Es la especie animal invasora más grande del mundo, tal como titulan su artículo Jonathan Shurin y sus colegas, de la Universidad de California San Diego de La Jolla. Mide entre tres y cinco metros de la cabeza a la punta de la cola, con metro y medio de altura hasta los hombros. El peso medio es de 1500 a 1800 kilos, aunque puede llegar a los 3000. Es el hipopótamo común, de nombre científico Hippopotamus amphibius. Habita el África subsahariana hasta Sudáfrica y es una especie invasora en Colombia por los caprichos de un célebre narcotraficante, Pablo Escobar.
La portada y el primer capítulo de Historia de las especies invasoras, del biólogo Ángel León Panal, libro publicado en 2021, están dedicados a los hipopótamos de Colombia y al narco Pablo Escobar. Dirigía en 1978 el Cártel de Medellín. Visitaba el curso medio del valle del río Magdalena, en el centro de Colombia. En la zona compró varias fincas con selva, agua y montaña y fundó la Hacienda Nápoles, en el municipio de Puerto Triunfo, Departamento de Antioquía, así llamada en homenaje a su admirado Al Capone, nacido en Napolés.
En la finca mostraba su colección de automóviles y practicaba varios deportes, entre ellos el tenis. Pero el mayor atractivo era el Zoológico. Se informó de las especies que se adaptarían al clima de aquella zona de Colombia y, por medio de intermediarios de Estados Unidos, compró, por ejemplo, cebras, elefantes, rinocerontes, jirafas, hipopótamos y más especies que, poco a poco, iban llegando a la hacienda. En total llegaron a ser unos mil doscientos animales.
Los hipopótamos primero fueron cuatro, tres hembras y un macho, en 1981, y pronto llegaron a seis con la compra de otros ejemplares (quizá, no está claro, eran entre dos y seis los ejemplares del grupo inicial). Tras la muerte de Pablo Escobar a los 44 años, en 1993 y acribillado a balazos por la policía colombiana, los hipopótamos y otros animales quedaron en la Hacienda Nápoles. Eran muchos hipopótamos y en 2016 llegaban a 30 ejemplares y, para 2020, se calculó que había entre 60 y 80 individuos. Viven, de media, unos 40 años en estado silvestre y las hembras tienen unas 25 crías. Las proyecciones para el futuro hablan de 800-1400 individuos en Colombia para 2040.
Las últimas previsiones publicadas hace unas semanas por Amanda Subalusky y sus colegas, de la Universidad de Florida en Gainesville, estiman que el crecimiento de la población de hipopótamos es del 9.6% al año, lo que supone 230 individuos para 2032. Incluso el cálculo de crecimiento de la población, según D.N. Castelblanco-Martínez y su grupo, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Ciudad de México, podría llegar a los 800 individuos en 2034. Todos estos datos suponen que, según la estrategia de control que adopte el Gobierno de Colombia, hay hipopótamos en el país por unos 50-100 años.
En conclusión, es el único grupo de hipopótamos en estado salvaje y viable que se puede encontrar fuera de África.
Algunos ejemplares abandonaron la Hacienda Nápoles y siguieron el curso del río Magdalena hacia el norte hasta, por ahora y con datos confirmados, unos 150 kilómetros de la finca, aunque las citas más al norte parecen que están a unos 400 kilómetros. Para los habitantes de los márgenes del río es un asunto difícil pues los hipopótamos son agresivos y peligrosos. En África causan más muertes al año que leones, elefantes, búfalos y rinocerontes juntos, como escribe Ángel León Panal. Además, pueden transmitir enfermedades como la tuberculosis, la brucelosis, la leptospirosis, el ántrax y la salmonelosis.
Ingenieros de ecosistemas
Son los hipopótamos lo que se denomina ingenieros de ecosistemas, pues pueden modificar los hábitats en que se encuentran. Es un herbívoro que transporta nutrientes desde las plantas de las que se alimenta hasta las zonas acuáticas donde libera sus heces. Algo así como una tonelada de carbono y otros compuestos al año y por individuo. En los ecosistemas acuáticos en que vive puede provocar la eutrofización por exceso de nutrientes por la acumulación de los componentes de las heces. Según el resumen de Jonathan Shurin y sus colegas, los hipopótamos importan al hábitat acuático materia orgánica y nutrientes con un impacto apreciable en el metabolismo del ecosistema y en la estructura de la comunidad.
Por cierto, desde 2012 y por orden judicial está prohibida la caza de hipopótamos en Colombia. Y en 2014, el Gobierno optó por la conservación de los hipopótamos, controló su reproducción y exportó algunos ejemplares a zoológicos de otros países como Ecuador y Uruguay. Sin embargo, en 2021, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza envió una carta de intervención al Gobierno de Colombia recomendando iniciar un programa para eliminar la población de hipopótamos. Y en sentido opuesto, el hipopótamo fue declarado legalmente como especie invasora hace poco más de un año, el 24 de marzo de 2022.
