Hace 16 años ya: el hundimiento del Prestige

Ciencia infusa

May day, may day. Soy el capitán del Prestige, un petrolero de 243 metros de eslora que transporta 77000 toneladas de fuel desde el Báltico con destino a Gibraltar. Perdimos el control y estamos escorados 25 grados a estribor. Necesito ayuda para evacuar a la tripulación.”

Capitán Apostolos Mangouras, 14.15 horas, 13 de noviembre de 2002.

El petrolero Prestige se hundió el 19 de noviembre de 2002, entre las 11.45 y las 16.18 horas.

El último resto del Prestige yace bajo el fondo del mar desde las 16.18 de ayer, a unas 133 millas marinas (250 kilómetros) de la costa gallega… A las ocho de la mañana se partió en dos. A las 11.45 se hundió la popa, y cuatro horas y media después el Atlántico terminó de tragarse la proa.”

El País, 20 de noviembre de 2002.

No se puede hablar de marea negra, son manchas negras y dispersas.”

José Luis López Sors, Director General de la Marina Mercante. 17 de noviembre de 2002.

Se piensa que el fuel está aún enfriándose, salen unos pequeños hilitos, hay cuatro en concreto, los que se han visto, cuatro regueros solidificados con aspecto de plastilina en estiramiento vertical.”

Mariano Rajoy, Vicepresidente del Gobierno. 5 de diciembre de 2002.

El 13 de noviembre de 2002 se recibió el primer aviso del Prestige: fue la primera petición de ayuda. Se encontraba frente a las costas de Galicia, luchando con un fuerte temporal. Seis días más tarde, el 19 de noviembre, se hundió a unos 250 kilómetros al oeste de la costa gallega. Ahora, estos días de noviembre, celebramos el 16 aniversario de la catástrofe que provocó el vertido y el desastre ambiental que todos conocemos. Vamos a repasar algunos aspectos de las consecuencias que tuvo el accidente en el futuro o, mejor, en nuestro presente.

Hasta 2007, cinco años después del hundimiento, más de 300 investigadores de 42 centros de investigación colaboraron en proyectos relacionados con el Prestige. Organizaron 45 campañas de muestreos y recorrieron más de 2000 kilómetros de costa, en 10 barcos y durante 170 días. Nueve de esos investigadores eran de la UPV/EHU.

La primera conclusión de todos estos estudios, tal como cuentan Beatriz Morales Nin y sus colegas, de la Universidad de las Islas Baleares, es de sorpresa y alivio. A pesar de las alarmas que se activaron en muchos sectores afectados por el fuel vertido por el petrolero, el océano y las costas se recuperaron con una rapidez inesperada. Sin embargo, los científicos avisaron de que no hay que descuidar la vigilancia en el futuro pues, para esa fecha, en 2007, no se conocía, ni se conoce en la actualidad, donde están parte de las 77000 toneladas que llevaba el petrolero. Y pueden afectar a los ecosistemas en el futuro, aunque sea, como alguno aseguró en rueda de prensa, plastilina y no chapapote.

Galicia es una región a vigilar con un seguimiento continuo. Ha sufrido ocho episodios de vertidos de petróleo y productos químicos y, por ello, es la región costera del mundo con el mayor número de accidentes de este tipo. El primero de esta serie fue el Yanxilas en 1965, y el último el Prestige en 2002.

Entre los estudios sobre los efectos del fuel derramado por el Prestige, nos sirven de ejemplo los muestreos de mejillones que, desde el norte de Portugal, por el Cantábrico y hasta la costa de Francia, mostraron que el impacto más fuerte se detectó cerca de puertos como Avilés, Gijón, Santander o Bilbao, y en las zonas más cercanas al vertido, como la Costa da Morte y Corrubedo en Galicia. Pero la concentración de productos del fuel del Prestige descendió a los pocos meses del vertido. Además, no es posible comparar con datos anteriores al vertido para certificar la recuperación del medio pues esos datos, en la mayoría de los casos, no existen pues no había estudios ni seguimientos detallados anteriores.

A los dos años, en 2003 y 2004, los mejillones mostraban recuperación en varios marcadores de células y tejidos, según el grupo de Miren Cajaraville, de la UPV/EHU. Los animales proceden de 22 puntos de muestreo en las costas de Galicia y del Cantábrico. Una revisión de los datos del ecosistema marino recogidos entre 2003 y 2006, y con cinco índices diferentes de salud ambiental tratados en conjunto por el grupo de Ionan Marigómez, de la UPV/EHU, confirma la recuperación de los mejillones.

Esta disminución de concentraciones también la ha detectado el grupo de Dario Monaco, de la Universidad de Nápoles. Después del accidente, la concentración de petróleo en el fondo y en la superficie, en las costas de Galicia, era de 300 kilogramos por metro cuadrado en enero de 2003. Casi dos años después, en octubre de 2004, había bajado a 0.5 kilogramos por metro cuadrado. Como otras autores, avisan de que, aunque bajen las concentraciones, no se sabe donde está el petróleo que falta del vertido del Prestige, aunque, añaden, expertos y pescadores lo han visto en el fondo del mar y cerca de la costa.

Los autores han medido las concentraciones de hidrocarburos y metales pesados en las rías de Vigo y Pontevedra y en las islas Cíes. Los resultados indican que las mayores concentraciones se encuentran en la mitad interior de las rías y su origen está en la actividad humana habitual y no en vertidos grandes.

