El químico –sobre todo conocido por su contribución en el desarrollo de la píldora anticonceptiva– Carl Djerassi (1923-2015) falleció el pasado 30 de enero.
Además de su labor científica, Djerassi fue novelista y dramaturgo. Una de sus obras de teatro es Calculus, y trata sobre la autoría de la invención del cálculo infinitesimal, y la lamentable polémica que mantuvieron sus dos creadores: el inglés Sir Isaac Newton (1643-1727) y el alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716).
Sir Isaac Newton (1643-1727) y Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716).
Newton describió en un manuscrito de 1669 –que nunca publicó– su llamado método de fluxiones, un conjunto de reglas con las que era capaz de ‘calcular máximos, mínimos y tangentes, sin que las cantidades fraccionarias o irracionales supusieran ningún problema’.
La fama de Newton surgió en 1687, cuando publicó su Principia Mathematica, en la que explicaba las leyes que rigen el universo. Newton se convirtió en el símbolo de la nueva ciencia, y comenzó a obtener numerosos reconocimientos y cargos, entre ellos, el de presidente de la Royal Society. De naturaleza competitiva, tuvo importantes conflictos con otros científicos de su época.
En 1684, Leibniz –de formación mucho más algebraica que el científico inglés– había desarrollado su método de forma independiente y lo había formalizado de manera rigurosa, publicándolo en la revista Acta Eruditorum en el que se anunciaba ‘un nuevo método para los máximos, los mínimos y las tangentes, que no es obstaculizado por las cantidades fraccionarias, ni irracionales, así como un notable tipo de cálculo para esto’, es decir, un trabajo sobre cálculo diferencial. Antes de la publicación de su trabajo, Leibniz había visto el manuscrito inédito del científico inglés e intercambiado algunas cartas con él.
Leibniz fue acusado de plagio: el matemático y astrónomo Nicolas Fatio de Duillier (1664-1753), discípulo de Newton, escribió en 1699 una carta a Leibniz en la que le reprochaba el haberse apropiado de una propiedad intelectual que no le pertenecía. Otro de los discípulos de Newton, John Keill (1671-1721) insistió en la acusación de plagio en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society en 1710. El científico alemán envío una queja a la academia científica, y la Royal Society respondió emitiendo un informe en 1713. En él, se adjudicaba la autoría de la invención del cálculo a Newton; el informe era anónimo y además, en aquel momento, Newton era el presidente de la sociedad científica.
En Calculus, Carl Djerassi especula sobre lo que ocurrió antes de la difusión de ese informe de la Royal Society. La acción se sitúa en dos momentos distintos: 1712 y 1725-1731 en el que se presenta y representa la obra de teatro Calculus: a Morality Play. El autor de este segundo drama se inclina por desacreditar a un Newton que quiere ser reconocido como el primero en realizar el descubrimiento del cálculo: en palabras del científico inglés ‘second inventors have no rights’.
Más información:
[1] Carl Djerassi, Calculus (incluye un fichero pdf con la versión para su representación en Londres en 2004).
[2] Carl Djerassi y David Pinner, Newton’s darkness, two dramatic views, Imperial College Press, 2003.
[3] Marta Macho Stadler, Calculus de Carl Djerassi, Teatro y Matemáticas, DivulgaMAT, febrero de 2009.
[4] Antonio J. Durán, La polémica sobre la invención del cálculo infinitesimal, Crítica, 2006.
Sobre la autora: Marta Macho Stadler es profesora de Topología en el Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU, y colaboradora asidua en ZTFNews, el blog de la Facultad de Ciencia y Tecnología de esta universidad.
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Guillermo Limones
Interesante, gracias por compartir.
Guillermo Muñoz
Carl Djerassi también contribuyó mucho a la interacción entre las disciplinas cientificas y artísticas. Creo la Fundación Djerassi y desde el año 2014 se viene realizando la residencia arte y ciencia Scientific Delirium Madness, donde se seleccionan a artistas y cientificos de todo el mundo para generar experiencias en colaboración.
Un saludo,
Guillermo Muñoz.
David Zavala
Leí con entusiasmo el libro de Djerassi acerca del descubrimiento de la píldora anticonceptiva y me asombró el que mencionara de paso el que el personaje de Mad, la revista, tuviese un origen más bien anterior a la misma. Como es bueno tener una opinión acerca de las cosas, no comprendo esta parte de Djerassi en la que hace menos a los científicos mexicanos, mencionados como «técnicos» en este libro, «La píldora, chimpancés pigmeos y el caballo de Degas». Creo que no eran técnicos, sino científicos al mismo nivel de Djerassi.