Las bolsas de plástico son las que peor reputación tienen. Esto sucede porque a menudo se juzga la sostenibilidad de las bolsas y su impacto medioambiental solo en función de si el material es fácilmente biodegradable. Sale ganando la bolsa de papel porque imaginamos que, si la tirásemos en el monte o al mar, se biodegradaría en poco tiempo. Sin embargo, este análisis es superficial e incompleto. No se está teniendo el cuenta el ciclo de vida de la bolsa: qué impacto medioambiental tiene su fabricación, cuánta energía se usa en su producción y transporte, cómo se conserva, si se reutiliza, cuánto tiempo de vida útil tiene…
Todos estos parámetros se han analizado científicamente y, para sorpresa de muchos, las bolsas de algodón y de papel no salen mejor paradas que las de plástico.
El análisis de ciclo de vida, ACV (LCA en inglés) es un balance ecológico con el que se evalúa el impacto ambiental de un producto durante todas las etapas de su existencia, desde la extracción de materias primas, la producción, la distribución, el uso, la posible reutilización, el reciclaje, la valorización y la gestión de residuos.
Las bolsas de plástico de polietileno surgieron en los años 60 como una alternativa sostenible a las bolsas de papel que se usaban tradicionalmente. El coste energético de fabricación es irrisorio en comparación con el papel, se usa una fracción residual de petróleo que no es útil como combustible, no implica tala de árboles, es más resistente y pesa diez veces menos que el papel, por lo que la huella de carbono derivada del transporte también se reduce diez veces. Todo parecían ventajas. Lo que no se esperaba es que se usasen de forma tan irresponsable.
Cada persona gasta de media 180 bolsas de plástico al año. En 2008 la media en España era de 300 bolsas por habitante y año, dato que se ha reducido más del 60% gracias a la reutilización, principalmente animada por campañas de concienciación medioambiental y por el cobro obligatorio de las bolsas.
El plástico es un material inerte y duradero, lo que en principio es ventajoso. Pero la realidad es que el 80% de los residuos que llegan al mar son plásticos. Cada año llegan al mar unos ocho millones de toneladas de plástico. China, Indonesia y Filipinas encabezan la clasificación de los países que más cantidad arrojan, y los 20 primeros –todos en Asia y África, excepto Estados Unidos y Brasil– son responsables del 83% del plástico mal gestionado que puede acabar en el mar. De todo el plástico que llega al mar, el 1,5% se ha convertido en microplásticos, se ha ido fragmentando hasta transformarse en pedazos tan pequeños que son muy difíciles de eliminar.
El plástico llega al mar porque no se está reciclando ni destruyendo como es debido. En España solo el 66,5% del plástico se recicla y el 12% se incinera para obtener energía.
Con respecto al la influencia sobre el cambio climático podemos hacer un cálculo que nos permite saber la cantidad de CO2 emitido por el uso de bolsas de plástico, incluyendo su incineración. Una bolsa de plástico tiene una masa de entre 4 y 8 g. Cada persona gasta unas 180 bolsas de plástico al año, mayoritariamente de polietileno. Haciendo los cálculos estequiométricos, el uso de bolsas de plástico supone un aporte de 340 g de CO2 al año por individuo. En comparación con el transporte esto es muy poco: desplazarse en coche sólo 3 o 4 km (dependiendo del modelo) también produce 340 g de CO2.
Haciendo el análisis del ciclo de vida (ACV) de las bolsas de plástico convencionales comparadas con las de papel, sale ganando ampliamente la bolsa de plástico. La producción y consumo de papel tienen un fuerte impacto ambiental y social sobre el planeta. La industria papelera y de celulosa ocupa el quinto lugar del sector industrial en consumo mundial de energía, y utiliza más agua por cada tonelada producida que cualquier otra industria. También, la industria papelera se encuentra entre los mayores generadores de contaminantes del aire y del agua, así como gases de efecto invernadero responsables del cambio climático. Tendríamos que reutilizar la bolsa de papel tres veces para que su impacto medioambiental sea equivalente al de una bolsa de plástico convencional. Es decir, usar y tirar una bolsa de plástico tiene un impacto medioambiental tres veces menor que hacerlo con una de papel. Si además reutilizamos la bolsa de plástico una sola vez, aunque solo sea para contener basura, el impacto será 6 veces menor que el de la bolsa de papel.
