Para muchos, el juicio a Galileo es un símbolo del empeño de la Iglesia en oponerse al avance de la Ciencia y atrincherarse en una ortodoxia contraria a la razón. Sin embargo, esa interpretación de los hechos que condujeron a la condena no se sostiene a la luz de lo que han aportado los estudios históricos desarrollados en las últimas décadas.
Es cierto que había una controversia relativa a la interpretación de las Escrituras. Los teólogos más conservadores insistieron en el tenor literal de algunos pasajes de la Biblia de los que se desprendía que la Tierra no se movía. El episodio de Josué –cuando ordena al Sol detenerse- es el más citado al respecto. Y Galileo, por su parte, pensaba que las Escrituras no podían considerarse como un libro de Astronomía. Sostenía que habían sido redactadas de manera que fueran coherentes con la experiencia cotidiana de la gente, con independencia de cuál fuera la naturaleza real de los fenómenos o hechos a los que se refería. Y también sugería que había que conceder un papel más importante a la Ciencia a la hora de interpretar los textos sagrados, y esta pretensión chocaba frontalmente con sus oponentes más conservadores.
Pero los problemas no se limitaban a la cuestión de la interpretación de las Escrituras. A la Iglesia no le resultaba fácil aceptar una cosmovisión que chocaba con la que había asumido como verdadera, la aristotélica, según la cual la Tierra se encontraba en el centro del Universo y los cielos la rodeaban en perfecto orden. Si la Tierra no era sino un planeta que gira alrededor del Sol, la imagen de la humanidad como el centro –también físico- de la creación divina se venía abajo. La cosmovisión copernicana abría la puerta a la posible existencia de otros planetas habitados, quizás por seres racionales de cuyas almas y relaciones con Dios nada se sabía. Y esa era una posibilidad que resultaba ciertamente inquietante.
El historiador de la ciencia italiano Pietro Redondi (1988) tras analizar documentos del Vaticano que habían permanecido secretos durante más de tres siglos propuso que el juicio a Galileo no estuvo motivado realmente por las razones aducidas en su momento, sino que obedecía a una causa más profunda. Según Redondi, el juicio fue la consecuencia de que Galileo defendiese una visión mecanicista del Mundo y de otros motivos de más enjundia teológica.
Sea como fuere, en la actualidad está ampliamente aceptado que el juicio a Galileo no fue consecuencia de algo tan simple como el enfrentamiento entre la objetividad científica y el oscurantismo religioso. Por una parte, como hemos visto antes y como ha documentado César Tomé en la serie que se resume aquí, las razones científicas a favor de la cosmovisión copernicana no eran tan contundentes entonces como lo fueron posteriormente. Y no resultaba fácil desprenderse de la visión del Mundo que había sido considerada verdadera desde hacía siglos sin que las pruebas en contra fueran concluyentes. Y por la otra, a Galileo se le había indicado –y él así lo había aceptado- que podía enseñar la teoría copernicana como una hipótesis, esto es, como un instrumento matemático para predecir los movimientos de los planetas, pero que no debía presentarlos como físicamente verdaderos. Y sin embargo, en el Diálogo, no sólo desobedeció esa orden, sino que incluyó pasajes que podían interpretarse como una cierta burla del Papa. Bajo esas circunstancias las autoridades eclesiásticas lo condenaron y le obligaron a retractarse. Fue condenado a arresto domiciliario, y aunque fue amenazado con la torura no llegó a ser torturado. Muchos historiadores sostienen que si Galileo hubiera sido sólo un poco más diplomático, podía haber persuadido a la Iglesia de que suavizase su oposición y las cosas habrían adquirido un rumbo diferente del que tomaron. Al fin y al cabo, dentro de la Iglesia había varias facciones, y aunque unas eran hostiles, otras eran partidarias de Galileo.
Un elemento importante a la hora de valorar todo este asunto es que Galileo era un ferviente creyente y tenía, además, grandes amigos en la jerarquía de la Iglesia. Por lo tanto, no era alguien que estuviera interesado en socavar la autoridad de la jerarquía católica. Pero pensaba, eso sí, que la Naturaleza era una fuente de conocimiento verdadero tan válida como la Biblia. La forma en que él expresaba esta idea es que, al igual que las Escrituras, también el Libro de la Naturaleza había sido escrito por Dios y, por lo tanto, había de ser considerado también como fuente de verdad. Por ello, reivindicaba que los filósofos naturales debían ser considerados expertos a la hora de interpretar los dos textos de autoría divina: la Biblia y la Naturaleza. Así, si el modelo copernicano del Mundo resultaba ser físicamente válido de acuerdo con los mejores intérpretes del Libro de la Naturaleza (los filósofos naturales como él), y dado que dos verdades no podían ser mutuamente contradictorias, Galileo defendía que las referencias bíblicas al carácter estacionario de la Tierra y la movilidad del Sol debían ser tomadas como elementos metafóricos adecuados para ser comprendidos por el pueblo llano. De este modo Galileo pretendía legitimar su papel como experto, sin necesidad de entrar en conflicto con los otros expertos, los teólogos. El Libro de la Naturaleza, que era la fuente de conocimiento de los especialistas en filosofía natural, era, al fin y al cabo, tan fuente de conocimiento divino como las Escrituras. Galileo llegaba incluso a poner por delante al Libro de la Naturaleza, dado que la ambigüedad de los textos bíblicos salía mal parada al compararla con la claridad del otro Libro. Por eso pensaba que el filósofo natural se encontraba en mejor posición que el teólogo a la hora de interpretar la palabra de Dios.
Bibliografía consultada
Peter J. Bowler & Iwan R. Morus (2005): Making Modern Science. A Historical Survey The University of Chicago Press
Maurice A. Finocchiaro (2008): The essential Galileo Hackett Publishing Co
Lawrence M. Principe (2012): La revolución científica: Una breve introducción Alianza Editorial (The Scientific Revolution: A very short Introduction, 2011, Oxford University Press)
Steven Shapin (1996): The Scientific Revolution The University of Chicago Press
Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología en la UPV/EHU y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de esta universidad.
Andrés Guzmán
«Para muchos, el juicio a Galileo es un símbolo del empeño de la Iglesia en oponerse al avance de la Ciencia y atrincherarse en una ortodoxia contraria a la razón. Sin embargo, esa interpretación de los hechos que condujeron a la condena no se sostiene a la luz de lo que han aportado los estudios históricos desarrollados en las últimas décadas. »
Leí tu entrada y la verdad no veo de donde sacas esto. Lo único que veo son matices, pero la idea principal sigue ahí: la iglesia católica usó su poder para presionar, desacreditar y finalmente censurar la naciente visión científica moderna basada en la observación de la naturaleza y la experimentación. Todo esto para defender la cosmovisión tradicional que no amenazaba su poder.
Tollendo tollens
Pues lo saca del trabajo de los historiadores de la ciencia.
Andrés Guzmán
Si el trabajo de los historiadores de la ciencia queda reflejado en lo que expone esta entrada, entonces la conclusión no es válida.
Rawandi
Coincido con Andrés Guzmán. Los hechos históricos son claros: La Iglesia católica condenó oficialmente el copernicanismo en 1616, y logró que Galileo abjurase de sus convicciones copernicanas amenazándolo con la tortura en 1633. El comportamiento de la Iglesia fue anticientífico en un doble sentido: no solo por aferrarse al fundamentalismo bíblico geocentrista sino por conculcar la libertad de pensamiento y de expresión.
César Tomé
Me temo que los hechos históricos demuestran otra cosa distinta a la leyenda fabricada en el XIX que acabas de repetir en tu comentario. Véase: https://culturacientifica.com/2013/09/24/galileo-vs-iglesia-catolica-redux-v-reconvencion/
Andrés Guzmán
La postura de decir que la iglesia no «condenó» el copernicanismo porque se podía enseñar como instrumento pero no como realidad no me parece distinta a la postura de los creacionistas de tierra vieja. Es una postura acientífica que en esa época además fue impuesta usando el poder que tenía la iglesia.
César Tomé
Si bien no sé a qué «postura» te refieres en tu última frase, lo que si parece que está quedando claro es que tu comentario adolece de «presentismo», porque en el primer tercio del XVII acientífico era todo. Por otra parte, si encuentras dificultad para distinguir entre una valoración histórica que intenta ser objetiva de los hechos en su contexto de una posición de fe, y tu única crítica es hacer esa asimilación refugiándote en el mantra maniqueo de Iglesia mala/Galileo mártir en vez de aportar algo sustancial a la discusión, me parece a mi que la discusión termina antes de empezar.
Andrés Guzmán
Intentaré responderte a pesar de tus comentarios peyorativos. La postura a que me refiero es aquella que niega a la ciencia un lugar justo en la descripción de la realidad. Un creacionista de tierra vieja te dirá que la tierra tiene mil años pero que dios la creó con fósiles para que pareciera vieja. De forma análoga, la iglesia estaba dispuesta a amenazar a los filósofos naturales de esa época para que no insistieran de ninguna manera que el modelo del sistema tierra, sol y planetas de Copérnico – más simple e intuitivo – era la realidad, sino sólo un artilugio de cálculo. Disculpa mi whigismo si quieres, pero amedrentar de la manera que hicieron con Galileo en Italia a quien piensa distinto me parece sumamente acientífico. El juicio de Galileo representa y presenta (hoy) una lección sobre la intolerancia pasada. Esta lección no es afectada por la revisión que podamos hacer de los méritos del razonar de Galileo (usualmente correcto en mi opinión) o del razonar eclesial (mayormente sofismas, en mi opinion también).
Rawandi
Andrés, suscribo de nuevo todo lo que dices salvo esta frase: «Un creacionista de tierra vieja te dirá que la tierra tiene mil años pero que dios la creó con fósiles para que pareciera vieja.»
Un creacionista de la Tierra Vieja, como por ejemplo un Testigo de Jehová, reconoce que nuestro planeta tiene realmente millones de años de antigüedad. Sostener que Dios creó la Tierra hace pocos milenios pero con la apariencia de ser mucho más vieja constituye una mera variante del creacionismo de la Tierra Joven.
Rawandi
César, el decreto anticopernicano de 1616 se apoyaba únicamente en el fundamentalismo bíblico defendido por el cardenal inquisidor Belarmino (canonizado en el siglo XX, por cierto). Por tanto, se trataba de un decreto anticientífico.
Con su descubrimiento de las fases de Venus, Galileo ya había demostrado que el sistema ptolemaico era falso, pues Venus daba vueltas en torno al Sol. La Iglesia optó entonces por el sistema geocéntrico del protestante Brahe, que también era fundamentalista bíblico. Pero resulta que este sistema era completamente absurdo desde el punto de vista físico, ya que implicaba que el Sol, un cuerpo mucho mayor que la Tierra, se movía en torno a esta y además lo hacía arrastrando a todos los demás planetas.
César Tomé
Todo ello es incorrecto. Te sugiero que leas algo de lo que aquí se refiere: https://culturacientifica.com/2013/10/08/galileo-vs-iglesia-catolica-redux-y-vii-balanzas/
Rawandi
«la postura de Belarmino es que todos los aspectos de las Escrituras son indudablemente correctos.»
Esa frase tuya confirma mi planteamiento: Belarmino era un fundamentalista bíblico, como también lo eran casi todos los prelados de aquella época. Por eso la Iglesia condenó oficialmente el copernicanismo en 1616. Y por eso tras el descubrimiento de las fases de Venus la Iglesia se aferró al sistema geocentrista tycónico, a pesar de que era un modelo físicamente aberrante: ¿Cómo iba a arrastrar la diminuta Tierra al enorme carrusel constituido por el resto de los planetas orbitando alrededor del Sol? Totalmente ridículo, pero eso sí, compatible con las Sagradas Escrituras, que es lo único que le importaba al Vaticano.
Juan Ignacio Pérez
Quizás resulte útil, además de las de César Tomé, esta lectura:
http://mappingignorance.org/2014/09/15/conflict-science-religion-invented-tradition/
Andrés Guzmán
Gracias. Estoy leyendo el paper de Harrison.
oscar
Los que criticáis a la actitud de una facción de la Iglesia, en concreto los jesuitas de ir contra la ciencia cometeis un anacronismo de libro. Juzgais en términos contemporáneos unos hechos del siglo XVII en los que la ciencia como hoy la conocemos no existía.
Andrés Guzmán
O sea, el pasado es incriticable so pena de anacrónico. No estoy de acuerdo.
Daniel López
Desde la perspectiva actual no deberíamos criticar a la iglesia católica que, equivocada o no, actuaba buscando el bien común, no movida por ansias de poder y corruptelas varias.
Es como si hoy criticáramos a los fundadores de los diferentes «campos de trabajo», «campamentos de reeducación», etc., de mediados del siglo pasado, evidentemente hoy nadie en su sano juicio los aprobaría, pero en su contexto histórico representaban la solución
final, y sin duda fueron creados con la mejor de las intenciones.Además en cuanto se demostró que «la tierra se mueve» (allá por 1992, hasta entonces no estaba nada claro), la Iglesia subsanó su error pidiendo disculpas al injuriado y permitiéndole abandonar el purgatorio. Reflejos dignos de un piloto de la F1, vamos.
Andrés Guzmán
Estuve a punto de perderme en la profundidad de su sarcasmo.
Rawandi
«Galileo era un ferviente creyente»
Eso es bastante dudoso, ya que en el primer encontronazo que tuvo con la Inquisición Galileo fue acusado de no ir jamás la iglesia. Afortunadamente, en aquella época Galileo residía en la República de Venecia, cuyo Senado, que estaba enemistado con el Vaticano, le protegió paralizando por completo la actuación inquisitorial. Además, los tres hijos de Galileo fueron producto de la fornicación.
Por otra parte, en el siglo XVII la Iglesia católica te torturaba y te asesinaba si te atrevías a defender la incredulidad. Bajo esa enorme coacción, resulta difícil saber lo que alguien pensaba realmente en su fuero interno. Hoy día la situación es distinta, al menos en el Occidente democrático, donde los científicos, según todas las encuestas, son mayoritariamente descreídos.
Gonzalo Génova
Felicidades por la serie, me parece muy bien enfocada.
Tan sólo querría aportar una consideración sobre estas frases:
>> A la Iglesia no le resultaba fácil aceptar una cosmovisión que chocaba con la que había asumido como verdadera, la aristotélica, según la cual la Tierra se encontraba en el centro del Universo y los cielos la rodeaban en perfecto orden. Si la Tierra no era sino un planeta que gira alrededor del Sol, la imagen de la humanidad como el centro –también físico- de la creación divina se venía abajo.
Veamos: en la cosmovisión aristotélica, asumida sin más por el cristianismo, la Tierra se encontraba en el centro. Pero, y esto es la clave, el centro no era el lugar más «importante». El lugar más importante eran los cielos, donde habitaban los dioses. De hecho, el centro geométrico del universo era el inframundo, el centro de la Tierra, lugar del Hades, lugar de los muertos. Por tanto, desplazar a la humanidad de la cercanía al centro geométrico no podía ser tan dramático.
Me parece a mí que esa resistencia a desplazar a la humanidad del centro de la creación divina no era tan importante para la cosmovisión cristiana (quizás en todo caso para la mentalidad renacentista, más antropocéntrica que la mentalidad teocéntrica medieval). Este aspecto particular del aferramiento al geocentrismo es por tanto uno más de los elementos añadidos posteriormente en la interpretación del caso Galileo.
En cambio, desde un punto de vista científico, el geocentrismo tenía algunas ventajas que el heliocentrismo perdía. El sistema geocéntrico explica de modo coherente los principales movimientos observados:
1. Los cuerpos terrestres caen “hacia abajo”, es decir hacia el centro geométrico del universo, que es el centro de la Tierra, el “lugar natural” de los cuerpos pesados. Esto explica de paso la forma esférica de la Tierra (demostrada por cierto por Aristóteles a partir de la proyección de la sombra de la Tierra sobre la Luna en eclipses lunares). El concepto de “lugar natural” es clave en la física aristotélica.
2. Los cuerpos celestes están hechos de otra materia distinta que no pesa y por tanto no cae, se mueven uniformemente en círculos (el movimiento perfecto). La incordiante excepción es el movimiento de los planetas (“planeta” significa “errante”), que nadie supo nunca explicar satisfactoriamente, y es una baza muy importante a favor del heliocentrismo.
Sustituir la Tierra por el Sol como centro del universo deja una gran pregunta: ¿y por qué no caen todas las cosas hacia el Sol? El heliocentrismo explica los movimientos celestes mejor que el geocentrismo, pero a costa de dejar inexplicada la caída de los graves (la gravedad).
Fue mérito de Newton unificar mecánica terrestre y mecánica celeste, precisamente a cuenta de intentar solucionar esta dificultad. Pero en la época de Galileo era una dificultad no pequeña que él mismo tampoco sabía resolver. Para resolver la dificultad, Newton tuvo que ofrecer una teoría completamente revolucionaria de la atracción gravitatoria como “acción a distancia”. Hasta entonces la gravedad era un concepto mucho más geométrico: los graves caen hacia el centro porque el centro es su «lugar natural».
Juan Ignacio Pérez
Muchas gracias por el comentario. 🙂
Salud.
Rawandi
El verdadero problema era el fundamentalismo de la Iglesia católica, evidente por ejemplo en la carta del cardenal inquisidor san Belarmino al carmelita Foscarini:
«como ya usted sabe, el Concilio (de Trento) prohíbe explicar las Escrituras de forma contraria al común consenso de los Padres de la Iglesia. Y si Su Reverencia leyera no solo a los Padres sino también los comentarios de los escritores modernos al Génesis, Salmos, Eclesiastés y Josué, encontraría que todos concuerdan en explicar literalmente (ad litteram) que el sol está en el firmamento y se mueve lentamente alrededor de la tierra, y que la tierra está lejos de los cielos y permanece inmóvil en el centro del universo.»
http://creacinseisdas.blogspot.com.es/2010/04/la-sabiduria-de-san-roberto-belarmino.html
Gonzalo Génova
Rawandi,
En el párrafo siguiente al que citas (exactamente el siguiente), escribe Bellarmino:
“Yo digo que si hubiera una verdadera demostración de que el sol está en el centro del universo y la tierra en la tercera esfera, y que el sol no viajara alrededor de la tierra, sino que la tierra circulara el sol, entonces podría ser necesario proceder con gran cuidado al explicar los pasajes de la Escritura que parecen contrarios, y deberíamos más bien decir que no los comprendimos, antes que decir que alguno era falso como se ha demostrado. Pero yo no creo que hay una tal demostración; ninguna me ha sido mostrada.”
El hecho de que considere la posibilidad de que haya una verdadera demostración pone de manifiesto que Bellarmino no era fundamentalista. Galileo no fue capaz de dar esa prueba, y Bellarmino, supongo que con ayuda de los científicos del Vaticano, era capaz de comprender que los argumentos de Galileo no eran plenamente demostrativos. Por tanto, estaban razonando como científicos, no como fundamentalistas.
Galileo dio muchos argumentos, algunos más afortunados que otros, que contribuían a desmoronar la concepción ptolemaica del universo. Más que demostrar el heliocentrismo, lo que hacía era quitar fuerza al geocentrismo. El hecho de que Júpiter tuviera satélites demostraba que no todo gira en torno a la Tierra; igualmente las fases de Venus; etc. Quitar fuerza al geocentrismo era necesario, pero no suficiente, y eso lo comprendían muy bien Bellarmino y compañía.
No estoy justificando para nada el proceder de los jueces de Galileo. En mi opinión fue un claro abuso de poder y demostraron una incapacidad para entender las relaciones entre ciencia y fe, relaciones que Galileo entendía mucho mejor (y no sólo él, también algunos eclesiásticos). Tan sólo digo que el fundamentalismo no fue el motivo determinante.
Por cierto, la página de la que extraes la cita de la carta, que comienza diciendo que “Génesis 1-3 es una descripción científica de la Creación”, no es representativa de lo que piensan la inmensa mayoría de los católicos.
