Comunicando ciencia con Cervantes

Fronteras

Comunicando ciencia con Cervantes 1

En los últimos días se ha confirmado, hasta donde ahora es científicamente posible, el hallazgo de los huesos de Miguel de Cervantes. No es propósito ni interés de este post enjuiciar el valor de ese hallazgo, ni la pertinencia de la excavación ni el uso que se hará de ese descubrimiento. La intención de este post es analizar cómo se han comunicado por parte de los científicos implicados en la investigación sus conclusiones y su trabajo, centrándonos en la televisión.

El pasado martes 17 de marzo se convocó la rueda de prensa para dar a conocer los resultados provisionales de la excavación. Los tres investigadores principales, el profesor titular de Medicina Legal de la UPV/EHU Francisco Etxeberria, el historiador Francisco José Marín Perellón y la antropóloga Almudena García-Rubio comparecieron ante medios de todo el mundo para transmitir la información precisa y responder a sus peguntas. Posteriormente, fueron entrevistados por diversos medios. Especialmente, Almudena García-Rubio apareció en varios programas de televisión, atendiendo y respondiendo las preguntas de presentadores sin ningún tipo de especialidad científica (no tenían porqué tenerla), que lo que buscaban era un titular.

Rara vez un acontecimiento de carácter científico convoca tanta atención mediática, y el reto no era fácil. Los tres científicos superaron la situación con gran éxito, no sólo por sus conocimientos científicos sino también porque manejaron perfectamente el medio y sus especiales circunstancias. Aprovechando su ejemplo, veamos unos cuantos consejos que no por obvios o evidentes son siempre seguidos por los científicos en sus comparecencias televisivas, con el consiguiente perjuicio para ellos y la información que quieren transmitir.

En primer lugar, es fundamental conocer las circunstancias del programa en el que se va a participar. No es lo mismo una rueda de prensa que un programa en directo. No es lo mismo un plató dónde tú vas a estar solo con el presentador que un debate con más participantes. Hay que saber a dónde se va, para qué te llaman y de qué quieren que hables. Si un productor o redactor de televisión se pone en contacto contigo, pregúntalo todo. ¿Quién presenta? ¿Es en directo? ¿Quiénes son los demás invitados? ¿Cuánto dura? ¿Se emite online? Si van a grabarte en tu lugar de trabajo para usar partes del material para un programa que montarán después, pregunta: ¿Cuánto va a durar el programa? ¿Cuándo se emite? ¿Quién más participa? ¿Se usará tu imagen con tu voz o ésta irá montada sobre otras imágenes?

En segundo lugar, hay que pensar que la televisión es un medio en el que la imagen es lo más importante.

Etxebarria, Marín Perellón y García-Rubio vestían de manera sobria, oscura y sin nada que distrajera la atención de lo que estaban contando. Tanto en la rueda de prensa como en las apariciones televisivas posteriores, nada en su atuendo, su peinado o su cara distraía del mensaje. Parecían serios y es lo que debían transmitir, aunque luego sean tremendamente divertidos en su trabajo y su vida diaria. Con un simple vistazo a su aspecto, conseguían que el espectador pensara «son serios y saben lo que se traen entre manos».

Esto que parece tan obvio se les olvida a muchos científicos, encantados de aparecer en televisión con sus camisetas superchulas con mensajes, corbatas estridentes o cualquier otro complemento chillón que a ellos les encanta y que llevan todos los días. «Si me pongo traje no soy yo», suele ser una de las excusas favoritas.

No tienes que ser tú cuando sales en televisión.

Cuando llaman a un científico para participar en algún programa, lo que se busca es la imagen de la ciencia, la voz de esa investigación o de ese hallazgo. En televisión no hay mucho tiempo para hacerse una idea de cómo es esa persona, por lo que aquello con lo que el espectador se va a quedar en primer término es con la imagen. Esa primera visión condicionará que piensen que el investigador es alguien serio, fiable y eficiente. Cualquier elemento que les haga pensar otra cosa es mala idea, porque además no hay tiempo para corregir esa primera imagen. Como decía Coco Channel “No hay una segunda oportunidad para una primera impresión”.

Si te invitan a un programa de televisión, piensa si quieres que se acuerden de tu camiseta o de lo que vas a contarles.

