“Solo porque soy rubia no creo ser una tonta, porque esta rubia tonta no es ninguna idiota.”
Dolly Parton, cantante y actriz.
«No soy ni tonta ni rubia.”
Marta Sánchez, cantante y actriz.
“Una chica con seso debe hacer algo más que pensar con su seso.”
Anita Loos, «Los caballeros las prefieren rubias», 1926.
Ya ven, para empezar, una rubia “tonta” puede no ser ni rubia ni “tonta”, con lo cual la propia descripción de la, digamos, “tontera” de las rubias, está, evidentemente, equivocada. Y todo ello a pesar de que conocemos, según Jay Zagorsky, de la Universidad Estatal de Ohio, que la belleza, sobre todo si es rubia, ayuda a triunfar en política, sacar mejores notas, aumenta los ingresos de la prostitución, lleva al éxito en el golf, da ventaja para ser un gran criminal o una celebridad, y sube el sueldo de los agentes inmobiliarios. En fin, según Zagorsky, todo esto está demostrado.
Y todo ello se debe a que, a menudo, juzgamos la personalidad de una persona según su aspecto externo. Como cuenta Zagorsky, juzgamos a las rubias como incompetentes, o a las pelirrojas como con mal genio y temperamento fogoso. Estos prejuicios se refuerzan en la cultura popular con películas (no olvidar a Marilyn), libros o cómics. Zagorsky se pregunta si las rubias son realmente “tontas” y para aclararlo compara el color del pelo de las mujeres con su cociente de inteligencia (CI).
Obtienen los datos de 5827 personas, con el 51.4% de mujeres y, entre ellas, con el 20.7% de rubias. Por cierto, se declaran rubios el 17.1% de los hombres, lo que supone que, quizá, el 3.5% de las mujeres no lo son si consideramos que el porcentaje para ambos sexos debería ser parecido.
El CI medio de las rubias es de 103.2, seguido de 102.2 de las de pelo castaño, 101.2 de las pelirrojas y 100.5 de las de pelo negro. Las diferencias entre los CIs no son importantes pero, es evidente, en este grupo las rubias, podemos afirmar, que no son “las más tontas”.
O sea, que se supone que las rubias son “tontas” y, en cambio, son listas y, quien sabe si es por ello que saben sacar algunas ventajas del color de su pelo. Así, David Johnston, de la Universidad Tecnológica de Queensland, en Australia, ha encontrado, después de estudiar los datos de 13000 mujeres, que las rubias, ocupando el mismo puesto de trabajo, cobran hasta un 7% que las mujeres con el pelo de otro colora. Esto supone que, para un salario medio de 22000 libras, las rubias ganan unas 1300 libras más al año, unos 1700 euros. Y hay más, pues Johnston descubre que los maridos de estas rubias también ganan más que otros hombres en el mismo puesto de trabajo. El autor no aclara si estos maridos también tienen que ser rubios.
Desde luego y como decía antes, todo esto tiene que ver con nuestra cultura y, en último término, con la información que llega a los ciudadanos y los forma. Por ejemplo, Melissa Rich y Thomas Cash, de la Universidad Old Dominion de Norfolk, en Estados Unidos, cuentan que en la revista Playboy han aparecido, de la década de los cincuenta a los ochenta, un 41% de rubias, cuando en Estados Unidos las rubias son el 5% de la población. Es más, el récord de portadas en el Playboy lo tiene la actriz, por supuesto rubia, Pamela Anderson, con 13 portadas.
De esta manera se fomenta la imagen y se construye el estereotipo de las rubias como bellas y algo “tontas” pues solo se preocupan de la belleza de su cuerpo y muchos acaban pensando, en realidad, que no necesitan nada más.
Referencias:
Johnston, D.W. 2010. Physical appearance and wages: Do blondes have more fun? Economics Letters 108: 10-12.
Rich, M.K. & T.F. Cash. 1993. The American images of beauty: Media representations of hair color for four decades. SexRoles 29: 113-124.
Tejedor Pardo, D. 2014. La realidad sobre las rubias. Verdades y mitos. PsicoWisdom Blog 30 marzo.
Zagorsky, J.L. 2016. Are blondes realty dumb? Economics Bulletin 36: 401-410.
Sobre el autor: Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.
Cas típic 2857: noi li agrada noia, noi li agrada Carglass | Pons's blog
[…] El mite sobre que les rosses són tontes […]