El primer ángel

#con_ciencia Las siete trompetas Artículo 2 de 8

Tocó el primero… Hubo entonces pedrisco y fuego mezclados con sangre, que fueron arrojados sobre la tierra: la tercera parte de los árboles quedó abrasada, toda hierba verde quedó abrasada.

Juan de Patmos (siglo I e.c.) Apocalipsis 8: 7.

Foto: Zoltan Tasi / Unsplash

En el planeta viven cerca de ocho mil millones de seres humanos, y es previsible que nos acerquemos a los diez mil millones en unas pocas décadas. Tanta gente consume muchos recursos y, como son finitos, podrían agotarse. Producir todo lo que consumen tantas personas genera muchos residuos, potencialmente peligrosos algunos de ellos. Y el consumo de energía ejerce un efecto colateral dañino: calienta el planeta. Para rematar el panorama, la destrucción de hábitats naturales que provoca ese consumo tan intenso, está provocando una gran pérdida de especies. Pero vayamos por partes.

Es cierto que la población humana aumenta cada día, pero desde hace unas décadas no lo hace de forma exponencial, sino lineal, y en otras pocas décadas bien podría llegara detenerse. Se produce hoy un 24% más comida por persona que en 1968, año en que Paul Ehrlich publicó su muy influyente The Population Bomb (La bomba poblacional), en el que auguraba el inminente colapso de la civilización por escasez de alimentos y materias primas.

Ahora bien, que medio siglo después el colapso no haya ocurrido aún no quiere decir que no vaya a ocurrir. Ciertos recursos pueden llegar a ser tan escasos que la humanidad podría encontrarse en un grave atolladero. Podrían escasear de forma crítica el agua potable, el suelo cultivable, los combustibles fósiles, el fósforo, y un buen número de metales hoy esenciales para nuestra economía. Ninguna de esas escaseces parece suponer un riesgo existencial directo; en otras palabras, no sería muy probable que provocasen el colapso de la civilización, y si algo similar llegase a ocurrir, tampoco sería fácil que acabase con la humanidad. En lo relativo a la biodiversidad, es cierto que su disminución es ya una catástrofe en sí misma: se pierden especies a un ritmo que es entre 10 y 100 veces más alto que el normal a largo plazo. Pero tampoco ese factor representa una amenaza en el próximo siglo para la existencia humana.

¿Y el calentamiento global? ¿Podría un planeta varios grados más caliente conducir a la extinción de nuestra especie? Tampoco parece una posibilidad muy cercana. Pueden descender los rendimientos agrícolas, subir el nivel del mar, escasear el agua potable, aumentar la prevalencia y extensión geográfica de enfermedades tropicales, acidificarse el océano, colapsar la Corriente del Golfo -con la consiguiente alteración del clima de Occidente-, disminuir la biodiversidad -y subsiguiente colapso de ecosistemas-, aumentar el estrés térmico al que nos vemos expuestos los seres humanos, y reducirse la superficie habitable. El desastre ecológico sería de proporciones mayúsculas, pero incluso así, difícilmente habría un alto riesgo existencial para la humanidad.

A lo anterior, no obstante, hay que oponer un matiz. En el supuesto, en principio muy improbable a corto plazo, de que se produzca un efecto invernadero desbocado, entonces sí habría riesgo de desaparición, no solo de nuestra especie sino de muchísimas más, quizás toda la vida en el planeta. El efecto invernadero desbocado sería la consecuencia de una secuencia de efectos que se retroalimentan de forma automática generando un calentamiento rápido y acelerado de la atmósfera.

Pero la probabilidad de que la humanidad desapareciese en el próximo siglo por cualquiera de estas causas sería muy baja. Toby Ord la cifra en una entre mil, para el cambio climático, y también una entre mil para el conjunto de otras catástrofes ambientales. El daño puede ser inconmensurable, pero la humanidad, muy probablemente, perduraría.


Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

3 comentarios

  • Avatar de Pocosé

    Algo no se contempla:
    Una vez el calentamiento alcanzce el punto de no retorno, ese punto en el que el propio calentamiento se retroalimenta por los fenómenos que él mismo produce, ya dará igual lo que nosotros hagamos.
    Seguirá calentándose el planeta, derretimiendo los hielos continentales, liberando las placas tectonicas Norteamerican y Antártica de desmesurado peso, peso que se repartirá sobre los fondos oceánicos.
    ,La nuevas distribución de pesos generará un reajuste tectónico a base seísmos y vulcanismo que podrían lanzar suficientes cenizas y polvo a la Estratófera cómo para oscurecer el sol y provocar un planeta bola de hielo
    ¡¡Apocalipsis porcongelación!!
    ¿Que quedaría después?

    • Avatar de Juan Ignacio Pérez Iglesias

      En efecto, no se valora esa posibilidad. La razón es que en esta serie se recogen las consideraciones y conclusiones a las que ha llegado Toby Ord en su trabajo «The Precipice: Existential Risk and the Future of Humanity», que ha sido la referencia consultada.
      Las referencias a ese libro aparecen en los diferentes artículos de la serie.

  • Avatar de adolfo

    Creo que no se esta distinguiendo entre el colapso de la civilización y la extinción de la especie humana. Con colapso de la civilización me refiero a la «industrializada occidental» de los «paises desarrollados». El colapso de la civilización tal y como la conocemos no me parece tan improbable como la extinción de la especia humana. En la historia de la humanidad ha pasado muchas veces el colapso de una cultura/sociedad por causas naturales o por conquista/destrucción por otra más avanzada o fuerte.

    • Avatar de Cultura Cientifica

      Gracias por su comentario.
      En la anotación que da inicio a esta serie, El Séptimo Sello, se dice, textualmente, lo siguiente:
      «Las pandemias son una de las amenazas incluidas por el filósofo de la Universidad de Oxford Toby Ord en su análisis de riesgos existenciales. Llama catástrofe existencial a la destrucción del potencial a largo plazo de la humanidad, esto es, a la supresión de todos los futuros posibles que permanecen abiertos ante nosotros. Riesgo existencial es el que amenaza la existencia de ese potencial.»
      En definitiva, lo que se valora en los artículos de esta serie es la posibilidad señalada en ese párrafo, la de la destrucción del potencial de la humanidad a largo plazo. Esto es, ni se valora solo la posible extinción de la especie, ni el colapso de la civilización tal y como la entendemos ahora.

  • Avatar de Fermín Bernaus

    Hay una corriente de opinión que no está de acuerdo en que la sobrepoblación y la crisis medioambiental y humanitaria estén relacionadas. He leído varios de esos artículos y es muy difícil asimilar su contenido cuando todos tenemos en mente muchas de las consecuencias que mencionas en el artículo.

    La idea de que la meta sea que consumamos menos y de manera más eficiente a medida que somos más personas se me hace tan difícil de alcanzar como la de que, por arte de magia, nazca un sistema que espontáneamente, no impuesto, resulte en un control poblacional eficiente. Esto en un contexto económico y social donde el objetivo es el crecimiento es un oxímoron.

    • Avatar de Juan Ignacio Pérez Iglesias

      Hola.
      Quizás sea difícil -o, incluso, imposible- de alcanzar esa meta, pero si no se logra tendremos un problema serio, porque las manifestaciones más leves de los desequilibrios que produce un consumo desbocado son lo suficientemente preocupantes como para que nos tomemos más en serio la tarea de restablecer esos equilibrios.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *