El mundo come cada vez más carne

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Foto: Eiliv Aceron / Unsplash

En el mundo se comen cada vez más productos de origen animal (carne, pescado y lácteos) y menos de origen vegetal (plantas, semillas y derivados). El desarrollo económico que han experimentado en las últimas décadas China e India, principalmente, ha venido acompañado por un aumento en el consumo de productos de origen animal. Por el contrario, en otros países, principalmente nórdicos, se está reduciendo el consumo de esos productos por razones de salud e impulsado por iniciativas gubernamentales.

Como a cualquier otra, a la especie humana también se le puede asignar un nivel trófico. A las plantas se les asigna un nivel trófico 1, porque al ser productores primarios, no consumen ningún otro organismo, sino que su producción de energía consiste en el aprovechamiento de la energía solar para sintetizar biomasa propia a partir del CO₂ y H₂O, principalmente. Los animales herbívoros, como el ganado vacuno, por ejemplo, ocupan el segundo nivel. A los animales que solo consumieran carne de vacuno o carne de animales del mismo nivel se les asignaría el nivel 3. Por eso, si en una población humana consumen, a partes iguales, carne de vacuno y pan, por ejemplo, a esa población habría que asignarle un nivel trófico 2,5. A los animales que se encuentran en la cúspide de la cadena trófica, como son las orcas o los osos polares, que consumen animales que, a su vez, consumen otros animales carnívoros, les corresponde el nivel 5, que es el más alto.

Han determinado cómo varió el valor del nivel trófico humano (NTH) en el medio siglo transcurrido desde 1960 hasta 2009 en los 176 países para los que se dispone de información (son la mayoría y en conjunto, incluyen al 98% de la población mundial). Para ello han utilizado los datos de consumo de alimentos en esos países (proporcionados por la FAO), asignando los correspondientes niveles tróficos a cada alimento.

La mediana global mundial fue en 2009 de 2,21. Conviene recordar aquí que la mediana es un estadístico de posición: deja a la mitad de los valores por encima y a la mitad por debajo. Para el cálculo de ese estadístico se tuvo en cuenta la población de cada país, por lo que en su valor pesan mucho los países más poblados. Los dos valores extremos en 2009 fueron los de Burundi, con 2,04 (97% de la comida de origen vegetal) e Islandia, con 2,57 (50% de la comida de origen animal). Aunque hay una gran diversidad de tendencias, los autores de la investigación han agrupado los países en cinco grandes grupos en virtud de los valores absolutos del NTH así como del modo en que han variado durante medio siglo.

En el grupo 1 se encuentran la mayoría de los países subsaharianos y del Sudeste asiático; en esos países se mantiene bajo y estable el NTH. Son países en los que la alimentación se basa, mayoritariamente, en productos de origen vegetal. El 2 agrupa a países sudamericanos, africanos y asiáticos, incluyendo China e India. En esos países los valores de NTH son bajos pero creciente. El grupo 3 incluye a países de América Central, Brasil, Chile, algunos africanos, países del Sur de Europa y Japón. En este grupo también crece el nivel trófico, pero el punto de partida era superior al del grupo 2. Tanto en el grupo 2 como en el 3 la tendencia creciente del NTH revela un aumento en la proporción relativa de productos de origen animal en la dieta. Al grupo 4 pertenecen América del Norte, Europa septentrional y oriental, Australia y Nueva Zelanda. En estos países los valores de NTH eran altos y permanecieron estables hasta 1990, y a partir de ahí empezaron a descender, aunque muy levemente. El grupo 5 incluye a los países con los niveles tróficos más altos, pero decrecientes; en él se incluyen Islandia, países escandinavos, Mongolia y Mauritania. En estos países se consume principalmente carne, pescado y productos lácteos, y muy pocos vegetales.

Como cabía esperar, el nivel trófico de las poblaciones humanas tiene mucho que ver con las características socioeconómicas, ambientales, y culturales de los países. En general, es más alto en países con mayor esperanza de vida, producto interior bruto, emisiones de CO2 y grado de urbanización. Todos esos indicadores se han elevado a lo largo del último medio siglo en casi todo el mundo. Solo en los países del grupo 5 ha disminuido el NTH a pesar de que los indicadores de desarrollo también hayan aumentado.

En el mundo se está produciendo, por tanto, una convergencia nutricional, ya que cada vez se va pareciendo más la composición de la dieta en los diferente países. A la gente le gusta comer carne y cuando mejora la situación económica de un país, los productos cárnicos se consumen en mayor medida. Y a la vez, en los que tienen un alto nivel de consumo de productos de origen animal, se produce la tendencia contraria, por los problemas de salud que conlleva ese alto consumo.

Un elemento a considerar a la hora de valorar estas tendencias es el de las implicaciones ecológicas de los patrones de consumo. La producción animal tiene una eficiencia energética baja. Aunque puede variar entre un 3% y un 20%, dependiendo de diferentes circunstancias, se suele considerar que, en promedio, viene a ser de un 10%. Es decir, solo un 10% de la energía consumida por un animal se convierte en energía propia. Por lo tanto, para producir 1 Kg de C, una especie en el nivel 5 hace uso de 10.000 Kg de C de biomasa vegetal, y una de nivel 3, hace uso de 100 kg de C. La especie humana utiliza un 25% de la producción primaria del planeta y es posible que esa utilización esté alcanzando su límite máximo. Por esa razón, es posible que el aumento en la proporción de alimentos de origen animal se acabe encontrando con una limitación derivada de la dificultad o, incluso, imposibilidad de hacer uso de porcentaje creciente de la producción primaria neta de la Tierra.

Información adicional

Información detallada para cada país y más datos aquí.


Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

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