modo, si no es bajo coacción, y esta «vacuna para la cocaína» tiene claramente mucho más de poder político que de promesa farmacológica, y sin duda es antes un ejercicio arbitrario de autoridad que algo profiláctico. Como Szasz profetizó, este nostrum «ha dejado de ser como una vacuna; es una vacuna».
Oihana
Un texto del todo certero. La vacuna no es otra cosa que una respuesta a una pregunta mal formulada.
Gracias Alejo.
Ana
Está muy bien que se investigue pero si con la vacuna, el adicto no encuentra la satisfacción al ser consumida, aumentará la dosis y puede ser peor. O bien buscará otra sustancia que le coloque, sea una planta, o como han dicho fármacos.
Conclusión más información sobre los efectos que generan las drogas en la mente y en el cuerpo. Mas prevención y mejor no decirle HOLA a las drogas porque si te gustan el problema será luego decir NO.
¿Funcionan las vacunas contra la droga?
[…] ¿Funcionan las vacunas contra la droga? […]
Alejo Alberdi
«Addiction is not a disease – and in fact it’s not really a thing at all. Addiction is really just a social construct though which society defines certain behavior as deviant and attempts to control it by convincing drug and alcohol users that they can’t control themselves and need to turn themselves over to the medical establishment to have their lives managed.
Take away the judgment of deviance, and what you see is a strong preference and a habit. If it was a preference for healthy cooking, we wouldn’t call it an addiction, yet it would operate on all the same principles. People develop strong preferences for drug and alcohol use the same way they cultivate and develop other interests in life – and if we’d stop misleading them into thinking that addiction happens to them, then maybe they’d thoroughly re-evaluate and change these preferences for the better. Or maybe them would keep doing lots of drugs and alcohol, and we could just accept that as their life choice instead of declaring them addicted and endlessly trying to make them conform to our view of how a life should be lived.»
Vietnam Heroin Research Disagrees w Johann Hari Addiction
Oihana
La experiencia me dice que la dependencia a las sustancias no sigue el patrón que sugiere el texto que incluyes. En cualquier caso, la ciencia se hace con tamaños muestrales enormes, y yo soy un individuo con varios un par de centenares conocidos más. Todos adictos y todos incapaces de dejarlo sin ayuda. La línea que plantea Hari en su libro es muy interesante pero incompleta desde mi punto de vista.
Alejo Alberdi
Esos «tamaños muestrales enormes» no se ven por ninguna parte en la mayoría de los estudios que tanta atención reciben por parte de los medios de comunicación y que tantísimos titulares generan. No es infrecuente encontrar estudios con un par de decenas de sujetos (controles incluidos) que, después de recibir toda la publicidad del mundo (pues esa y no otra es su función) nunca pasan el filtro de los metaanálisis. Recuerdo una puñetera basura australiana sobre daño cerebral del cannabis, patrocinada por el NIDA, que dio la vuelta al mundo y fue tomada en consideración por la comisión clínica del PNSD en uno de sus patéticos informes y cuyo destino debería haber sido la papelera, jamás su publicación. Y, en lugar de controversia, debate y polémica, lo que hubo ante su publicación fue silencio y sumisión. En suma, no habrá ciencia sobre drogas hasta que no desaparezca el tinglado que favorece la ortodoxia y reprime la heterodoxia, con el NIDA como principal buque insignia de la seudociencia sobre drogas. Sapere aude!
Begoña García Galarza
El adicto lo es mas a la búsqueda de sensaciones que a la sustancia en si misma. Si es vacunado contra una sustancia, buscará similar sensación utilizando otra. Además podría iniciar un pulso contra la vacuna por medio del consumo exagerado de la sustancia.
¿Funcionan las vacunas contra la droga? | After drugs
[…] (Artículo completo en Cuaderno de Cultura Científica) […]
Belisario
Es que, efectivamente, la vacuna ,en el fondo lo único que hace es reproducir el mecanismo de la tolerancia en el adicto. La tolerancia (si hiciéramos una analogía de la substancia con la alergia y los alérgenos) hace que el adicto, en cierta manera se vuelva «inmune» a la substancia, necesitándose cada vez más cantidad del «alérgeno-substancia» para provocar la «reacción», pero sin suprimir ni solucionar la paradójica y (sí) enfermiza necesidad del adicto de conseguir -o intentar conseguir- esa reacción, que a la fin, es el quid de la cuestión.
lori
Hola, Oihana. Me alegra que sigas escribiendo y poder leerte luego de varios meses. En mi país, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz está desarrollando una vacuna pentavalente (cocaína, heroína, morfina, nicotina y metanfetaminas) desde hace más de una década. No comparto el optimismo en cuanto a su beneficio, por lo siguiente: las ratas en las que se ha probado no tienen acceso a otro tipo de sustancias, así que no les queda otra más que dejar el consumo; la vacuna impide el paso de las moléculas de la droga a través de la barrera hematoencefálica, pero no impide que el adicto aumente las dosis o que busque otras sustancias; las drogas que más gente matan o incapacitan son cien por ciento legales; el desarrollo de nuevas drogas de laboratorio es mucho más rápido que el de las vacunas (además, en casos de extrema urgencia incluso en casa el adicto puede encontrar alguna sustancia que «ponga» (el rush), como decimos por acá. En México, los niños y adolescentes que viven en la calle consumen solventes que son muy económicos y pueden conseguirse sin mayor problema. ¿Cómo resuelves, en este caso, el abandono o el abuso de los padres, la pobreza, la desnutrición, &&&? Los médicos del mencionado instituto suponen que con abstinencia, medicamentos y terapia breve, ¡los alcohólicos están curados! Además de que en muchos casos les recetan benzodiacepinas para lidiar con los síntomas de la abstinencia, ¡que son terriblemente adictivas! Considero que el dinero que se destina a ese tipo de estudios bien podría usarse en investigaciones serias sobre la adicción como enfermedad cerebral multifactorial. Si no, seguiremos leyendo sobre visiones reduccionistas y desinformadas como la que comparto en el link de abajo. ¡Saludos desde México!
