Los volcanes de Venus

Naukas

imagen de la VMC con las zonas calientes (izquierda) y mapa de radar de la sonda Magallanes (derecha) (ESA/E.V. Shalygin et al.).
Imagen de la VMC con las zonas calientes (izquierda) y mapa de radar de la sonda Magallanes (derecha) (ESA/E.V. Shalygin et al.).

Se suele decir que Venus es el gemelo de la Tierra, pero en realidad es difícil encontrar un mundo más diferente a nuestro planeta. A pesar de que sus dimensiones son muy similares a la Tierra, Venus posee una densa atmósfera de dióxido de carbono con una aplastante presión superficial que ronda las 90 atmósferas y una temperatura de 480º C día y noche, cortesía de un efecto invernadero descontrolado. Sin embargo, a pesar de todo, Venus tiene algo en común con la Tierra, y es que se trata de un planeta activo.

Desde mediados de los años 80 las sondas Venera 15, Venera 16 y Magallanes lograron cartografiar la superficie del planeta en alta resolución por primera vez. No fue tarea fácil. Venus está rodeado de una espesa capa de nubes de ácido sulfúrico que impiden ver su superficie en longitudes de onda del espectro visible, por lo que estas sondas espaciales se vieron obligadas a usar radares de apertura sintética para ‘ver’ el auténtico rostro del lucero del alba. Las sondas revelaron una superficie sorprendentemente joven, prácticamente libre de cráteres. Más de un millar de montañas y estructuras geológicas semejantes a edificios volcánicos hicieron pensar a los investigadores que el vulcanismo era la principal causa que se escondía tras la inusual juventud de nuestro planeta vecino.

Pero además los científicos llegaron a una conclusión sorprendente. El vulcanismo en Venus no solo es intenso, sino que puede desencadenar episodios globales en los cuales la práctica totalidad de la superficie planetaria resulta inundada con flujos de lava. El último de estos episodios parece haber tenido lugar hace unos quinientos millones de años, una fecha relativamente reciente en términos geológicos. Pero, a pesar de estos episodios tan espectaculares, no existía evidencia alguna de la presencia de volcanes activos en Venus actualmente. El análisis de las imágenes de radar permitió determinar que las erupciones venusinas más recientes tuvieron lugar al menos hace 2,5 millones de años, pero los investigadores han sido incapaces de resolver el enigma de los volcanes activos en Venus debido a la escasa resolución de estas imágenes.

Y así estaban las cosas hasta la llegada en 2006 de la sonda Venus Express de la agencia espacial europea (ESA). Entre sus instrumentos, la sonda cuenta con el espectrómetro infrarrojo VIRTIS (Visible and Infrared Thermal Imaging Spectrometer) y la cámara VMC (Venus Monitoring Camera), capaz de obtener imágenes infrarrojas de la superficie del planeta a través de una ventana espectral (1,01 micras) en la que la atmósfera de Venus resulta transparente a esta radiación. En las imágenes de estos instrumentos las zonas más altas del planeta aparecen más frías y las más bajas más calientes. Por lo tanto, las variaciones dinámicas de calor en la superficie pueden indicar una posible erupción volcánica.

Actividad térmica transitoria en la región de Ganiki Chasma vista por la cámara VMC de la Venus Express (ESA/E.V. Shalygin et al.)
Actividad térmica transitoria en la región de Ganiki Chasma vista por la cámara VMC de la Venus Express (ESA/E.V. Shalygin et al.)

Y dicho y hecho. La cámara VMC ha detectado numerosos focos de calor transitorios en la el cañón Ganiki Chasma, una inmensa red de fallas tectónicas que nacen cerca del volcán de escudo Maat Mons, de ocho kilómetros de altura. Los focos estuvieron activos durante dos o tres días en 2008 y 2009 y se ha podido determinar que las zonas calientes tenían una superficie media de un kilómetro cuadrado y una temperatura de 830º C, es decir, unos 350º C por encima de la media superficial. El calor podría ser debido a la lava, gases calientes o a una combinación de ambos factores. No obstante, las densas nubes venusinas limitan la resolución de las imágenes de la cámara VMC, por lo que es complicado estimar el tamaño exacto de estas regiones.

La Venus Express ya pudo medir en 2006 y 2007 un incremento global y posterior disminución en la concentración de dióxido de azufre que coincide con lo esperado en una erupción volcánica, pero estas observaciones de la región de Ganiki Chasma son por el momento la mejor prueba de que Venus es en la actualidad un planeta geológicamente activo con volcanes activos. De confirmarse, ya serían tres los mundos del sistema solar donde podemos contemplar volcanes en erupción: la Tierra, Ío (un satélite de Júpiter) y Venus.

Este post ha sido realizado por Daniel Marín (@Eurekablog) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

Referencias:

E.V. Shalygin et al., «Active volcanism on Venus in the Ganiki Chasma rift zone», Geophysical Research Letters. DOI: 10.1002/2015GL064088

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