La historia de la ciencia no es lineal. Ninguna historia lo es. Los científicos desarrollan hipótesis o eligen los problemas que abordan y cómo abordarlos en un contexto cultural. En muchos casos es su religión o sus posiciones filosóficas las que inducen qué ideas se favorecen o cómo se interpretan los datos. A lo largo de los siglos se pueden identificar grandes corrientes filosóficas que han tenido una influencia enorme en el desarrollo de la ciencia y que son muy conocidas: el aristotelismo en la Edad Media, el neoplatonismo en el Renacimiento o el positivismo en la segunda mitad del XIX y buena parte del XX. Sin embargo, hay otras corrientes también muy influyentes que son menos reconocidas, como el hermeticismo, que jugó su papel en el desarrollo de la química, por ejemplo, o la que hoy tratamos a título de ejemplo, la Naturphilosophie.
La Naturphilosophie (Np), o filosofía de la naturaleza, como su nombre indica, se originó en Alemania a finales del siglo XVIII. Desde el momento en que muchos de los nombres asociados a ella también lo están a lo que se suele llamar romanticismo, hay veces que a la Np se la llama “ciencia romántica”. De la misma forma que los románticos reaccionaron en contra del racionalismo imperante en el siglo XVIII, los partidarios de la Np reaccionaron contra las ideas que ellos veían como herederas de Francis Bacon e Isaac Newton, a saber, que el universo estaba compuesto por átomos, que una metodología empiricista e inductivista era la mejor forma de explorarlo y que las matemáticas es el lenguaje de la naturaleza.
La Np combinaba una versión del neoplatonismo con una interpretación de la filosofía de Inmanuel Kant. Del primero, a través de las obras de Paracelso y Jean Baptiste van Helmont, vino la creencia en que todas las fuerzas que percibimos en el mundo no son más que manifestaciones de una única fuerza básica. Del segundo, la concepción de que en la construcción del conocimiento la mente impone sus categorías (espacio, tiempo, causa y efecto) sobre la naturaleza. Pero, a diferencia de Kant, que ponía énfasis en la idea de que la mente no puede conocer la naturaleza de las cosas, los seguidores de la Np lo reinterpretaba como que la imposición de nuestras categorías mentales no era una dificultad para el conocimiento, sino todo lo contrario, una oportunidad para obtener una mejor comprensión: la razón humana tenía la capacidad de participar en la razón divina y, por tanto, en la comprensión completa de la naturaleza.
Friedrich Schelling, autor en 1797 de Ideen zu einer Philosophie der Natur (Ideas para una filosofía de la naturaleza), está considerado como el fundador de la Np. Para Schelling la naturaleza consiste en opuestos o polaridades: positivo y negativo para los fenómenos eléctricos, norte y sur para los magnéticos, ácidos y bases para los químicos. En cada caso, las fuerzas opuestas al unirse crean nuevas fuerzas y fenómenos en un plano superior. Todas ellas manifiestan una sola fuerza subyacente y pueden convertirse la una en la otra en las circunstancias adecuadas.
Si bien no se puede considerar parte de la corriente Np, Johann Wolfgang von Goethe compartía muchas de sus ideas y los líderes del movimiento lo tenían en muy alta consideración. Por ejemplo en su Versuch die Metamorphose der Pflanzen zu erklären (Sobre la metamorfosis de las plantas; 1790) Goethe interpretaba los órganos de las plantas con flores individuales como modificaciones, o metamorfosis, de una forma básica simple, idealizada, de hoja primitiva. En conjunto, las plantas con flores eran variaciones de un arquetipo de planta ideal, la Urpflanze. La oposición de Goethe a Newton se hizo patente en su estudio sobre la percepción de los colores, Zur Farbenlehre (1810).
Probablemente uno de los puntos culminantes de la Np en las ciencias biomédicas es la teoría vertebral del cráneo: la idea de que los huesos del cráneo no son otra cosa que la metamorfosis de un componente arquetípico fundamental y más simple, la vértebra, teoría ampliamente aceptada a partir de 1820. La teoría, si bien fue “redescubierta” en varias ocasiones (Frank, Kielmeyer, Burdin, Duméril, Saint-Hilaire) debe su forma completa a Lorenz Oken, que la recoge en su obra Über die Bedeutung der Schädelknochen (Sobre la significación de los huesos del cráneo) de 1807.
Oken, especialista en anatomía comparada, recogerá muchos de los temas de la Np en su Lehrbuch der Naturphilosophie (1809-11) también conocido como Elementos de fisio-filosofía. Influyó a toda una generación de estudiantes, no sólo de la universidad de Jena, a la que por cierto había llegado por las influencias de Goethe.
Otro representante de la llamada medicina romántica, aunque no el único, es Samuel Hahneman, creador de la homeopatía. Influido por Kant y Schelling terminó profesando una especie de espiritualismo y veía su método como un proceso en el que la potenciación “liberaba el poder medicinal de sus ligaduras materiales” lo que conseguía con altas diluciones de los compuestos supuestamente activos “tales que no pueden ser percibidas por los sentidos o determinadas por la ciencia”.
La Np postulaba que la sucesión de las formas de vida “superiores” de la Tierra fue el resultado de fuerzas opuestas presentes en las formas “inferiores”. Aunque esto pudiera parecer un apunte de teoría de la evolución, no lo es en absoluto, ya que no se está hablando de descendencia hereditaria (genética), sino de un proceso de ascenso hacia un ideal preestablecido (de nuevo el arquetipo platónico), comparable al desarrollo embriológico. Estas ideas desembocaron en la anatomía transcendental de Étienne Geoffroy Saint Hilaire, Henri Marie Ducrotay de Blainville, Robert Knox, Robert Grant, Richard Owen, Edward Forbes y Louis Agassiz.
Pero, además de los anatomistas, la Np en su expansión influyó en todo un conjunto notable de filósofos naturales, especialmente a aquellos que investigaban la electricidad, el magnetismo y la química. Así, Hans Christian Ørsted sigue una línea de razonamiento basada en la Np para formular las preguntas que le llevarían al descubrimiento del electromagnetismo en 1820. Algo parecido le ocurrió a Thomas Seebeck con la termoelectricidad en 1822. Incluso los experimentos de Humphry Davy con la electroquímica, los electromagnéticos de Michael Faraday, hasta la formulación del principio de conservación de la energía hunden sus raíces en la Np. El mismo Schelling estaba convencido que los resultados de Faraday sobre el electromagnetismo confirmaban sus propias teorías.
La Np mantuvo su influencia en la primera mitad del siglo XIX. En la segunda mitad del siglo mantuvo algo de influencia gracias a la de Hegel, y resurgiría en los años 60 del siglo XX como parte de la crítica filosófica a la ciencia moderna. Sin embargo, el positivismo, el darwinismo y, probablemente, la profesionalización y especialización de la ciencia, acabaron con su influencia en asuntos científicos. Salvo en el Ministerio de Sanidad español, se entiende.
Este post ha sido realizado por César Tomé López (@EDocet) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
Esta anotación participa en la VIII Edición del Carnaval de Humanidades, que acoge ::ZTFNews.
Copépodo
Me ha resultado interesante descubrir este vínculo que unía a los grandes estudiosos de la anatomía comparada del XVIII y XIX como representanes de la Filosofía Natural. El establecimiento de arquetipos morfológicos y la interpretación de las variaciones del «plan anatómico» de animales y plantas fue fundamental (unido a una privilegiada y muy solvente capacidad de observación) para el establecimiento de las relaciones de homología y el desarrollo de las primeras clasificaciones naturales (buscando algo más que una simple convención). Aunque no interpretaban correctamente el por qué, a menudo acertaron al descubrir que tal o cuál hueso o que tal o cuál estrcutura era equivalente, y por lo tanto a desarrollar clasificaciones basadas en la variación de caracteres homólogos. Creo que en general no se reconoce suficiente el talento de muchos de ellos a la hora de interpretar correctamente las variaciones de la biodiversidad, una tarea nada fácil en aquel momento en el que la única herramienta eran los propios ojos.
El artículo me ha hecho además pensar que quizá el «problema» de Haeckel fue haber nacido demasiado tarde: su generación no pertenecía ya a la Np, pero sus textos y sus ideas, por ejemplo, interpretando a Darwin, creo que encajan perfectamente en la idea de científico romántico.
RdC
Hola, me sorprende un poco que en el post se llame ciencia romántica a la que defendían hombres como Shelling o Goethe. Yo lo habría llamado, más bien, «ciencia idealista». Al fin y al cabo, creer que nuestra razón se aviene con la supuesta razón de las cosas es puro idealismo.
En alemania el romanticismo fue bastante tardío y sólo llegó de la mano de Schopenhauer, que tanto influenció luego a Wagner, por ejemplo.
Para el romántico la naturaleza sencillamente es irracional e incomprensible; ahora bien, podemos intentar comprenderla, claro está, pero eso será a costa de metáforas, modelos artificiales y ficciones lógicas. De hecho, para el romántico la verdadera ciencia no es experimental ni práctica, sino contemplativa y se alcanza a través de la pura intuición desinteresada.
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