Despedidas matemáticas

Matemoción

Foto: Scott Rodgerson / Unsplash

Poeta de Guardia (1917-1998)

Ya creo que lo he dicho todo

y que todo lo amé.

G. F.

Este epitafio es de la poeta Gloria Fuertes; su hermosa despedida la recuerda y describe impecablemente su carácter y manera de afrontar la vida.

Los que siguen son epitafios de cinco matemáticos y una astrónoma que, como en el caso de la poeta, describen su trabajo o su singular personalidad. Comencemos.

Diofanto de Alejandría (hacia 200-hacia 280)

Se sabe que el matemático Diofanto de Alejandría, el padre del álgebra, vivió 84 años. Y se conoce porque su epitafio tiene forma de enunciado matemático que permite deducir a que edad falleció (aunque se desconoce el año):

Transeúnte, esta es la tumba de Diofanto: los números pueden mostrar, ¡oh maravilla! la duración de su vida. Su niñez ocupó la sexta parte de su vida; después, durante la doceava parte, de vello se cubrieron sus mejillas. Pasó aún una séptima parte de su vida antes de tomar esposa y, cinco años después, tuvo un precioso niño que, una vez alcanzada la mitad de la edad de la vida de su padre, pereció de una muerte desgraciada. Su padre tuvo que sobrevivirle, llorándole, durante cuatro años. De todo esto se deduce su edad.

Efectivamente, si x denota la edad a la que falleció Diofanto, el epitafio afirma que:

x = x/6 + x/12 + x/7 + 5 + x/2 + 4,

y un simple cálculo, lleva a la igualdad x = 84, la edad a la que falleció Diofanto (y su hijo, por supuesto, murió a los 42).

Ludoph van Ceulen (1540-1610)

El matemático Ludolph van Ceulen fue un calculador excepcional. Se le conoce fundamentalmente por haber aproximado el valor del número pi (la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro) con 35 cifras decimales exactas. Para ello calculó el perímetro de un polígono regular de 262 lados. Estaba tan orgulloso de este logro, que hizo inscribir esta aproximación en su lápida; en ella se indicaba que el número pi estaba comprendido entre los valores 3,14159265358979323846264338327950288 y 3,14159265358979323846264338327950289.

Copia de la lápida de van Ceulen (perdida hacia 1800). Fuente: Wikimedia Commons.

Fundamentalmente en textos alemanes, el número pi fue conocido durante mucho tiempo como número ludolphino.

Johannes Kepler (1571-1630)

El matemático y astrónomo Johannes Kepler proponía en su Mysterium Cosmographicum (1596) que la relación entre las distancias de los seis planetas conocidos en su tiempo (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno) podía entenderse en términos de los cinco sólidos platónicos, encerrados dentro de una esfera que representaba la órbita de Saturno.

Modelo de Kepler de las órbitas de los planetas del Sistema Solar. Fuente: Wikimedia Commons.

Realizó cálculos durante toda su vida para entender cómo se movían los planetas. Así quiso expresar su trabajo en su epitafio escrito en latín:

Mensus eram coelos, nunc terrae metior umbras; Mens coelestis erat, corporis umbra iacet. [Medí los cielos y ahora mido las sombras. Mi mente tenía por límite los cielos, mi cuerpo descansa encerrado en la Tierra.]

Caroline Lucretia Herschel (1750-1848)

La astrónoma Caroline Lucretia Herschel colaboró con su hermano William en el cálculo, diseño y construcción de telescopios, en la anotación de las observaciones nocturnas del astrónomo y en la catalogación, revisión e interpretación de sus análisis. Además, descubrió ocho cometas y tres nebulosas de manera independiente.

Su epitafio, escrito por ella misma, evoca todo el trabajo que realizó, siempre a la sombra de su hermano:

[…] Los ojos de aquella que pasó a la gloria, mientras abajo se volvían hacia los cielos estrellados; sus propios descubrimientos de los cometas y su participación en los trabajos inmortales de su hermano, William Herschel, dan testimonio de ello para épocas posteriores. […]

David Hilbert (1862-1943)

El matemático alemán David Hilbert fue un científico influyente en su época; trabajó y contribuyó en varias áreas de las matemáticas. Durante el Congreso Internacional de Matemáticos que tuvo lugar en París en 1900 propuso 23 problemas matemáticos, algunos de los cuales continúan sin resolverse.

Enterrado en Gotinga, su epitafio parece indicar su certeza de que esos problemas que propuso terminarían por resolverse:

Wir müssen wissen. Wir werden wissen. [ Debemos saber. Sabremos.]

Además, parece ser la respuesta al lema Ignoramus et ignorabimus (Ignoramos e ignoraremos) expresado en 1880 por el médico alemán Emil du Bois-Reymond durante una conferencia ante la Academia Ciencias de Berlín. A lo largo de su discurso definió siete enigmas del mundo que consideraba capitales. En su opinión, tres de estos problemas no podrían nunca ser explicados ni por la ciencia ni por la filosofía.

Paul Erdős (1913-1996)

Paul Erdős fue uno de los más prolíficos matemáticos en cuanto a publicaciones científicas; firmó unos 1500 artículos con más de 500 coautores. Trabajó en problemas de combinatoria, teoría de grafos, teoría de números, análisis clásico, teoría de aproximación, teoría de conjuntos y teoría de probabilidad.

Para su epitafio sugirió una ingeniosa frase (escrita en húngaro) a modo de despedida:

Végre nem butulok tovább. [Finalmente he dejado de hacerme cada vez más tonto.]

Una última despedida

Terminamos como empezamos, con una poeta. Emily Dickinson (1830-1886) escribió su propio epitafio, una despedida breve y contundente:

Called Back. [Me llaman.]

Para saber más:

Muerte entre las ecuaciones (Historias de muerte y matemáticas 1)
Los matemáticos también mueren (Historias de muerte y matemáticas 2)

Sobre la autora: Marta Macho Stadler es profesora de Topología en el Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU, y colaboradora asidua en ZTFNews, el blog de la Facultad de Ciencia y Tecnología de esta universidad

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