El aguacate, un fruto de otros tiempos

Ilustrando ciencia

La sombra y la competencia por los nutrientes y el agua podrían malograr las semillas si caen junto a la madre, por lo que las plantas tienen diferentes estrategias para dispersar a sus retoños tras la reproducción. Algunas se valen del viento, otras del agua, otras se adhieren al pelo de animales… El aguacate lo resuelve envolviendo la semilla en un apetitoso fruto para grandes herbívoros.

El aguacate procede de Centroamérica. Se desarrolló durante el Pleistoceno, en ecosistemas habitados por grandes herbívoros, como mamuts, perezosos gigantes y caballos americanos, entre otros. El tamaño del fruto estaba diseñado para esos enormes animales, capaces de ingerirlo entero y transportar el hueso en sus aparatos digestivos, depositándolo a kilómetros, bien abonado con sus excrementos.

En este caso de coevolución, varias especies se beneficiaban mutuamente: unas con un alimento nutritivo y la otra, ampliando su distribución. El problema es que las especies que evolucionan paralelamente dependen en cierto modo unas de otras. La desaparición de una especie puede tener consecuencias para las otras.

Al final del Pleistoceno, hace aproximadamente 13.000 años, los grandes mamíferos americanos se extinguieron, poco tiempo después de la llegada de los primeros humanos al continente. Hay más ejemplos en la historia de extinciones tras la colonización de un territorio virgen, posiblemente como consecuencia de las actividades humanas.

El aguacate se quedó sin diseminadores naturales,a partir de entonces, ya que los herbívoros actuales no pueden comer el fruto entero. Por eso, algunos autores lo consideran un anacronismo evolutivo, es decir, una especie adaptada a las condiciones de otra época. No ha pasado tiempo suficiente para que la evolución seleccione aguacates de menor tamaño, menos costosos energéticamente de producir para el árbol. 13.000 años son apenas 50 generaciones del árbol.

Se desconoce cómo este árbol pudo sobrevivir, con sus anacrónicos frutos, hasta el posterior desarrollo de la agricultura, que le ha garantizado la supervivencia. Ha conseguido dispersarse por todo el planeta y evolucionar rápidamente a las diferentes variedades actuales.

aguacate
Imagen: El aguacate es un árbol originario de Centroamérica. Se desarrolló durante el Pleistoceno, cuando grandes herbívoros comían sus frutos y diseminaban las semillas. El aguacate sobrevivió a la extinción de esos grandes mamíferos, pero sigue adaptado a un ecosistema que ya no existe. (Ilustración: María José Calvo Díaz)

El aguacate es un fruto del pasado, sobrevivió a la extinción de los grandes mamíferos americanos, con algunos de los cuales había coevolucionado. Su caso nos habla de un pasado remoto en el que vivían otros animales, de la fragilidad de los ecosistemas y de la dependencia de las especies entre sí. Pero en lo que respecta al aguacate, puede decirse que su historia tiene un final feliz.

Referencias consultadas:

Bronaugh, Whit (2010). The trees that miss the mammoths. American Forests, 7, 38-43.

Galindo-Tovar, M.E., Arzate Fernández, A.M. (2010). Consideraciones sobre el origen y promera dispersión del aguacate (Persea americana, Lauraceae). Cuadernos de Biodiversidad, 33, 11-15. DOI: 10.14198/cdbio.2010.33.02


Autora: María José Calvo Díaz (IG: @maria_josecalvo) es licenciada en biología, profesora de biología en educación secundaria e ilustradora científica. Alumna del Postgrado de Ilustración Científica de la UPV/EHU – curso 2019/20

Artículo original: El aguacate debería haberse extinguido, pero él no lo sabe todavía. Rocío Pérez Benavente, Cuaderno de Cultura Científica, 1 de diciembre de 2016.

Ilustrando ciencia” es uno de los proyectos integrados dentro de la asignatura Comunicación Científica del Postgrado de Ilustración Científica de la Universidad del País Vasco. Tomando como referencia un artículo de divulgación, los ilustradores confeccionan una nueva versión con un eje central, la ilustración.

4 comentarios

  • Avatar de Aritz

    Muy interesante pero creo que el calculo de las 50 generaciones no es correcto. Un aguacate (aunque también puede que nunca de fruto) empieza a dar frutos viables a los 10 – 15 años. 13000/15 = 866,6 generaciones.

    Supongo que has hecho el cálculo con 250 años de esperanza de vida de la planta.

    En cualquier caso, parece que esas 866 generaciones tampoco fueron suficientes para que se diera esa evolución
    Saludos!

    • Avatar de Francisco Javier

      Estás hablando de la especie doméstica, que se ha seleccionado durante milenios para que dé frutos pronto. El número real de generaciones podría ser bastante menor al que calculas. Por otra parte, la agricultura pudo comenzar en Centroamérica hace unos 10 000 años, por lo que, en 3 000 años, el aguacate tendría que dar fruto a los 60 años para cubrir 50 generaciones. No sería descabellado. En cualquier caso, 100 generaciones siguen siendo pocas, como para que cambie radicalmente el fruto.

  • Avatar de Jorge Noble

    Al final del Pleistoceno ya existía el hombre con un grado de desarrollo y por lo tanto el se encarga de la propagación de la semilla del aguacate, simple como eso

  • […] El aguacate es un fruto del pasado, sobrevivió a la extinción de los grandes mamíferos americanos, con algunos de los cuales había coevolucionado. Su caso nos habla de un pasado remoto en el que vivían otros animales, de la fragilidad de los ecosistemas y de la dependencia de las especies entre sí.( Seguir leyendo…) […]

  • Avatar de Txema M.

    En el artículo se dice que «Se desconoce cómo este árbol pudo sobrevivir, con sus anacrónicos frutos, hasta el posterior desarrollo de la agricultura, que le ha garantizado la supervivencia.» El comentarista Jorge Noble propone al hombre como encargado de la propagación de la semilla. Creo que es un comentario certero, aunque poco explicado.

    La semilla del aguacate tiene una piel que, si no llega a secarse, es muy resbaladiza. No me cabe duda de que es el tipo de protección adecuado para que una semilla ingerida con su fruto por un gran herbívoro se deslice con facilidad por el tubo digestivo. Seguramente esta es una adaptación que perdura del Pleistoceno.

    Pero hay otra cosa curiosa en la semilla: su tremenda facilidad para germinar a poco que cuente con la humedad adecuada. En el Pleistoceno la semilla caía al suelo rodeada de estiércol, en unas condiciones muy favorables para su germinación. Desde que los grandes herbívoros desaparecieron esto dejó de ser así. Las semillas probablemente se dispersaron por la labor de los cazadores – recolectores, que cogiendo los frutos en un lugar, los llevaban al punto de encuentro. Allí las pieles de los frutos y las semillas serían arrojadas al suelo sin más historias. Sólo las que tuvieran en su genoma las características que les permitieran germinar con mayor facilidad llegarían a hacerlo y a tener descendencia. Así durante milenios, hasta la llegada de la agricultura.

    Una pregunta: ¿sabes si se les ha dado aguacates a los elefantes para observar qué variaciones pueda haber en la germinación de las semillas?

    • Avatar de Francisco Javier

      Y el papel que antes cumplía el estiércol lo podría cumplir la basura orgánica que los humanos arrojaban, junto con las semillas. Y otros linajes tal vez sobrevivieron en áreas montañosas húmedas, donde algunos aguacates podrían rebotar y rodar ladera abajo (pero no todos, porque no podrían volver a subir y acabarían todos abajo). También pudieron evolucionar como árbol de sotobosque, más pequeño y con menor exigencia de luz, hasta que los humanos lo cultivaron y pudo volver a sus orígenes.

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