El control de la población de hipopótamos en Colombia ha planteado varios problemas. En 2018 revisaron los métodos Santiago Monsalve, de la Corporación Universitaria Lasallista, y Alejandro Ramírez, de la Universidad de Durham. Se han propuesto los anticonceptivos para las hembras y la castración química en los machos. Pero faltan datos sobre su eficacia. Ninguno de estos métodos parece funcionar con ella tal y como se propone su aplicación según D.N. Castelblanco-Martínez y su grupo. Para la aplicación de estas técnicas se necesita controlar la agresividad de los hipopótamos, también poco estudiada y difícil de evitar por su tamaño y peso. También la población ha crecido en tal cantidad que la captura y entrega a zoológicos ya no es posible. La caza y eliminación de individuos ha provocado un gran debate con ONGs y la sociedad en general por lo que, por ahora, se ha abandonado.
La conservación compasiva de los hipopótamos no es una opción
Como resumen final valen los comentarios de Amanda Subalusky y sus colegas, de la Universidad de Yale, publicados en 2021. El hipopótamo es un ingeniero de ecosistemas que puede tener efectos profundos en los entornos terrestre y acuático y afectar la biodiversidad original de la cuenca del río Magdalena. Los hipopótamos también son agresivos y representan una amenaza para los habitantes de la región del río Magdalena aunque, por otra parte, también podrían generar beneficios económicos por el turismo. Sin embargo, se necesita más investigación para cuantificar el tamaño y la distribución de la población de hipopótamos y para predecir los efectos ecológicos, sociales y económicos que pueden provocar. Pero el conocimiento debe equilibrarse con la consideración de las preocupaciones sociales y culturales al desarrollar estrategias de manejo apropiadas para la introducción de una especie invasora.
Además, en este debate sobre cómo manejar una especie invasora, Colombia depende en gran medida del negacionismo científico: varios participantes en debates públicos tergiversan el trabajo y las opiniones de los científicos y cuestionan su ética y motivos. Destacan la necesidad y la confianza en la acción basada en la ciencia, proponen participar en discusiones sobre las preocupaciones éticas, y deben superar falsos dilemas, a menudo poco argumentados. La “conservación compasiva”, que valora los derechos e intereses de los individuos de una especie exótica carismática, no puede prevalecer sobre (1) los derechos e intereses de los individuos de las especies nativas y (2) la conservación de poblaciones, ecosistemas y servicios que suponen las especies nativas. Como proponen Sebastián Restrepo y Carlos Daniel Cadenas, de las universidades Javeriana y de los Andes, de Bogotá, sin una acción decisiva por parte de las autoridades ambientales de Colombia, con una variedad de medidas que incluyen la matanza selectiva bajo estándares humanitarios de bienestar animal, las poblaciones de hipopótamos continuarán expandiéndose a expensas de los ecosistemas que sustentan a comunidades humanas vulnerables y las especies nativas.
Referencias:
Castaño, J.A. 2008. Dos hipopótamos tristes. Letras Libres junio: 22-25.
Castelblanco-Martínez, D.N.et al. 2021. A hippo in the room: Predicting the persistence and dispersion of an invasive mega-vertebrate in Colombia, South America. Biological Conservation 253: 108923.
Dembitzer, J. 2018. The case for hippos in Colombia. Israel Journal of Ecology & Evolution doi: 10.1163/22244662-06303002.
León Panal, A.L. 2021. Historia de las especies invasoras. Guadalmazán. Córdoba. 425 pp.
Monsalve Buriticá, S. & A. Ramírez Guerra. 2018. Estado actual de los hipopótamos (Hippopotamus amphibius) en Colombia: 2018. Revista CES Medicina Veterinaria y Zootecnia 13: 338-346.
Resolución nº 0346, de 24 marzo 2022, Por la cual se modifica el artículo 1º de la Resolución Nº 848 de 2008, adicionando la especie Hippopotamus amphibius (Hipopótamo común) y se toman otras determinaciones. El Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Colombia.
Restrepo, S. & C.D. Cadena. 2021. Science denialism limits management of invasive hippos in Colombia. Frontiers in Ecology and the Environment 19: 323-325.
Shurin, J.B. et al. 2020. Ecosystem effects of the world’s largest invasive animal. Ecology e02991.
Subalusky, A.L. et al. 2021. Potential ecological and socio-economic effects of a novel megaherbivore introduction: the hippopotamus in Colombia. Oryx 55: 105-113.
Subalusky, A.L. et al. 2023. Rapid population growth and high management costs have created a narrow window for control of introduced hippos in Colombia. Scientific Reports 13: 6193.
Wikipedia. 2023. Hippopotamus amphibius. 12 mayo.
Para saber más:
Catástrofe Ultravioleta #18 INVASORES
Sobre el autor: Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.