¡Nos encanta Fibonacci!

Matemoción

Sí, no hay duda, nos encanta Fibonacci… bueno, mejor dicho, nos encanta la sucesión de Fibonacci

Mi compañero Raúl cambió los conejos por las vacas en su entrada Las vacas de Narayana, la versión hindú de los conejos de Fibonacci, y en Cronología porcina hablé de la sucesión de Vauban que modeliza la reproducción de cerdos y cerdas en lugar de la de los mamíferos de largas orejas.

En esta entrada, cambiamos la reproducción por la poesía, sin abandonar la sucesión de Fibonacci…

Las relaciones numéricas existen en la naturaleza: la forma en la que un puerro se envuelve sobre sí mismo desde el interior, y la parte superior de un girasol, ambas están basadas en estas series.

Inger Christensen

Una de las obras más conocidas de la escritora y poeta danesa Inger Christensen (1935-2009) es Alfabet (1981), un poemario traducido al castellano por Francisco J. Uriz en Alfabeto (Ed. Sexto Piso, edición bilingüe danés-español, 2014).

La editorial presenta el libro del siguiente modo:

‘Alfabeto’ es uno de los libros esenciales de la poesía europea del siglo XX. Hasta hoy era, de forma incomprensible, inédito en nuestra lengua. Es un largo poema cuya forma sigue dos principios de composición. El primero es la secuencia de Fibonacci. Es decir, cada verso es la suma de los dos precedentes: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13… El segundo es el alfabeto. Cada poema, y las palabras que utiliza, sigue el orden de las letras: a, b, c, d, e. Sin embargo, bajo esta forma aparentemente estricta, hay lugar para el azar.

En efecto, el poemario está basado en el alfabeto –cada una de sus catorce series comienza y está dominada por una letra, de la A [albaricoquero] a la N [noche]– y la sucesión de Fibonacci –cada poema posee tantos versos como el término correspondiente de esta sucesión, prescindiendo de los dos primeros–. Además, la división de las estrofas muestra también algunos de los términos de la sucesión de Fibonacci.

Dominan en el poemario los conceptos de existencia y destrucción. La autora enumera, confronta, describe y analiza. Las continuas repeticiones, como si de un eco se tratara, inciden en el encanto de la naturaleza y en los estragos producidos sobre ella por la acción del ser humano.

Estos son los primeros versos de Alfabeto:

1-A
los albaricoqueros existen, los albaricoqueros existen

2-B
los helechos existen; y zarzamoras, zarzamoras
y bromo existen; y el hidrógeno, el hidrógeno

3-C
las cigarras existen; chicoria, cromo
y limoneros existen; las cigarras existen;
cigarras, cedros, cipreses, cerebelo

Las razones del agua (Adeshoras, 2017) es un poemario del escritor Francisco Javier Guerrero (1976), dividido en tres partes –Valle en V, Vega y Estuario– y cuyos versos se estructuran siguiendo los quince primeros términos de la sucesión de Fibonacci.

La editorial presenta el libro del siguiente modo:

‘Las razones del agua’ es un único poema, escrito sin puntuación y sin mayúsculas, dividido en tres partes que aluden al curso de un río: valle, vega y estuario. La unidad, la aspiración totalizadora, ese anhelo por decirlo todo, está presente desde el principio del volumen: «voy a escribir la vida / que yace con nosotros o el lenguaje la ciencia / hoy me voy a morir escribiendo la historia». Con ese propósito, Francisco Javier Guerrero articula quince secuencias que coinciden con los primeros términos de la sucesión de Fibonacci. Así, la matemática es uno de los ejes vertebradores de esta obra, que gravita también alrededor de reflexiones metapoéticas, el compromiso comunitario y la memoria personal.

La primera parte –Valle– se organiza a partir de los once primeros números de la sucesión, es decir, sus estrofas contienen 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34 y 55 versos respectivamente. La segunda parte –Vega– continúa con los tres números 89, 144 y 233 de esta sucesión; ellos dictan la cantidad de versos que constituyen los tres poemas de Vega. Los 377 versos de Estuario son los que cierran el poemario, y nos transportan a una página desplegable que revela una bellísima ilustración de la bióloga y artista Lola Castillo (1971).

La sucesión de Fibonacci no sólo está presente en la estructura del texto. El poeta alude a la manera de construirla, y menciona algunos términos relacionados con ella, como las espirales, los caracoles logarítmicos, la divina proporción, el número phi, los girasoles, etc.

El séptimo poema de Las razones del agua dice así:

8

qué será de nosotros si nos acomodamos

al silencio ovalado de las tumbas abiertas

al dolor de la infancia a la lluvia de otoño

al lapso horizontal que equilibra un presente

convulso y lapidario con su abrasador péndulo

cómo se puede ser siendo solo uno mismo

si somos la delgada nervadura en las hojas

de los espinos blancos su olor y su reflejo

¿Conoces más poemarios en los que la sucesión de Fibonacci sea su ‘hilo conductor’?

Más información:

Sobre la autora: Marta Macho Stadler es profesora de Topología en el Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU, y colaboradora asidua en ZTFNews, el blog de la Facultad de Ciencia y Tecnología de esta universidad.

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