Un resultado similar ha encontrado en el estuario de Urdaibai el grupo de Eunate Puy, de la UPV/EHU. La contaminación por hidrocarburos en las rías de Galicia y en Urdaibai es habitual en muchos estuarios por la actividad humana. Los autores de la investigación de Galicia recomiendan un seguimiento continuo para detectar vertidos e iniciar, si se considera necesario, procesos de estudio y recuperación de los ecosistemas.

Entre los métodos de futuro, quizá ya en el presente, para el seguimiento y detectar y controlar los vertidos está la ciencia ciudadana tal como proponen Kieran Hyder y sus colegas, del Centro de Ciencias del Ambiente, Pesquerías y Acuicultura de Lowestoft, en Inglaterra. Los programas de detección de ciencia ciudadana, con la participación de muchas personas interesadas, son muy útiles para los vertidos en pequeña escala o los de mayor importancia pero con dispersión del contaminante en muchas manchas pequeñas, tal como ocurrió con el chapapote del Prestige (quizá a esto se refería López Sors en sus proféticas declaraciones). Estos vertidos dispersos a menudo no son detectados y son igualmente dañinos para el ambiente.

Siempre queda el riesgo de que la catástrofe se repita. Como decía al principio, entre 1965 y 2002, son ocho los vertidos graves desde buques que han contaminado las costas de Galicia. Es decir, uno cada casi cinco años y, por ello, estadísticamente ya toca otro accidente. Javier Fernández Macho, de la UPV/EHU, ha elaborado un índice que calcula el riesgo de vertidos en las costas europeas. Ha utilizado datos de 301 accidentes, ocurridos entre 1970 y 2014, en 156 regiones costeras de Europa.

De las 25 regiones con más riesgo, 20 están en Gran Bretaña, un grupo de islas cercano al continente y con muchos puertos y gran movimiento de barcos. Galicia y el estrecho de Gibraltar están entre las regiones con más riesgo de vertidos, también por el numeroso tráfico y, además, muchos de los barcos transportan productos contaminantes y peligrosos.

Para terminar, el coste económico del accidente del Prestige en Galicia tal como lo ha calculado María Loureiro y su grupo, de la Universidad de Santiago. Es un estudio fechado en 2006 y suma las pérdidas y gastos a corto plazo de los sectores económicos afectados, por la limpieza y recuperación, y por los daños ambientales conocidos en esa fecha.

El total es de algo más de 770 millones de euros, con el valor del euro de 2001. Recomiendan comparar esta cifra de gasto con los fondos que costaría la aplicación de medidas preventivas y de otros planes que eviten o mitiguen los vertidos. Otro estudio, publicado en las mismas fechas, y centrado en el sector pesquero de la Ría de Vigo, da cifras parecidas. Publicado por Dolores Garza y su grupo, de la Universidad de Vigo, calcula que, solo en el año 2003, las pérdidas alcanzan los 100 millones de euros.

Todavía quedan por conocer, y los grupos de investigación está en ello, los daños a largo plazo, tal como nos enseña el accidente del petrolero Exxon Valdez en las costas de Alaska, que ocurrió en 1989, y casi 30 años después todavía se observan daños en organismos marinos. Como recordaba antes, el petróleo del Prestige, o por lo menos mucho de ese petróleo, todavía está en el mar, casi seguro en el fondo, y sigue descargando compuestos peligrosos en el océano que, es fácil suponer, siguen influyendo en el funcionamiento de especies y ecosistemas.

Referencias:

Cajaraville, M.P. et al. 2006. Signs of recovery of mussels health two years after the Prestige oil spill. Marine Environmental Research Suppl 1: S337-S341.

Fernández Macho, J. 2016. Risk assessment for marine spills along European coast lines. Marine Pollution Bulletin doi: 10.1016/j.marpolbul.2016.09.015

Garza, M.D. et al. 2006. Assessment of economic damages from the Prestige oil spill. Marine Policy 30: 544-551.

Hyder, K. et al. 2017. The role of citizen science in monitoring small-scale pollution events. Marine Pollution Bulletin 120: 51-57.

Loureiro, M.L. et al. 2006. Estimated costs and admisible claims linked to the Prestige oil spill. Ecological Economics 59: 48-63.

Marigómez, I. et al. 2013. Marine ecosystem health status assessment through integrative biomarker indices: a comparative study after the Prestige oil spill “Mussel Watch”. Ecotoxicology 22: 486-505.

Monaco, D. et al. 2017. Spatial distribution of heavy hydrocarbons, PAHs and metals in polluted sea. The case of “Galicia”, Spain. Marine Pollution Bulletin doi: 10.1016/j.marpolbul.2017.06.003

Morales Nin, B. et al. 2007. Ciencia & Prestige. La investigación desarrollada a raíz del accidente del Prestige. Oficina Técnica de Vertidos Marinos. Universidad de Vigo. 67 pp.

Puy Azurmendi, E. et al. 2010. Origin and distribution of polycyclic aromatic hydrocarbon pollution in sediment and fish from the Biosphere Reserve of Urdaibai (Bay of Biscay, Basque country, Spain). Marine Environmental Research 70: 142-149.

Sobre el autor: Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.

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