Una plaza es un espacio público amplio y abierto que encontramos en pueblos y ciudades. Una plaza es el escenario de la vida pública, un lugar de encuentro y el corredor de las idas y venidas de quienes habitan un pueblo. Una plaza es el refugio de las vivencias, los sucesos, las celebraciones y los espectáculos, es la cuna de la cultura. Una plaza es un espacio, un sitio, una estación y, en la actualidad, la ciencia también dispone de una plaza propia: Bilbo Zientzia Plaza.

¿Qué es Bilbo Zientzia Plaza? Bilbo Zientzia Plaza (BZP) es un proyecto de la Cátedra de Cultura Científica de la EHU. Es el festival de divulgación científica más importante del Estado. En él se desarrolla un programa para que público adulto y joven se empape de ciencia con registros, tonos e iniciativas de diferente naturaleza. Para ello, a lo largo de dos semanas se ofrece un programa de eventos gratuitos concatenados en el tiempo. Exposiciones (Fernando G. Baptista. El explorador de la infografía científica), conferencias (Naukas Bilbao), ciclos temáticos, experimentos en directo, cinefórums, espectáculos, talleres infantiles (Naukas Kids) o sesiones divulgativas. Ciencia acompañada de música, baile, arte, humor…
Bien es verdad que las actividades de divulgación científica son muy comunes en nuestro entorno. Es habitual la programación de este tipo de iniciativas durante el curso escolar, la mayoría de las cuales están organizadas por personas u organizaciones que se mueven en el universo de la ciencia: universidades, centros de investigación, asociaciones, fundaciones o instituciones públicas. Entre esos eventos de divulgación, son habituales aquellos que están ligados a fechas concretas del calendario: La Semana de la Ciencia, el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, la Noche Europea de los Investigadores y las Investigadoras o el Día Internacional de las Matemáticas (Día de Pi). En ellas se organizan y se llevan a cabo numerosas actividades para dar a conocer los entresijos de la ciencia y la labor que desarrollan quienes ejercen una carrera científica. A este tipo de iniciativas se les denominan “actividades de acompañamiento”, es decir, actividades que se ubican fuera de los programas culturales habituales y que se adhieren a los objetivos y propósitos de iniciativas concretas para llevarlos a cabo como actividad universitaria dentro del curso escolar.
Bilbo Zientzia Plaza nació para romper inercias. Para salir de contextos, universos o calendarios delimitados y mostrar en el paisaje cultural cómo la ciencia puede convertirse en materia habitual para su disfrute en cualquier época del año.
Las esporas de la ciencia en el paisaje cultural
Sin embargo, BZP también tiene otras razones de ser. Introducir proyectos de divulgación científica en una programación cultural tiene efectos en la socialización del conocimiento. La difusión de temas científicos, a través de formatos que se consumen cuando disfrutamos de nuestro tiempo libre, se asemeja a la labor de las esporas de una planta: propagar nuevas semillas dispersándolas en terrenos no convencionales. De hecho, diversos estudios han demostrado que adquirimos gran parte de nuestra cultura científica fuera del marco académico: visitando museos, haciendo rutas guiadas, escuchando charlas, participando en talleres o consumiendo contenido divulgativo.
Así, profesionales del ámbito de la comunicación científica como Vladimir de Semir, periodista y director del Observatorio de la Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra, apuntan en la misma dirección y señalan la importancia de este tipo de actividades: “En contra de la convicción general, una persona se educa en ciencia fuera del ambiente formal: una persona da menos del 5% de su vida en la educación reglada. Por lo tanto, es innegable que la clave para aumentar la comprensión de la gente hacia las ciencias esté en el 95 % restante de su vida”.
Atendiendo a lo anteriormente expuesto, la clave para influir en la cultura científica debe tener en cuenta tanto el espacio como el tiempo que pasamos fuera del ámbito académico y en organizar y llevar a cabo programas de divulgación científica para el ocio. Por ello, ¿por qué no hacer un hueco en los programas culturales a la ciencia? Bilbo Zientzia Plaza se desarrolla año tras año con la intención de dar respuesta a esta cuestión y ofrecer un festival en el que disfrutar de la ciencia nos lleve a aprender y ampliar nuestros conocimientos.
Aprender disfrutando

El ocio da pie a una combinación un poco extraña, ya nos lleva a un escenario alejado de nuestras tareas cotidianas, en el que fusiona nuestro tiempo libre con actividades de disfrute o entretenimiento con el objetivo de ofrecer descanso. Ver una película, acudir a una sesión de bertsos, participar en una mesa redonda, visitar una exposición, escuchar un recital, tomar parte en un club de lectura, seguir un ciclo de conferencias… Las actividades culturales son propuestas que nos resultan útiles, beneficiosas o agradables y que, en cualquier caso, nos producen una sensación placentera.
En Bilbo Zientzia Plaza se puede disfrutar a lo largo de dos días consecutivos de las historias sorprendentes que nos presentan más de 70 profesionales de la ciencia y la divulgación, procedentes de centros de investigación europeos, nacionales y locales, explicando historias sorprendentes: por ejemplo, que las moléculas de agua bailan, que (casi) todo es cuestión de perspectiva, que han descubierto un nuevo color, que la Geología influye en la comida, que el botijo también tiene su ciencia, que un huevo soporta mucho peso en las condiciones adecuadas, que la toma de decisiones con IA tiene efectos colaterales, que puede que el olfato se base, en realidad, en vibraciones o que lavarse las manos llegó a acarrear pena de manicomio.
Disfrutamos, por ejemplo, con una exposición de infografías científicas con uno de los infografistas de más renombre del mundo: el bilbaíno Fernando G. Baptista. Nos recreamos cuando un mago e ingeniero nos explica ciencia a través de la magia. Nos deleitamos con una yincana geológica por Bilbao. Aprendemos sobre la ciencia que hay detrás del deporte de élite en la Biblioteca Bidebarrieta. Nos asombramos junto a nuestros hijos e hijas cuando descubrimos las escalas macro, micro y nanoscópicas en familia.
Somos conscientes de que BZP no es un programa que capta el interés de todo el mundo. Sin embargo, siempre hay quien acude a alguna de sus actividades y se divierte, se emociona o quien, tras terminar la actividad, regresa a su casa impregnada de la curiosidad por saber más. Sea lo que sea, quienes acudan a un acto programado en BZP se llevarán algo nuevo consigo: un dato, una historia, un acontecimiento o un hecho que desconocían y que contribuirá a la mejora de su cultura científica.
Cada año, BZP reúne a más de 6 000 personas entre aquellas que acuden en directo a las diversas salas y aquellas que siguen las sesiones telemáticamente gracias a las retransmisiones en vivo de EITB, de Bidebarrieta Kulturgunea y a través de Tik Tok Live. Miles de personas siguen, por ejemplo, las charlas que se imparten en el auditorio del Euskalduna Bilbao. Sin embargo, estos resultados no serían posibles sin la actitud proactiva que demuestra el público en favor del conocimiento y la comprensión de las entretelas de la ciencia.
Bilbo Zientzia Plaza (BZP) nació en 2017 de la mano de la Cátedra de Cultura Científica de la EHU y la Diputación Foral de Bizkaia. El proyecto BZP comenzó su andadura bajo el nombre de Bizkaia Zientzia Plaza, pero poco después se instaló en Bilbao y se consolidó como Bilbo Zientzia Plaza con el apoyo del Ayuntamiento de la villa. Este año, del 17 al 30 de septiembre de 2025, BZP celebró su octava edición. Durante dos semanas, los escenarios de distintos lugares de Bilbao albergaron en escena a una actriz especial, la ciencia, que ha sido protagonista sobre las tablas mostrado un amplio abanico de temas.
Tras ocho años de andadura, Bilbo Zientzia Plaza ha demostrado que la divulgación científica tiene cabida en la programación cultural, que los temas científicos no son ajenos al espacio público y que disfrutando de la ciencia somos capaces de acrecentar nuestro conocimiento. En definitiva, que la ciencia también tiene su plaza.
Sobre la autora: Uxune Martinez es directora de la Unidad de Cultura Científica e Innovación de Euskampus Fundazioa y gerente de la Cátedra de Cultura Científica de la EHU.
Una versión previa de este artículo se publicó en la revista Bizkaia Tech Magazine.
El artículo original está escrito en euskera.
