La Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco cumple 15 años e inicia una nueva etapa que parte de la misión con la que se fundó en 2010: fomentar la cultura científica de la ciudadanía para avanzar hacia una sociedad más democrática. Hoy, ese compromiso se amplía. Queremos acercar la ciencia a todos los rincones y orillas de la sociedad y posibilitar la accesibilidad del conocimiento a un mayor número de personas a través de iniciativas abiertas.
Aspiramos a ser como el delta de un río: un cauce de conocimiento que, con sus múltiples ramificaciones, empape al conjunto de la sociedad en toda su diversidad. Que no se detiene en los centros, sino que fluye hacia las orillas, desembocando en aquellos espacios menos conectados con la ciencia. Porque acercar el conocimiento a esos territorios -geográficos, sociales y culturales- no es solo un reto logístico: es una apuesta ética por una divulgación más inclusiva, más justa y transformadora.
La difusión de la cultura científica no puede limitarse solo a los principales espacios académicos, digitales o urbanos predominantes. Queremos llegar también a quienes viven en situación de vulnerabilidad, a quienes no usan tecnología, a quienes presentan diversidades funcionales o residen en barrios y pueblos o entornos, alejados de los grandes núcleos urbanos. En definitiva, a quienes no se ha llegado mediante los canales convencionales del conocimiento. Y queremos acercarnos a esos rincones y orillas, no como un gesto puntual, sino para dar una nueva dimensión a la difusión de la cultura científica.
Por eso, apostamos por un enfoque accesible y multicanal que nos permita llegar a públicos diversos: desde nuestros blogs (Cuaderno de Cultura Científica, Zientzia Kaiera, Mujeres con ciencia y Mapping Ignorance) hasta plataformas audiovisuales, redes sociales y actividades presenciales de divulgación científica tanto en calles, plazas y centros culturales de nuestros pueblos y ciudades. Esto implica mantener los espacios ya consolidados y, al mismo tiempo, abrirnos a otros territorios menos habituales. Proyectos como Bilbo Zientzia Plaza o Zientzia Kalean, por ejemplo, muestran cómo la ciencia puede dialogar con realidades diversas desde una posición cercana y abierta, sin renunciar al rigor.
Cambiar de escala
Queremos romper con la hegemonía de las capitales urbanas y apostamos por una comunicación de la ciencia que no se mida solo por su impacto cuantitativo, sino por la capacidad de incidir en el fomento del pensamiento crítico, la cohesión social y la participación activa. Una cultura científica que contribuya al bienestar individual y colectivo gracias a la transmisión del conocimiento y la formación en ciencia; que escuche, observe y aprenda. Y que consiga llegar también a esos rincones a los que tradicionalmente no ha llegado.
Para ello, necesitamos dar un salto: hacer más accesible lo que ya hacemos, tanto en contenido, como en formato y espacios. Porque, aunque la ciencia esté en todas partes, aún no es accesible para todo el mundo. Así lo explica Emily Dawson, investigadora del Departamento de Estudios de Ciencia y Tecnología del University College of London en la publicación digital “Hacia una comunicación inclusiva de la ciencia: Reflexiones y acciones de éxito” del FECYT (pág.11).
“La comunicación de la ciencia sigue siendo un conjunto de recursos y actividades para grupos privilegiados. Si una persona vive en una ciudad, es rica y tiene estudios superiores, es mucho más probable que participe en actividades de comunicación de la ciencia, ya sea en museos, festivales, charlas científicas o actividades similares”.
Es decir, la comunicación científica sigue siendo un ámbito exclusivo y, por tanto, es nuestra responsabilidad abrirlo y hacerlo verdaderamente inclusivo.
Una ciencia inclusiva y transformadora
Desde su fundación, la Cátedra de Cultura Científica de la EHU ha desempeñado un papel activo en la reivindicación de la cultura científica como pilar democrático. En esta nueva fase queremos consolidar ese legado y ampliar nuestro alcance. Debemos seguir fomentando que la cultura científica forme parte del paisaje cultural cotidiano y dar un paso más allá para llegar a un público cada vez más amplio. Ahora, queremos contribuir también a la igualdad, la justicia social y el bienestar colectivo.
Esto implica mantener, reforzar y ampliar la colaboración con agentes sociales, tecnológicos y culturales de nuestro entorno y trabajar de manera conjunta por una comunicación inclusiva del conocimiento. Desde colaboraciones con centros tecnológicos, como la alianza BRTA, hasta iniciativas como Zientziaz Blai o asociaciones como Lectura Fácil Euskadi, Zientziaren Giltzak o ZarautzOn, para acercar la ciencia a públicos diversos.
La ciencia del futuro debe ser equitativa e inclusiva, sin dejar atrás a nadie por razones de género, territorio, diversidad funcional, pertenencia cultural u orientación sexual. No basta con estar presentes: es imprescindible fomentar y garantizar la accesibilidad de nuestras iniciativas y proyectos para poder llegar a todas las personas, colectivos y públicos. Queremos ser un puente que conecte a las personas con profesionales de distintas disciplinas científicas, generando sinergias que permitan desarrollar herramientas útiles para una difusión social del conocimiento científico que aporte valor añadido y con un impacto real en el bienestar de la población.
Sobre el autor: Iker Badiola es director de la Cátedra de Cultura Científica de la EHU y profesor de la Facultad de Medicina y Enfermería de la EHU.