A estas alturas desconozco si fue Niels Bohr, Enrico Fermi o el mismísimo Yogi Berra quien dijo que “hacer predicciones es muy difícil, sobre todo las del futuro”. Pero fuese quien fuese, acertó de pleno.
Son especialmente conocidas las predicciones negativas que resultaron fallidas. El británico Sir John Eric Ericson, cirujano de la Reina, dijo en 1873 que “el abdomen, el pecho y el cerebro estarían para siempre vedados a la intrusión del cirujano sabio y humano”. De ser ciertas todas las que se le atribuyen, el físico británico William Thomson (Lord Kelvin) se lleva la palma de predicciones incumplidas: sostuvo que la radio no tenía futuro, que era imposible que volaran máquinas más pesadas que el aire, y que se acabaría demostrando que los rayos X eran falsos. Einstein dijo en 1932 que “no hay el más mínimo indicio de que pueda llegar a obtenerse energía atómica; significaría que podría desmenuzarse el átomo a voluntad”. Y sir Harold Spencer Jones, Astrónomo Real del Reino Unido afirmó, en 1957 que “los viajes espaciales eran un disparate”; dos semanas después el Sputnik orbitaba la Tierra.
Lo anterior viene a cuento de las listas que han publicado los primeros días de enero numerosos medios de comunicación con lo que será noticia en ciencia y tecnología en 2017. No deja de sorprenderme, porque aunque es cierto que hay temas –tecnológicos, sobre todo- acerca de los cuales es posible aventurar logros, no es raro que surjan imponderables que impidan que se cumplan las expectativas. Antes hemos visto algunas predicciones negativas incumplidas. También se hacen predicciones positivas que acaban resultando fallidas; al contrario que con las anteriores, rara vez se comprueba su cumplimiento, por lo que no solemos tener constancia de ellas.
En realidad, el mismo hecho de hacer predicciones en estos ámbitos es contradictorio con la naturaleza del progreso científico. El motor de la ciencia es la ignorancia. Cuando se aborda una investigación y tras las observaciones o experimentos se obtiene lo que se esperaba, el conocimiento experimenta un pequeño avance. El físico Enrico Fermi decía a sus estudiantes que un experimento que verifica una hipótesis es una medida, y el que no la verifica, un descubrimiento. Así es: un des-cubrimiento de nueva ignorancia. Es cuando se obtienen resultados inesperados cuando realmente se abren nuevos caminos para el progreso del saber. Porque los resultados inesperados iluminan el límite que separa lo que conocemos y lo que ignoramos, y por lo tanto, muestran áreas desconocidas en las que podemos aventurarnos en busca de aspectos ignotos de la realidad.
Cuando los medios informan de “grandes descubrimientos científicos”, lo que hacen normalmente es dar cuenta de la verificación de hipótesis célebres o de algún desarrollo tecnológico de consecuencias espectaculares. En alguna ocasión han informado de resultados que cuestionan nociones sólidamente establecidas (neutrinos supuestamente superlumínicos, por ejemplo). Y rara vez lo harán de alguna conjetura revolucionaria, cuya comprobación, quizás años más tarde, abra nuevos caminos. Sospecho que ningún medio informó en 1928 de que Paul Dirac había desarrollado una ecuación que describía la dinámica del electrón en términos de la mecánica cuántica, incluyendo también los efectos relativistas. La ecuación predecía además la existencia de antielectrones (positrones), o sea, de antimateria. Y desde luego, a nadie se le ocurrió entonces que aquella ecuación, aparte de iluminar una nueva frontera del conocimiento, acabaría siendo el origen de una técnica de diagnóstico médico tan útil como la tomografía por emisión de positrones (PET). Y es que, como dijo Yogi Berra (ver nota), “el futuro ya no es lo que era”. De hecho, nunca lo fue.
Nota: Me dice J. A. Serrano Segura que la frase «el futuro ya no es lo que era» es de Paul Valery, y no de Yogi Berra. No es de extrañar, porque Berra dejó tantas frases gloriosas, que es muy probable que se le atribuyan más de las que realmente pronunció.
Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU
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Este artículo fue publicado en la sección #con_ciencia del diario Deia el 15 de enero de 2017.
Juan R
Hola. Como de costumbre es muy buen comentario. Pero esta idea me lleva a otra que llevo tiempo madurando y que estoy seguro tú podrás poner en contexto para ser contada mucho mejor.
¿Qué opinas de la expresión «un adelantado a su tiempo»?. La realidad es que si alguien hizo, demostró o descubrió algo que fue posible en un momento concreto de la historia, pero que la sociedad, la ciencia, la cultura etc., tenían por imposible, impensable… la expresión real que retratase la circunstancia debería ser que los demás estaban «retrasados a su tiempo». En realidad la expresión «ser un adelantado a su tiempo» explica claramente el impedimento o resistencia que se pone al progreso personal y social por la propia inercia de la mentalidad colectiva, la sociedad y sus normas no escritas.
La otra idea que me parece destacable y atractiva como se expone pero discutible es lo que decía Fermi. Si la hipótesis realmente es algo que no ha sido probado, cuando el experimento la confirma, entonces tenemos una medida… del futuro. Y cuando no la confirma, entonces además de ser un descubrimiento es algo que no estaba en el futuro. Todo esto si tomamos «futuro» como esa predicción basada en los datos actuales que propone que sucederá algo que no está constatado o a lo que no se ha llegado pero está en la posibilidad.
Y finalmente, remarcar la importancia de esa frase de Fermi ya que tanto si el experimento confirma la hipótesis como si no la verifica, en ambos casos la se está haciendo ciencia. Y es tan importante lo primero como lo segundo, pero puede que estemos mal acostumbrados por la forma de hacer y contar ciencia hoy día y de hacer periodismo científico y divulgación, ya que si algo es esperado al realizar el experimento no tiene titulares… pero está confirmando una hipótesis. ¿Solo interesan los datos que no confirman hipótesis o los datos que muestran algo inesperado?. Hay que revisar algunas actitudes en la forma de hace ciencia y de sobre todo de contarla.
saludos
Juan Ignacio Pérez Iglesias
Hola Juan R
La verdad es que esas expresiones son puramente metafóricas. Le tengo oído a Pedro Etxenike y a algún otro físico que quien se adelantó de verdad a su tiempo fue Einstein con la Teoría General de la Relatividad. Lo que dicen es que si no la hubiera formulado cuando lo hizo, se habría acabado proponiendo, pero podría haber ocurrido bastante más tarde de 2015 (¿fue en 2015, no? Pero con muchos otros quizás se exagera, sí.
Lo que dices de la verificación o refutación de las hipótesis me parece perfectamente razonable. Yo creo que Fermi lo que pretendía es, recurriendo a una paradoja, tratar de dirigir el foco hacia lo que no nos esperamos. Porque es cierto de que las mayores novedades vienen de ahí, de donde uno menos se lo espera. También comparto la idea de que ciencia es todo, lo que confirma y lo que desmiente.
Gracias por tu comentario.