Por este mismo motivo, si la intervención se graba en un laboratorio, un despacho o un centro de investigación y te piden que te pongas una bata, o unas gafas o guantes (siempre que los uses en tu trabajo) conviene hacerlo, pues permiten al espectador identificarte de un vistazo sin tener que leer el rótulo donde pone tu título. No pasa nada, no es venderse ni disfrazarse, es hacer llegar el mensaje.

Una comparecencia en televisión, sea del tipo que sea, no es una charla en un evento y, por eso, se debe controlar la postura. En esa rueda de prensa, los tres científicos permanecieron tranquilos cuando se les preguntaba. No se movían, miraban atentamente al periodista y sólo cuando éste había terminado su intervención, se dirigían al estrado para responder. Sin estridencias, sin aleteos de manos, sin gesticular. Nada que distraiga. Lo importante es el mensaje.

En televisión se ve todo. La cámara puede estar sobre ti cuando no estás hablando, cuando sólo escuchas, y por eso tienes que ser consciente de tu cuerpo en cada momento. Mantener una postura seria y en la que estés cómodo. No transmitir intranquilidad, ni prisa por responder; ni por supuesto la actitud de «lo que me están preguntando es una estupidez”, aunque lo sea. Conviene preguntar si vas a estar sentado, de pie, delante de un atril, con una mesa. Todo eso condicionará tu postura y sabrás si estarás más o menos cómodo.

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La televisión busca un titular, busca la provocación. Es normal que el periodista, es su trabajo, haga preguntas complicadas o repita la misma pregunta varias veces para intentar conseguir la respuesta que busca (esto fue obvio en la rueda de prensa del pasado día 17). El científico que acude a un programa de televisión o que es entrevistado, tiene que tener clarísimo cuál es el mensaje que quiere transmitir. Tres ideas apuntadas que ha de repetir hasta la extenuación. No más. No conviene salirse de ello, porque entonces las ideas principales se perderán en el resto del discurso. Hay que aprender a responder las preguntas trampa, reconducirlas y utilizarlas para volver a repetir el mensaje principal.

Si es un programa en directo o una rueda de prensa, te aseguras de que la idea principal quede reflejada. Si el espacio va a ir editado, hay más posibilidades de que tus palabras sean cortadas o se utilice una parte de tu discurso que a ti te parezca menor o carente de importancia.

Tanto en la rueda de prensa como en las intervenciones posteriores, los tres científicos repitieron la misma idea continuamente: “Tenemos la certeza documental, histórica y antropológica de que en la reducción de huesos encontrada están los restos de Miguel de Cervantes, pero es imposible individualizarlos”.

Los científicos siempre están muy preocupados de que todo lo que digan sea exacto y lo más detallado posible, pero en televisión eso no es lo más importante. Los detalles son superfluos, no hay tiempo ni ritmo para detenerse a analizarlos. Hay que saber expresar la idea más importante, el conocimiento o dato que se quiere transmitir, en el lenguaje más sencillo posible. La televisión no es un congreso, ni una revista, ni un post, ni un blog, ni un libro. Es comunicación instantánea y sobre la que no tienes control en el momento en que tu imagen y tu voz sale en pantalla. Por esa falta de control posterior tienes que tener un control absoluto sobre lo que dices y cómo lo dices.

No hay más que mirar las noticias, los titulares y los informativos para comprobar que el equipo de Etxeberría consiguió transmitir exactamente la información que quería, sin dar lugar a segundas interpretaciones.

Lamentablemente, las pseudociencias aprendieron todos estos trucos antes y los manejan con maestría. Los científicos deben aprender a comunicar en televisión, para que la transmisión de la ciencia en el que sigue siendo el medio más poderoso sea lo más efectiva posible. Hay que ser claro, conciso, sencillo y accesible para lo que es necesario mantener todo el control posible sobre el mensaje que se quiere transmitir.

Sobre la autora: Ana Ribera (Molinos) es historiadora y cuenta con más de 14 años de experiencia en el mundo de la televisión. Autora de los blogs: Cosas que (me) pasan yPisando Charcos.

1 comentario

  • Avatar de Gerardo Augusto

    Lo malo es que Cervantes escribió en Castellano y no en español. Somos 70 veces más la población que habla Castellano ..

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