El sistema de la difusión social de la ciencia: Receptores y contenidos

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Público, conferenciantes y organizadores tras NaukasCoruña Neurociencia (2016)

Receptores

En una primera aproximación, cabe afirmar que los receptores de las actividades de difusión social del conocimiento científico son todas la personas, el conjunto del cuerpo social. Sin embargo, esa afirmación necesita importantes matices, porque dentro de ese cuerpo social hay diferentes públicos potenciales, y tanto los contenidos como los medios que han de utilizarse varían en función de cuál sea ese público receptor.

Hay, en concreto, cuatro grupos que deben ser considerados de forma diferenciada. En una posición extrema se encuentra el personal científico; son personas que se dedican a la ciencia de forma profesional. Son receptores muy minoritarios y muy especiales; a estos interesa estar al día en campos diferentes del propio. Luego tenemos el público aficionado a la ciencia. De acuerdo con los resultados de las encuestas de percepción social de la ciencia y la tecnología, hay entre un 10% y un 15% de personas a las que interesan de forma activa esas disciplinas. La variación del 10% al 15% refleja, en realidad, diferentes grados de interés, mayor cuanto menor es el porcentaje. Por otro lado, está el profesorado de materias científicas, principalmente de educación secundaria y bachillerato. Lógicamente, este grupo representa un porcentaje pequeño de la población, pero de gran importancia, puesto que son vectores de conocimiento científico cuyos destinatarios últimos son sus estudiantes. Como es natural, muchas de estas personas pertenecen también al grupo de quienes tienen alto interés por la ciencia y la tecnología. Y, por último, están los estudiantes que, además de ser sujetos de la formación que reciben en sus centros de enseñanza, son también receptores potenciales de las actividades de comunicación social de la ciencia, y lo son de una manera especial. Por una parte, se encuentran en una etapa en la que el conocimiento que adquieren puede ejercer un mayor impacto sobre sus decisiones posteriores y, por lo tanto, sobre sus vidas. Y por el otro, también es la época en que con más facilidad se incorporan nuevos conocimientos.

Dentro del público general, por otro lado, cabría establecer otras distinciones, en virtud del interés que unas personas y otras tienen por temas diferentes relacionados con la ciencia, como pueden ser el medio ambiente, la alimentación, salud, etc. De hecho, es relativamente frecuente que personas que afirman tener escaso interés en temas científicos, se muestran muy interesadas en los temas citados, sin ser conscientes de que también tienen alto contenido científico.

Contenidos

Los contenidos que se comunican dependen de cuál es la motivación que anima a los agentes, del público al que están dirigidos y del fin que se pretende alcanzar.

Información

Cuando se trata de contenidos de carácter informativo, suelen tener, como es lógico, las características propias de los mismos. Los descubrimientos científicos de cierta importancia tiene la componente de actualidad que han de tener las noticias para serlo. Medios de comunicación, periodistas y los organismos públicos de investigación que han hecho el descubrimiento son los agentes interesados en difundir ese tipo de contenidos. Y además de los descubrimientos de importancia, catástrofes (terremotos, erupciones volcánicas, huracanes, etc.), incidentes con resultados sanitarios graves (intoxicaciones alimentarias, por ejemplo), y otras informaciones con matiz escandaloso o de cierta gravedad, también tienen su acomodo en los medios de información.

En numerosas ocasiones se transmiten contenidos informativos de carácter científico bajo epígrafes o secciones que no están identificadas de forma específica como “científicos”. Me refiero, principalmente, a información sobre el medio ambiente, alimentación, salud o consumo en general. Se trata de informaciones que despiertan un gran interés en la audiencia pero que no suelen etiquetarse como científicas.

Igualmente, además de lo que en rigor debe considerarse información, también se transmite opinión, pues un buen número de asuntos de carácter científico se prestan al debate público y suelen manifestarse posturas dispares e, incluso, enfrentadas.

Conocimiento

Aparte de los conocimientos científicos básicos que suelen ser difundidos por editoriales, instituciones, personal científico y divulgadores en general, son objeto de especial atención dos ámbitos de conocimiento. Las tecnologías cuyo uso genera controversia social concitan con facilidad la atención de la ciudadanía; buenos ejemplos son los organismos modificados genéticamente o todo lo relativo a la telefonía móvil. Y los conocimientos relativos a temas relacionados con la experiencia cotidiana de las personas, también despiertan mucho interés. Nos referimos a cuestiones citadas en el apartado anterior, tales como la salud, la alimentación, productos de consumo o el medio ambiente. Como ya se ha señalado, lo normal es que muchos receptores no sean del todo conscientes de que se trata de materias de índole científica, o no han reparado en ello.

Por su adscripción disciplinar, hay divulgadores e instituciones que se dedican de manera específica a la divulgación sobre algunos de esos temas concretos.


Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

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