¿Nacidos para creer?

La naturaleza humana

¿Cuál es el origen de las creencias religiosas? ¿Cuál su razón de ser? ¿El tener creencias religiosas es inherente a nuestro “cableado” cerebral? ¿Las llevamos de serie? ¿Qué función cumplen?

A esas preguntas se les viene dando dos respuestas netamente diferenciadas aunque, a decir de algunos de sus defensores, no necesariamente contrapuestas. Unos sostienen que los seres humanos estamos predispuestos a creer en entes sobrenaturales, en la existencia de un propósito y un diseño para todo lo existente y en una (o varias) divinidad(es). Esta tesis se sustenta en los resultados de distintos estudios y, muy en especial, en los realizados con niños de muy corta edad, niños que muestran, en sus respuestas a determinados estímulos y cuestionarios, que están equipados con una especie de “lote” mental con esos componentes. Parece que la existencia de ese “lote” está muy relacionada con un sentido especialmente desarrollado de las relaciones causa-efecto. El que profesen una u otra religión, o incluso ninguna, sería consecuencia posterior del entorno formativo y religioso en que se educan. Según quienes promueven esta tesis, las creencias religiosas serían un subproducto del modo en que funciona nuestro cerebro. Esto es, sostienen que el fenómeno es similar a lo que ocurre con los sesgos cognitivos que dan lugar a otro tipo de creencias. Así pues, algunas de las capacidades cognitivas que nos han convertido en una especie tan exitosa, actuarían conjuntamente para crear una tendencia al pensamiento sobrenatural.

De acuerdo con la otra línea argumental, las creencias religiosas, las religiones, existen porque han ayudado a las colectividades humanas a perpetuarse en el tiempo. Esto es, existen porque han tenido valor adaptativo. Y eso puede ocurrir, por ejemplo, porque el sistema de valores compartido propio de una confesión religiosa ayuda a que el grupo se encuentre más cohesionado, y esto facilita su perdurabilidad y éxito a largo plazo. Algunos defensores de esta segunda idea consideran los sistemas de creencias como elementos culturales que se transmiten tanto horizontal (entre los miembros de una misma generación) como verticalmente (de una generación a la siguiente dentro de una misma sociedad).

Como he apuntado al comienzo, las dos líneas de pensamiento no son necesariamente contrapuestas. Quienes así opinan sostienen que hay que distinguir la causa inmediata, esto es, el hecho de que haya una base neurológica (hard-wired) para las creencias religiosas (aunque sean éstas un subproducto de otros rasgos cognitivos), de la causa última, la relacionada con su valor adaptativo. Dicho de otra forma, las religiones surgirían por una razón, pero tienen éxito, perduran y se extienden por otra. David S. Wilson, Robin Dunbar y Richard Dawkins, por ejemplo, opinan que ambos puntos de vista son perfectamente compatibles.

Y claro está, una cosa es la razón por la que la gente cree o no en un dios, y otra muy distinta si esa creencia es verdadera o falsa. Son dos asuntos, aunque pueda no parecerlo, independientes.

Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

8 comentarios

    • Avatar de Rawandi

      La variante de abrahamismo más preocupante actualmente es el islam, especialmente el islam rigorista cuya propagación está siendo financiada por las petromonarquías del Golfo pérsico.

  • Avatar de Juan Carlos

    Opino que las dos propuestas no son contrapuestas.

    Añado que en alguna ocasión he pensado que la espiritualidad defendida en la actualidad por muchos de los que no quieren abrazar ninguna religión puede hacerlos «poco adaptados» e incluso acarrearles problemas sociales, mi hipótesis se basa en una observación reiterada que me ha parecido percibir:
    Amigos míos «espiritualistas» cambian continuamente de «asociación», «colegio libre», «amigos de ese ámbito», «terapias alternativas»… al final todos dicen respetarse, pero no llegan a crear ninguna estructura social estable porque sus intuiciones/subjetividades les marca caminos distintos.
    Que conste que no juzgo que se dejen llevar por sus intuiciones (opino que hacen lo mismo que los religiosos) y que no juzgo que se autodeclaren «auténticos» (en esto se diferencia de los religiosos). Pero lo que yo he observado es que surgen «asociaciones», duran un tiempecillo (un promedio de 1 o 2 años) y cambian porque nunca cubre todas sus expectativas. Eso me ha parecido observar.

    Un saludo

    • Avatar de Rawandi

      Juan Carlos, peor sería que tus amigos se unieran a alguna «estructura social estable» como por ejemplo la Iglesia de la Cienciología, que cobra grandes cantidades de dinero a cambio de expulsar a supuestos alienígenas invisibles (espíritus incorpóreos) de los cuerpos de sus adeptos. La Cienciología no revela sus dogmas centrales a sus adeptos hasta que estos ya llevan siete u ocho años dentro del grupo y se han gastado muchos miles de dólares en diversos cursos.

      • Avatar de Juan Carlos

        Por supuesto sería peor.
        Pero eso no invalida mi hipótesis (no evaluada y por lo tanto sin ninguna validez como evidencia) de que si nos dejamos arrastrar por la espiritualidad individual quizás pongamos en peligro instituciones socializadoras.
        Un saludo

  • Avatar de Rawandi

    El origen de la religión se remonta a la escisión animista entre la mente y el cuerpo, una errónea operación mental de los humanos prehistóricos que dio lugar al concepto quimérico de mente incorpórea, es decir, el alma o espíritu. A partir de ahí, la calenturienta fantasía humana fue engendrando diversos tipos de espíritu: almas de difuntos, ángeles, dioses, duendes, etc. Los dioses son simplemente los espíritus más poderosos.

    Por supuesto, la escisión animista requiere una base neurológica, igual que todas las operaciones mentales.

  • Avatar de Iñaki

    ¿No era Protágoras de Abdera quien dijo que el hombre había creado los dioses a su medida?
    Creo que la religión surge como una necesidad de explicar y dar sentido a la existencia humana, aunque también ha sido utilizada para alienar y sojuzgar a la población.
    Opino que la ciencia nos da una visión más acertada de nuestra posición en el cosmos. ¿Es quizá la ciencia una forma (mejorada) de religión?
    Saludos.

    • Avatar de Rawandi

      Hay dos formas de «explicar y dar sentido» a nuestra existencia, a saber: el pensamiento mágico (religión) y el pensamiento racional (ciencia empírica + ética). La religión presupone la existencia de espíritus incorpóreos, mientras que el pensamiento racional niega la existencia de espíritus incorpóreos.

  • Avatar de Rafael M. Valverde

    Discrepo.
    Mucha gente, si no toda, nace atea.
    El pensamiento mágico se induce por respuestas inadecuadas a las preguntas fruto de la curiosidad infantil.
    En mi caso esa etapa fue superada con una formación POCO doctrinaria sobre los 12 a 14 años de edad.
    Mis hijos no tuvieron que pasar por esa etapa porque nos encargamos de ello.

  • Avatar de manuel fernandez lopez

    El ser humano que no es adoctrinado, puede encontrar en la razón y por tanto en la ciencia, la respuesta a las preguntas que le surjan, aunque no todas están resueltas.
    El hombre adoctrinado en una religion, puede que no se haga más preguntas (como la mayoría) y problema resuelto. Si se hace preguntas, tiene un problema pues la razón le lleva por un camino, el de la discusión y la comprensión y la religión por otro, el de la aceptación de un dogma.

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