Rawandi
«El hecho de que considere la posibilidad de que haya una verdadera demostración pone de manifiesto que Bellarmino no era fundamentalista.»
No, Gonzalo. Por ejemplo, habitualmente los testigos de Jehová también se presentan dispuestos a «considerar la posibilidad de que haya una verdadera demostración» de la evolución biológica y sin embargo en ningún momento dejan de ser fundamentalistas bíblicos antievolucionistas.
En realidad, el párrafo que citas también confirma que Bellarmino era un fundamentalista, pues sostiene que no se debe considerar «falso» ningún pasaje bíblico. O sea, que para él la Biblia no es falsable.
«Galileo dio muchos argumentos, algunos más afortunados que otros, que contribuían a desmoronar la concepción ptolemaica del universo. Más que demostrar el heliocentrismo, lo que hacía era quitar fuerza al geocentrismo.»
No. Los descubrimientos telescópicos de Galileo reforzaban el copernicanismo y simultáneamente refutaban el sistema ptolemaico.
«Por cierto, la página de la que extraes la cita de la carta, que comienza diciendo que “Génesis 1-3 es una descripción científica de la Creación”, no es representativa de lo que piensan la inmensa mayoría de los católicos.»
Pero sí es representativa del fundamentalismo del inquisidor Bellarmino.
Gonzalo Génova
>> En realidad, el párrafo que citas también confirma que Bellarmino era un fundamentalista, pues sostiene que no se debe considerar “falso” ningún pasaje bíblico. O sea, que para él la Biblia no es falsable.
Efectivamente, la Biblia no es falsable según Bellarmino (aunque es algo anacrónico aplicar esta categoría). Eso no lo convierte en un fundamentalista, sino que más bien lo sitúa a punto de reconocer la diferencia entre el conocimiento científico (falsable) y el conocimiento no científico (no falsable). Los principios éticos tampoco son falsables, y espero que no consideres fundamentalista a cualquiera que sostenga principios éticos.
De hecho, el pasaje aleja a Bellarmino del fundamentalismo, entendido como interpretación literalista de la Biblia, pues está afirmando que posiblemente no la comprendemos bien si nos limitamos a su interpretación literal.
>>> Los descubrimientos telescópicos de Galileo reforzaban el copernicanismo y simultáneamente refutaban el sistema ptolemaico.
Yo no he dicho lo contrario. Copérnico, Kepler y Galileo aportaron ideas importantes para refutar el sistema geocéntrico ptolemaico, pero su refutación no podía ser completa, porque dejaban aspectos fundamentales sin explicar (la gravedad). Y es cierto que los descubrimientos telescópicos reforzaban el heliocentrismo, como también es cierto que no constituían una prueba definitiva (ninguna observación puramente cinemática puede serlo).
Obviamente hay mucho creyente fundamentalista (cristiano o de otras religiones), pero en esta ocasión creo que erraste el tiro.
Rawandi
«la Biblia no es falsable según Bellarmino. Eso no lo convierte en un fundamentalista,»
Pues claro que sí lo convierte en un fundamentalista: Bellarmino afirma que no se debe considerar falso nada de lo que la Biblia afirma, ni siquiera cuando habla del Sol y de la Tierra.
«sino que más bien lo sitúa a punto de reconocer la diferencia entre el conocimiento científico (falsable) y el conocimiento no científico (no falsable)»
Es falso que el conocimiento no científico sea «no falsable».
«Los principios éticos tampoco son falsables, y espero que no consideres fundamentalista a cualquiera que sostenga principios éticos.»
Los principios éticos sí son falsables. Por ejemplo, muchos musulmanes defienden el principio ético de que hay que mutilar los genitales de las niñas. Pero este principio se puede falsar muy fácilmente citando el contraejemplo de los millones de mujeres que llevan una vida perfectamente decente a pesar de no haber sido mutiladas.
«De hecho, el pasaje aleja a Bellarmino del fundamentalismo, entendido como interpretación literalista de la Biblia, pues está afirmando que posiblemente no la comprendemos bien si nos limitamos a su interpretación literal.»
No está afirmando eso para nada. Te engañas a ti mismo.
» Copérnico, Kepler y Galileo aportaron ideas importantes para refutar el sistema geocéntrico ptolemaico, pero su refutación no podía ser completa, porque dejaban aspectos fundamentales sin explicar (la gravedad).»
La refutación sí fue completa, como indica el hecho de que tras los descubrimientos de Galileo los jesuitas abandonaron el sistema ptolemaico por el tycónico.l
Gonzalo Génova
>> Los principios éticos sí son falsables.
Me parece que tienes una idea equivocada de lo que es la falsabilidad. Una afirmación es falsable cuando es concebible un experimento u observación que podría hacerla falsa. La afirmación (más bien la prohibición) de que “no se deben mutilar los genitales de las niñas” no es falsable, porque por muy decentes que resultaran las mujeres mutiladas, mutilarlas seguiría siendo una aberración. O tal vez es que yo soy un fundamentalista que estoy cerrado a cualquier evidencia empírica a favor de la mutilación genital.
>> Te engañas a ti mismo.
No sé en qué me engaño, la verdad. Bellarmino dice que “podría ser necesario proceder con gran cuidado al explicar los pasajes de la Escritura que parecen contrarios, y deberíamos más bien decir que no los comprendimos, antes que decir que alguno era falso”; yo digo que “el pasaje aleja a Bellarmino del fundamentalismo, entendido como interpretación literalista de la Biblia, pues está afirmando que posiblemente no la comprendemos bien si nos limitamos a su interpretación literal”. Bellarmino no dice que la Biblia pueda decir falsedades, pero sí dice que la interpretación literal puede ser insuficiente para comprenderla. Luego no es un fundamentalista.
>> La refutación sí fue completa
Me sorprende que acudas aquí a la autoridad de los jesuitas. Que los jesuitas cambiaran de explicación preferida no implica que el sistema ptolemaico fuera malo, sino sólo que el tycónico les parecía mejor. En todo caso, si piensas que la refutación fue completa es que no entiendes la necesidad de una teoría física de la gravedad que sólo llegó con Newton.
Rawandi
«que “no se deben mutilar los genitales de las niñas” no es falsable, porque por muy decentes que resultaran las mujeres mutiladas, mutilarlas seguiría siendo una aberración.»
Sí es falsable: por ejemplo, si fuera cierto que las mujeres no mutiladas se convierten en psicópatas asesinas, entonces la ablación del clítoris ya no sería «una aberración» sino una obligación ética.
» Que los jesuitas cambiaran de explicación preferida no implica que el sistema ptolemaico fuera malo, sino sólo que el tycónico les parecía mejor.»
Galileo descubrió que Venus presentaba fases, lo cual demostraba que dicho planeta daba vueltas en torno al Sol y no en torno a la Tierra, como afirma el sistema ptolemaico.
Así pues, las fases de Venus constituyen una refutación completa del sistema ptolemaico.
Casi todos los cristianos del siglo XVII eran fundamentalistas bíblicos, no solo Bellarmino. No puedes reproducir su frase mutilando precisamente el fragmento que tú citaste en negrita: «si hubiera una verdadera demostración». Bellarmino mismo ya aclara que no cree que tal cosa exista.
Gonzalo Génova
>> si fuera cierto que las mujeres no mutiladas se convierten en psicópatas asesinas…
No se me había ocurrido plantearlo de esa curiosa manera. En todo caso, creo que has cambiado una cuestión moral (decencia) por una cuestión médica (psicopatía asesina). Creo que sigue siendo verdad que no es lícito mutilar a las mujeres por mucho que las no mutiladas sean indecentes.
>> las fases de Venus constituyen una refutación completa del sistema ptolemaico
Por supuesto que las fases de Venus son un argumento contundente contra el sistema ptolemaico, como ya he dicho antes yo mismo, pero sigo pensando que no constituyen una refutación completa porque Galileo no logró proporcionar una alternativa completa. De hecho, uno de los errores importantes de Galileo es que despreció los estudios de Kepler y siguió pensando que las órbitas planetarias eran circulares, eso sí, alrededor del Sol; así no había manera de que el sistema encajara bien con las observaciones. Me parece que estamos de acuerdo en el fondo en el fondo de la cuestión, y no tiene mucho sentido seguir discutiendo sobre si la refutación fue completa o no, es decir, sobre el significado de la palabra ‘completa’.
>> No puedes reproducir su frase mutilando precisamente el fragmento que tú citaste en negrita
¿Entonces he sido capaz de mutilar un fragmento y escribirlo completo a la vez? Explícame eso porque no lo entiendo. Copiemos otra vez el párrafo de Bellarmino:
“Yo digo que si hubiera una verdadera demostración de que el sol está en el centro del universo y la tierra en la tercera esfera, y que el sol no viajara alrededor de la tierra, sino que la tierra circulara el sol, entonces podría ser necesario proceder con gran cuidado al explicar los pasajes de la Escritura que parecen contrarios, y deberíamos más bien decir que no los comprendimos, antes que decir que alguno era falso como se ha demostrado. Pero yo no creo que hay una tal demostración; ninguna me ha sido mostrada.”
¿Dónde está la irracionalidad fundamentalista en este párrafo? Bellarmino dice que si hubiera una demostración la estudiaría con atención para explicar de otra manera la Escritura. Y dice que no cree que exista esa demostración, porque no se la han mostrado. A mí me parece bastante racional. Probablemente es lo que tú mismo haces habitualmente, no creerte una demostración antes de haberla visto.
(Para que no haya dudas sobre mi postura, repito que si Galileo estaba equivocado había que demostrárselo con argumentos científicos: no era legítimo abusar del poder eclesiástico para que se retractase; y en todo caso tampoco era competencia de la Iglesia juzgar sobre la cuestión astronómica, ni dar ni pedir esos argumentos científicos.)
Rawandi
«creo que has cambiado una cuestión moral (decencia) por una cuestión médica (psicopatía asesina)»
Ese «cambio» tiene una explicación sencilla: He empleado ‘dos argumentos diferentes’ que demuestran que los principios éticos son falsables. Primero he recurrido a la «decencia» mostrada por la inmensa mayoría de las mujeres no mutiladas para demostrar que la postura ética favorable a la ablación es falsable; y después he recurrido a una hipotética «psicopatía asesina» de las mujeres no mutiladas para demostrar que la postura ética contraria a la ablación también es falsable.
«Por supuesto que las fases de Venus son un argumento contundente contra el sistema ptolemaico»
Las fases de Venus son un argumento tan contundente contra el sistema ptolemaico que de hecho invalidan dicho sistema; en otras palabras: lo vuelven insostenible, o sea, ‘malo’. Contrariamente a lo que tú planteaste, lo cierto es que los astrónomos jesuitas abandonaron el sistema ptolemaico porque gracias a los descubrimientos de Galileo comprendieron que era un mal sistema.
«¿Dónde está la irracionalidad fundamentalista en este párrafo?»
En dos aspectos: primero, al no aceptar que las afirmaciones fácticas de la Biblia puedan ser falsas. Segundo, al exigirle demostraciones matemáticas a la ciencia empírica, que funciona de modo diferente a las matemáticas.
Gonzalo Génova
>> Primero he recurrido a la “decencia” mostrada por la inmensa mayoría de las mujeres no mutiladas para demostrar que la postura ética favorable a la ablación es falsable; y después he recurrido a una hipotética “psicopatía asesina” de las mujeres no mutiladas para demostrar que la postura ética contraria a la ablación también es falsable.
Sigo pensando que no entiendes de qué va la falsabilidad. El método científico experimental formula leyes de comportamiento observadas en los fenómenos naturales; estas leyes enuncian principalmente correlaciones entre fenómenos (si ocurre A, entonces ocurre B), siendo muy controvertida la cuestión de si se puede alcanzar alguna causalidad inherente a la correlación. Estas correlaciones no se pueden confirmar positivamente de modo definitivo, puesto que es imposible observar todos los fenómenos relevantes. De modo que a lo único que podemos aspirar es a formular leyes provisionales hasta que sean refutadas (falsadas) por nuevas observaciones o experimentos.
Las leyes científicas expresan nuestro conocimiento acerca de lo que ocurre en la naturaleza. Las leyes científicas, en cambio, no expresan lo que debe ocurrir. De eso van las ciencias normativas, como la pedagogía, la ingeniería, y por supuesto la ética. Todas ellas se apoyan de una manera u otra en las ciencias descriptivas (no hay ingeniería sin ciencia), pero siempre van mucho más allá de la simple descripción de fenómenos. En ese dominio específicamente normativo la falsabilidad no tiene nada que decir, porque las normas no son afirmaciones sobre hechos (correlaciones entre hechos), sino prescripciones. Las prescripciones no se refieren a fenómenos observables, y por tanto no son falsables por la experiencia.
La afirmación de que “una hora de lectura diaria es beneficiosa para el desarrollo intelectual”, en la medida en que establece una correlación entre lectura y desarrollo, es falsable; lo que no es falsable es que el desarrollo intelectual sea un valor que deba ser realizado. Igualmente, la afirmación de que “la ablación genera decencia” es falsable, lo que no es falsable es que la decencia sea un valor deseable.
En otras palabras, puedes falsar la eficacia de un método para conseguir determinado objetivo, es decir, la correlación método-objetivo (pedagógico, ingenieril o ético), pero no puedes falsar la prescripción de que el objetivo es deseable. La ética es más que eficacia, por eso no es falsable.
>> Las fases de Venus son un argumento tan contundente contra el sistema ptolemaico que de hecho invalidan dicho sistema; en otras palabras: lo vuelven insostenible, o sea, ‘malo’.
Aquí te doy la razón. Las fases de Venus refutan el sistema ptolemaico. Entre las dos propuestas alternativas, el sistema tycónico y el copernicano, el que mejor da cuenta de las observaciones astronómicas y del fenómeno de la gravedad es el tycónico. Hasta que Newton no formuló la ley de atracción gravitatoria entre los cuerpos, no era físicamente preferible el sistema copernicano frente al tycónico. Pretender que sí es no reconocer el mérito de Newton.
Quiero pensar que si yo hubiera vivido en esa época hubiera sido copernicano, porque el sistema tycónico me hubiera parecido artificioso. Pero al mismo tiempo me hubiera visto en un serio aprieto para preferir el sistema copernicano desde el punto de vista físico (gravedad) además del cinemático (movimientos celestes). Hubiera sido copernicano sin fundamento, por intuición, como pienso que lo era Galileo. Una intuición bastante terca que es esencial para que pueda existir el progreso científico. Si no estamos convencidos de que algo es verdad antes de ser capaces de demostrarlo, ¿por qué motivo íbamos a empeñarnos en demostrarlo?
Lo que quiero decir es que desde la perspectiva de la época comparto la preferencia por el sistema copernicano frente al tycónico, y entiendo muy bien que la mayoría de los astrónomos pasaran de Ptolomeo a Copérnico sin hacer escala en Tycho; pero también que antes de Newton esta preferencia no estaba bien fundamentada científicamente.
>> [la irracionalidad fundamentalista de Bellarmino está] En dos aspectos: primero, al no aceptar que las afirmaciones fácticas de la Biblia puedan ser falsas.
Pero es que Bellarmino sí está dispuesto a aceptar que sean falsas en su literalidad (dicho de otra manera, que no hemos entendido lo que la Biblia quería decir): podría ser necesario proceder con gran cuidado al explicar los pasajes de la Escritura que parecen contrarios.
>> Segundo, al exigirle demostraciones matemáticas a la ciencia empírica, que funciona de modo diferente a las matemáticas.
¿Dónde exige demostraciones matemáticas Bellarmino a Galileo? Yo no lo veo por ninguna parte. Le exige demostraciones, sin más.
Rawandi
«lo que no es falsable es que el desarrollo intelectual sea un valor que deba ser realizado»
Sí que es falsable. Por ejemplo, si fuera cierto que el desarrollo intelectual convierte ineluctablemente a las personas en psicópatas asesinos, entonces el desarrollo intelectual ya no podría ser considerado un valor ético auténtico. He repetido adrede uno de los dos esquemas que empleé con la mutilación genital para que comprendas que tú también podrías servirte de dichos esquemas para demostrar la falsabilidad de otros principios éticos.
«Hasta que Newton no formuló la ley de atracción gravitatoria entre los cuerpos, no era físicamente preferible el sistema copernicano frente al tycónico.»
Eso es rotundamente falso. El sistema copernicano era superior al tycónico precisamente porque el primero tenía sentido físico mientras que el segundo carecía por completo de él. Kepler y Galileo no necesitaban conocer la fórmula newtoniana de la gravitación para darse cuenta de que el fundamentalista bíblico Tycho Brahe pretendía algo a todas luces grotesco desde cualquier concepción física imagible, a saber: que la diminuta Tierra arrastrara al enorme carrusel constituido por el resto de los planetas orbitando alrededor del Sol.
«Bellarmino sí está dispuesto a aceptar que sean falsas en su literalidad (dicho de otra manera, que no hemos entendido lo que la Biblia quería decir)»
Esa actitud de Bellarmino es irracional, ya que está dispuesto a retorcer a toda costa las frases de un libro con tal de negar que dicho libro pudiera contener falsedades. Siguiendo ese método demencial, hasta el ‘Mein Kampf’ de Hitler podría ser considerado como un libro totalmente libre de errores.
«¿Dónde exige demostraciones matemáticas Bellarmino a Galileo?»
Los descubrimientos telescópicos de Galileo refutaban el sistema ptolemaico convirtiendo el sistema copernicano en el modelo más probablemente correcto, ya que era el único que tenía sentido físico. Pero el ignorante Bellarmino, igual que hacen los antievolucionistas actuales, exigía demostraciones absolutas, no probabilidades científicas. Por eso la Iglesia católica decidió publicar el decreto de 1616 condenando el copernicanismo.
Gonzalo Génova
Sobre la falsabilidad no voy a añadir nada más, creo que ya he dicho bastante. Confundes ética con eficacia.
>> El sistema copernicano era superior al tycónico precisamente porque el primero tenía sentido físico mientras que el segundo carecía por completo de él. Kepler y Galileo no necesitaban conocer la fórmula newtoniana de la gravitación para darse cuenta de que el fundamentalista bíblico Tycho Brahe pretendía algo a todas luces grotesco desde cualquier concepción física imagible, a saber: que la diminuta Tierra arrastrara al enorme carrusel constituido por el resto de los planetas orbitando alrededor del Sol.
Haz un pequeño esfuerzo, intenta pensar con la mentalidad y los conocimientos de la época. No se trata de que conocieran la fórmula newtoniana, se trata de que pudiera entrar en sus cabezas que los cuerpos con masa se atraen. ¿O es que es tan obvio que los cuerpos con masa se atraen, que Newton no hizo más que poner por escrito lo que todo el mundo ya sabía? Y se trata de que supieran que el Sol, las estrellas y planetas eran cuerpos con masa, cuando «todo el mundo sabía» que eran luminarias de fuego (es decir, lo que sabemos por observación), sin peso, y que por eso permanecían en las esferas celestes. Ese enorme carrusel sólo es un enorme carrusel una vez que ya sabes que se trata de cuerpos enormemente masivos.
Por otra parte, lee lo que he escrito más arriba sobre la concepción física de la gravedad en la cosmología antigua. Era una concepción muy razonable, y era conforme a las observaciones experimentales: la gravedad es la atracción hacia el centro del universo, «lugar natural» de los cuerpos con masa.
>> Esa actitud de Bellarmino es irracional, ya que está dispuesto a retorcer a toda costa las frases de un libro con tal de negar que dicho libro pudiera contener falsedades.
No, no es irracional, es reconocer el carácter de un escrito, su «estilo literario», su intención. Si Bellarmino es irracional, entonces Galileo también lo era, puesto que él era completamente partidario de la interpretación no literal de la Biblia en cuestiones de astronomía o análogas: «la Sagrada Escritura no pretende enseñarnos cómo van los cielos, sino cómo ir al Cielo», frase que por cierto Galileo tomó de otro cardenal, Baronio, bibliotecario vaticano.
Los fundamentalistas no admiten otra interpretación de la Biblia que no sea la literal, y parece ser que tú eres igual de fundamentalista (aunque en este caso para negar lo que dice la Biblia).
No me resisto a copiar un texto que he puesto en el otro hilo en el que estamos teniendo una conversación paralela y que parece que desemboca en el mismo lugar. Allí has afirmado que «el magisterio eclesiástico católico siempre había sido oficialmente literalista», demostrando tu ignorancia de la historia de la teología católica:
“Frecuentemente, los que no son cristianos saben algo sobre la tierra, los cielos y los otros elementos del mundo, sobre el movimiento y la órbita de las estrellas e incluso sus tamaños y posiciones relativas, sobre la predicción de eclipses solares y lunares, los ciclos de los años y las estaciones, sobre los tipos de animales, arbustos, piedras y otros objetos. Dicha persona sostiene que ese conocimiento es cierto gracias a la razón y a la experiencia. Así, es vergonzoso y peligroso el oír a un cristiano, presumiblemente interpretando las sagradas escrituras, diciendo tonterías sobre esos temas. Debemos tomar todas las precauciones necesarias para prevenir una situación tan lamentable, en la cual la gente comprueba la vasta ignorancia de un cristiano y se burla de él. La vergüenza no radica tanto en que un individuo sea ridiculizado sino en que las personas que no comparten nuestra fe piensen que nuestros escritores sagrados mantenían dichas opiniones y, como gran pérdida para aquellos cuya salvación deseamos, los autores de nuestras escrituras sean criticados y rechazados por su ignorancia”. Agustín de Hipona (354-430 dC), “El significado literal del Génesis”.
Rawandi
«Confundes ética con eficacia.»
No. Quizá tú no sabes lo que es la ética. La ética pretende fijar las pautas para vivir mejor. En teoría, cualquier principio ético podría conducir necesariamente a una vida pésima, y por tanto todos los principios éticos son falsables.
«¿O es que es tan obvio que los cuerpos con masa se atraen, que Newton no hizo más que poner por escrito lo que todo el mundo ya sabía?»
El mérito concreto de Newton consistió en hallar la fórmula matemática de la atracción gravitatoria, pero la idea de dicha fuerza no la inventó él: ya existía en las mentes de Kepler, Galileo y otros.
«Y se trata de que supieran que el Sol, las estrellas y planetas eran cuerpos con masa, cuando “todo el mundo sabía” que eran luminarias de fuego (es decir, lo que sabemos por observación), sin peso, y que por eso permanecían en las esferas celestes.»
Olvidas que Galileo ya había demostrado la falsedad de esa hipótesis aristotélica: con su telescopio se veía claramente que la Luna, una de esas supuestas «luminarias de fuego», tenía montañas y valles similares a los de la Tierra. Y el planeta Venus presentaba fases como la Luna; y el Sol presentaba manchas en su superficie. Todo ello indicaba que los astros estaban hechos de materia similar a la de la Tierra, es decir, perfectamente capaz de atraer a otros cuerpos. Por eso Júpiter atraía a sus cuatro grandes satélites «galileanos», igual que la Tierra atraía a la Luna.
«Si Bellarmino es irracional, entonces Galileo también lo era, puesto que él era completamente partidario de la interpretación no literal de la Biblia en cuestiones de astronomía o análogas»
Hombre, piensa un poco. Galileo se estaba jugando el cuello: no tenía otra salida que utilizar ese argumento, porque estaba tratando con el poder eclesiástico, que le hubiera enviado a la hoguera si el científico pisano se hubiera atrevido siquiera a sugerir que las leyendas bíblicas eran meras patrañas sin la menor credibilidad.
«Los fundamentalistas no admiten otra interpretación de la Biblia que no sea la literal»
Eso no es verdad. Por ejemplo, los testigos de Jehová interpretan los «6 días» de la creación de modo metafórico, como periodos que pudieron abarcar miles de millones de años.
Gonzalo Génova
>> cualquier principio ético podría conducir necesariamente a una vida pésima
Qué sea una vida pésima, es una noción ética no falsable. Por ejemplo, no puedes falsar que el sufrimiento sea malo: el sufrimiento es malo porque sufriendo sufres, punto. Es un principio, no demostrable ni falsable. Es posible demostrar la verdad o falsedad de enunciados éticos a partir de principios éticos; lo que no es posible es demostrarlo a partir de principios no éticos, sino puramente empíricos, es decir, descripciones factuales exentas de valoración. Eso sería caer en la falacia naturalista.
>> la idea de dicha fuerza no la inventó él: ya existía en las mentes de Kepler, Galileo y otros
Esto deberías probarlo. Y en todo caso el germen de una idea no es lo mismo que la idea plenamente desarrollada.
>> Todo ello indicaba que los astros estaban hechos de materia similar a la de la Tierra
Efectivamente, lo “indicaba”, lo sugería, los motivos eran cada vez más numerosos y más fuertes. Pero el cambio de mentalidad tenía que ser gradual, y no puedes considerar irracionales a los que se resistían al cambio con buenos argumentos (eso sí, cada vez más endebles).
>> Galileo se estaba jugando el cuello: no tenía otra salida que utilizar ese argumento
Aquí estás dando por cierto lo que es sólo una suposición tuya: que Galileo no era un verdadero creyente. Puede que su religiosidad fuera bastante convencional, como la de tantos otros, eclesiásticos incluidos. A mí en cambio me parece que si hubiera sido tan astuto como para ocultar su increencia, tampoco se hubiera enfrentado al poder eclesiástico por una cuestión científica, sabiendo además muy bien cómo evitar el enfrentamiento directo. Galileo estaba sinceramente convencido de que tenía razón, y su honestidad le llevó precisamente a jugarse el cuello. Tu suposición es poco probable, y nada probada.
Rawandi
«no puedes falsar que el sufrimiento sea malo»
Porque ese es el axioma en que se basa la ética, y un axioma es evidente por definición.
«Es posible demostrar la verdad o falsedad de enunciados éticos a partir de principios éticos»
Ergo reconoces que las afirmaciones éticas son falsables, como yo he venido defendiendo todo el rato.
«lo que no es posible es demostrarlo a partir de principios no éticos, sino puramente empíricos, es decir, descripciones factuales exentas de valoración.»
Ahí te equivocas. Por ejemplo, la mera comprobación factual «exenta de valoración» de que las mujeres no mutiladas se convierten en psicópatas homicidas falsaría el principio ético de que la ablación del clítoris está mal.
«Eso sería caer en la falacia naturalista.»
No. La falacia naturalista consiste en no reconocer que la ética requiere al menos un axioma ético.
«Esto [que la idea de dicha fuerza ya existía en las mentes de Kepler, Galileo y otros] deberías probarlo.»
En su libro ‘Somnium’, Kepler compara la fuerza de atracción entre los astros con la fuerza magnética. ¿Te vale eso?
«no puedes considerar irracionales a los que se resistían al cambio con buenos argumentos»
De «buenos argumentos» nada. Tras los descubrimientos telescópicos, el modelo más probable era, con gran diferencia, el copernicano. Y los jerarcas del Vaticano no tenían ninguna excusa, ya que Galileo les había informado puntualmente de todos sus descubrimientos.
«estás dando por cierto lo que es sólo una suposición tuya: que Galileo no era un verdadero creyente.»
No. Lo que digo es que Galileo no tenía más remedio que apoyar la interpretación literal si quería que la Iglesia no prohibiera el copernicanismo.
Rawandi
A mi última frase le falta un adverbio de negación: «Galileo no tenía más remedio que apoyar la interpretación literal si quería que la Iglesia no prohibiera el copernicanismo.». Donde pone «interpretación literal» quise decir «interpretación no literal», o sea, interpretación alegórica.
Dado que todo el poder lo tenía la Iglesia, el único modo de influir para que esta no prohibiera el copernicanismo era convenciéndola de que leyera los pasajes astronómicos de la Biblia de forma alegórica. Esto era evidente para cualquier copernicano, tanto si era creyente (como Kepler) como si no lo era.
En cuanto a las convicciones íntimas de Galileo, ya he dicho más arriba que no es fácil saber si era creyente o no. En cualquier caso, parece claro que no era un «católico ferviente»: sus tres hijos fueron fruto de la fornicación y la primera denuncia contra él ante la Inquisición, cuando aún enseñaba en la Universidad de Padua, le acusaba explícitamente de no ir nunca a misa.
Rawandi
Un dato interesante: cuando se produjo esa primera denuncia ante la Inquisición, Galileo aún no había empezado a defender el heliocentrismo, aunque en su fuero interno ya era copernicano.
Gonzalo Génova
>> Ergo reconoces que las afirmaciones éticas son falsables, como yo he venido defendiendo todo el rato.
No, no son falsables, ni es eso lo que he dicho. Claro que es posible demostrar que una afirmación ética es falsa. Pero eso no es lo mismo que ser ‘falsable’. Una proposición “es falsable cuando es concebible un experimento u observación que podría hacerla falsa”, como también yo dije hace rato. Demostrar la falsedad no es lo mismo que ‘falsar’. La falsabilidad es un concepto de las ciencias empíricas. No es aplicable tampoco, por ejemplo, a las matemáticas. Si tú quieres que en tu idioma privado ‘falsar’ sea lo mismo que ‘demostrar falso’, usa cursiva o asteriscos o algo semejante para avisarnos de que cambias de idioma.
>> la mera comprobación factual “exenta de valoración” de que las mujeres no mutiladas se convierten en psicópatas homicidas falsaría el principio ético de que la ablación del clítoris está mal
La denominación de ‘psicópatas homicidas’ no es una descripción exenta de valoración, como tampoco lo es el verbo ‘mutilar’. Por lo tanto no estás demostrando la falsedad de un principio moral a partir de puros hechos, sino a partir de hechos mezclados con valoraciones, aunque esas valoraciones no sean explícitas. Si no estuviera implícita la aceptación de que “es malo que haya mujeres psicópatas asesinas”, entonces tampoco podrías demostrar nada acerca de la bondad o maldad de la ablación.
Si pretendes que puedes demostrar la verdad o falsedad de un enunciado ético a partir de puros enunciados factuales, sin recurrir a ningún enunciado ético previamente aceptado, entonces efectivamente incurres en la falacia naturalista.
===
>> En su libro ‘Somnium’, Kepler compara la fuerza de atracción entre los astros con la fuerza magnética.
Es verdad, no lo recordaba. Ese es un buen punto a tu favor en esta cuestión. En todo caso, se refiere a Kepler, cuya demostración de que las órbitas planetarias son elípticas también fue fundamental para Newton. Galileo, en cambio, despreció a Kepler y siguió empeñado en que las órbitas tenían que ser círculos o combinaciones de círculos (manías platónicas que puede tener cualquiera, incluso Galileo). Kepler empezaba a entrever la teoría de la gravedad universal, no así Galileo. Por eso se atascó con el problema de las mareas, que sin embargo quiso convertir, fallidamente, en su demostración estrella del movimiento de la Tierra.
>> Tras los descubrimientos telescópicos, el modelo más probable era, con gran diferencia, el copernicano.
Te olvidas una y otra vez que el modelo copernicano no podía explicar la gravedad. Luego sí había buenos argumentos científicos para resistirse a él. Galileo pretendió demostrar el movimiento absoluto de la Tierra a partir de las mareas (paradójicamente, puesto que habiendo establecido su principio de relatividad del movimiento, el concepto de movimiento absoluto ya no tenía sentido); reconocer que Galileo estaba equivocado en este punto no es irracional ni anticientífico, sino todo lo contrario.
Que un argumento científico venga mezclado con abuso de autoridad, intrigas cortesanas, prejuicios teológicos y todo lo demás, no le quita ni un ápice de valor como argumento científico.
Cuando una disputa científica se contempla siglos después, es muy fácil (y muy poco serio) decir que los que estaban equivocados (según nuestro conocimiento actual) eran unos cerriles irracionales. En el fondo denota una frivolización de la dificultad que entraña el avance de la ciencia.
>> Galileo no tenía más remedio que apoyar la interpretación [no] literal si quería que la Iglesia no prohibiera el copernicanismo
Entonces, según tú, cuando Galileo apoya la interpretación no literal de los pasajes astronómicos hace algo racional, pero cuando Bellarmino hace lo mismo, hace algo irracional. ¿En qué quedamos, la interpretación no literal es racional o irracional? ¿Es racional sólo cuando la hace Galileo?
>> en su fuero interno ya era copernicano
¿Lo dejó escrito en algún sitio, o tienes acceso directo a su fuero interno?
Por cierto, acusarle de no ir a misa era fácil, y muy propio de cretinos de todos los tiempos. Pero más interesante sería saber el resultado de la acusación: ¿fue tenida en cuenta, se le juzgó y condenó, empezó a ir a misa con regularidad desde entonces?
Rawandi
«Una proposición “es falsable cuando es concebible un experimento u observación que podría hacerla falsa”, como también yo dije hace rato. Demostrar la falsedad no es lo mismo que ‘falsar’. La falsabilidad es un concepto de las ciencias empíricas. No es aplicable tampoco, por ejemplo, a las matemáticas.»
Acepto que la falsabilidad no es aplicable al campo matemático, pero sostengo que sí es aplicable a la ética. En este sentido, la ética y la ciencia empírica son más afines que cualquiera de ambas con respecto a la matemática.
«Si no estuviera implícita la aceptación de que “es malo que haya mujeres psicópatas asesinas”, entonces tampoco podrías demostrar nada acerca de la bondad o maldad de la ablación.»
Evidentemente. Ya te he dicho más arriba que para que una argumentación sea de índole ética debe incluir «al menos un axioma ético». Pero las argumentaciones éticas se basan también en observaciones empíricas, lo cual implica que son falsables.
«Te olvidas una y otra vez que el modelo copernicano no podía explicar la gravedad.»
Ningún modelo la explicaba. La explicación aristotélica según la cual los astros no caen porque están constituidos por una quintaesencia perfecta fue falsada por Galileo al descubrir que la Luna era de naturaleza rocosa, como la Tierra.
«según tú, cuando Galileo apoya la interpretación no literal de los pasajes astronómicos hace algo racional, pero cuando Bellarmino hace lo mismo, hace algo irracional.»
Bellarmino jamás apoyó la interpretación no literal de los pasajes astronómicos. Hizo lo contrario.
«¿Lo dejó escrito en algún sitio, o tienes acceso directo a su fuero interno?»
Existen cartas de Galileo, de finales del siglo XVI, en las que se declara copernicano.
Rawandi
«acusarle de no ir a misa era fácil, y muy propio de cretinos de todos los tiempos. Pero más interesante sería saber el resultado de la acusación»
Lo de que Galileo no iba nunca a misa se lo había comentado la propia madre de Galileo directamente al acusador. O sea, que no era un mero invento.
En cuanto al resultado de aquel primer proceso inquisitorial contra Galileo, ya dije en el comentario del 8 de agosto que el Senado de Venecia, enemistado con el Vaticano, lo detuvo en seco. Por aquella misma época, el Senado de Venecia también paró la causa inquisitorial contra otro profesor de la Universidad de Padua, el filósofo Cremonini. Cremonini, que era amigo de Galileo, defendía un aristotelismo averroísta claramente anticristiano.
Gonzalo Génova
>> las argumentaciones éticas se basan también en observaciones empíricas, lo cual implica que son falsables
Veamos, si una argumentación ética incluye en sus premisas un principio ético (no falsable) y una observación experimental (sí falsable), entonces la conclusión podría demostrarse falsa, si la premisa falsable fuera efectivamente falsada. Pero: lo que es falsado no es la conclusión, ni el razonamiento como tal, sino la premisa; la conclusión es demostrada falsa, pero no ‘falsada’. Y sobre todo: el principio ético, que es la raíz del argumento, sigue sin ser falsable.
Tú empezaste diciendo que “los principios éticos sí son falsables”, idea que has repetido luego varias veces (por ejemplo, “todos los principios éticos son falsables”). Vendría bien que fueras capaz de rectificar, aunque sea mínimamente. Pero allá tú si te resistes al conocimiento.
Las proposiciones éticas, en la medida en que expresan preceptos y no observaciones, no son falsables. Otra cosa es que el argumento para llegar a esas proposiciones, en la medida en que dependa de observaciones empíricas, sí pueda ser demostrado falso.
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>> La explicación aristotélica según la cual los astros no caen porque están constituidos por una quintaesencia perfecta fue falsada por Galileo al descubrir que la Luna era de naturaleza rocosa, como la Tierra.
Tienes razón. Es más, ahora recuerdo otro argumento de Galileo, pero cito de memoria y no sé bien dónde lo leí, aunque me parece muy coherente con su forma de pensar: si fuera verdad que la Luna es una esfera perfecta que refleja la luz del Sol, entonces se vería como un punto brillante, no como un círculo… Está claro que podía ser cabezota, pero no tenía un pelo de tonto.
Las fases de Venus, los satélites de Júpiter, la superficie de la Luna… todo esto eran poderosos argumentos que minaban la concepción antigua del universo. Aun así, lo justo es reconocer los puntos a favor que aún conservaba, porque no eran bien explicados por la nueva concepción (me refiero a la gravedad). La resistencia al cambio tenía mucho de terquedad (¡como también la insistencia en el cambio!), pero lo importante es que no era solo terquedad irracional, también tenía sus argumentos racionales.
>> Bellarmino jamás apoyó la interpretación no literal de los pasajes astronómicos. Hizo lo contrario.
Bellarmino dice, por si ya lo has olvidado: “entonces podría ser necesario proceder con gran cuidado al explicar los pasajes de la Escritura que parecen contrarios, y deberíamos más bien decir que no los comprendimos, antes que decir que alguno era falso como se ha demostrado”. Bellarmino puede no apoyar la interpretación no literal, como dices, pero está claro que al menos deja abierta la posibilidad.
Rawandi
«la conclusión es demostrada falsa, pero no ‘falsada’.»
La conclusión es demostrada falsa por una observación empírica. Por tanto, también es falsada.
«Tú empezaste diciendo que “los principios éticos sí son falsables”,»
Me refería a los principios éticos que no entraran en la categoría de axioma ético. El ejemplo que puse lo dejaba bastante claro: supongo que estarás de acuerdo conmigo en que «el principio ético de que hay que mutilar los genitales de las niñas» es cualquier cosa menos evidente.
Rawandi
«la conclusión es demostrada falsa, pero no ‘falsada’.»
La conclusión es demostrada falsa por una observación empírica. Por tanto, también es falsada.
«Tú empezaste diciendo que “los principios éticos sí son falsables”,»
Me refería a los principios éticos que no entraran en la categoría de axioma ético. El ejemplo que puse lo dejaba bastante claro: supongo que estarás de acuerdo conmigo en que «el principio ético de que hay que mutilar los genitales de las niñas» es cualquier cosa menos evidente.
Gonzalo Génova
Desde luego, te estás luciendo con tu peculiar uso de la lógica.
>> La conclusión es demostrada falsa por una observación empírica. Por tanto, también es falsada.
Nada de eso. La conclusión no es demostrada falsa por la observación. La observación es una falsación de la segunda premisa (observacional), de lo que puede concluirse que la conclusión es falsa, o bien es posible que ni siquiera se pueda concluir nada. Todavía no has entendido que ‘demostrar falso’ no es lo mismo que ‘falsar’.
Tampoco has entendido que sólo los enunciados observacionales son falsables. Y la falsación consiste en encontrar casos en los que el enunciado observacional no se cumple (vulgarmente, contraejemplos), por lo tanto privando al enunciado observacional de su presunta generalidad. Así, “todos los cisnes son blancos” queda falsado con el primer cisne negro que se encuentre.
