¿Por qué lo llaman mármol cuando quieren decir caliza?

Fronteras

Es posible que alguna vez hayáis ido a comprar unas losas o una encimera para vuestra casa y encargaseis un precioso mármol de color crema con un vistoso nombre que evocaba fantasías. Sin embargo, cuando os llegó el pedido, os encontrasteis con una roca que tenía un elevado contenido en restos fósiles. Y ahí os saltarían todas las alarmas, ¿cómo es posible?

A-C) Granitos de diferentes tonalidades y D) gneis empleados como rocas ornamentales en diversos edificios circundantes a la Plaza Moyua de Bilbao (Bizkaia). Foto: Blanca María Martínez

Un mármol es un tipo de roca metamórfica formada por la transformación de una roca sedimentaria carbonatada al ser sometida a un importante régimen de presión y temperatura durante millones de años. Esta transformación, conocida como metamorfismo, consiste en una recristalización y nueva ordenación de los minerales carbonatados originales. Para que nos entendamos, los fósiles que pudiesen haberse preservado en esa roca sedimentaria inicial se destruyen durante el proceso de metamorfismo, por lo que no queda ningún rastro de ellos en el mármol. Dicho esto, ¿nos han engañado en la tienda de rocas ornamentales dándonos caliza por mármol?

Pues la respuesta es no. Esta confusión procede de la clasificación de las rocas ornamentales, que no es exactamente igual a la clasificación geológica de las rocas. Pero voy a empezar por el principio. Las rocas ornamentales son aquellas que se explotan comercialmente en canteras para su uso en la construcción, como enlosado de edificios y monumentos o como material escultórico, principalmente debido a su belleza estética, es decir, gracias a que “son bonitas”. Y, para su clasificación, se tienen en cuenta, principalmente, sus características físicas, tales como su resistencia y durabilidad ante la erosión provocada por las condiciones climáticas, más que su composición química o su origen geológico. De esta manera, nos encontramos con tres grandes grupos o tipos de rocas ornamentales: granitos, mármoles y pizarras.

mármol
Fachada del edificio Bizkaia Aretoa, Paraninfo de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en Bilbao (Bizkaia), construida con losas de mármol blanco, con ligeros veteados verdosos por el mineral clorita, extraído de las canteras de Macael (Almería). Foto: Blanca María Martínez

Geológicamente hablando, un granito es una roca ígnea plutónica, es decir, que se forma por el enfriamiento lento (millones de años) de un magma en el interior de la tierra, por lo que tiene tiempo de formar cristales minerales. Pero en el caso de las rocas ornamentales, el término granito engloba a rocas cristalinas donde los minerales se observan a simple vista, de composición no carbonatada y, en general, muy resistentes al esfuerzo y la erosión. Y en esta denominación se incluyen los granitos en sentido geológico, pero también otras rocas ígneas plutónicas, como la diorita, la sienita o el gabro; rocas subvolcánicas filonianas, formadas por el enfriamiento y la cristalización de un magma o de un fluido caliente y mineralizado que circulaban a través de fracturas, dando lugar a cuerpos de rocas con formas prismáticas, como son las pegmatitas; y rocas ígneas volcánicas, generadas por el enfriamiento rápido del magma al salir a superficie, por lo que no tiene tiempo de cristalizar y presenta elevados contenidos de vidrio volcánico en su composición, como la andesita y el basalto. Pero también nos encontramos con rocas metamórficas de alto grado, es decir, que han sufrido altas presiones y temperaturas durante su formación, tal y como les sucede al gneis y a la migmatita.

mármol
Rocas ornamentales de la fachada del Palacio Chávarri (Bilbao, Bizkaia). En tonos rosados, mármol rojo de Ereño, que es una caliza marina del Cretácico con abundante contenido fósil (de color blanco), principalmente bivalvos, extraída de la cantera de Ereño (Bizkaia). En tonos amarillos, arenisca del Eoceno posiblemente obtenida de alguna antigua cantera de Bizkaia. En tonos verdes, rocas volcánicas del Cretácico formadas por erupciones submarinas durante la apertura del Golfo de Bizkaia, procedentes de algún afloramiento del País Vasco (las marcas blancas son recristalizaciones de carbonato cálcico). Foto: Blanca María Martínez

Si pasamos al grupo de los mármoles ornamentales, aquí se incluyen rocas de composición principalmente carbonatada, con cristales de pequeño tamaño y menos duras y resistentes que las del grupo de los granitos. Así que no solo se refiere al mármol en el sentido geológico, si no que con este término también se denominan un gran número de rocas sedimentarias como la caliza, la dolomía, la toba y el travertino. Además, en muchas ocasiones se describen como mármoles ornamentales rocas no carbonatadas, tales como las sedimentarias arenisca o yeso y las metamórficas cuarcita, anfibolita o serpentinita, esta última formada a partir de la alteración de una roca ígnea plutónica por la circulación de un fluido profundo muy caliente que modifica su composición mineral y su estructura.

Y terminamos con las pizarras. Si atendemos al término geológico, una pizarra es una roca metamórfica de bajo grado formada por la transformación de una roca sedimentaria de composición arcillosa debido a la acción de la presión y la temperatura, generando una recristalización mineral y su disposición en planos de foliación, que no son otra cosa que esas líneas paralelas que apreciamos en las pizarras y que nos permiten separarlas en finas láminas de roca. Pero en el caso del término ornamental, este hace referencia, precisamente, a esta última cualidad de las pizarras, esa capacidad de separarse en lajas más o menos perfectas, por lo que agrupa a varias rocas metamórficas de grado bajo-medio, como son la pizarra, la filita y el esquisto, pero también rocas sedimentarias muy compactadas, incluso ligeramente metamorfizadas, como ciertas lutitas y margas.

mármol
Fachada de la entrada de la Biblioteca Foral de Bizkaia en Bilbao, cubierta de losas de filita, de color verdoso por el mineral clorita, procedentes de China. Foto: Blanca María Martínez

En definitiva, cuando vayamos a comprar alguna roca ornamental no debemos olvidarnos de que el nombre comercial que nos van a dar no tiene por qué concordar con el nombre geológico que le aplicaríamos a esa misma roca. Si queremos conocer estos detalles, deberemos pedir que nos enseñen la ficha técnica de ese material, en donde sí encontraremos una definición muy detallada de la misma, incluida no solo su clasificación geológica, sino también una descripción de su composición, sus propiedades físicas y el lugar en donde se ha extraído. Y con esos datos, incluso, podremos conocer toda la historia geológica de la zona de explotación. Gracias a las rocas ornamentales que decoran fachadas, edificios, aceras y monumentos de nuestros pueblos y ciudades podemos aprender maravillosas historias geológicas que nos transportan a recónditos lugares de todo el mundo y a millones de años atrás en el tiempo, aunque las llamemos a todas mármoles, granitos y pizarras.

Para saber más:

Los volcanes submarinos de Bizkaia y Gipuzkoa
La geodiversidad que nos rodea

Sobre la autora: Blanca María Martínez es doctora en geología, investigadora de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y colaboradora externa del departamento de Geología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *