Es muy común leer este tipo de titulares en medios no especializados, y a menudo, los científicos nos enfadamos porque ese tipo de afirmaciones nos parecen sensacionalistas. Pero esta vez, ese título se ha publicado en la reputada revista Nature. “Aspirin prevents metastasis by limiting platelet TXA2 suppression of T cell immunity”. Pero ¿qué hay detrás de este artículo? ¿Qué es lo que ha visto el equipo científico que ha participado en esta investigación?
La aspirina
El principio activo del medicamento que conocemos como aspirina es el ácido acetilsalicílico. Lo produjo por primera vez el químico Charles Frederic Gerhardt en 1853, pero no le dio mayor importancia y lo pasó por alto. La eficacia de la aspirina no se probó hasta 1899, cuando la compañía Bayer la inscribió en la Oficina Imperial de Patentes de Alemania, como medicamento contra el dolor. Pero el ácido salicílico necesario para la producción de ácido acetilsalicílico se lleva usando desde hace mucho tiempo. En el siglo V antes de Cristo, Hipócrates, el padre de la medicina, utilizaba una pócima hecha con corteza de sauce (Salix Latinum) para controlar el dolor y la fiebre. En la Edad Media era muy común utilizar la corteza de sauce para tratar el dolor, pero se sumió en el olvido debido a una prohibición; y es que la corteza de sauce también se utilizaba entonces para la fabricación de cestos, y se priorizó ese uso frente al farmacológico.
Cómo actúa
El ácido acetilsalicílico bloquea un conjunto de enzimas conocidas como ciclooxigenasas (COX). Estas enzimas permiten la oxidación del ácido araquidónico, y así es como se producen las prostaglandinas. Algunas de estas prostaglandinas son las que provocan la fiebre, la inflamación y el dolor. Por lo tanto, la inhibición de las enzimas COX evita la producción de prostaglandinas, y es así como se alivian el dolor, la inflamación y la fiebre.
Otra de las funciones de las ciclooxigenasas es la producción de tromboxanos. Esta tarea corre a cargo de la enzima ciclooxigenasa-1 (COX-1), que convierte el ácido araquidónico de las plaquetas en tromboxano A2 (TXA2). El TXA2 es un agente coagulante importante, y de ahí que la aspirina se use como anticoagulante. Tal y como hemos podido observar en el artículo publicado en Nature, el tromboxano TXA2, además de ser un agente coagulante, también tiene otra función: bloquea los linfocitos T e inhibe su capacidad para proliferar y hacer frente a las células cancerosas.

Los linfocitos T son células citotóxicas del sistema inmune; y al crearse un tumor, acuden al lugar para intentar eliminarlo. En este caso, el tromboxano TXA2 que producen las plaquetas, además de inducir la coagulación, aplaca la respuesta de los linfocitos T. Como la aspirina bloquea las ciclooxigenasas, también bloquea el COX-1 e inhibe la producción de tromboxanos TXA2 en las plaquetas. En consecuencia, sin la presencia de TXA2, además de evitar la coagulación, no se bloquean los linfocitos T y estos pueden atacar a las células tumorales.
Aspirina y metástasis
La metástasis es el viaje que realiza una célula tumoral desde su órgano de origen hasta otro órgano. En las fases iniciales de la metástasis, solo unas pocas células tumorales llegan al órgano objetivo, y como el propio tumor aún no se ha establecido del todo, suele ser vulnerable ante los ataques del sistema inmune. En esa situación, con el fin de hacer frente al proceso metastásico, es especialmente importante eliminar las moléculas que inhiben al sistema inmune, como el TXA2. Además de demostrarse el efecto antimetastásico de la aspirina a nivel celular y molecular, se han analizado en profundidad los datos de varios ensayos clínicos, y se ha observado con claridad que el uso de la aspirina, además de reducir la metástasis en pacientes oncológicos, también alarga la esperanza de vida.
Siendo la aspirina inhibidora de las enzimas COX, produce también otros efectos en el cuerpo, tales como problemas estomacales. Una clase de prostaglandinas evita la producción excesiva de jugos gástricos y participa en la síntesis de la mucosa que protege el estómago. Como se ha mencionado anteriormente, la aspirina bloquea las enzimas COX y, por lo tanto, evita la producción de prostaglandinas. Y en la ausencia de prostaglandinas, se produce menos mucosa que proteja a las células del epitelio del estómago, pero más ácido, lo que perjudica el estómago. La aspirina también puede producir hemorragias, ya que bloquea la producción del agente coagulante tromboxano TXA2. Por lo tanto, pese a haberse descrito en este caso el uso antimetastásico de la aspirina, es prioritario investigar el efecto directo del tromboxano TXA2 en los linfocitos T. De esta manera, incidiendo en los mecanismos que producen el TXA2 dentro del linfocito, podrían crearse nuevos medicamentos que no tengan los efectos adversos de la aspirina.
Referencia:
Yang, J., Yamashita-Kanemaru, Y., Morris, B.I. et al. (2025) Aspirin prevents metastasis by limiting platelet TXA2 suppression of T cell immunity. Nature doi: 10.1038/s41586-025-08626-7
Sobre el autor: Iker Badiola Etxaburu es doctor en biología, Profesor Pleno en la Facultad de Medicina y Enfermería de la EHU, y director de la Cátedra de Cultura Científica de la EHU
