“Casi inimaginable”. Así titulaba la revista Nature un comentario sobre un artículo publicado en esa misma revista el pasado 3 de septiembre. No era concebible, hasta ahora, que los descendientes de la hembra de una especie determinada pertenezcan a dos especies diferentes.
Esto es lo que se ha observado en las hormigas Messor ibericus, cuyas reinas engendran hormigas de su propia especie y machos de la especie Messor structor. Se trata de un descubrimiento tan insólito que no podemos dejar de comentarlo en este artículo de “Vida fascinante”.
M. ibericus es una especie de hormiga que habita en el sur de Europa, desde España hasta Bulgaria (Figura 1). Como sucede con otras especies similares, M. ibericus practica la “hibridogénesis social”, consistente en que las hormigas reina recurren a machos de otras especies cercanas para generar obreras híbridas.

En concreto, las reinas de M. ibericus se aparean con machos de su misma especie y con machos de M. structor procedentes de colonias cercanas (Figuras 2 y 3). En el primer caso se generan hormigas reina y en el segundo obreras híbridas y estériles. Además, los óvulos no fecundados de M. ibericus se desarrollan como hormigas macho. Recordemos que en las sociedades de hormigas y abejas, reinas y obreras tienen dos dotaciones cromosómicas (son diploides) mientras que los machos son haploides, es decir, tienen solo una dotación de cromosomas proporcionada por sus madres.

Hasta aquí no hay nada especialmente novedoso. La hibridogénesis social, aunque poco frecuente, ya era conocida. El misterio consistía en que las áreas geográficas de estas dos especies, M. ibericus y M. structor, no se solapan (Figura 1). ¿Qué sucede donde solo hay colonias de M. ibericus? No debería haber hibridación pero resultó que, inesperadamente, las obreras seguían siendo híbridas y descendientes de un cruce M. ibericus/M. structor. El caso extremo lo constituyen las colonias de M. ibericus en Sicilia, una región situada a más de 1000 Km del área de distribución de M. structor. ¿Cómo es posible la hibridación si no hay colonias de esta especie a mano?
La solución al enigma ha sido desvelada por un equipo internacional liderado por Jonathan Romiguier, de la Universidad de Montpellier. Después de examinar 132 machos de 26 colonias de M. ibericus en territorios no habitados por poblaciones de M. structor, se observó que el 44% de los machos pertenecía a la especie M. ibericus, mientras que los demás eran claramente machos de M. structor (Figura 2). Estos machos nacen de huevos puestos por reinas de M. ibericus. La prueba está en el ADN mitocondrial, que se transmite solo por vía materna. El ADN mitocondrial de los machos de M. structor procede de hembras de M. ibericus las cuales, por tanto, son sus madres (Figura 3).

Lo que ha sucedido es que a partir de una situación inicial de hibridogénesis social, las reinas de M. ibericus, para poder mantener la colonia de obreras híbridas, han conseguido clonar una población constituida solo por machos de M. structor. El procedimiento de clonación probablemente implicó la producción de óvulos sin núcleo materno que, al ser fecundados por machos de M. structor, producen un linaje continuo de machos genéticamente idénticos (Figura 3). Esto casi podría considerarse una “domesticación” de M. structor, cuyos machos han quedado al servicio exclusivo de M. ibericus y no aportan nada a su propia especie. Estos machos “domesticados” ya no tienen vuelta atrás. Si son introducidos en colonias originales de M. structor, son considerados como invasores extraños y eliminados por las obreras, probablemente porque sus feromonas no son reconocidas.
Lo de “casi inimaginable” no era exagerado. Se calcula que los linajes de M. ibericus y M. structor se separaron hace cinco millones de años (Figura 2), y a pesar de ello, el mecanismo de clonación de machos desarrollado durante este tiempo por las reinas de M. ibericus, les ha hecho independientes de la coexistencia con colonias de M. structor, y les ha permitido extender hacia el sur y el norte su área de distribución (Figura 1). Los investigadores proponen ya un nuevo término, “xenoparidad” (literalmente: alumbramiento de extraños) para esta insólita modalidad reproductiva.
Referencias
Juvé, Y., Lutrat, C., Ha, A. et al. (2025). One mother for two species via obligate cross-species cloning in ants. Nature. doi: 10.1038/s41586-025-09425-w.
Sobre el autor: Ramón Muñoz-Chápuli Oriol es Catedrático de Biología Animal (jubilado) de la Universidad de Málaga.