Con todos ustedes, bajo estas líneas, el escarabajo acuático Grouvellinus leonardodicaprioi, bautizado como habrán podido deducir mis avezados lectores, en honor del actor Leonardo DiCaprio como homenaje a su activismo en favor de la conservación del medio ambiente y para conmemorar el 20 aniversario de la Leonardo DiCaprio Foundation, creada por el actor con este fin.
Este recién descubierto escarabajo fue encontrado en la cascada en la remota zona de Maliau Basin, en el Borneo Malasio, y su descubrimiento es un logro de la llamada ciencia ciudadana: fue un grupo de excursionistas aficionados el que encontró el espécimen nunca antes descrito. En total descubrieron tres nuevas especies de escarabajos acuáticos, y uno de ellos quisieron dedicarlo a DiCaprio, que ha dedicado sus esfuerzos a proteger el medio ambiente, y en concreto los hábitats vírgenes e inexplorados, como el propio lugar donde su escarabajo vive. «Pequeño y negro, este nuevo escarabajo nunca ganará un Oscar por su carisma, pero en la conservación de la biodiversidad, todas las criaturas cuentan», ha dicho la entomóloga Iva Njunjic.
Permítanme que les presente a otra amiga. Pueden verla al comienzo de este texto y si se fijan bien en su aspecto quizá puedan adivinar su nombre. Presten atención sobre todo a esas escamas pálidas sobre su cabeza y a su parecido con el proceloso flequillo del hombre a su lado: están ustedes ante un ejemplar de Neopalpa donaldtrumpi bautizada, como no podía ser de otra manera, en recuerdo del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Pero esperen, que traigo más amigos a esta pequeña reunión nuestra. Esta curiosa avispa se llama Aleiodes shakirae en honor a la cantante colombiana Shakira. No es porque se le parezca, o porque Shakira haya hecho nada concreto por ella y su entorno. No, en este caso el homenaje se debe a que «el parasitismo por esta especie causa que la oruga anfitriona doble y retuerza su abdomen de forma muy particular, y Shakira también es famosa por su habilidad en la danza del vientre», explicaban los bautizadores del insecto.
Y aquí está la araña Aphonopelma johnnycashi. Dado que se puede encontrar en los alrededores de la prisión Folsom, en California, y que los machos a partir de determinada edad son de color negro completamente, sus descubridores decidieron que no había nombre más apropiado para esta especie que un homenaje al cantante Johnny Cash. Y yo coincido en ese juicio.
En 2005 este simpático lemur fue descrito por primera vez y bautizado como Avahi cleesei en honor al actor inglés John Cleese, que en la película Criaturas feroces interpretaba a un cuidador de lemures y que después dio voz y presentó a un afamado documental sobre estos animales.
Para no extenderme, pero no queriendo dejar a nadie atrás, dejad simplemente que mencione a los trilobites Avalanchurus simoni y Avalanchurus garfunkeli (en homenaje a Simon y Garfunkel), al escarabajo Cheguevaria (que recuerda al Che Guevara), al pterosaurio Coloborhynchus spielbergi (bautizada en honor al director Steven Spielbergh), la araña Filistata maguirei (para recordar a Tobey Maguire, actor en tres películas de Spiderman), el mamífero extinto Gagadón (que homenajea a Lady Gaga), la polilla Hellinsia pizarroi (que recuerda al conquistador Francisco Pizarro) o la rana Hyloscirtus princecharlesi (en honor al príncipe Carlos de Inglaterra).
¿Cómo se bautiza a una especie?
Imaginarse a una polilla con un pelucón a lo Donald Trump tiene su gracia. ¿Cómo se convierte eso en el nombre oficial de una nueva especie?
Lo primero que hace falta es asegurarse de que lo que tenemos entre manos es efectivamente una nueva especie lista para ser bautizada. Para eso hace falta designar un holotipo, esto es, un ejemplar que sirva como identificación de esa nueva especie descubierta. También son de ayuda los paratipos, ejemplares complementarios, por ejemplo un macho si el holotipo es una hembra, o una cría de la misma especie, de forma que se puedan reunir y observar todas las características distintivas de la especie descubierta.
Normalmente estos especímenes se conservan en un lugar donde puedan ser examinados por otros científicos, a fin de determinar con seguridad si se trata de una especie nueva o no. La taxonomía es una disciplina en constante discusión y reexaminación, y no son pocas las veces que un ejemplar ha obtenido y perdido después el estatus de especie independiente.
También hace falta una descripción: una recolección de las características que dan forma a una nueva especie. Y aquí las cosas pueden empezar a ponerse delicadas porque el ojo y las palabras son muchas veces subjetivos y por tanto dificultan la diferenciación ente dos animales lo suficientemente parecidos. Características contables, como el número de vértebras o de crías en cada camada, por ejemplo, son aquí más útiles que la descripción de colores o de cantos.
Una vez seguros de que lo descubierto es una especie nueva, entonces llega el momento de nombrarla, puesto que lo que no se nombra no existe. El nombre de una especie (por ejemplo, Homo sapiens) está compuesto por el género al que pertenece (Homo) y después por el apelativo concreto que la identifica (sapiens), ambos latinizados. El proceso de bautizar una nueva especie se completa cuando el nombre y descripción se publica de forma que quede internacionalmente accesible y sea consultable. Esto antes implicaba a revistas científicas de renombre, pero ahora internet ha hecho las cosas más fáciles. Curiosamente el proceso por el que se otorga nombre a nuevas especies es uno de los pocos relacionados con la ciencia que no depende del peer-review, lo que en ocasiones causa confusión si dos nombres se parecen demasiado o si algún nombre no se clasifica correctamente dentro de su género.
Bautizar una especie con el nombre de un famoso: más allá del chascarrillo
Los científicos llevan bautizando animales con nombres de famosos desde el siglo XVIII. Carl Linnaeus, científico suizo que sentó las bases de la taxonomía actual, lo hacía ya para ganarse el favor, y con ello el dinero, de los patrones ricos que así podían ayudarle a continuar con sus investigaciones.
Algo parecido ocurre hoy: el descubridor de la abeja Scaptia beyonceae sabía perfectamente que relacionando el trasero redondeado y dorado de este animal con el de la cantante Beyoncé se asegura la atención del público, aunque sea solo durante unos pocos pero valiosos segundos. Se trata por tanto de llamar la atención para que, junto con el chistecito del nombre y la gracia que nos hace latinizar el nombre de Shakira hablemos también de algunas de las características de la avispa que ahora lleva su nombre, del hábitat en el que vive el animal en cuestión, de los riesgos que la amenazan, de los esfuerzos de conservación que se realizan pero aun más de los que todavía tenemos que hacer.
Así que se trata de marketing: una estrategia para conseguir que se hable de sus animales, su trabajo (lo que puede a su vez convertirse en más fondos para su investigación) y la conservación del medio ambiente. Hace unas semanas hablábamos aquí mismo de cómo el marketing es una buena opción para la supervivencia de especies que no son majestuosas como un águila o imponentes como un gorila. Los animales feos, sosos o desagradables pueden beneficiarse de una buena campaña de comunicación. Y si eso incluye ser bautizado en honor a Donald Trump, habrá que hacer de tripas corazón y llevar el nombre con dignidad. O con toda la dignidad posible.
Referencias:
Three new species of Grouvellinus Champion, 1923 from Maliau Basin, Sabah, Borneo, discovered by citizen scientists during the first Taxon Expedition – Hendrik Freitag, Clister V. Pangantihon, Iva Njunjić.ZooKeys, 2018; 754: 1 DOI: 10.3897/zookeys.754.24276
How a new species is named – Dr. David Hone, The Guardian
List of organisms named after famous people – Wikipedia
It’s funny to name species after celebrities, but there’s a serious side too – Kevin Thiele, The Conversation
Sobre la autora: Rocío Pérez Benavente (@galatea128) es periodista
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