¿Y si el cambio climático nos termina haciendo a todos más simpáticos?

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Foto: Pxhere

Tienen las personas nacidas en el sur de España fama de ser alegres, abiertas a lo nuevo, amistosas y ‘echás p’alante’, especialmente comparadas con las del norte, más reservadas, calmadas, y conservadoras. En esto se mezclan los tópicos y las costumbres. También se mezcla la ciencia: según un estudio reciente, la temperatura del lugar en el que crecemos modela nuestro hábitos y con ello nuestra personalidad.

Esto nos sorprende apenas, porque la idea de que el clima afecta a nuestro estado de ánimo no es una novedad: está demostrado que los meses de invierno, más fríos y oscuros, generan estados similares a la depresión, especialmente en países nórdicos donde la luz del sol pasa meses en los que apenas brilla, mientras que al volver el calor los ánimos se elevan y nos sentimos llenos de energía.

El nuevo estudio sugiere que la cosa tiene mucha más miga de la que creíamos, y que el clima puede incluso modelar nuestra personalidad, y esto tendría una consecuencia inesperada: ¿si sigue avanzando el cambio climático, cambiará también nuestra personalidad?

Si tuviésemos que quitar paladas de nieve para salir de casa por las mañanas, ¿seríamos más huraños? Foto: US Air Force.

Pero vayamos por partes. Investigaciones anteriores ya habían señalado que muchos aspectos de la personalidad humana varían de una región geográfica a otra: unas culturas son más acogedoras que otras, unas disfrutan más las actividades en el exterior que otras, unas disfrutan más relacionándose con otras personas que otras… Las causas de estas diferencias era lo que aun estaba por aclarar.

Una posible explicación es la temperatura media a la que viven las distintas culturas. Eso es lo que apunta este estudio, realizado por científicos de la Universidad de Pekín: que puesto que la temperatura es una cosa que varía de forma muy marcada a lo ancho y sobre todo a lo alto del globo, impacta en la personalidad de la gente a través de su influencia en sus hábitos cotidianos. No se trata, según los autores, de mirar simplemente si las personas han crecido en climas fríos o calientes; también de si lo han hecho en climas templados (unos 22 grados de media) o extremos, ya sea por arriba o por abajo.

El paper contempla de hecho dos estudios distintos, llevados a cabo en dos países enormes pero muy diferentes, Estados Unidos y China, para evitar que en las conclusiones se mezclasen otros factores, como las diferencias culturales o económicas que también pudiesen afectar a la personalidad de las personas. Analizaron datos de 5.500 personas de 59 ciudades chinas diferentes, y de 1,66 millones de personas de 12.500 códigos postales estadounidenses. Trazaron relaciones entre sus respuestas a tests de personalidad y las temperaturas medias de los lugares donde habían crecido.

Mapa mundial de temperaturas medias

Los resultados mostraron que las personas crecidas en climas con temperaturas templadas eran generalmente más afables, responsables, emocionalmente estables, extrovertidos y abiertos a nuevas experiencias, y que lo eran en ambos países sin importar su edad, género o ingresos económicos.

«Crecer en temperaturas cercanas a la comodidad psicofisiológica óptima anima a los individuos a pasar más tiempo en el exterior, y por tanto influye en su personalidad», concluyen los autores.

Claro que aun hay algunas cosas a tomar con cautela en este tema. Por ejemplo, el estudio señala los habitantes de regiones chinas con climas más duros (Heilongjiang, Xinjang o Shandong ) son más colectivistas y se preocupan más por la comunidad, en comparación con sus compatriotas de zonas más templados (Sichuan, Guangdong o Fujian); mientras que los habitantes estadounidenses de zonas más extremas (Dakota del Norte y del Sur, Montana o Minnesota) son más individualistas que sus compatriotas de zonas más templadas (Hawaii, Luisiana, California o Florida).

¿Nos hará el cambio climático más simpáticos, abiertos y emocionalmente estables? Foto: Pxhere

Esto pone de manifiesto que el clima no es la única variable, y que también las condiciones económicas, entre otras muchas cosas, parecen tener algún impacto en cómo somos.

No es solamente que la relación entre clima y personalidad no sea todopoderosa. Es que insinuar que lo es nos pone ante una situación un poco incómoda: ¿si el clima moldea nuestra personalidad, y el clima está cambiando, cambiará nuestra personalidad con él? ¿Nos encaminamos hacia un mundo en el que todos seremos más afables, extrovertidos y aventureros? ¿Tan maleables resultamos por la temperatura?

Los autores son conscientes de este problema, y dejan la puerta abierta a seguir investigando: «a medida que el cambio climático continúa a través del mundo, podríamos observar cambios asociados en la personalidad humana. Las preguntas sobre la extensión de esos cambios esperan respuesta en futuras investigaciones».

Referencia:

Wenqi Wei, Jackson G. Lu, Lei Wang. Regional ambient temperature is associated with human personality. Nature Human behaviour, 27 de noviembre de 2017. doi: 10.1038/s41562-017-0240-0

Sobre la autora: Rocío Pérez Benavente (@galatea128) es periodista

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