El sistema de la difusión social de la ciencia: Motivaciones y agentes

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Motivaciones de los agentes

Los motivos por los que diferentes agentes desarrollan actividades de comunicación científica se pueden resumir en tres grandes epígrafes. Ciertos agentes las realizan por los beneficios que reportan, que pueden ser materiales (económicos) o inmateriales (prestigio). La comunicación científica es una actividad económica como cualquier otra ya que hay personas dispuestas a comprar –en formato divulgativo o informativo- contenidos de ciencia. El prestigio, como bien inmaterial, se identifica en muchos casos con una buena imagen y ésta puede conseguirse como consecuencia del desempeño de las actividades de difusión social de la ciencia. Otros agentes actúan por responsabilidad social, por los beneficios sociales que se le atribuyen. Y otros por placer (o afición), porque hay personas que disfrutan desarrollando esa labor. No hay fronteras absolutas entre esas motivaciones. Un agente puede disfrutar con una actividad que la empezó a desarrollar por responsabilidad social y que, además, le reporta un beneficio económico. Y no es extraño que quienes empiezan haciendo divulgación científica por afición acaben haciendo de ello un modo de vida.

Los agentes

Cada uno de los agentes que se señalan a continuación desarrollan su labor en el ámbito de la comunicación científica. Por regla general no actúa de forma aislada, sino que se benefician mutuamente de la colaboración de otros. Y cada uno de ellos desarrolla esa labor debido a un motivo o a un conjunto de ellos.

Medios de comunicación

Dependiendo de su carácter público o privado, la motivación para comunicar ciencia es o puede ser diferente. Los medios privados –normalmente prensa, pero también radio, principalmente- informan sobre ciencia porque interesa a cierto público y son consumidores de información científica (receptores). Para los medios se trata de lograr un rendimiento económico a esa actividad. En el caso de los medios públicos, aparte de satisfacer el interés de una parte de su audiencia, también opera la responsabilidad social. Los medios de comunicación de titularidad pública tienen una función social que cumplir como agentes al servicio de la transmisión de cultura, y la cultura científica es parte inseparable de la cultura humana.

Periodistas independientes

Los periodistas independientes actúan en el sistema de la comunicación científica por razones económicas, con independencia de que, además, consideren que se trata de una actividad socialmente necesaria y gratificante. Los diferenciamos de los medios de comunicación porque aunque su motivación es también económica, las condiciones en que desarrollan su actividad son muy diferentes. Suelen ser periodistas freelance que en ocasiones trabajan para más de un medio de comunicación.

Divulgadores profesionales

Aunque pocos, existen divulgadores científicos profesionales que trabajan de forma independiente. Son autores de libros, mantienen blogs, participan en proyectos de comunicación de empresas del sector, dictan conferencias, etc.

Museos

Hay una gran diversidad de museos e infraestructuras equivalentes. También los hay de concepciones muy distintas, variando desde planteamientos expositivos tradicionales hasta centros concebidos para interactuar con el público visitante. [Ejemplos: MUNCYT, Eureka Zientzia, Planetario, Laboratorium]

Los museos también están dirigidos a públicos amplios y, como ocurre con las exposiciones especiales, también reciben la visita de grupos de estudiantes.

Editoriales

Numerosas editoriales mantienen una colección de libros de divulgación, en ocasiones no sólo del ámbito científico, pero sí principalmente. Al igual que los medios privados de comunicación, su motivación es económica, aunque también puede serlo la búsqueda de prestigio.

Organismos públicos

Dentro de este apartado se incluyen universidades, centros de investigación y otras entidades relacionadas con el mundo de la ciencia o, en general, del conocimiento. La motivación principal es la responsabilidad social, motivación que tiene, a su vez, dos componentes. Una tiene que ver con el interés que se atribuye a la alfabetización científica de la sociedad. Y la otra es un ejercicio de transparencia, pues se entiende que la ciudadanía tiene derecho a conocer el destino que esos organismos dan a los recursos públicos que se destinan a la investigación.

Y a la responsabilidad social habría que añadir el prestigio o, quizás en el caso de estas instituciones, la imagen, que al fin y al cabo es una forma de prestigio o reputación. En la medida en que las actividades de difusión social de la ciencia tienen un alcance importante y llegan a amplios sectores de la sociedad, ello genera una buena imagen de la institución, pues para el público, el correcto desempeño de esa función es un indicador de competencia y de responsabilidad social.

Agencias de comunicación

Numerosas instituciones públicas del ámbito del conocimiento y de la ciencia -universidades y centros de investigación, principalmente- disponen de sus propios gabinetes de comunicación. Además, tanto si disponen de su propio servicio y requieren apoyo adicional como si carecen del mismo, cada vez son más las entidades que recurren a los servicios de agencias especializadas de comunicación. Aunque una agencia generalista puede ofrecer servicios de difusión científica, cada vez es más frecuente encontrarnos con agencias especializadas en materias científicas y tecnológicas.

Empresas de divulgación

Al igual que ocurre con la comunicación, y si bien por el momento se trata de un sector de escasa entidad, también en el terreno de la divulgación científica hay empresas. En algunos casos se trata de compañías especializadas en la organización de eventos; en otros, ofrecen productos de divulgación dirigidos a sectores o segmentos determinados (infancia, por ejemplo), y en otros realizan tareas de producción audiovisual, de edición de medios digitales, etc.

Asociaciones

Existen numerosas asociaciones que desarrollan tareas de difusión social de la ciencia. Unas son asociaciones culturales de carácter general [ejemplo], otras se dedican a la difusión de las ciencias experimentales [ejemplo] y otras, incluso, trabajan campos muy especializados [ejemplo]. Son asociaciones de particulares cuya principal motivación es la afición o, también, la responsabilidad social. Ejemplos especiales de asociaciones con una clara motivación de responsabilidad social son las asociaciones de escépticos, como Círculo Escéptico y ARP Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico.

Investigadores y docentes

Un buen número de investigadores, así como docentes de diferentes niveles formativos (universitarios y de bachillerato, principalmente) realizan actividades de divulgación científica. Para algunas de estas personas la actividad divulgadora ocupa una parte significativa de su tiempo y otras lo hacen de forma muy esporádica. La motivación de estas personas es la responsabilidad social, el prestigio social y el placer. Raramente se trata de una actividad remunerada. En muchas ocasiones esta tarea se enmarca en la actividad de otros agentes, como organismos públicos o medios de comunicación.

Divulgadores aficionados

Aunque no es el caso más habitual, también hay personas ajenas a las instituciones académicas u organismos de investigación que desarrollan, por placer y también por responsabilidad social, una cierta actividad de divulgación científica. Un buen número de investigadores, docentes y divulgadores aficionados engrosan las filas de las asociaciones a que se ha hecho referencia antes.


Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

4 comentarios

  • Avatar de Guillermo de Haro

    Los bienes inmateriales también son bienes económicos
    https://es.wikipedia.org/wiki/Bien_econ%C3%B3mico
    Creo que la idea que se quería transmitir era beneficio monetario. La economía no se centra exclusivamente en la compra, también en otros tipos de intercambios. Y la economía del comportamiento de hecho estudia motivaciones e incentivos de muy diverso tipo. Ejemplos:
    https://www.youtube.com/watch?v=EIcn9mzOeNg
    http://thedishonestyproject.com/film/

    Por cierto, me resulta curioso que muchas organizaciones de divulgación y/o difusión científica incluyan la tecnología entre sus contenidos pero excluyan explícitamente las ciencias sociales.
    Y echo de menos grandes divulgadores y promotores de la ciencia como el programa de televisión «Master Chef Junior» 😉

    En cualquier caso interesante serie sobre divulgación. Con ganas de llegar al capítulo dónde se habla de la medición del impacto de las acciones de difusión social…

  • Avatar de Juan Ignacio Pérez Iglesias

    Gracias Guillermo.
    Te respondo:
    (1) Nada que objetar a los del beneficio y los bienes. Tienes razón.
    (2) No dejamos de ocuparnos de ninguna materia por su adscripción disciplinar, pero para darle cabida en nuestros medios, los conocimientos que se generan han de estar basados en pruebas y han de ser contrastables y, por lo tanto, verificables o refutables. Aquí y en nuestros eventos se habla de economía, psicología, historia, lingüística, etc.
    (3) No trato de la evaluación del impacto en esta serie. Sólo la cito de pasada. De ese asunto me ocupé aquí: http://metode.cat/es/Noticias/Impacte-de-la-divulgacio-Quin-impacte
    Gracias por pasarte por aquí.
    Salud
    JI

