Mentira o verdad

Ciencia infusa

Mentira. Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente.

Verdad. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa.

Posverdad. Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

Diccionario de la RAE.

Nadie ha dudado jamás con respecto al hecho de que la verdad y la política no se llevan demasiado bien, y nadie, que yo sepa, ha colocado la veracidad entre las virtudes políticas.

Hannah Arendt en «Verdad y mentira en la política, 1967″ (2017).

¿Cómo formarse un buen juicio si no es posible distinguir entre mentira y verdad en política?

María Teresa Muñoz Sánchez, UNAM, México, 2020.

Foto: Jametlene Reskp / Unsplash

En marzo de 2020 comenzó en Europa la pandemia de la COVID-19. La crisis sanitaria provocó la necesidad y difusión de noticias sobre salud y la enfermedad que se empezaba a conocer. Y la situación de incertidumbre generó la aparición de fake news, la conocida como infodemia, tal como cuenta Michela Montesi de la Universidad Complutense en su estudio publicado en 2021. Recopiló y analizó 242 noticias consideradas falsas según la web Maldita.es, website que forma parte de un proyecto internacional que comenzó en 2017 para chequear la veracidad de las noticias.

Los resultados muestran que las fake news se construyen, en un 40.7%, buscando el descrédito de personas, ideas o movimientos, utilizan lenguaje ofensivo o insultante en un 17.7%, y se basan en fuentes de información diferentes a la propia fake news en un 26.6%. Tratan, sobre todo, de la sociedad más cercana en un 43.1%, la política en un 26.4% y de la ciencia en el 23.6%.

Para la autora, no parecen suponer un peligro para la salud de los lectores aunque tratan de la COVID-19. Lo único que consiguen, y quizá es su objetivo, es causar una daño intangible y moral.

Para la Fiscalía General del Estado, en un documento publicado en 2020, las fake news se basan en desinformar que, según el Diccionario, es “dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines, y también dar información insuficiente u omitirla”. Son de contenidos muy variados dependiendo de a qué se refieren y con qué intención se difunden. Según la Fiscalía en las fake news hay delitos de odio, descubrimiento y revelación de secretos, delitos contra la integridad moral, desórdenes públicos, injurias y calumnias, delitos contra la salud pública, estafas, intrusismo, y delitos contra el mercado y los consumidores. Por tanto, contenidos y objetivos muy variados.

La verdad no es el objetivo

En general, la psicología humana está diseñada para seleccionar y difundir información que sea eficaz para conseguir determinados objetivos, no importa que sean ciertos o no. La verdad en muchos debates es el objetivo menos relevante.

Por ejemplo, en el fútbol el engaño puede ser driblar a un contrario o engañar al portero en el lanzamiento de un penalti. Pero también puede ser simular una falta o una lesión para conseguir que lo castigue el árbitro. La práctica política, a menudo, persigue los mismos objetivos.

Esta variedad nos indica la dificultad que supone definir las fake news. Tienen intencionalidad además, es obvio, falsedad con corrupción premeditada: son bulos, o sea, noticias falsas difundidas con algún fin. Historias falsas que parecen noticias, a menudo difundidas por internet, para influir en la opinión pública. O, incluso, como una broma, un chiste, un punto de humor.

Además, las fake news pueden distorsionar las creencias de las personas incluso después de haber sido desacreditadas. Una de las noticias falsas más populares en la campaña presidencial de 2016 en Estados Unidos decía que “El Papa Francisco conmociona al mundo, respalda a Donald Trump para Presidente”. A pesar de ser conocida como falsa, repetida una y otra vez, puede crear un brillo alrededor de un candidato político que persiste mucho después y mucho más allá de su probada falsedad. A algunas personas les cuesta rechazar la información errónea. Sin embargo, Hannah Arendt afirma que “los hechos están más allá de acuerdos y consensos, y ningún debate … servirá para establecer dichos hechos”. Para la autora, todavía queda esperanza. Lo que se juega es la propia realidad, común y objetiva.

Una mentira repetida mil veces

Por otra parte, repetir una información falsa aumenta su verosimilitud, dándole un aspecto mayor de credibilidad. Pero no hay que olvidar que lo contrario a la verdad es la falsedad, nunca la opinión, sea discrepante o no. La verdad, en política, nace del juicio compartido.

Ya lo afirmaba Josef Goebbels, ministro de Propaganda nazi, hace un siglo con la afirmación de que “Una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad”. Y Adolf Hitler lo incluyó en su libro Mi lucha que dice que “La capacidad de asimilación de la gran masa es sumamente limitada y no menos pequeña su facultad de comprensión, en cambio es enorme su falta de memoria. Teniendo en cuenta estos antecedentes, toda propaganda eficaz debe concretarse solo a muy pocos puntos y saberlos explotar como apotegma hasta que el último hijo del pueblo pueda formarse una idea de aquello que se persigue”. Muchos políticos lo aplican con frecuencia y convicción.

Es en la comunicación política donde comenzó a utilizarse el término posverdad. Fue la palabra del año en 2016 para el Diccionario Oxford de Inglés y es la situación “en la que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que las apelaciones a la emoción y a las creencias personales”, tal como cuenta Raúl Rodríguez-Ferrándiz desde la Universidad de Alicante. Añade que “en esta era de política de posverdad, es fácil seleccionar datos concretos y llegar a la conclusión que desees”. Estamos ante la mentira en la política pues la búsqueda de la verdad es o inútil o una quimera.

Triunfa la simplicidad expresiva que sugiere honradez emocional, se sospecha de los hechos pues son fríos. Anécdota, estadística y números distraen de la verdad (emocional) que se esconde detrás, … Y por ello se sustituye la verdad por la posverdad que se ilustra y demuestra con las fake news.

En la encuesta que se hizo en octubre de 2020, por David Blanco-Herrero y su equipo, de la Universidad de Salamanca, a 421 voluntarios, con el 50.1% de mujeres y con edad media de 34.2 años, los resultados muestran que los medios con más noticias falsas son la comunicación interpersonal y las redes sociales, y, por el contrario, la menor presencia se detecta en la radio y en los medios impresos. En zonas intermedias están la televisión, los medios digitales y los blogs. En las redes destacan WhatsApp y Facebook, aunque hay que recordar que la encuesta se hizo en 2020 y puede haber variado desde entonces. Y es curioso que para los encuestados la mayor presencia de fake news la perciben en Twitter como la red social donde más noticias falsas detectaron.

Por otra parte, la presencia de fake news fueron significativamente más percibidas por las mujeres en redes sociales, comunicación interpersonal y en televisión. En conclusión, la presencia experimentada de fake news parece estar afectada principalmente por la edad y el género, ya que se observó un mayor nivel de escepticismo entre los jóvenes y las mujeres.

Lo importante es reconocerlas

Y, para terminar, volvemos a Hannah Arendt y su texto sobre verdad y mentira con un párrafo que, pienso, explica lo que está ocurriendo en la política actual, más de medio siglo después de su publicación. Arendt concluye que “el resultado de una constante y total sustitución de la verdad de hecho por las mentiras no es que las mentiras sean aceptadas en adelante como verdad, ni que la verdad se difame como una mentira, sino más bien que el sentido por el que nos orientemos en el mundo real -y la categoría de la verdad versus la falsedad está entre los medios mentales para alcanzar este fin- queda destruido”. No es la verdad o la mentira, lo importante es reconocerlas y saber cómo diferenciarlas.

Por tanto, como escribe María Teresa Muñoz, de la Universidad Nacional Autónoma de México, es importante analizar el juicio político de sociedades donde predomina la mentira y las noticias falsas en política. A menudo, parece que la mentira y el ocultamiento son los ejes que articulan la vida pública. Hay que distinguir mentira y verdad en política y, como escribe Hannah Arendt, mantener y recuperar el sentido para separarlas, siempre aceptando el debate y las opiniones diferentes pero nunca obviando los hechos.

El partido antes que la verdad

Como apéndice, investigaciones que recientemente han comenzado estudian el funcionamiento del cerebro en los políticos. Para Jay Van Bavel y Andrea Pereira, de las universidades de Nueva York y de Leiden, la atracción que muestra la especie humana por las noticias falsas es un problema grave para el funcionamiento de la democracia. Proponen que la identificación con partidos políticos, el llamado partidismo, puede sesgar el procesamiento de la información en el cerebro. El partidismo puede alterar la memoria, la evaluación de la información y los juicios finales. Las personas anteponen la lealtad al partido sobre la política y, según el interés propio, también sobre la verdad, o sea, sobre los hechos tal como menciona Hannah Arendt. Lo escribía George Orwell en su 1984, publicada en 1949: “El Partido instaba a negar la evidencia de tus ojos y oídos. Era su orden última y más esencial”. O como punto final, la conclusión del guionista y actor Stephen Colbert, y que asumen Van Bavel y Pereira, cuando declaró que “antes, todos tenían derecho a su propia opinión, pero no a sus propios hechos. Pero ese ya no es el caso. Los hechos no importan en absoluto. La percepción lo es todo”.

Referencias:

Arendt, H. 2017 (1967). Verdad y mentira en la política. Página Indómita. Barcelona. 147 pp.

Bernal-Triviño, A. & J. Clares-Gavilán. 2019. Uso del móvil y las redes sociales como canales de verificación de fake news: El caso de Maldita.es. El Profesional de la Información 28: e280312.

Blanco-Herrero, D. et al. 2021. Citizen perceptions of fake news in Spain: Socioeconomic, demographic, aand ideological differences. Publications doi: 10.3390/publications9030035.

Fiscalía General del Estado. 2020. Tratamiento penal de las fake news. Secretaría Técnica. Madrid. 4 pp.

Hambrick, D.Z. & M. Marquardt. 2018. Cognitive ability and vulnerability to fake news. Scientific American February 6.

Malo, P. 2021. Los peligros de la moralidad. Por qué la moral es una amenaza para las sociedades del siglo XXI. Ed. Deusto. Barcelona. 334 pp.

Montesi, M. 2021. Understanding fake news during the Covid-19 health crisis from the perspective of information behaviour: the case of Spain. Journal of Librarianship and Information Science 53: 454-465.

Muñoz Sánchez, M.T. 2020. Verdad y mentira en política. Una reivindicación del juicio político crítico para la democracia. Andamios 17: 135-153.

Orwell, G. 2013 (1949). 1984. Debolsillo. Barcelona. 314 pp.

Rodríguez-Ferrándiz, R. 2019. Posverdad y fake news en comunicación política: breve genealogía. El Profesional de la Información 28: e280314.

Van Bavel, J.J. & A. Pereira. 2018. The partisan brain: An identity-based model of political belief. Trends in Cognitive Sciences doi: 10.1016/j.tics.2018.01.004.

Wikipedia. 2023. Fake news. 31 marzo.

Para saber más:

La posverdad es más peligrosa que la mentira
Las facturas de la mentira
Verdad científica y verdad jurídica
La mentira se esconde

Sobre el autor: Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *