La compleja transición de cazador-recolector a agricultor

Investigación UPV/EHU

Los investigadores han recuperado 180 genomas de Hungría, Alemania y España de hace entre 8.000 y 4.000 años. Su estudio pone de manifiesto que los primeros agricultores en Europa se entrecruzaron con los cazadores locales durante nada menos que 3.000 años.

Imagen: Dan Burr

El cambio del modo de vida cazador-recolector a agricultor representa la mayor transición demográfica experimentada por el ser humano en millones de años. La agricultura surge en Oriente Próximo hace unos 10.000 años y posteriormente se expande hacia Europa, donde en pocos miles de años reemplaza a los cazadores mesolíticos (el primer genoma mesolítico, secuenciado hace apenas tres años, es el del hombre de La Braña, en León). Aunque desde hace algunos años sabemos que ambos grupos eran genéticamente distintos, las dinámicas locales de dicho proceso de reemplazamiento eran hasta ahora poco conocidas.

Un equipo internacional de investigadores, entre los que se encuentran Javier Fernández Eraso y José Antonio Mujika Alustiza, del Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, ha logrado secuenciar numerosas muestras antiguas procedentes de tres regiones de Europa (Hungría, Alemania y España). «Gracias a esta secuenciación se ha podido determinar que en los tres casos, después de la llegada inicial de los primeros agricultores, éstos se entrecruzaron con los cazadores locales a lo largo de varios siglos», han explicado desde el equipo investigador. Es decir, los genomas de los agricultores del neolítico medio, final y del calcolítico de la península Ibérica muestran cerca de un 25% de componente genético procedente de cazadores afines a La Braña, pero los de Europa central muestran afinidades con cazadores de esa región.

En algunos casos, especialmente en Europa central, se detectan individuos con ancestralidades mixtas e incluso cazadores que se incorporan a vivir a las comunidades agrícolas y son enterrados allí. «Este descubrimiento dibuja un panorama más complejo del que existía hasta ahora sobre el proceso de neolitización, que ya no puede considerarse únicamente una migración de agricultores ni un proceso demográfico uniforme», señalan.

El análisis de más individuos de la prehistoria de la península ibérica ayudará a completar este panorama y a entender los cambios genómicos que tuvieron lugar con posterioridad, con la llegada de los metales e incluso con migraciones que ocurrieron en tiempos históricos. En estos momentos, se dispone de cerca de 400 genomas ibéricos antiguos de todas las regiones y períodos, desde el mesolítico hasta la edad media, que siguen mostrando cambios genéticos posteriores que podrán correlacionarse con cambios a nivel arqueológico.

Referencia:

Mark Lipson et al (2017) ‘Parallel palaeogenomic transects reveal complex genetic history of early European farmers’. Nature doi: 10.1038/nature24476.

Edición realizada por César Tomé López a partir de materiales suministrados por UPV/EHU Komunikazioa

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