Las lenguas nativas se adquieren en contextos emocionalmente ricos (como la familia), mientras que las extranjeras se adquieren en entornos académicos emocionalmente neutros. Como consecuencia de esta diferencia se ha sugerido que nuestra reactividad emocional se reduce cuando hablamos en un idioma extranjero. Diversos estudios han mostrado lo mucho que puede alterar el sistema cognitivo el hecho de hablar en una lengua extranjera, que afecta a procesos críticos en la vida diaria como la percepción de uno mismo, la toma de decisiones y los procesos de negociación.
El investigador del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) Jon Andoni Duñabeitia habló sobre estas investigaciones en una conferencia titulada “¿Cómo sienten y piensan los bilingües?”.
La charla tuvo lugar el pasado 25 de enero en Azkuna Zentroa (Bilbao). Forma parte del ciclo de conferencias Zientziateka, que organizan todos los meses la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU y Azkuna Zentroa para divulgar asuntos científicos de actualidad.
Edición realizada por César Tomé López a partir de materiales suministrados por eitb.eus
RENE AGA
La mejor manera de enseñar una lengua es prohibir hablar en la lengua materna en la clase de idiomas, y que sea interactiva entre profesor y alumnos.