Los enunciados preceptivos no son observacionales, por tanto no son falsables. Es tan sencillo como eso, pero parece que te cuesta bastante entenderlo. Ejemplos de enunciados preceptivos, por tanto no falsables, son: “tienes que aprobar todas las asignaturas este curso”, “los beneficios de la empresa tienen que duplicarse”, “hay que pagar un salario justo al trabajador”, “todo el mundo debería recibir un sueldo mensual mínimo de 10.000 €”. Estos enunciados no son observacionales, luego no puede haber observaciones que los contradigan, que los hagan falsos. El último ejemplo puede ser que lo consideres falso, por diversos motivos (no está justificado, es imposible, yo qué sé), pero en todo caso no es falsable, puesto que no hay ninguna observación empírica que pueda contradecirlo. De verdad, es muy sencillo, no hay más que distinguir entre enunciados observacionales y enunciados preceptivos, y entender que la falsabilidad sólo es aplicable a los primeros.
Veamos un ejemplo elemental de silogismo deóntico:
Hay que multar a los vagos (premisa preceptiva).
Todos los rubios son vagos (premisa observacional).
Luego hay que multar a los rubios (conclusión preceptiva).
El silogismo es formalmente correcto, luego la conclusión es correcta. Para que la conclusión no sólo sea correcta, sino que sea un verdadero precepto, hace falta que la primera premisa sea un verdadero precepto, y que la segunda premisa (observacional) sea verdadera. Si cualquiera de las dos premisas no es verdadera, no puedes afirmar que la conclusión sea verdadera (atención, no has demostrado que sea falsa: podría seguir siendo verdadero que hay que multar a los rubios, aunque no se deduzca de las premisas).
Supongamos que usas otra forma de silogismo en la que la negación de la premisa observacional implica la negación de la conclusión. En ese caso sí habrías demostrado su falsedad, pero aun así no la habrías falsado. Insisto: (1) demostrar falso no es lo mismo que falsar; (2) sólo los enunciados observacionales son falsables.
Rawandi
«La conclusión no es demostrada falsa por la observación. La observación es una falsación de la segunda premisa (observacional), de lo que puede concluirse que la conclusión es falsa»
Cuando es la observación empírica la que lleva a considerar falsa una conclusión ética, me parece que es correcto decir que la observación empírica ha falsado no solo la premisa (falsación directa) sino también la conclusión ética (falsación indirecta).
Bellarmino le cerró la boca al copernicano Foscarini en 1615. Y al año siguiente prohibió su libro.
Gonzalo Génova
>> Cuando es la observación empírica la que lleva a considerar falsa una conclusión ética, me parece que es correcto decir que la observación empírica ha falsado no solo la premisa (falsación directa) sino también la conclusión ética (falsación indirecta).
Pues te equivocas. Y parece que no has entendido nada de mi comentario anterior, que se resume en: (1) demostrar falso no es lo mismo que falsar; (2) sólo los enunciados observacionales son falsables. Puedes hacer todos los juegos de palabras que quieras, pero un enunciado preceptivo no es falsable, simplemente porque no es una observación.
Toda esta discusión acerca de la falsabilidad empezó cuando yo dije que “Los principios éticos tampoco son falsables, y espero que no consideres fundamentalista a cualquiera que sostenga principios éticos”, y tú lo negaste, para más adelante (bastante más adelante) decir que “Me refería a los principios éticos que no entraran en la categoría de axioma ético.”
Pues nada, volvamos al principio. Yo digo que “Los axiomas éticos no son falsables, y espero que no consideres fundamentalista a cualquiera que sostenga axiomas éticos”.
>> Bellarmino le cerró la boca al copernicano Foscarini en 1615. Y al año siguiente prohibió su libro.
No lo niego. Pero sí niego que, en ese cerrar la boca a Foscarini, Bellarmino estuviera cerrando también la interpretación no literal de la Biblia. Puesto que en esa misma carta que tú has citado aquí por primera vez es donde Bellarmino deja la puerta abierta.
Rawandi
“Los axiomas éticos no son falsables, y espero que no consideres fundamentalista a cualquiera que sostenga axiomas éticos”.
Como ya sabes, yo defiendo la ética, y ya he dicho que cualquier argumento ético necesita basarse en al menos un axioma ético. Pero la ética se asemeja a la ciencia empírica en que ambas necesitan tener en cuenta las observaciones empíricas, cosa que no ocurre en la matemática.
«niego que, en ese cerrar la boca a Foscarini, Bellarmino estuviera cerrando también la interpretación no literal de la Biblia.»
Pues estás negando lo evidente, porque el padre carmelita Foscarini defendía una interpretación no literal de los pasajes astronómicos de la Biblia, y justamente eso era lo que el cardenal Bellarmino no toleraba, como queda meridianamente claro en su carta de 1615. Y por eso en 1616 la Iglesia condenó oficialmente todas las obras copernicanas, incluyendo la de Foscarini.
«Puesto que en esa misma carta que tú has citado aquí por primera vez es donde Bellarmino deja la puerta abierta.»
Tu interpretación de la carta de Bellarmino a Foscarini es sencillamente descabellada. Toda la carta del fanático cardenal, de principio a fin, constituye una abierta y radical defensa del fundamentalismo bíblico.
Gonzalo Génova
Rawandi,
Desde que comenzamos este debate has demostrado de sobras tu falta de comprensión de cuestiones fundamentales acerca de la ciencia y la ética. Y no lo has reconocido en ningún momento, lo cual dice muy poco de tu honestidad intelectual. A lo más que has llegado es a: “eso ya lo había dicho yo antes”. No parece que te interese en absoluto la búsqueda de la verdad, sino sólo debatir por debatir, pues “al que busca la verdad, tanto le da convencer como ser convencido”.
Las cuestiones de interpretación de la historia y de los textos son obviamente más difíciles, y no creo que lleguemos nunca a un mínimo acuerdo. No voy a decir que eres un ignorante, porque es obvio que has leído; pero sí digo que te falta sentido crítico, puesto que permaneces aferrado a la interpretación “tradicional” del caso Galileo, que reduce todo a una confrontación entre la nueva ciencia y el literalismo bíblico fundamentalista. Justamente lo que denuncia este artículo.
Dices que mi interpretación de Bellarmino es descabellada, cuando yo no hago más que dejar que Bellarmino hable con sus propias palabras. Dices que es descabellada, pero no dices por qué. Seguramente, porque lo han dicho otros y tú lo repites, sin sentido crítico alguno.
Si no ves ninguna diferencia entre la forma de hablar de Bellarmino de la Biblia, y la forma que tienen de hablar de ella los fundamentalistas protestantes norteamericandos de principios del siglo XX, mejor dedícate a otra cosa. Un fundamentalista jamás dice: “quizás es que no comprendimos bien la Escritura”.
Esta respuesta sirve también para el otro debate paralelo, donde insistes también en que Agustín de Hipona era un fundamentalista bíblico, desoyendo las palabras del propio Agustín que te he mostrado, y sin distinguirlo tampoco de los auténticos fundamentalistas.
Rawandi
«permaneces aferrado a la interpretación “tradicional” del caso Galileo, que reduce todo a una confrontación entre la nueva ciencia y el literalismo bíblico fundamentalista»
Pero es que el caso Galileo fue básicamente eso: una confrontación entre la nueva ciencia y el fundamentalismo bíblico. Lamento que a los integristas religiosos les disguste esta interpretación, pero los hechos son los hechos.
«Un fundamentalista jamás dice: “quizás es que no comprendimos bien la Escritura”.»
Ya te he explicado que sí que lo dicen, y lo hacen con la misma intención retórica de Bellarmino y haciendo depender todo de un enorme condicional: Si mi abuela tuviera ruedas… Si los cerdos volaran…
http://creacinseisdas.blogspot.com.es/2010/04/la-sabiduria-de-san-roberto-belarmino.html
Gonzalo Génova
Pues nada, tú mismo. Los que no piensan como tú son integristas religiosos.
>> los hechos son los hechos.
Sí. Y los hechos no te dan la razón.
Respeto tu aversión a la religión, y a la religión católica en particular. Lo que no me parece aceptable es que trates de pervertir el método científico, la ética y la historia para apoyar tu aversión a la religión. Que es, por cierto, lo mismo que hacen los integristas religiosos, pero en dirección contraria.
Y vuelves a cometer una falacia lógica al citar esa web que empieza diciendo «Génesis 1-3 es una descripción científica de la Creación». Que un memo fundamentalista del siglo XXI trate de apoyarse en Bellarmino, sin tener en cuenta la época y mentalidad del siglo XVII, no convierte a Bellarmino en fundamentalista. Y que ese mismo memo siga tratando a Galileo de hereje no quiere decir que Galileo lo fuera.
¿Que el tribunal de la Inquisición que juzgó a Galileo calificó el copernicanismo como doctrina «gravemente sospechosa de herejía»? Cierto, hecho histórico indudable.
¿Que este mismo tribunal se equivocó en su juicio? También cierto. Y se equivocó por varios motivos: en parte por excesivo apego a la interpretación literal de la Biblia; en parte por no entender ni respetar los métodos de la nueva ciencia experimental; en parte -no deseñable- porque Galileo no fue capaz de proporcionar argumentos científicos concluyentes del movimiento de la Tierra; en parte -muy importante- por intrigas cortesanas diversas, alimentadas por rencillas personales contra Galileo y el orgullo herido del Papa Urbano VIII, que se sintió ridiculizado en el personaje de Simplicio; y en parte, lo más importante de todo, por la falta de libertad y afán de controlarlo todo que caracterizaba a la Inquisición, siempre temerosa de que se viera amenazado el poder universal de la Iglesia Católica sobre los creyentes. El literalismo bíblico fue un motivo, pero no fue el único, ni el más importante.
Pero nada, simplifiquemos la historia, que así de complicada no es guai.
Rawandi
«lo más importante de todo, por la falta de libertad y afán de controlarlo todo que caracterizaba a la Inquisición (…) El literalismo bíblico fue un motivo, pero no fue el único, ni el más importante.»
No cabe separar el totalitarismo que entonces mostraba la Iglesia católica y su literalismo bíblico. Ambos elementos, inextricablemente unidos, constituyen la causa principal del caso: Galileo fue condenado básicamente porque la Iglesia católica se obstinaba en defender el literalismo bíblico de un modo totalitario.
