El Brexit dañará el sistema cardiovascular de los británicos

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Fuente: REUTERS / Peter Nicholls

Una investigación dirigida por Christopher Millett del Imperial College de Londres y publicada en la revista British Medical Journal, ha llegado a la conclusión de que la salida del Reino Unido de la Unión Europea provocará un aumento del número de muertes debidas a enfermedades cardiovasculares. El estudio analiza los efectos que tendría sobre la salud cardiovascular la previsible disminución del consumo de frutas y verduras que ocasionará el también previsible encarecimiento de esos alimentos. Dependiendo de la forma en que se produzca la salida, las estimaciones de fallecimientos adicionales entre los años 2.021 y 2.030 se encuentran entre un 0,6 y un 1,7% del total de muertes por enfermedad cardiovascular.

Los investigadores han analizado cuatro posibles escenarios. El primero es el que se derivaría de un acuerdo con la UE y terceros países en virtud del cual no se aplicarían tarifas aduaneras a los estados de la Unión ni a la mitad de aquellos con los que existen acuerdos comerciales en la actualidad. En el segundo también se produciría un acuerdo de libre comercio con la UE, pero sí se aplicarían aranceles a los vegetales procedentes de terceros países. El tercer escenario es el más desfavorable pues supondría una salida sin acuerdo y la implantación de barreras comerciales con los países de la Unión y aquellos con los que esta mantiene tratados de libre comercio. El cuarto es el que se produciría si el Reino Unido eliminase los aranceles comerciales con todos los países. En todos los casos se asume que se producirían subidas de precios derivados de un aumento en los costes de transacción originados por los mayores controles fronterizos. Los costes arancelarios variarían en función de los acuerdos que se alcanzasen.

Los investigadores han contado con las herramientas estadísticas necesarias para estimar la magnitud de la reducción en el consumo de los alimentos frescos de origen vegetal en función de los aumentos de precios. Y también disponen de modelos que relacionan el riesgo cardiovascular con el consumo de esos alimentos. A partir de todo ello han estimado que se producirían entre 4160 muertes adicionales (0,6% de las provocadas por enfermedad cardiovascular) en el supuesto de una eliminación de todos los aranceles (mejor escenario), y 12400 (1,7% de las debidas a enfermedad cardiovascular) en el de un Brexit sin acuerdo y con barreras arancelarias a la importación de alimentos vegetales (peor escenario).

Habrá quien ponga en duda que el precio de los alimentos tenga efectos sobre la salud. Pero los tiene. De hecho, ya sabíamos, por ejemplo, que los aumentos del precio de frutas y verduras provocan elevaciones en la concentración sanguínea del colesterol de baja y muy baja densidad, el conocido como “colesterol malo”. Esto no es anecdótico. Y no debe extrañar que esos efectos tengan incluso mayor alcance.

Como era previsible, el estudio ha generado debate entre los partidarios del Brexit y sus adversarios, y los propios autores han opuesto sus argumentos a las críticas recibidas. No obstante, consideraciones de este tipo no van a provocar cambios en la opinión del público británico y sus representantes políticos acerca del Brexit.

Con todo, lo interesante del estudio es el constatar que los sistemas de salud y la comunidad científica disponen de información sobre el efecto que pueden tener las decisiones políticas y económicas que toman los gobiernos en aspectos relevantes de la salud y la vida de las personas. Las políticas sanitarias afectan a la salud de la población, por supuesto. Pero las decisiones que inciden en el precio de los alimentos también lo hacen. Constatar este hecho es importante.

Referencias:

Seferidi P, Laverty AA, Pearson-Stuttard J, et al: Impacts of Brexit on fruit and vegetable intake and cardiovascular disease in England: a modelling study. BMJ Open 2019; 9:e026966. doi: 10.1136/bmjopen-2018-026966

Rahkovsky I & Gregory C A: Food prices and blood cholesterol. Economics and Human Biology 2013; Vol 11 (1): 95-107. https://doi.org/10.1016/j.ehb.2012.01.004


Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

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