La regla de cálculo fue la calculadora mecánica rápida, útil y portátil, utilizada por generaciones de científicos, ingenieros y arquitectos . Su primer diseño data del siglo XVII, se generalizó su uso en el XIX, en el XX fue ubicua hasta que se vio rápidamente eclipsada por la aparición de las calculadoras digitales a comienzos de los años setenta.
Las reglas de cálculo más básicas son especialmente adecuadas para la multiplicación y la división. Con la incorporación de escalas adicionales el instrumento puede realizar operaciones más complejas, como operaciones trigonométricas o extracción de raíces. Modificando las escalas estándar, se pueden incorporar fórmulas y constantes para multitud de aplicaciones concretas (química, ingeniería mecánica o eléctrica, finanzas, etc, etc.).
Las reglas de cálculo se fabrican en multitud de formatos, con las escalas dispuestas en lineas, círculos, espirales o cilindros. Pero el elemento clave común a todas ellas es la escala logarítmica. Descritos por primera vez por John Napier en 1614, los logaritmos fueron acogidos y reformulados rápidamente. Dispuestos en forma de tablas, los logaritmos permitían traducir prolijas multiplicaciones y divisiones a sumas y sustracciones mucho más sencillas.
Edmund Gunter construyó el primer instrumento logarítmico colocando escalas logarítmicas en una regla y realizando cálculos con un par de divisores (esta disposición permite imprimir una escala Gunter en un libro de texto). La escala Gunter se introdujo en 1620 y dio paso rápidamente a su transformación en una regla de cálculo autocontenida simplemente usando dos reglas que podían deslizarse una respecto a la otra linealmente. Aunque es un dato discutido, se suele atribuir la construcción de la primera regla de cálculo a William Oughtred en 1622, quien también inventó la primera con formato circular.
La regla de cálculo tuvo un lugar preeminente como vanguardia de las matemáticas relativamente breve; pronto se convertiría en un instrumento de uso cotidiano de profesores y profesionales. Pasó poco tiempo hasta encontrar reglas de cálculo adaptadas al uso de agrimensores, carpinteros, artilleros o navegantes, con la aparición de manuales como el de Seth Partridge (1671) para aprender rápidamente su uso. Durante el siglo XIX, la eminentemente británica regla de cálculo se convierte en un instrumento de uso global: su diseño como calculadora multiusos se estandariza, mientras que el diseño de aplicaciones específicas, de la química a las finanzas, se multiplica.
A mediados del siglo XX las reglas de cálculo se encontraban en cualquier actividad que requiriese cálculo, desde la construcción y la electrónica a la meteorología, la radiación del cuerpo negro y la construcción de la bomba atómica. Aparte del uso tradicional, su uso en los colegios llevó a su fabricación masiva: de los modelos originales hechos a mano en madera, se pasó a finales del XIX a su fabricación usando celuloide (y otros plásticos), bambú, magnesio y aluminio. Los nuevos métodos mecánicos de corte e impresión incrementaron la precisión de las reglas de cálculo y la velocidad de producción.
Si bien a finales del XIX se hicieron esfuerzos para conseguir reglas de cálculo que llegasen a las cuatro o cinco cifras significativas, éstos no pasaron de ser curiosidades de laboratorio, ya que la clave del éxito de la regla de cálculo seguía estando en su facilidad de uso, bajo coste y velocidad. La introducción de las calculadoras electrónicas en los años setenta, que combinaban estas tres características con mayor precisión consiguieron que el gigantesco mercado de las reglas de cálculo colapsase. Hoy día se siguen comercializando para los nostálgicos, en muchos casos incorporadas a objetos de lujo.
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En la serie Apparatus buscamos el origen y la evolución de instrumentos y técnicas que han marcado hitos en la historia de la ciencia.
Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance
El primer instrumento logarítmico: la regla de cálculo
[…] El primer instrumento logarítmico: la regla de cálculo […]
Philippe Syne
Aahhh les mathématiques, on voudrait les oublier mais on y revient malgré nous 🙂
Julián Aguirre
Guardo dos reglas de cálculo de mi padre, alemanas, de madera y marfil. Una la llevé a mi primer examen de química en la universidad.
Albert
Interesante. Hace poco leí este otro post sobre el mismo tema, lo enlazo para interesados:
https://unavistacircular.wordpress.com/2015/02/27/simulando-y-de-la-regla-de-calculo-a-la-simulacion-cuantica/
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[…] inicial de los cientos de dólares cada una, su precio cae dramáticamente en poco tiempo. La regla de cálculo y las tablas impresas, que habían sobrevivido a todo lo anterior, son sustituidas […]
daniel
hablan mucho de la regla de calculo pero no aparaecen los ejemplos utiles de ellas.
Víctor Adams
Tendría ud que buscar una regla y después decirle a alguien que la maneje para que le enseñe. Puede multiplicar, dividir, calcular inversos cuadrados, funciones trigonométricas y muchas otras funciones.
La verdadera historia de la computación y la tecnología
[…] utilizando en vez de este la suma y la resta. Para 1620 el inglés Edmund Gunter inventa la regla de cálculo, un instrumento que se utilizaba manualmente desde para realizar operaciones aritméticas, este […]
Jorge Antonio Bravo Atellano
Amigos estudios fue con reglas de càlculos,mi primera fue aristo estudios y la
cientifica elèctrica tenia folmulas eran una maravilla.
MicroAventura en confinamiento – Lainakai – Una microAventura de interior.
[…] El primer instrumento logarítmico: la regla de cálculo […]
Tatiana
Soy ingeniera, egresé el año 1971 y la regla de cálculo era primordial en las pruebas. Había que tener buena vista para ver hasta el cuarto decimal…jajaja.
Daniel Rivera
Me recibí de Químico en 1976 y toda mi carrera fue con regla de cálculo. Mi padre me regaló una de Faber-Castell alemana (el famoso «Made in W. Germany»), en madera y marfil para mis 15 y aún la conservo con cariño. Tenía una precisión excelente.
Recién a mediados de los 70′ empezaron a aparecer las primeras calculadoras de HP y TI, con el display hecho con esos diodos rojos finitos y costaban una fortuna…
Daniel Palma García
Tengo una regla de cálculo del mismo modelo que usó el astronauta Aldrin. Me costó $105.00 M.N. Esto es moneda mexicana. También usé los modelos Aristos. No pude comprar el modelo de la Faber Castell era cara para mí presupuesto. Saludos para todos aquellos que hicieron sus carreras con estos dispositivos.
Mi nombre carece d importancia
A lo largo de los 40 años de mi vida laboral he construido carreteras, puentes, viaductos, redes d alcantarillado, encauzamiento de aguas, túneles, obras ferroviarias, campañas geotécnicas para ferrocarriles, estaciones d bombeo y canales para riegos agrícolas, pasos subterráneos, embalses para agua, depuradoras, muros d contención, depósitos criogénicos postesados para almacenamiento d gas, Durante la década d los 70 controlé las propiedades de todos los componentes , y dosifiqué todas las mezclas que todavía hoy siguen formando los hormigones de la Central Nuclear d Ascó, Tarragona, España, auxiliado d una sencilla regla logarítmica d la prestigiosa firma FABER -CASTELL, regla que todavía conservo tras 60 años d uso en un estado impecable
César Tomé
Este comentario ha sido editado en su expresión final debido a la connotación de enorme carga política (muy probablemente no intencionada, pero impactante para los que sabemos un poco de alemán y de cultura alemana) de la expresión final. Si no está de acuerdo, hágamelo saber y se retirará el comentario por completo.