No hay más que leer la propia sentencia inquisitorial de 1633 contra Galileo para comprobar la validez de mi interpretación y consiguientemente la falsedad de la tuya:
«la falsa opinión del movimiento de la Tierra y la estabilidad del Sol (…) opinión previamente condenada (…) no puede juiciosamente ser probable cuando ha sido declarada y definida como contraria a las divinas Escrituras. (…) Y a fin de que (…) podáis ser más cauteloso en el futuro y un ejemplo a los otros a fin de que se abstengan de similares delincuencias, ordenamos que el libro ‘Diálogo de Galileo Galilei’ sea prohibido por edicto público. Os condenamos a la prisión formal de este Santo Oficio durante nuestra voluntad»
Gonzalo Génova
No has entendido nada.
Por supuesto que el único motivo que da la sentencia para condenar a Galileo es que el movimiento de la Tierra contradice a la Biblia. ¿Qué esperabas que dijera? No había ningún otro motivo “respetable” (según la respetabilidad de la época) para condenar a Galileo.
Y no hace falta recortar y pegar trocitos de la sentencia como haces tú de forma tan curiosa. Lo dice clarísimamente en una sola y contundente frase: “La proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es precisamente contraria a las Sagradas Escrituras”. Me pregunto si has leído la sentencia, o si estás copiando lo que dicen otros.
Entonces, si la sentencia es así de contundente, ¿cómo puede negarse que la causa principal de la condena de Galileo fuera el literalismo bíblico? Evidentemente, no puede negarse a la ligera. Ante una prueba documental tan fuerte uno no puede plantarse y rechazarla porque no le cae bien. Hacen falta estudios históricos rigurosos para demostrar que hubo otros factores tan importantes, o más.
Y de eso va esta entrada, que así comenzaba: “Para muchos, el juicio a Galileo es un símbolo del empeño de la Iglesia en oponerse al avance de la Ciencia y atrincherarse en una ortodoxia contraria a la razón. Sin embargo, esa interpretación de los hechos que condujeron a la condena no se sostiene a la luz de lo que han aportado los estudios históricos desarrollados en las últimas décadas.” Y esos estudios históricos son los que están referenciados al final. Esos, y muchos otros. Si no te gusta lo que dicen –eres muy libre– entonces refútalos con, al menos, tanto rigor como tienen ellos.
Corolario. No has demostrado que mi interpretación de la carta de Bellarmino sea falsa. Que la sentencia (obviamente con el apoyo de Bellarmino) sea literalista no significa que Bellarmino no estuviera personalmente abierto a la necesidad de interpretar la Biblia de forma no literal. Que estaba abierto lo dice él mismo en su carta. Lo que tienes que hacer es demostrar que no dice eso, en lugar de echar balones fuera.
Rawandi
«el único motivo que da la sentencia para condenar a Galileo es que el movimiento de la Tierra contradice a la Biblia. ¿Qué esperabas que dijera? No había ningún otro motivo “respetable” (según la respetabilidad de la época) para condenar a Galileo.»
O sea, que según tu planteamiento los inquisidores y el papa Urbano VIII no eran realmente literalistas bíblicos sino que simularon serlo para poder condenar a Galileo de un modo «respetable». Jamás he visto una hipótesis tan descabellada como la tuya.
«Que la sentencia (obviamente con el apoyo de Bellarmino) sea literalista no significa que Bellarmino no estuviera personalmente abierto a la necesidad de interpretar la Biblia de forma no literal. Que estaba abierto lo dice él mismo en su carta.»
O sea, que según tú el gran inquisidor Bellarmino también sería uno de los que fingían ser literalistas bíblicos sin serlo. Pero entonces, ¿por qué Bellarmino no castigó a Galileo en 1616, cuando el papa Paulo V decidió condenar oficialmente el copernicanismo?
Bellarmino era un literalista bíblico (igual que Paulo V y Urbano VIII y de hecho todos los papas al menos hasta el siglo XX) y no hay nada en su carta que indique lo contrario.
Gonzalo Génova
>> O sea, que según tu planteamiento…
>> O sea, que según tú el gran inquisidor Bellarmino…
Doble falacia del hombre de paja: retuerces mis palabras y me acusas de decir algo que no he dicho, pero que es más fácil de refutar que lo que sí he dicho. Denota falta de honestidad intelectual. No me voy a molestar en contestarte.
>> Bellarmino era un literalista bíblico (…) y no hay nada en su carta que indique lo contrario
Bellarmino: “Yo digo que si hubiera una verdadera demostración de que el sol está en el centro del universo y la tierra en la tercera esfera, y que el sol no viajara alrededor de la tierra, sino que la tierra circulara el sol, entonces podría ser necesario proceder con gran cuidado al explicar los pasajes de la Escritura que parecen contrarios, y deberíamos más bien decir que no los comprendimos, antes que decir que alguno era falso como se ha demostrado. Pero yo no creo que hay una tal demostración; ninguna me ha sido mostrada.”
Anticonsejo: no dejes que la realidad estropee tus prejuicios.
Rawandi
Ya te he aclarado que esas palabras en negrita de Bellarmino (junto con el condicional del que dependen y del cual no es honrado separarlas) podría suscribirlas cualquier fundamentalista religioso actual, como por ejemplo los que cada pocos años siguen publicando libros que defienden el geocentrismo tycónico. Estos últimos, como Bellarmino, tampoco creen que el copernicanismo les haya sido suficientemente demostrado.
Gonzalo Génova
>> Ya te he aclarado
No, no lo has aclarado, lo has dicho, que no es lo mismo. Decirlo no basta para tener razón y ser convincente.
>> junto con el condicional del que dependen y del cual no es honrado separarlas
El condicional que es parte de la cita de Bellarmino es perfectamente racional, y es lo que diría cualquier persona razonable respecto a una cuestión científica. “Yo digo que si hubiera una verdadera demostración de que hay un punto fijo en el universo y que todos los demás cuerpos se mueven con respecto a ese punto con movimiento absoluto, entonces podría ser necesario reevaluar la Teoría de la Relatividad, las pruebas que la avalan, y la profunda comprensión del universo que nos ha proporcionado, antes que darla por falsa; pero yo no creo que exista una tal demostración; ninguna me ha sido mostrada”.
>> podría suscribirlas cualquier fundamentalista religioso actual
Bellarmino tiene muchas cosas en común con los fundamentalistas modernos. Pretender que eso lo convierte en un fundamentalista es una falacia como la copa de un pino (todo A es C, todo B es C; luego todo A es B), pero ya no me extraña sabiendo cómo te las gastas cuando se trata de la lógica más elemental.
>> Estos últimos, como Bellarmino, tampoco creen que el copernicanismo les haya sido suficientemente demostrado.
Si no eres capaz de ver la diferencia entre defender el geocentrismo tycónico hoy día y defenderlo al principio del siglo XVII, entonces tienes nula capacidad para interpretar la ciencia en su contexto histórico.
Rawandi
«Si no eres capaz de ver la diferencia entre defender el geocentrismo tycónico hoy día y defenderlo al principio del siglo XVII»
La clave está en los descubrimientos telescópicos de Galileo, realizados desde finales de 1609. Dichos descubrimientos refutaron el sistema ptolemaico, dejando únicamente como rivales a los sistemas copernicano y tycónico. Y era evidente que de estos últimos el único que tenía sentido físico era el copernicano.
El único motivo por el cual los científicos católicos abrazaron el sistema tycónico fue el decreto anticopernicano de 1616.
Gonzalo Génova
Como es tu costumbre, no has reconocido tampoco esta vez tu error respecto a la fórmula condicional que emplea Bellarmino, sino que saltas a otra cosa. Qué poca honestidad la tuya.
>> Dichos descubrimientos refutaron el sistema ptolemaico,
Lo de los descubrimientos teléscópicos ya lo hemos comentado. Ya te argumenté extensamente que la refutación no fue completa, puesto que las alternativas no fueron demostradas positivamente, y sí había en cambio importantes pruebas en contra del heliocentrismo. La prueba que ya comenté es que el heliocentrismo dejaba sin explicar la gravedad, pero hay más.
Tycho Brahe, del que aparentemente lo único que sabes es que era un fundamentalista, realizó un importantísimo esfuerzo científico para conseguir medidas precisas de las posiciones de los astros, que fue decisivo para los descubrimientos posteriores, en particular el cálculo de la órbita elíptica de Marte por Kepler. Brahe también demostró la inexistencia de paralaje en la observación de las estrellas, lo que era una prueba bastante sólida en contra del movimiento de la Tierra. De modo que las fases de Venus refutan el sistema geocéntrico, pero la ausencia de paralaje estelar refuta el sistema heliocéntrico. ¿Con qué nos quedamos?
>> dejando únicamente como rivales a los sistemas copernicano y tycónico. Y era evidente que de estos últimos el único que tenía sentido físico era el copernicano.
No, no era evidente, si lo juzgas desde la perspectiva de los conocimientos científicos de la época (que es la única perspectiva adecuada). De hecho, el sistema copernicano no nació como explicación física del universo, sino como modelo geométrico. Desde el punto de vista físico, el sistema tycónico era mejor, porque explicaba la gravedad y la ausencia de paralaje. Claro que resultaba menos atractivo desde otro punto de vista, el de la armonía y estética matemáticas. Copérnico dio una explicación matemática más sencilla, pero físicamente su modelo no resolvía nada. Afortunadamente, eso a Copérnico no le preocupaba demasiado, porque era mejor matemático que físico.
>> El único motivo por el cual los científicos católicos abrazaron el sistema tycónico fue el decreto anticopernicano de 1616.
Otra afirmación dogmática de las tuyas, sin otro sustento que el que a ti te da la gana de creerlo. ¿Todos los católicos abrazaron el sistema del protestante Brahe? ¿Sólo los católicos? ¿Fue el decreto el único motivo? (Esto último ya te he demostrado que no es así, sino que había verdaderos motivos científicos para oponerse al heliocentrismo.)
Si fueras capaz de desprenderte de tus prejuicios antieclesiásticos entenderías mucho mejor la historia de la ciencia. Pero me parece que estás tú más aferrado a ellos que los fundamentalistas al literalismo bíblico.
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