El desarrollo económico, tecnológico y social de Bizkaia, surgido en la segunda mitad del siglo XIX y que alcanzó su máximo esplendor a finales del mismo y principios del XX, tuvo lugar como consecuencia de la suma de una serie de factores:
- Unas características geológicas muy favorables. La existencia de una importante mineralización de hierro aflorante, muy próxima a una geomorfología facilitadora de la explotación y transporte de los minerales.
- La creación de unas condiciones económicas y legislativas que impulsaron la explotación y exportación de grandes cantidades de mineral.
- La existencia de una mano de obra abundante y barata, procedente del entorno local y de regiones cercanas, que si bien trabajaron a destajo y bajo condiciones, en algunos casos infrahumanas, tuvieron también la valentía y el orgullo de organizarse en movimientos asociativos de gran valor y trascendencia social. En 1910 había unas 13.000 personas trabajando en las minas.
- El desarrollo empresarial minero, que tuvo la facilidad, oportunidad y visión de crear negocios locales, pero de ámbito económico más amplio, que a su vez generaron el desarrollo de otros sectores (bancos, compañías de seguros, siderúrgicas, de ferrocarriles, astilleros, navieras, etc…).
Vamos a centrarnos en uno de estos factores, las características geológicas, tanto desde su vertiente de contener los yacimientos de hierro como desde la de facilitar la creación de una geomorfología adecuada para el desarrollo de los medios de transporte que sirvieron para el traslado de los minerales tanto a nivel interno como para su exportación.
El subsuelo del área que rodea la ría de Bilbao se halla compuesto mayoritariamente por rocas sedimentarias. Son el resultado de la acumulación, litificación, plegamiento y erosión de materiales detríticos y biogénicos (areniscas, lutitas, calizas, margas y margocalizas principalmente) en una cuenca sedimentaria, Cuenca Vasco-Cantábrica, que tuvo su origen en la apertura del Océano Atlántico Norte y del Golfo de Bizkaia.
Dicha cuenca ha evolucionado desde momentos con una elevada tasa de acumulación de sedimentos marinos, pasando por situaciones de erosión o de sedimentación continental, hasta terminar por recibir presiones laterales (debidas al choque y ligera rotación de las placas ibérica y euroasiática durante la Orogenia Alpina), que provocaron el plegamiento, fracturación y posterior erosión de las rocas preexistentes, hasta llegar a la situación actual.
Durante este largo proceso de evolución de la Cuenca Vasco-Cantábrica se han registrado multitud de eventos geológicos superpuestos, si bien son dos los que adquieren mayor relevancia para el tema que nos ocupa:
- La formación de los yacimientos de hierro y su enriquecimiento por oxidación.
- La creación de una geomorfología adecuada para el desarrollo del transporte fluvial.
Las mayores mineralizaciones de hierro del entorno de Bilbao se encuentran encajadas en calizas de edad Cretácico inferior (Aptiense y Albiense, entre 125 y 90 millones de años de antigüedad). Se agrupan en dos franjas más o menos paralelas que corresponden con los flancos norte y sur de una estructura anticlinal de entidad regional, el Anticlinal de Bilbao. La zona mineralizada se extiende entre las localidades de Basauri y Mioño (Cantabria).
Su génesis está sometida a diferentes interpretaciones. No todos los yacimientos pertenecen a la misma tipología, pero podrían clasificarse en dos grupos, las masivas y las filonianas.
Las masivas corresponden a reemplazamientos de las calizas. Son masas de siderita (FeCO3) albergadas en las calizas (CaCO3), con ankerita, calcita y algunos sulfuros. Los volúmenes involucrados en el reemplazamiento pueden ser muy variables. La Mina Bodovalle, en Gallarta, cerrada en 1993 tenía cubicadas 50 Mt de reservas.
Las filonianas son también muy abundantes. Los filones presentan orientación preferente NO-SE. Se asocian a fracturas de escala regional. Pueden presentar potencias (grosores) desde centimétricas a métricas (filones explotables). La mineralogía es similar a la que presentan las mineralizaciones masivas: siderita, cuarzo, ankerita y como minerales accesorios sulfuros.
En algún momento, cuando las calizas estaban ya sedimentadas y compactadas, o en vías de estarlo, pero no deformadas por las fases compresivas Alpinas, a favor de fracturas y planos de estratificación se introdujeron soluciones hidrotermales (calientes), salinas, clorurado-sódicas, capaces de transportar los cationes disueltos. Suministraron el hierro, produciéndose el reemplazamiento del catión Ca++ por el catión Fe++, formando siderita y ankerita. La mayor parte de los filones con mineralización representan el relleno de las propias fracturas por las que ascendieron los fluidos hidrotermales.
Durante el proceso de plegamiento, y asociado al ascenso y erosión de los sedimentos suprayacentes, las rocas mineralizadas entraron en contacto con el oxígeno ambiental generando una alteración en las zonas superficiales, lo que provocó la transformación de los minerales carbonatados (siderita principalmente), en óxidos e hidróxidos de hierro (hematites, goethita y limonita), cuyo contenido en hierro y la facilidad de su tratamiento metalúrgico es muy superior.
Durante los primeros años de explotación se produjo una doble ventaja competitiva. Por una parte los minerales más ricos en hierro (óxidos e hidróxidos) se explotaron a cielo abierto y por otra no era necesario un tratamiento previo para su incorporación a los hornos altos. En años posteriores, ya bien entrado el siglo XX, empezaron a explotarse los carbonatos, cuya extracción se producía a mayor profundidad, en muchos casos mediante minería subterránea, y además era necesario su tratamiento previo mediante hornos de calcinación para poder enriquecer su contenido en hierro y evitar problemas metalúrgicos.
El segundo de los factores decisivos para el desarrollo económico de Bizkaia, desde el punto de vista geológico, ha sido la evolución geomorfológica del subsuelo, con la creación del estuario de Bilbao, que ha actuado y sigue funcionando como puerto natural. Ya desde la Edad Media y hasta el siglo XIX, la ría actuó como eje vertebrador y comercial de los productos procedentes de Castilla, y es a mediados del siglo XIX y durante el siglo XX cuando se desarrolló la actividad económica minera y su industria asociada.
Basta con observar desde una cierta distancia la morfología rectilínea y la orientación NW-SE del estuario de Bilbao para percatarse de que esta disposición no es casual. La dirección de los plegamientos principales (anticlinorio y sinclinorio) es totalmente coincidente con la dirección general del cauce fluvial. La alternancia de materiales competentes, calizas y areniscas principalmente, con sedimentos mucho más blandos, lutitas y margas, facilitó que por éstos últimos, y a favor de los accidentes estructurales principales, fallas, planos de debilidad, diaclasas, contactos estratigráficos, fluyeran las aguas que originaron el encauzamiento y redireccionaron los flujos procedentes de los cauces afluentes (Cadagua, Nervión, Ibaizabal).
Todo ello configuró un estuario que, en la zona cercana a su desembocadura, donde los ríos pierden su capacidad erosiva y el sistema se hallaba muy influenciado por los cambios mareales, se produjeron grandes acúmulos de sedimentos que originaron ecosistemas de marismas en los que los cauces fluviales pasaron de una disposición rectilínea a una meandriforme.
Pese a existir una magnífica red de transporte a través de los cauces fluviales, éstos tenían en muchos casos un calado insuficiente y variable en función de cada temporada o incluso eran estacionales. Fue necesario actuar para encauzar los ríos de forma artificial, asegurar su calado y permitir la construcción de cargaderos estables. Llegaron a existir decenas de cargaderos de mineral a lo largo de la margen izquierda del estuario, que representa las vías de ferrocarril que transportaban el mineral hasta los cargaderos.
Sobre el autor: Alex Franco San Sebastián es geólogo y Responsable del Área de Geología y Minería del Ente Vasco de la Energía – EVE
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