¿Es el número 13 un número nefasto?

Matemoción

En la anterior entrada del Cuaderno de Cultura Científica titulada Propiedades matemáticas del número 13 iniciamos una pequeña serie, de dos entradas, sobre un número que causa miedo o rechazo entre muchas personas, aunque para muchas otras es un número de la suerte, el número 13.

Esa primera entrada la dedicamos a las propiedades matemáticas del número trece, que como se comentaba, es un número primo, miembro de la famosa sucesión de Fibonacci, solución al problema de los collares de dos colores, un número poligonal centrado, perteneciente a dos ternas pitagóricas e incluso a las familias de los números felices y los de la suerte, entre otras propiedades.

La solución al problema de los collares (o pulseras) para 6 cuentas (de dos colores distintos) es 13

Esta segunda entrada la vamos a centrar en las supersticiones, creencias y miedos alrededor del número 13, un número que increíblemente ha sido eliminado de la numeración de los pisos de los hoteles, de las filas de los aviones o de las calles de algunas poblaciones, pero que también se ha considerado por muchas personas como un número de buena suerte.

Triscaidecafobia

Aunque este término no esté recogido en el Diccionario de la Real Academia Española, la triscaidecafobia es el miedo irracional al número 13. De hecho, esta palabra se deriva de las palabras griegas treiskaideka, “trece”, o más concretamente “tres y diez”, y fobia, “miedo” o “temor”. También se suelen utilizar los términos tredecafobia o tridecafobia, aunque son menos habituales que el anterior.

La superstición alrededor del número 13 es lo que ha provocado que muchos hoteles y edificios a lo largo del mundo, con más de trece plantas, hayan decidido eliminar la planta 13 de los mismos, como los hoteles Waldorf Astoria o The Plaza en Nueva York (EE.UU.), o el rascacielos londinense One Canada Square.

La triscadecafobia estaba muy extendida en Estados Unidos a finales del siglo XIX y principios del XX, época en la que se empezaron a construir los rascacielos. Tanto las constructoras, como los hoteles, se dieron cuenta que era más difícil vender o alquilar un piso situado en la planta número 13, o que los clientes de un hotel quisieran reservar una habitación en esa planta. Como el dinero manda, rápidamente se empezó a no incluir la denominación de planta 13 en muchos rascacielos, que pasaban directamente de la planta 12 a la planta 14.

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Cuadro de botones de un ascensor de un edificio en el que no hay planta 13, luego tampoco botón en el ascensor para la misma

Por supuesto, la planta número 13 en estos rascacielos sí existe, solo se ha suprimido el nombre “planta 13”, se ha sustituido por el nombre “planta 14” y se han trasladado los nombres de las demás plantas, pero eso parece que calma a los que sufren de triscaidecafobia.

Pero la triscaidecafobia no se manifiesta solo en los hoteles. Muchas ciudades del mundo han eliminado el número 13 de algunas sus calles. Por ejemplo, varias de las calles de Londres no tienen portal número 13, entre ellas Fleet Street, Oxford Street, Park Lane, Praed Street, St James’s Street, Haymarket y Grosvenor Street, según se menciona en el libro London The Biography (2000), del escritor y crítico británico Peter Ackroyd. Además, según el sitio web inmobiliario británico Zoopla, las casas cuyo número es el 13 son más baratas que sus vecinas con números 11, 12, 14 o 15 (de media una cantidad de 4.500 euros, según un estudio publicado en 2011, que serían unos 6.500 euros en la actualidad). Dicho estudio dice más aún, comenta que el 28% de las calles de Gran Bretaña no tienen el temido número 13. Siguiendo con Londres, podemos comentar que la famosa atracción turística London Eye, la noria más alta de Europa, posee 32 cápsulas, numeradas entre 1 y 33, ya que, una vez más, se ha eliminado el número 13.

