La Humanidad ha estudiado su propia naturaleza desde tiempo inmemorial. La Naturaleza Humana es uno de los saberes más complejos y fascinantes para cualquier persona dedicada al pensamiento, sea desde las Humanidades, las Artes, las Ciencias Sociales o las Ciencias Naturales. Los porqués de nuestras formas de pensar, sentir y actuar se han intentado explicar desde nuestra codificación genética, pero resulta evidente que la expresión de nuestros genes depende tanto o más de nuestra interacción con la sociedad en la que vivimos, el ejemplo familiar que observamos al crecer, o la educación que recibimos, en el sentido amplio de la palabra.
A los científicos nos gusta medir los fenómenos naturales. De momento, no parece posible medir la naturaleza humana, pero podemos intentar aportar alguna pequeña idea a este campo.
La ecuación de onda
Personas dedicadas a la matemática, la física y otras ciencias pudieron modelar matemáticamente el fenómeno de las ondas a lo largo de la historia de la ciencia. Resulta que explicar las ondas mecánicas que se observan lanzando una piedra a un estanque o tocando un instrumento musical, permitió en el siglo XVIII establecer una ecuación diferencial en derivadas parciales que describía muy bien las ondas medidas. A mediados del siglo XIX, las ecuaciones del electromagnetismo de J.C. Maxwell incluyeron la predicción de la existencia de ondas electromagnéticas, sorprendentes entidades que nadie había medido aún. Poco después, H. Hertz observó en su laboratorio la existencia real de dichas ondas electromagnéticas que seguían la ecuación de onda que puede deducirse de las ecuaciones de Maxwell.
En 1926, E. Schrödinger postuló su ecuación de onda, cuya solución permite describir el estado cuántico de ciertas partículas, y dos años después P. Dirac propuso la primera ecuación de onda capaz de conjugar la mecánica cuántica con la relatividad especial. Por otro lado, la relatividad general de A. Einstein predijo la existencia de ondas gravitatorias, que se lograron medir directamente en septiembre de 2015, a través del experimento internacional LIGO, quizás el más emocionante de los desarrollados en el primer cuarto del siglo XXI.
Fasores
En su época de Berlín en 1748, L. Euler publicó una de sus más importantes obras: “Introductio in analysin infinitorum”. De entre sus numerosísimas aportaciones al análisis matemático, nos centramos aquí en el capítulo VIII “De quantitatibus transcendentibus ex Circulo ortis”, en donde Euler extrae casi mágicamente “cantidades transcendentales” del Círculo. Nos referimos aquí a la exponencial compleja, quizás la fórmula más famosa y útil para todas las ciencias e ingenierías. Además, expresada en el caso particular para el ángulo llano, estamos ante la ecuación más bella de las de Euler: eip+1=0.
Usando la fórmula de Euler para cualquier ángulo en un círculo, podemos expresar gráficamente los números complejos a través de vectores de fase. Componiendo ambos lexemas, a esas entidades las llamamos Fasores. Todas las ecuaciones de onda se benefician de los números complejos y de la exponencial compleja de Euler, para poder caracterizar las magnitudes que definen las ondas, como la amplitud, la frecuencia y en el caso que ahora nos ocupa, la fase.
Conflicto de visiones
En su blog “Lecturas y Conjeturas” J.I. Pérez Iglesias publicó en mayo de 2024 una excelente y muy ilustrativa reseña [1] sobre las visiones humanas en conflicto que el economista Thomas Sowell describía en su interesantísimo libro [2]. Este estudio de la naturaleza humana trata de describir las diferencias ideológicas de las personas. Se trata de un problema muy complejo pero apasionante, para discutir las razones de las diferencias de lo que llamamos “progresismo” o “conservadurismo”, “izquierda” o “derecha”, “social” o “individual”. Sowell presenta unas bases muy convincentes del fondo de esta cuestión.
Aunque las explicaciones de Sowell pueden ser incompletas, y no se trata de un teorema matemático, su tratamiento científico de la naturaleza humana es brillante, y nos permite concebir una cierta posibilidad de clasificar la ideología humana e incluso podemos intentar explicar algunas de nuestras propias contradicciones.
Escala de naturaleza humana
No sabemos aún medir la naturaleza humana, pero sí podemos establecer una posible escala de medida usando algunas de las ideas de Sowell. Si tomamos el plano complejo con el círculo de Euler y lo reorientamos, podemos hacer coherentes las indicaciones de un simple fasor con nuestro lenguaje ordinario al describir las ideologías humanas.
En la Figura ilustramos una manera de ordenar el conflicto de visiones, junto con alguna terminología más clara del psicólogo Steven Pinker, que prefiere utilizar la visión “Trágica” vs la visión “Utópica” en lugar de la denominación menos ilustrativa de Sowell (“Restringida” vs “No restringida”).
Si partimos del extremo superior de la ilustración (medida 0º), estamos en una ideología central, moderada y humanista, conscientes de que nuestra sociedad requiere cierto mercado y una imposición. Si somos partidarios de que el mercado se liberalice y nos bajen los impuestos, nos alejamos por la derecha (medida >0º). En caso contrario, si queremos que el mercado se regule más y creemos en los impuestos, nos vamos por la izquierda (medida <0º).
Claramente, a +90º tenemos visión Trágica, lo que llamamos conservadora, de derecha o de visión individual. A -90º nuestra visión es Utópica, lo que denominamos progresista, de izquierda o de visión social.
Si recorremos más allá la medida hacia la parte inferior de la ilustración y nos acercamos a los +180º o a los -180º, somos extremistas. Desaparece nuestro carácter Trágico o Utópico, y somos de la misma ideología: autoritaria, violenta, irracional y antidemocrática. La fórmula de Euler nos indica que, a todos los efectos, en un oscilador la fase +180º o -180º (+p , –p) es idéntica.
No tenemos un instrumento para medir exactamente la naturaleza de una persona, pero aun con cierto nivel de ruido en nuestra propia medida, si somos sinceros con nosotros mismos, el nivel señal/ruido de nuestro medidor puede ser suficiente como para podernos colocar en un cierto sector del círculo.
Si simpatizamos con una tendencia ideológica, podemos criticar fuertemente el extremismo contrario, pero a veces justificamos o comprendemos el extremo propio. Esta es una contradicción humana muy común, pero recordemos que ambas visiones, si son extremas, no están en conflicto: son la misma.
Referencias
[1] Juan Ignacio Pérez Iglesias (2014) Dos visiones en conflicto de la naturaleza humana. Substack.
[2] Thomas Sowell (2007) A conflict of visions. Basic Books ISBN: 978-0465004669
Sobre el autor: Victor Etxebarria Ecenarro es Catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU)