A mitad de la carretera que une las poblaciones de Portmán y Los Belones en el litoral murciano y que atraviesa el Parque Regional de Calblanque encontraremos un aparcamiento improvisado donde dejar el coche para subir al Monte de las Cenizas. En la ascensión nos encontraremos un frondoso bosque de pinos carrascos, cornicales, sabinas moras… Todo esto en una zona aún menos lluviosa que el resto de la región de Murcia, ¿cómo es posible esto? Por el Levante que, al soplar hacia tierra, trasporta la humedad del mar. Es una de las formas de criptohumedad y permite que se desarrollen ecosistemas imposibles en otras condiciones.
Si las zonas húmedas en áreas con una eleva aportación de lluvia son zonas ricas en biodiversidad y dignas de conservar, en zonas áridas o semiáridas se convierten en lugares indispensables para mantener los ecosistemas que los rodean. Nos encontramos con muchas variantes naturales como salinas, marismas, bosques de ribera, manantiales o charchas y pozas. Incluso hemos creado, accidentalmente, algunos artificiales: depuradoras, charcas de riego…
Los humedales tienen importantes funciones como regular los ciclos hídricos y retrasar las avenidas, recuperar nutrientes y por ello ser zonas muy productivas. Alguno de ellos permanecen activos incluso en verano, regulando el clima o creando microclimas. Es por ello que tienen asociadas numerosas actividades humanas como las obvias de pesca y obtención de sal además de otras meramente lúdicas.
Un caso muy particular de los humedales son aquellos donde el agua es invisible, como en el caso de Monte de la Cenizas o los saladares, los criptohumedales. El agua permanece lo suficientemente cerca de la superficie como para poder ser aprovechada por comunidades freatófilas y halófitas. Este tipo de humedales, junto con aquellos de poca entidad como las charcas, no gozan de demasiado aprecio por la población general y están expuestos a la degradación o directamente a su desaparición por aprovechamientos agrícolas o urbanísticos.
Dada la tremenda dureza que supone vivir en estas condiciones de humedad cambiante, salinidad e incluso inundación temporal, las comunidades vegetales de los humedales son muy ricas colocando, paradójicamente, a las zonas áridas y semiáridas en la cabeza de la biodiversidad de Europa. Asimismo son zona de paso de numerosas aves migratorias y residencia de otras acuáticas.
La importancia de estas zonas está reconocida con su propio convenio de conservación, el Convenio de Ramsar, y su propio Día Mundial reconocido por la UNESCO.
Este post ha sido realizado por Txema Campillo (@Txemacg) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.