http://www.huffingtonpost.es/johann-hari/se-ha-descubierto-la-causa_b_6569114.html
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[…] investigación en adicciones: hace unos días escribí para el Cuaderno de Cultura Científica un artículo sobre las vacunas contra las drogas, la semana pasada la revista Nature publicó una […]
Esquinazo al síndrome de abstinencia | After drugs
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Alejo Alberdi
Mi madre me solía hablar de un familiar morfinómano que cuando abandonó el hábito se pimplaba una botella de coñac al día, y también vi algún caso personalmente en los ochenta -de hecho, el interfecto acabó con el hígado hecho polvo, no por el jaco, sino por el té con ron, que bebía en cantidades asombrosas. En suma, mejor serían los programas de mantenimiento con opiáceos que estos remedios peores que la enfermedad.
guillermo
Las órbitas de los planetas parecían erráticas e ilógicas cuando se estudiaban imaginando una Tierra inmóvil. Y de repente, Copérnico va y piensa: ¿y si imaginamos que la tierra gira alrededor del sol? Y entonces las órbitas empezaron a tener sentido.
Llevo ocho años trabajando con enfermos mentales graves, muchos de los cuales consumen tóxicos. La práctica totalidad los deja. ¿Cómo? Pues gracias a un razonamiento sencillo.
A veces nos empeñamos en ir a contracorriente de la realidad, pidiendo a la realidad que se comporte como queremos, en lugar de aprovechar la fuerza natural de esa realidad.
Todas las personas tenemos una serie de necesidades. Gente que pensó mucho sobre esto resumió esas necesidades básicas en cuatro:
saberse amado, saberse válido, sentirse autónomo y sentirse incluído/en pertenencia.
Muchas de las «arenillas» conductuales disruptivas son, en el fondo, torpes movimientos en busca de esas necesidades. Será frustrante para los profesionales, y nos hará ser vividos como «enemigos» por parte del paciente, luchar contra sus necesidades.
Y en realidad, es mucho más eficaz y sencillo para todos acercar a las personas a que sacien esas necesidades de un modo más constructivo:
En lugar de hacer muros altísimos para evitar las fugas (deseo de autonomía) , crear condiciones de bienestar que no hagan desear fugarse. Hacerles partícipes del diseño de su futuro a medio plazo (preguntando, proponiendo, tomando en cuenta).
En lugar de hacer registros diarios para evitar que alguien traiga drogas (la «pseudopertenencia» que simula el cannabis, la «pseudovalidez» que simula la cocaína o el alcohol), crear circunstancias atractivas para recrearse con libertad (autonomía), tratar a quien tenga ánimo triste (amar), reforzar la autoestima (validez) con señalamientos de aspectos saludables de quien consumía tóxicos, poner ante quien ya no los consume la agradable realidad de que se puede confiar en él, y de que la convivencia (pertenencia, amor) es más grata…
guillermo
Todo esto parece teoría buenrollista. Sí, tiene ese aspecto. Hasta que uno lo ve, y comprueba con sus ojos que, a pesar de que las palabras empleadas hasta ahora tienen el tacto algodonoso de los ideales naïf, la realidad, sin palabras, muestra lo que muestra.
Altas que son fiestas de despedida. Planes grupales. Chistes en la asamblea. Naturalidad en lo cotidiano. Comida de los jueves profesionales-pacientes. Salida grupal semanal, e individual diaria. Desayuno en terraza del barrio los viernes. Satisfacción al compartir (cuando procede) con los compañeros los logros. Charlas de psicoeducación con manos levantadas. Grupos comunitarios con respuestas maduras. No trapicheos (sí, hacemos tiras de tóxicos periódicas, tampoco hay que ser ingenuos…). No fugas (sí, hay control de entradas y salidas, tampoco nacimos ayer…). Agradecimiento. Implicación…
Gente haciéndose más fuerte, llenándose por dentro.
Y preparándose para seguir luchando fuera.
¿Funcionan las vacunas contra la droga? | After Drugs_
[…] (Artículo completo en Cuaderno de Cultura Científica) […]
graciela bidir
un articulo muy interesante, incluso informativo para mi, pues no sabia que estaban experimentando vacunas en humanos. dios bendiga a esos cientificos y tengan exito!
Pablo
Bajo mi punto de vista la adicción es una enfermedad crónica que afecta a varios aspecto humanos: físicos, mentales, sociales y espirituales. Difícilmente la vacuna puede proteger contra esto. Y sino se tratan estos cuatro aspectos los adictos seguirán sufriendo a causa de su enfermedad.
Lmf
Pero las ponen ya?
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Sí, se puede vacunar contra la droga y esta vacuna contra la heroína está a punto de conseguirlo
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