La unidad de selección en la evolución y el origen del altruismo (9): Algunas propuestas unificadoras

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A lo largo de los muchos años ya en que se ha debatido acerca de los orígenes del altruismo, se han hecho algunas propuestas tratando de unificar algunas de las nociones barajadas. La principal de estas ideas unificadoras fue, quizás, la presentada por William D Hamilton (1975). Según este autor, si en una población hay dos tipos, uno que hace cosas que afectan a los demás y otro que no las hace, los actos del primero tendrán efecto en su propia aptitud (fitness) y en la de aquéllos con los que interactúa. Lo difícil de explicar es cómo puede evolucionar un acto que es negativo para uno mismo y beneficioso para los demás. Por lo tanto, de lo que se trata es de establecer las condiciones bajo las cuales en una situación como esa la aptitud del colaborador supera a la del no colaborador. La clave es que el cooperador sea también receptor de buenas acciones de otros colaboradores. Si resulta que la población está estructurada de tal modo que los cooperadores tienden a interactuar con cooperadores y los no colaboradores con no colaboradores, entonces, los beneficios resultantes son para individuos que son ellos mismos colaboradores, por lo que pueden tener un mayor fitness promedio.

Comportarse de forma altruista con los familiares es claramente uno de esos casos. También puede funcionar este esquema si la población se estructura en grupos cuyos miembros tienden a colaborar entre sí o si se establecen redes de relaciones entre individuos que colaboran. Las confesiones religiosas, por ejemplo, pueden dar cobijo a grupos de posibles colaboradores, así como otras estructuras sociales.

Otros esquemas unificadores proceden de la consideración de diferentes dilemas propios de Teoría de juegos. Bajo determinados supuestos, modelos basados en esos dilemas pueden arrojar resultados que explican relativamente bien el comportamiento prosocial. De hecho, la teoría del altruismo recíproco está muy próxima a la estrategia conocida como “toma y daca” (tit for tat) en Teoría de Juegos.

El caso de la cooperación humana parece tener matices que dificultan la explicación mediante los modelos vistos hasta aquí. Es muy significativo el hecho –observado en el llamado “juego del ultimátum”- de que los seres humanos podemos tomar decisiones aparentemente irracionales y que parecen ser el resultado de preferencias sociales. Y entre esas preferencias está la de actuar ayudando a otros, incluso si no forman parte de la familia o de las redes de colaboración. De hecho, el comportamiento prosocial humano no se limita a los parientes, y a menudo se manifiesta bajo condiciones en las que se sabe que no habrá reciprocidad. Por esas y otras razones, hay autores que han argumentado a favor de la noción de que el altruismo –y, en general, la prosocialidad- son el resultado de la competición entre grupos y la selección en ese nivel.

Referencias

Peter Godfrey-Smith (2014): Philosophy of Biology Princeton University Press, Princeton

William D Hamilton (1975): Innate social aptitudes of man: an approach from evolutionary genetics. In Robin Fox (ed.) Biosocial Anthropology Malaby Press, London pp.: 133-53


Esta serie está formada por los siguientes capítulos:

  1. En el comienzo fue Darwin
  2. La selección grupal de Wynne-Edwards
  3. La “doctrina” de Williams y el gen egoísta de Dawkins
  4. Los replicadores e interactores de Hull y los tres principios de Lewontin
  5. Mayr y Gould, dos evolucionistas frente al gen egoísta
  6. La crítica de Godfrey-Smith a la selección centrada en el gen
  7. La selección multinivel
  8. Selección de parentesco y altruismo recíproco
  9. Algunas propuestas unificadoras
  10. La selección de grupo
  11. La conquista social de la Tierra
  12. Dawkins y Pinker responden a Edward Wilson
  13. El turno de David Wilson
  14. El papel de la coevolución genético-cultural

Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

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