Si analizamos el ciclo de vida (ACV) de las bolsas de algodón, su impacto medioambiental es el más dañino de todos. El algodón se cultiva de forma intensiva, necesita de mucho terreno, un importante gasto energético y su transformación en tejido emite, entre otras sustancias nocivas, gases de efecto invernadero. Producir 1 kg de tejido de algodón requiere más de 40.000 litros de agua en promedio, una sed mucho mayor que la de cualquier vegetal e incluso la mayoría de las carnes. A diferencia del papel, también hay que tener en cuenta que el algodón no se recicla en la mayoría de los países.
A esto hay que añadir que las bolsas de algodón son la opción menos higiénica. El algodón es un material que puede ser colonizado por microorganismos patógenos, por lo que no debería ponerse en contacto directo con alimentos, y debería lavarse con la misma asiduidad y a la misma temperatura que los trapos de cocina. El gasto energético y el impacto medioambiental derivado de su uso es sustancial.
En comparación, una bolsa de algodón habría que utilizarla 131 veces para que su impacto medioambiental fuese equiparable al de la bolsa de plástico convencional.
La única forma en la que una bolsa de tela es más sostenible que una de papel es usándola muchas veces a lo largo de mucho tiempo. Y tener dos o tres bolsas de algodón, no decenas. Lo mismo podría decirse de las bolsas de papel. Sin embargo, las bolsas de papel no resisten tantas reutilizaciones, principalmente porque se contaminan, no son lavables y se descomponen con la humedad.
Analizando toda la evidencia científica de la que disponemos, las bolsas de plástico son la opción más sostenible. Si además las reutilizamos y las llevamos al contenedor adecuado (en España es el contenedor amarillo), el impacto medioambiental será todavía menor. En la actualidad ya hay superficies comerciales en las que ofrecen bolsas reutilizables de plástico de poliéster para frutas y verduras, más sostenibles que las habituales de polietileno de baja densidad.
La opción más sostenible de todas es la que engloba las bondades del plástico y las del uso responsable que solemos hacer con las de algodón, que se prestan a un mayor número de reutilizaciones. Las bolsas de rafia, por ejemplo, que son un tejido de plástico de polietileno y propileno, son muy resistentes, estéticas e higiénicas. También lo son las de poliéster, como la «puto plástico» de la foto que, irónicamente también es de plástico.
Fuentes:
Lewis, H., Verghese, K., & Fitzpatrick, L. (2010). Evaluating the sustainability impacts of packaging: the plastic carry bag dilemma. Packaging Technology and Science: An International Journal, 23(3), 145-160.
Edwards, C., & Fry, J. M. (2011). Life cycle assessment of supermarket carrier bags. Environment Agency, Horizon House, Deanery Road, Bristol, BS1 5AH.
Bell, K., & Cave, S. (2015). Comparison of Environmental Impact of Plastic, Paper and Cloth Bags. Research and Library Service Briefing Note, Northern Ireland Assembly
Interim Review os the Plastic Shopping Bags Ban. ACT Government. 2012.
Hyder Consulting, LCA of shopping bag alternatives: Final report, Zero Waste South Australia, August 2009, p.3
Daniel Montoya. Plastic bags: an update. NSW Parliamentary Research Service April 2013
The Danish Environmental Protection Agency (2018). Life Cycle Assessment of grocery carrier bags.
Brian Halweil y Lisa Mastny. Informe anual del Worldwatch Institute sobre progreso hacia una sociedad sostenible. Ed. Icaria, Noruega, 2004.
Advancing Sustainable Materials Management: 25Fact Sheet Assessing Trends in Material Generation, Recycling, Composting, Combustion with Energy Recovery and Landfilling in the United States July 2018
Sobre la autora: Déborah García Bello es química y divulgadora científica
Ocelle Mi
No tenemos una cultura de reciclar correctamente.
Julián
Lo ideal es reutilizar y reciclar pero con los datos en este articulo queda claro que con que las bolsas de plástico no queden libres en el ambiente es suficiente para disminuir su impacto al ambiente comparado con las de papel y algodón. Como mínimo tenemos que ser responsables de que todo el plástico que se deseche y no se recicle vaya a los rellenos sanitarios o se incinere.
Luisa Valencia
¿Por qué es diferente?
Cristina
Gran artículo, interesantísimo! Felicidades!!!
Buenaventura
Muy interesante la información. Yo creo que, básicamente, solo hay dos opciones: 1)la toma de conciencia individual, y la educación para las generaciones que vienen, lo cual podría llevar un tiempo que ya no tenemos y 2)la prohibición por parte de los Estados de cualquier material, proceso industrial o mal uso que resulte dañino para el planeta, lo cual chocaría frontalmente con el ideario neoliberal dominante y la sagrada «libertad de mercado» o sea de especular y mercadear con cualquier cosa, aunque sólo beneficie a unos pocos y perjudique al resto de la sociedad. Quizá una combinación inteligente de ambas cosas.
Paco Femat de México
Totalmente de acuerdo
Guillermo Campoamos Martínez
Interesantísimo artículo. Personalmente, incluso siendo una persona preocupada por el entorno y por el futuro del planeta, que cada día veo más catastrófico, me llamó la atención muchísimo la híper campaña antiplástico que surgió hace dos o tres años. Es cierto que es un material contaminante que se lleva usando alegremente durante 50 años, pero algo extraño había en esa campaña histérica, por no hablar de que con unos céntimos puedes ya utilizar en tu compra las terroríficas bolsas de plástico. Un sin sentido. Me gustaría consultar estudios similares con datos lo más ajustados a la realidad. Este artículo en todo caso, abre un debate imprescindible. Gracias. Prometo suscribirme a tu canal de Youtube 😉
Felix Sainz
Lo mismo ocurre con el cocje electrico. En los parametros en los que ahora se están construyendo, son mucho peor que el de combustion interna. Ponemos soluciones erroneas a problemas que se conocen de hace tiempo
Fernando
Es interesante, pero no tengo la impresión de que este estudio esté dando respuesta a nada realmente efectivo. El primer lugar, porque la preocupación suscitada en estos años se refiere al plástico en general, y no sólo a las bolsas. Y en segundo lugar, porque las críticas de costumbre suelen ir dirigidas no tanto a su uso como a su abuso.
Hay que tener cuidado con estas cosas, pues ya sabemos que no son pocos los cuñados que nutren su indolencia con lecturas convenientes.
Miguel
Colega creo que comete un pequeño error de visión de los números. Una bolsa de algodón no puede compararse con UNA bolsa de plástico si no con todas las que reemplaza. Si se usa una vez al día para el pan o las tortillas en 1/3 del año se desquita su huella. Le parece eso a usted peligroso?
Carlos Arribas
Creo que hay varios errores de bulto. No es cierto que el plástico se recicle en un 66%. La patronal del plástico Plàstics Europe sa una xifra mucho menor. En España está alrededor del 33%.
El plástico es un polímero y no se fabrica a partir de ninguna fracción residual del petróleo, sino de fracciones ligeras, que son las más valiosas
Todo el plástico marino que no acabe en los fondos enterrado acabará convertido en microplástico, ese artículo no es consciente del grave problema de la contaminación marina y de sus impactos sobre la salud humana.
¿Sabe la autora cuáles fueron las emisiones de las refinerías de petróleo en España? En 2018 según el Registro Prtr 11,9 millones de toneladas en 10 refinerías. Más de un millón de t de media. ¿Qué papelera se le puede comparar?
Jorge Mortola
La mayoría de los problemas se solucionan con educación. El plástico llegó para cambiar positivamente la vida de la gente. Los plásticos de un solo uso han mejorado sustancialmente la higiene y proporcionando condiciones más seguras en el tratamiento de los alimentos, los servicios médicos en hospitales, el almacenamiento de agua entre otros. Como todo producto su mala disposición genera graves problemas, pero su mitigación puede ser muy económica con educación adecuada.
Wilson Granados
Opino que es verdad, es mejor usar la bolsa plástica pero usándola como se recomienda, no entiendo por que la mayoría de las personas no lo entienden y les importa un comino botarlas a la calle al potrero, etc, es re utilizable y haría menos daño si la usáramos de forma correcta. Parece ser que la mayoría de los humanos no les importa que pase en el planeta y por eso actúa como actúa.
José Francisco
Quizás es necesario un debate serio sobre este tema: es cierto todo eso que se dice sobre el plástico, pero sobre el algodón es donde yo abriría el debate.
Primero el algodón puede durar años o toda la vida, yo de pequeño estuve yendo a por el pan en la misma talega de tela durante años y cada día, se lavaba junto al resto de la ropa .
También decir que utilizamos muchísimo algodón para vestirnos que luego desechamos, ya existen asociaciones que se dedican a aprovechar recortes y telas ya usadas para hacer diferentes cosas con ellas, entre estas cosas se podrían hacer bolsas súper reutilizables simplemente con un buen lavado.
En definitiva, el algodón bien utilizado para mí es la mejor alternativa.
Ivan
Excelente artículo/información.
Gracias (y grande) doña Deborah.
Siga así. Mis mejores deseos.
Vicente Martinez
Aparte de errotes de bulto que ya se indican en otros comentarios de este blog, hay falta de rigor en las comparaciones tomando solo la parte que resulta favorable al uso y reutilizacion del plastico. Por ejemplo se habla de que el plastico se puede reutilizar una y mas veces pero no se nombra la contaminacion del transporte del mismo. No se habla de que el plastico necesita entre 400 a 1000 años para degradarse ni de los cientos de miles de animales marinos o terrestres que mueren atrapados o por ingestion del plastico, cosa que el papel o carton no genera. Y no hablemos de la contaminacion entre una refineria de petroleo donde se obtienen «los residuos» como materia prima del plastico con el subsiguiente proceso para fabricarlos y una papelera. Para mi, el articulo crea confusión sobre el problema de contaminación que representan las bolsas, pajitas y otros productos de plastico incluso reclicandose y no es una alternativa sostenible al uso de bolsas de papel, algodon o pajitas de bambu.
Crisis, emergencia, apocalipsis — Cuaderno de Cultura Científica
[…] desde el punto de vista medioambiental, la cruzada contra el uso del plásticos es anticientífica: usar bolsas de plástico es más sostenible que usar bolsas de papel o de algodón, y el impacto medioambiental de los materiales cerámicos es […]
Ricardo Andrés Rodríguez Lama
Se inventó una simbología para supuestamente ayudar a identificar el tipo de plástico usado principalmente en envases, la industria traspasó toda la responsabilidad de reciclar a los consumidores y ellos los fabricantes se lavan las manos. El tema de fondo es que las bolsas de plástico durarán miles de años, mientras no se obligue a los productores y fabricantes a hacerse cargo de sus envases y bolsas de plástico. Sin duda que la educación de los consumidores en fundamental, si analizan que si compran un shampoo, al mes se acabará, mientras que su envase perdurará por cuantas generaciones.
En el lugar donde vivo el municipio no tiene políticas para separar y reciclar la basura doméstica. Nadie lo obliga. Que dirán de nosotros la generaciones del futuro. Creo que las empresas que viven del plástico prefieren pagar lobby para asegurar que las bolsas de plástico son mejores… Mientras existan personas que le pongan precio a su conciencia, el cambio se dificulta.
¿Bolsa de tela o de plástico desechable?
[…] al año… ¿Podríamos reutilizar una única bolsa 180 veces? Os dejamos reflexionando… (Cuaderno de Cultura Científica, 2019). Para nosotras hay tres cuestiones fundamentales con independencia del tipo de bolsa que […]
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