Una colaboración fructífera: The Studio – Jet Propulsion Laboratory

Fronteras

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Hace quince días hablábamos en este mismo espacio del perfil ideal que los artistas científicos deberían tener para conseguir que su trabajo fuera fructífero y provechoso para ambas partes y concluíamos pensando si era posible encontrar ese perfil ideal en nuestros días.

Es posible y de hecho existe.

El Jet Propulsion Laboratory (JPL) es un centro de investigación y desarrollo de la NASA (forma parte del Instituto de Tecnología de California que lo gestiona para la agencia espacial estadounidense), responsable de algunas de las misiones más ambiciosas, y también más espectaculares, de la agencia espacial estadounidense. En él trabajan algunos de los mejores ingenieros, astrónomos, astrofísicos y científicos del mundo.

En el año 2003, el director del JPL, Dr. Charles Elachi, realizó una visita guiada para Richard Koshalek, entonces Director del Art Centre de Pasadena y actualmente Director del Smithsonian’s Hirshhorn Museum en Washington. Al terminar el recorrido Koshalek le dijo a Elachi: «deberías contratar un artista para hacer vuestro trabajo accesible a los legos».

Para Elachi, como para el resto del personal científico del JPL, la idea de necesitar a un artista o un diseñador o a alguien alejado de su mundo para presentar su trabajo era algo si no inconcebible, digamos inesperada. Elachi sin embargo siguió el consejo de Koshalek y contrató a Dan Goods con una condición: tienes un año para hacer que esta contratación tenga sentido, para hacer valer tu trabajo.

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Goods comenzó a trabajar y a pasearse por el JPL para ofrecer sus servicios, sus capacidades, a los ingenieros de la NASA. Uno de ellos, Steve Matousek, le pidió ayuda para preparar la presentación a los miembros de la Junta de Gobierno de un proyecto muy ambicioso y en cierta manera imposible: el envío de la sonda Juno a Júpiter. Se trataba de conseguir que un proyecto a 10 años vista fuera presentado con una estética atractiva pero coherente con las propuestas de la misión, ajustada a las posibilidades reales de la ciencia y con modelos que demostraran que los planes eran de hecho realistas.

10917Como todos sabemos, el proyecto salió adelante y este año Juno entró en la órbita de Júpiter y todos hemos podido ver el éxito de esta misión.

Actualmente trabajan en The Studio 8 personas con especialidades dispares: efectos especiales en cine, arquitectura, antropología, publicidad e ilustración. Son contratados independientes, autónomos los llamaríamos en España, y cada uno de ellos gestiona un mínimo de 5 proyectos.

¿Qué ventajas tiene para la ciencia contar con un grupo de no científicos paseando por las instalaciones?

-Preguntan sin miedo. Los integrantes del Studio pueden decirles a los ingenieros cuándo no entienden algo y hacen preguntas que entre iguales, entre científicos, podrían considerarse tontas.

-A través de esas preguntas obligan a los científicos a repensar sus ideas, a enfocarlas de otra manera, a manosearlas y verlas desde fuera para intentar explicarlas.

-Este intercambio permite a los científicos acercarse a su trabajo de manera más libre, diciendo cosas que no dirían en un ambiente más de ciencia, entre iguales.

Este nuevo acercamiento no está reñido con el rigor. El propósito de los trabajos, diseños y visualizaciones de los artistas que trabajan en el Studio del JPL no es hacer la ciencia más fácil, ni más bonita. Su propósito fundamental, y la idea que guía todos los proyectos, es provocar el asombro y el interés tanto de los legos como de los propios científicos que participan en los proyectos, pero sin olvidar que en ellos se invierten millones de dólares y es fundamental mantener el rigor científico.

En los años 50, la fotógrafa Berenice Abbott fue contratada por el MIT para documentar la ciencia y las investigaciones que se estaban llevando a cabo en la prestigiosa institución. Abbott opinaba que

«Para conseguir que la ciencia tenga un amplio apoyo popular, es necesario que haya un intérprete amigable entre la ciencia y el profano. Creo que la fotografía puede ser ese portavoz, mejor que cualquier otra forma de expresión».

Casi 70 años después la ciencia sigue necesitando ese intérprete amigable del que hablaba Abbott, ese intermediario entre la ciencia y los legos, como le dijo Koshalek a Elachi, para conseguir no solo el apoyo popular que es fundamental sino también, y más importante, que los poderes políticos y económicos comprendan, asuman y arriesguen en los proyectos científicos del futuro.

El Studio del JPL ve, ahora mismo, peligrar su futuro. Elachi, el hombre que lo puso en marcha, que arriesgó al contratar a un artista para que les dijera a sus científicos e ingenieros lo que nadie les había dicho y les hiciera pensar de otra manera, se jubila el año que viene. En un par de meses habrá elecciones presidenciales en Estados Unidos y la NASA y la decisión sobre sus misiones es responsabilidad directa del Presidente; él o ella es quien decide cuál será la prioridad de la agencia espacial americana durante su mandato.

Esperemos que la política no eche por tierra esta exitosa y fructífera colaboración.

Referencias:

Infografías del JPL

La ciencia, pasión, asombro y curiosidad.

Nasa’s secret art studio: how to make rocket science beautiful

Sobre la autora: Ana Ribera (Molinos) es historiadora y cuenta con más de 15 años de experiencia en el mundo de la televisión. Es autora del blog Cosas que (me) pasan y responsable de comunicación de Pint of Science España.

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