Cuando pensamos en ciencia imaginamos laboratorios, batas blancas e instrumentos de manejo complicado, increíblemente caros y fuera del alcance de la mayoría de nosotros. Aparatos que es necesario manejar con precisión y que deben utilizarse en entornos controlados y con mucho cuidado, porque los imaginamos frágiles.
Casi ninguno de nosotros pensaría en un microscopio de bolsillo montado a partir de una sola hoja de papel. Un microscopio que recortamos y montamos casi como si fuera un juguete, un recortable para vestir una muñeca, construir un robot o un dinosaurio. Un microscopio que cuesta menos de un dólar.
Ese microscopio que nos cuesta imaginar existe y ha sido inventado por Manu Prakash, un indio de 35 años que trabaja en el Laboratorio de Bioingeniera de la Universidad de Stanford. En 2011, Prakash se encontraba en Tailandia, haciendo un trabajo de campo. Allí descubrió que a pesar de contar con un estupendo microscopio, los investigadores no lo utilizaban por miedo a romperlo. Era un microscopio que costaba más que el salario de cualquiera de los investigadores y eso les asustaba.
El Pliegascopio (traducción muy libre de Foldscope) es un invento que se inscribe dentro de un nuevo movimiento de la ciencia conocido como «ciencia accesible» (traducción libre de «frugal science»). Esta iniciativa pretende abaratar, acercar y popularizar el uso de determinados instrumentos de la investigación científica, principalmente aquellos asociados con la detección de enfermedades y la higiene.
«El mundo está luchando con grandes problemas: la biodiversidad, el cambio climático, la salud, la higiene. Cuando miramos a la raíz de todos estos grandes problemas vemos que todos tienen un origen microscópico».
En 2014, Prakash y sus estudiantes enviaron cincuenta mil pliegascopios a voluntarios en más de 136 países. Este envío masivo, posible gracias a una subvención de una asociación filantrópica, tiene como propósito recoger el mayor número de experiencias de uso del microscopio. Con esta idea, y para hacer accesible toda esta información, han creado la Foldscope Web, en la que voluntarios de todo el mundo suben fotos, posts y comentarios con sus experimentos, investigaciones y observaciones.
«Todo está construido con cosas microscópicas».
¿Qué pretende Prakash con su pliegascopio y sus planes para que esté al alcance de cualquiera, especialmente en los países en vía de desarrollo?
Prakash se crió en la India y fue el acceso completamente accidental a un laboratorio de ciencia (el anterior inquilino de la casa que ocupó con su madre en Rampur era un profesor que al no pagar la renta dejó allí todo su equipamiento) activó su curiosidad y su deseo de estudiar ciencias. Por su propia experiencia vital y por distintas observaciones, Prakash cree que facilitar el acceso a la ciencia en las escuelas fomenta la educación científica y puede de hecho mejorar, por ejemplo, la percepción de las enfermedades y su origen.
«Hay una conexión muy estrecha entre la educación científica y la salud global. A menos que hagamos que la gente tenga curiosidad por el mundo a pequeña escala, es muy difícil que podamos cambiar la mentalidad sobre las enfermedades».
Así, por ejemplo, el uso del pliegascopio para observar un mosquito infectando a un niño puede hacer que esos niños comprendan la necesidad de dormir con mosquitera. La observación de las bacterias en sus manos puede hacer que comprendan la importancia de la higiene para prevenir intoxicaciones, infecciones, etc.
«Saber cómo funciona el mundo, no es sólo cosa de científicos. Todos somos curiosos al principio. Es una pasión con la que nacemos y debemos nutrirla para que siga viva siempre».
¿Cuántos de nosotros, si lleváramos un microscopio en el bolsillo o el bolso, no tendríamos curiosidad por observar nuestra comida, el agua de la piscina donde nadamos o una gota de nuestro sudor? El pliegascopio también es un instrumento fabuloso para cultivar la curiosidad.
El pliegascopio es una buena idea, barata, accesible e ingeniosa que ni siquiera Prakash sabe muy bien cómo va a funcionar. El pliegascopio, igual que otras herramientas creadas dentro de la iniciativa «ciencia accesible», ha sido creado por científicos de las universidades más prestigiosas del mundo en unos entornos determinados y pensados con mentalidades muy alejadas (no por desinterés sino porque es imposible conocerlas) de aquellas a las que se supone que van dirigidas.
El pliegascopio, por ejemplo en muchos lugares de los países en vías de desarrollo, es utilizado como si fuera un instrumento delicado: con cuidado, vigilando a los alumnos y guardándolos después de cada clase. Prakash intenta hacerles ver que esa no es la idea, no es la intención con la que él lo ha creado. El pliegascopio es resistente, fuerte y está pensando para usarse continuamente.
¿Qué futuro tiene la llamada ciencia accesible? ¿Mejorará las condiciones de vida de millones de personas? ¿Aumentará la educación científica? ¿Mejorará la prevención y la detección de enfermedades como la malaria, que cada año mata a un millón de personas en todo el mundo?
No lo sabemos. Prakash no lo sabe, pero no podemos olvidar que cuando Antoni van Leeuwenhoek inventó el microscopio tampoco tenía muy claro para qué iba a servir, más allá de ver «cosas moviéndose» en todo lo que observaba.
Creo que esta frase de Wayan Vota, ejecutivo de la Web que monitoriza el proyecto del pliegascopio, resume muy bien la idea:
“La primera persona que sube la colina siempre es abatida a tiros”.
Para saber más:
Through the looking glass. Caroline Kormann. New Yorker.
What is “frugal science?” A visit to the home of the $1 folding paper microscope. Tom Furtwangler.
Microcosmos. Video del New Yorker.
Los microscopios. César Tomé López
Sobre la autora: Ana Ribera (Molinos) es historiadora y cuenta con más de 15 años de experiencia en el mundo de la televisión. Autora de los blogs: Cosas que (me) pasan y Pisando Charcos.
yildelen
Me ha encantado el post. Cuando uno mete en un laboratorio escolar a 20 niños de 12-13 años y les enseñas a manejar una lupa binocular o un microscopio te das cuenta de esa curiosidad innata. Se les ocurren mil cosas que colocar bajo el objetivo, yo podría pasarme mil horas observando sus caras de asombro. ¡Quiero un pliegascopio!
Ana Ribera
Me alegro Yildelen. A mi también me parece una gran historia. Estamos tratando con el laboratorio de Manu Prakash a ver si conseguimos unos cuantos 🙂
Ciencia accesible: el pliegascopio de Manu Prak…
[…] Cuando pensamos en ciencia imaginamos laboratorios, batas blancas e instrumentos de manejo complicado, increíblemente caros y fuera del alcance de la mayoría de nosotros. Aparatos que es necesario manejar con precisión y que deben […]
Montserrat Cruz
Ya conocía el Foldscope a través de reseñas de la web y me parece fantástico el trabajo de Manu Prakas para conseguir el acceso masivo de niños e investigadores al mundo microscópico.
Intenté conseguir ejemplares para utilizarlo en nuestro instituto de educación secundaria IES Virgen del Espino, pero no lo logramos.
Ana Ribera, si consigue algunos ejemplares me encantaría que alguno de ellos pudiera compartirlo conmigo
Gracias