El pasado fin de semana he terminado de leerLa diosa de las pequeñas victorias,una preciosa historia de Yannick Grannec, una biografía novelada del matemático Kurt Gödel (1906-1978) desdela mirada de su esposa Adele Nimbursky (nacida Porkert, 1899-1981).
La historia comienza en 1980, en una residencia de ancianos en la que Adele Gödel, enferma, languidece. Anna Roth es una joven documentalista encargada por la Universidad de Princeton de la nada sencilla tarea de conseguir que la viuda del matemático entregue los archivos personalesi de su marido, de enorme valor científico.
Es una historia de amor –la de Adela y Kurt–, de amistad –la de Adele y Anna– y de vida –el momento histórico y científico que rodeó al matrimonio Gödel–.
Aunque La diosa de las pequeñas victorias es ficción, lo esencial de la vida del matemático es muy cercano a la realidad.
En mi opinión, este formato de biografía noveladaii es una manera efectiva de divulgar la ciencia. Este texto –extenso, pero que se lee con agrado– ayuda a conocer el trabajo de Kurt Gödel de una manera accesible, con algunas referencias y alusiones matemáticas sencillas. No faltan tampoco las menciones al trabajo de científicos con los que convivió, como su gran amigo Albert Einstein (1879-1955).
Adele confía a Anna la historia de su vida: el momento en el que Kurt Gödel y ella se conocieron en Viena, siendo ella bailarina; el Anschluss; su vida en Viena; la segunda Guerra Mundial; su huida a EE.UU. y la invitación de la Universidad de Princeton para que Gödel colaborara con ellos; la estrecha amistad del matemático con Albert Einstein; la llegada del macartismo; etc.
Muchas personas han escrito biografías extensas y muy bien documentadas sobre Kurt Gödel. Esta entrada sólo pretende acercar su historia de otra manera, a través de la mirada de una mujer que consiguió que el genio tuviera una cierta estabilidad emocional y no perdiera el contacto con el mundo.
¿Murió de desnutrición como dijeron. No, más bien de un accidente laboral; interrogaba a la incertidumbre: murió corroído por la duda […] La vida no es una ciencia exacta; todo en ella fluctúa; nada se puede demostrar. No podía comprobarla parámetro a parámetro. No podía axiomatizar la existencia. […] Había decidido no implicarse; situarse fuera del mundo. Hay sistemas de los que uno no puede excluirse. […]
Adele en «La diosa de las pequeñas victorias», pág. 437
Las victorias a las que se refiere el título de esta entrada son las grandes, las del genial lógico cuyo trabajo ha tenido tanto impacto en el pensamiento científico y filosófico; y también las pequeñas, las de su compañera que dedicó su vida a la de su frágil marido. ¿Pueden las unas vivir sin las otras?
Más información:
- Yannick Grannec, La diosa de las pequeñas victorias, Alfaguara, 2015
- Marta Macho Stadler, La diosa de las pequeñas victorias, de Yannick Grannec, DivulgaMAT, Literatura y matemáticas, junio 2015
Notas:
i En realidad, Adele entregó el Nachlass, la herencia científica de Kurt Gödel a la biblioteca Firestone de la Universidad de Princeton de manera voluntaria.
ii En las entradas Apeirofobia –sobre Georg Cantor–, Wolfgang Döblin, un genio perdido–sobre Wolfgang Döblin– y Calculus –sobre –Isaac Newton y Gottfried Wilhelm Leibniz– hablamos de las biografías noveladas de otros científicos.
Sobre la autora: Marta Macho Stadler es profesora de Topología en el Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU, y colaboradora asidua en ZTFNews, el blog de la Facultad de Ciencia y Tecnología de esta universidad.
Eloy Enrique Rico Ríos
Excelente trabajo de divulgación, los felicito y los exhortó a que continúen en ello. Contribuye al conocimiento científico y en particular, el de la Matemática.