  • Avatar de Guillermo de Haro

    Gracias por la rápida respuesta. Sobre (2) no tengo claro a quién te refieres en ese plural pero es un hecho demostrable que en algunas asociaciones, instituciones y particulares se da ese curioso efecto. En cualquier caso me alegra saber que no es el caso aquí y en vuestros eventos. Y sí, no todo a lo que algunos dicen que es ciencia lo es. Ahora que está de moda de nuevo la ciencia y la divulgación científica se nota más este efecto de «aprovecharse» o apropiarse del concepto para justificar lo injustificable.
    Me he leído (3) con interés. Te respondo aquí porque en el otro enlace no se puede (o no lo encuentro) Coincido con la idea de Mulet de que en un espacio de comunicación pública cuánto más sea posible ocupar mejor (como decía Vincent a Michael Corleone «nuestros enemigos crecen con lo que dejamos atrás») Pero porque partimos de una situación de cierta necesidad. Si los vientos cambian quizá sea necesario justificar o medir el impacto de algún modo que permita mantener los recursos. Además la «sensibilización» tiene el problema de que a cierto plazo puede llegar a «insensibilizar».
    Es cierto que desarrollar métricas no es fácil, e incluso habría que partir por definir primero las variables (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3410397/).
    Pero sí creo que existen maneras de medir la influencia, incluso a largo plazo, aunque muchas son más indirectas que las publicaciones. Piketty (por citar alguien conocido) y otros autores utilizan el cine por ejemplo. Cómo algunas películas reflejan la realidad del momento, usos y costumbres, incluso palabras específicas, para mostrar cambios provocados por la ciencia o los descubrimientos. Por cierto si no recuerdo mal en El Capital del Siglo XXI habla de Titanic, para gozo de Neil DeGrasse Tyson 🙂
    La divulgación en medios y eventos, los contenidos y la comunicación, pueden generar vocaciones (el cine y la tele lo hacen, http://mpcaaca.org/wp-content/uploads/2014/11/B08-Tucciarone-Influence-of-Popular-Television-Programming.pdf), para bien o para mal (http://www.npr.org/sections/money/2014/10/21/357629765/when-women-stopped-coding), algo que se puede medir a medio o largo plazo si se tiene en cuenta (encuestas de acceso a la universidad, solicitudes, etc.); o formar (http://kff.org/other/issue-brief/entertainment-education-and-health-in-the-united/). El impacto por medio de la aparición de términos o conceptos científicos utilizados de manera común (incluso memes) también es medible… El impacto en la cultura científica en general, medido con herramientas de cultura, antropología, lingüística. En cualquier caso un tema apasionante y amplio para tratarlo aquí así.
    Un saludo
    GdH

  • Avatar de Juan Ignacio Pérez Iglesias

    Hola Guillermo.
    Respondo:
    (1) Con el plural me refiero a la Cátedra de Cultura Científica, los medios que publica y, sobre todo, los actos que organiza. Insisto en la importancia de que las disciplinas en cuestión basen su bagaje en pruebas. Es el único criterio.
    (2) Coincido con todo lo que apuntas. Estoy convencido de que puede haber buenos indicadores del grado de interés del público por la ciencia (o por el conocimiento) y de su nivel de cultura científica. Mi objeción no va por ahí. Lo que me parece difícil o imposible es deslindar los efectos de unas y otras actividades cuando la misma población o segmento de población recibe en un espacio relativamente breve de tiempo el impacto de n actividades, siendo n un número relativamente alto. ¿Cómo sé que parte de la cultura científica de mi prima se debe a que ha visitado hace un mes un museo cuando, una semana más tarde, asistió a una charla y escucha todos los días «La mecánica del caracol» en Radio Euskadi? Soy científico. He investigado en sistemas biológicos relativamente simples, en los que he podido medir el efecto de hasta tres variables y sus interacciones sobre una función determinada. Sé las incertidumbres que rodean esa estimación. Y por eso no me creo que sea posible evaluar el impacto de cinco actividades de difusión social del conocimiento aislando el efecto de cada una de ellas. No olvidemos, además, que cada sujeto del segmento poblacional en cuestión está sometido a niveles diferentes de exposición a esas actividades. Por lo demás, claro que puedo utilizar indicadores de alcance particulares (pero eso no son verdadera medidas de impacto) e indicadores sociales de carácter general (pero eso no aísla los efectos de unas y otras actividades). Y desde luego, hasta ahora nadie me lo ha dicho.
    Salud
    JI

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