La ciencia del redescubrimiento

Fronteras

La ciencia es fundamental para que la sociedad avance, es más, siempre se habla de ‘los avances de la ciencia’ pero para ir hacia adelante a veces es necesario volver un poco atrás.

Los nuevos descubrimientos no siempre son cuestión de trabajar con información nueva. Sin ir muy lejos, el ahora considerado padre de la genética, Mendel, murió sin saber que lo era.

Describió, por medio de los trabajos que llevó a cabo con diferentes variedades de guisante o arveja, las hoy llamadas leyes de Mendel que rigen la herencia genética pero su trabajo no fue valorado cuando lo publicó en el año 1866 así que hubo que esperar hasta 1900 para que Hugo de Vries, Carl Correns y Erich von Tschermak redescubrieran por separado las leyes de Mendel.

Quedándonos un poco más cerca en tiempo y espacio, recientemente se ha sabido que hace entre 20 millones de años y dos millones de años, allá entre el Mioceno y el Pleistoceno, se paseaban por la actual capital de España las tortugas más grandes que han habitado Europa jamás. Más grandes, incluso, que las que actualmente habitan las islas Galápagos.

Se trata de un nuevo género de tortugas, conocido como Titanochelon, el cual engloba a todas las tortugas terrestres de gran tamaño que poblaron Europa y la región occidental de Asia.

Al mismo tiempo, este trabajo ha permitido a los científicos establecer la tortuga española Titanochelon bolivari como la especie tipo a partir de la cual se describen todas las especies que forman el nuevo género.

En general, las Titanochelon, tenían un caparazón bajo pero ancho que podía medir entre uno y dos metros. Sus extremidades estaban cubiertas por grandes escamas osificadas a modo de coraza protectora.

Bien, pues este hallazgo no ha sido fruto de una nueva excavación ni de un nuevo fósil encontrado sino que el equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, autor del trabajo, ha estudiado material paleontológico encontrado durante el primer tercio del siglo XX en Madrid pero que quedó en el olvido con la irrupción de la Guerra Civil. De hecho, los paleontólogos Hernández-Pacheco y Royo Gómez ya citaban en investigaciones de los años 20 a la tortuga madrileña.

1) Ilustración del paleoartista Mauricio Antón que recrea el aspecto de la tortuga gigante Titanochelon bolivari. 2, 4 y 7) Región ventral del caparazón de la tortuga Titanochelon bolivari hallado en 1906 en Vallecas (Madrid). La imagen 2 muestra algunas vértebras y huesos de la cintura escapular del esqueleto. 3) Parte del caparazón dorsal del ejemplar de Vallecas. 5) El investigador Adán Pérez-García junto a un ejemplar de Titanochelon, en la campaña de Batallones 3 de 2014, en Cerro de los Batallones, Torrejón de Velasco, Madrid. 6) Caparazón ventral del ejemplar tipo que describe al género Titanochelon, hallado en 1917 en Alcalá de Henares, Madrid | Fuente: MNCN
1) Ilustración del paleoartista Mauricio Antón que recrea el aspecto de la tortuga gigante Titanochelon bolivari. 2, 4 y 7) Región ventral del caparazón de la tortuga Titanochelon bolivari hallado en 1906 en Vallecas (Madrid). La imagen 2 muestra algunas vértebras y huesos de la cintura escapular del esqueleto. 3) Parte del caparazón dorsal del ejemplar de Vallecas. 5) El investigador Adán Pérez-García junto a un ejemplar de Titanochelon, en la campaña de Batallones 3 de 2014, en Cerro de los Batallones, Torrejón de Velasco, Madrid. 6) Caparazón ventral del ejemplar tipo que describe al género Titanochelon, hallado en 1917 en Alcalá de Henares, Madrid | Fuente: MNCN

Mientras tanto, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Murcia ha localizado los restos de un templo romano en el yacimiento más emblemático de la Cultura Ibérica, el Cerro de los Santos (Albacete).

Se trata de un templo de planta itálica construido a finales del siglo I. a.C., aunque si bien el grupo, dirigido por el Catedrático Sebastián Ramallo, ha localizado y determinado la ubicación precisa del tempo, éste ya se conocía por el dibujo de unas excavaciones realizadas en el siglo XIX, y que se suponía que había sido destruido poco después de su exhumación.

Junto a la actuación directa en el propio Cerro, donde también se han realizado catas arqueológicas para analizar las distintas capas de la tierra y el proceso de evolución del yacimiento, se ha llevado a cabo la prospección sistemática de todo el territorio para establecer el grado de relación entre el santuario y los asentamientos ibéricos y romanos con su entorno.

De hecho los arqueólogos, que aún no han publicado el artículo científico correspondiente al hallazgo, han encontrado como peculiaridad que este santuario se encuentra aislado y alejado de un gran poblado, a diferencia de lo que suele ser habitual en el ámbito ibérico.

Una vez más, no se trata pues de un descubrimiento sino de un redescubrimiento y vuelve a poner de relevancia la importancia de que los científicos trabajen siempre mirando hacia el futuro pero con un ojo puesto en el pasado porque puede ser que en otras épocas los datos pasaran desapercibidos o incluso que fueran imposibles de descifrar.

Referencias:

Bowler, Peter J. (2003). Evolution: the history of an idea. Berkeley: University of California Press. ISBN 0-520-23693

Pérez-García, A.,Vlachis, E. (2014) ‘New generic proposal for the European Neogene large testudinis (Cryptodira) and the first phylogenetic hypothesis for the médium and large representatives of the European Cenozoic record’. Zoological Journal of the Linnean Society DOI: 10.1111/zoj.12183

Sobre la autora: Maria José Moreno (@mariajo_moreno) es periodista

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