Desde hace casi un siglo sabemos que el Universo se expande. Pero hace unas décadas descubrimos algo aún más sorprendente: esa expansión se está acelerando. Este hallazgo —que mereció el Nobel de Física en 2011— cambió por completo nuestra visión del Universo. La gran pregunta sigue siendo: ¿qué causa esa aceleración?
La explicación más aceptada hasta hoy es la existencia de la energía oscura, una forma de energía que parece ejercer una “presión negativa” y empuja el espacio a expandirse cada vez más rápido. En el modelo cosmológico estándar, conocido como ΛCDM (Lambda-Cold Dark Matter), esta energía oscura se describe mediante una constante, la “Λ” (lambda), que no cambia con el tiempo.
Sin embargo, nuevas observaciones del proyecto DESI (Dark Energy Spectroscopic Instrument) podrían estar poniendo en duda esa constancia.

Cómo medimos esa expansión
Para estudiar la expansión del Universo los astrónomos necesitan una especie de metro cósmico: un patrón de tamaño conocido que se pueda identificar a distintas distancias y, por tanto, en diferentes épocas del cosmos.
Ese “metro” lo proporcionan las oscilaciones acústicas bariónicas (BAO). En los primeros instantes tras el Big Bang, el Universo estaba lleno de una mezcla densa y caliente de materia y radiación. Las pequeñas fluctuaciones de densidad generaron ondas de presión (similares a ondas sonoras) que se propagaron por ese plasma primitivo. Cuando el Universo se enfrió lo suficiente para que la luz se separara de la materia (unos 380.000 años después del Big Bang), esas ondas dejaron una huella permanente: una distancia característica entre regiones con más o menos materia.
Hoy, esa distancia característica se observa en la distribución de las galaxias y es la que sirve como referencia para medir la expansión del Universo a lo largo del tiempo.
El proyecto DESI utiliza un sofisticado instrumento instalado en el telescopio Mayall, en Arizona (Estados Unidos), capaz de medir simultáneamente la luz de más de 5.000 galaxias. Con sus primeros tres años de datos, DESI ha construido el mapa tridimensional más preciso del Universo jamás realizado, abarcando millones de galaxias y cuásares.
Unas pequeñas discrepancias
Cuando se comparan las medidas de DESI con las predicciones del modelo ΛCDM, la concordancia general es buena, pero aparecen pequeñas discrepancias. Los resultados indican que la tasa de expansión del Universo podría variar de una forma que el modelo estándar no predice exactamente.
En términos estadísticos, la diferencia observada alcanza un nivel de 2,3 sigma, lo que significa que la probabilidad de que el efecto sea una simple fluctuación aleatoria ronda el 2%. Es decir, todavía no es suficiente para hablar de un descubrimiento, pero sí para despertar interés.
Lo más intrigante es que, si se permiten modelos más flexibles, en los que la energía oscura no sea constante, sino que evolucione con el tiempo, los datos de DESI encajan mejor. Cuando se combinan con observaciones del fondo cósmico de microondas y con mediciones de supernovas, la preferencia por un modelo dinámico de energía oscura aumenta hasta 4,2 sigma. Esto sugiere, aunque de forma aún preliminar, que la energía oscura podría haberse intensificado en épocas recientes.
La constante cosmológica dejaría de ser constante
Si estas tendencias se confirman con los datos completos de DESI, el modelo ΛCDM necesitaría una revisión. La “constante” cosmológica dejaría de ser constante, y eso implicaría que la energía oscura —el componente dominante del Universo— podría estar cambiando con el tiempo.
Esto no solo afectaría a la cosmología: obligaría a repensar algunos fundamentos de la física teórica, quizá introduciendo nuevos tipos de campos o interacciones aún no descubiertos.
Mucha cautela, que son palabras mayores
Aun así, los propios investigadores insisten en la cautela. El conjunto actual de resultados proviene de la primera mitad del programa científico de DESI. Los próximos dos años de observaciones permitirán comprobar si la desviación se mantiene o se desvanece al mejorar la precisión (compárese con lo que se decía en este artículo sobre este mismo tema en 2024: La energía oscura evoluciona).
Otros proyectos, como el satélite Euclid (de la Agencia Espacial Europea) o el Observatorio Vera C. Rubin (en Chile), aportarán datos complementarios que ayudarán a esclarecer la naturaleza de la energía oscura.
Referencias:
- M. Abdul Karim et al. (DESI Collaboration) (2025) DESI DR2 results. I. Baryon acoustic oscillations from the Lyman alpha forest Phys. Rev. D 112, 083514.
- M. Abdul Karim et al. (DESI Collaboration) (2025) “DESI DR2 results. II. Measurements of baryon acoustic oscillations and cosmological constraints Phys. Rev. D 112, 083515.
- K. Lodha et al. (DESI Collaboration) (2025) Extended dark energy analysis using DESI DR2 BAO measurements Phys. Rev. D 112, 083511.
- L. Casas et al. (DESI Collaboration) (2025) Validation of the DESI DR2 Lyα BAO analysis using synthetic datasets Phys. Rev. D 112, 083515
- W. Elbers et al. (DESI Collaboration) (2025) Constraints on neutrino physics from DESI DR2 BAO and DR1 full shape Phys. Rev. D 112, 083513.
- U. Andrade et al. (DESI Collaboration) (2025) Validation of the DESI DR2 measurements of baryon acoustic oscillations from galaxies and quasars Phys. Rev. D 112, 083512.
- A.Brodzeller et al. (DESI Collaboration) (2025) Construction of the damped Lyα absorber catalog for DESI DR2 Lyα BAO Phys. Rev. D 112, 083510.
- M. Viel (2025) Rethinking Our Place in the Universe Physics 18,130
Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance