Los mesopotámicos fueron los primeros en utilizar herramientas y armas de bronce, un grupo de aleaciones de cobre y estaño, algunas veces con presencia de plomo o zinc. Los antiguos artesanos sumerios tenían suficientes conocimientos de metalurgia como para combinar el cobre nativo de Mesopotamia con el estaño de las montañas de Turquía en forjas que podían alcanzar temperaturas suficientes para fundir los metales, verter el metal fundido en moldes y producir bronce, que era muy superior a las herramientas y armas de cobre, piedra, hueso, marfil o madera.
El cobre se trabajaba sin calentarlo desde hacía milenios en Mesopotamia. Los avances tecnológicos permitieron que alrededor del 6000 a.e.c.. el plomo y el cobre se pudiesen fundir y combinar. El avance de la economía mesopotámica, la acumulación de excedentes y la demanda de mejores herramientas y armas a lo largo de los siglos resultó en el descubrimiento de que una parte de estaño por cada siete partes de cobre producía un nueva aleación, el bronce. El desarrollo del bronce supuso una revolución económica y militar, ya que transformó completamente la eficiencia de las herramientas y las armas, la agricultura y la guerra.
En Egipto, mientras tanto, los avances en la metalurgia incluyeron el uso de crisoles de piedra para capaces de soportar las temperaturas generadas por un fuego alimentado por el aire soplado a través de juncos. Además del bronce, los metalúrgicos egipcios utilizaron cobre y aleaciones de cobre para una variedad de propósitos, entre ellos los materiales para fontanería. Tanto en Mesopotamia como en Egipto se desarrollaron diferentes tipos de fuelles y sistemas de tuberías para forzar la entrada de aire a la fragua y aumentar la temperatura del fuego.
A finales del segundo milenio a.e.c., la tecnología de la Edad del Bronce podía encontrarse en Irán, China, a lo largo del valle del río Indo, o en Europa central. Los artesanos del bronce de la dinastía Shang china (1600-1046 a.e.c.) produjeron objetos sorprendentemente bellos y sofisticados.
El Mediterráneo antiguo fue testigo de muchos ejemplos de sociedades y culturas de la Edad del Bronce. Uno de los más fascinantes y menos conocidos se centró en la isla de Creta durante el tercer y segundo milenio antes de Cristo. Arthur Evans, quien realizó las primeras excavaciones arqueológicas en Cnossos y otras ciudades de Creta, llamó a esta olvidada civilización minoica, en honor a Minos, el mítico rey de Creta e hijo de Zeus.
La cultura minoica era sofisticada para su época, en parte consecuencia de la influencia de las civilizaciones de Oriente Próximo. Existía una estructura social definida que incluía una casa real, sacerdotes aristocráticos, artesanos de clase media, comerciantes, marineros y profesionales, como médicos y arquitectos, agricultores y esclavos. Los restos del palacio de Cnossos muestran una estructura intrincada y bien decorada con suficientes habitaciones y pasillos como para que parezca un laberinto a las generaciones posteriores.
Los minoicos eran una talasocracia, un imperio basado en el mar, en el comercio, y soportado por una flota de trirremes de madera que imponían la voluntad del rey Minos y sus sucesores en los estados circundantes. Adoraban a la diosa madre y el toro era sagrado. La escultura, el arte, la metalurgia y la cerámica estaban bien desarrolladas en Creta. El punto culminante de la civilización minoica fue el desarrollo de un sistema de escritura, conocido como Lineal A.
Los arqueólogos han descubierto una cultura similar en Santorini, una pequeña isla a unos 100 kilómetros al norte de Creta. Una erupción volcánica de grandes proporciones en el siglo XV a.e.c. destruyó parcialmente la isla, llamada Tera en la antigüedad, y puso fin a una hermosa cultura de sofisticada artesanía en piedra, metalurgia, edificios de varios pisos, comercio y arte. Los antiguos habitantes de Tera construyeron una ciudad (Akrotiri) que incluía casas con columnas decoradas con colores brillantes y hermosos murales de criaturas marinas y vida cotidiana. Las tuberías de plomo llevaban agua a algunas casas y formaban parte de un elaborado sistema de alcantarillado que incluía desagües debajo de losas de piedra que formaban caminos y callejones.
Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance
Salvador
El bronce es mucho mejor metal que el hierro (sin contar el avance posterior del acero). Parece ser que la Edad de hierro se originó debido a la escasez de los metales de la aleación del bronce.