Abstracción en una valva

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Hace 125 años el holandés Eugene Dubois encontró en Trinil (isla de Java, Indonesia) los restos de homínido más antiguos hallados hasta la fecha fuera de Europa, el “hombre de Java”. Su denominación científica actual es Homo erectus (hombre erguido) y se trata de la especie del género Homo que ha permanecido durante más tiempo sobre la faz de la Tierra, pues existió desde hace casi dos millones hasta hace unos 140.000 años. Es también la primera de nuestro género que vivó fuera de África, aunque no está claro si surgió en el continente africano y posteriormente se expandió hacia Asia o si surgió en este continente a partir de algún antepasado procedente de África.

valva
Los restos hallados por Dubois en Java no solamente contenían piezas de esqueletos humanos. También había restos fósiles de otras especies y, entre ellos, de almejas de agua dulce, algo normal dado que el yacimiento se encuentra en la ribera del río Solo. Esos restos se han conservado durante un siglo en el museo Naturalis de Leiden (Países Bajos), donde han sido reexaminados recientemente. Un estudiante de doctorado australiano, Stephen Munro, de visita en Leiden hace siete años descubrió una extraña marca en zigzag en una valva de almeja de la colección Dubois que, a la sazón, estaba siendo reexaminada por Josephine Joordens, de la Universidad de Leiden. La valva tiene una antigüedad aproximada de medio millón de años y la marca había sido realizada con un diente de tiburón; es profunda y fue trazada con destreza. Sin lugar a dudas y con gran diferencia, es el grabado más antiguo del que se tiene constancia realizado por un homínido. El más antiguo conocido anteriormente databa de hace 75.000 años y había sido hallado en Biombos, Sudáfrica; su autor era ya un ser humano anatómicamente moderno, Homo sapiens. Y otras posibles creaciones abstractas -como la piedra de Axlor, quizás tallada por neandertales de hace menos de 50.000 años- han sido muy discutidas por los especialistas.

La importancia del hallazgo radica en que el dibujo carece de una función instrumental. Su autor quizás pretendía decorar la valva o ensayar el trazo para aplicarlo en otra superficie. O quizás era una forma de indicar a quién pertenecía. La importancia al hallazgo radica en el hecho de que la línea en zigzag fue grabada unos 300.000 o 350.000 años antes de la aparición de los primeros seres humanos anatómicamente modernos. La marca indica, por lo tanto, que la capacidad para grabar formas abstractas se encontraba al alcance del sistema cognitivo y el dispositivo de control neuromotor de Homo erectus. El descubrimiento es importante porque hasta ahora se había pensado que Homo sapiens era la primera especie capaz de producir diseños abstractos sin una función concreta, pero dado que Homo erectus es una especie anterior, la nuestra no fue la primera.

No sabemos a qué obedeció el acto de grabar la concha, ignoramos qué tenía en mente el sujeto que lo hizo, pero no fue fruto de movimientos casuales de una mano, sino que el trazado obedeció a un propósito. Fue un acto intencionado. Una única marca es, a todas luces, insuficiente para extraer conclusiones de gran alcance y para especular acerca de un posible sentido estético de nuestros ancestros. Pero si tenemos en cuenta que la capacidad para realizar grabados geométricos se considera propia del comportamiento y capacidad cognitiva modernas, el hallazgo de una línea en zigzag grabada en una concha de almeja sugiere que quizás nos encontremos mentalmente más cerca de los anteriores representantes del género Homo de lo que pensábamos, mucho más cerca.


Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

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Este artículo fue publicado el 4/1/15 en la sección con_ciencia del diario Deia

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