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La atracción turística London Eye, al lado del río Támesis, en Londres. Fotografía de Khamtran

Medios de transporte

Pero los rascacielos o las calles de las ciudades no son los únicos ejemplos en los cuales se ha eliminado el odiado número 13. Muchas compañías aéreas han suprimido la fila 13 de sus aviones para evitar el malestar de sus clientes supersticiosos, como la aerolínea francesa Air France, la aerolínea estadounidense United Airlines, la británica British Airways o la española Iberia, entre muchas otras, como la aerolínea alemana Lufthansa que no solo ha eliminado esta fila, sino también la fila 17, ya que el número 17 también es considerado nefasto en Italia.

Dibujo del interior de un avión AIRBUS de la compañía Luftansa, en el que puede apreciarse que no hay fila 13, se pasa de la fila 12 a la fila 14

Pero podemos hablar de otros medios de transporte. Por ejemplo, la empresa de transporte público de Madrid, la EMT (Empresa Municipal de Transportes de Madrid), que tiene más de doscientas líneas de autobuses, no tiene precisamente la línea 13 entre ellas. Entre las líneas 1 (Cristo Rey – Prosperidad) y 100 (Moratalaz – Valderrivas), están todos los números incluidos, salvo el número 13. Se pasa de la línea 12 a la línea 14. Aunque, el 23 de junio de 2011, de forma puntual y con motivo de la celebración de un festival internacional de magia, circuló un autobús con el número 13 (conocido como la “línea mágica”) con un recorrido circular alrededor del Retiro llevando a magos que iban realizando trucos de magia a lo largo de su recorrido.

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En Madrid no hay línea 13 de autobuses, aunque durante un día, el 23 de junio de 2011, circuló un bus mágico, con magos realizando trucos de magia, que llevó el número 13

Siguiendo con Madrid, en la actualidad existen doce líneas de metro, entre la línea 1, azul claro (Pinar de Chamartín – Valdecarros), y la línea 12, dorado (circular). Como se explica en el artículo Así sería la línea 14 del Metro de Madrid: el trayecto fantasma que nunca fue, publicado por el periódico El Español (enero, 2024), en 2003 se planeó, con la apertura de Metrosur, la creación de la línea 14 del Metro de Madrid que conectaba la capital con Alcorcón, Móstoles, Leganés, Getafe y Fuenlabrada. De esta forma se saltaba de la línea 12 a la línea 14. Sin embargo, esta línea se quedó en proyecto y nunca se realizó. En diferentes medios se ha hablado de la construcción de nuevas líneas, en particular de la línea 13, pero ya veremos que nombre recibe cuando se haya construido.

Superstición en la Fórmula 1

Preparando esta entrada he descubierto que en la Fórmula 1 no se utiliza el número 13. En las competiciones de Fórmula 1 los coches se identifican con un número entre 2 y 99, pero ya no se utiliza el número 13. En el pasado sí se utilizó este número, pero se produjeron dos accidentes mortales en años consecutivos de pilotos que conducían coches con el número 13, el belga Paul Torchy en 1925 y el italiano Giulio Masetti en 1926, que tuvieron como consecuencia que se dejase de utilizar el nefasto 13.

En el artículo La maldición del número 13 en la Fórmula 1, publicado en el periódico deportivo MARCA (noviembre 2024), se comenta que desde entonces solo se ha utilizado en cuatro ocasiones. El piloto alemán Mauritz von Strachwiz en la clasificación del Gran Premio de Alemania de 1953, pero no consiguió la clasificación. El piloto mexicano Moisés Solana, en su debut en el Gran Premio de México de 1963, que terminó en el puesto 11, a pesar de que su coche tuvo problemas y acabó quemándose a falta de ocho vueltas. Por su parte, la piloto británica Divina Galica utilizó el número 13 en su coche para el Gran Premio de Gran Bretaña de 1976, pero tampoco consiguió clasificarse. Y, por su parte, el piloto venezolano Pastor Maldonado utilizó el número 13 durante las temporadas de 2014 y 2015, aunque no tuvo mucha suerte, ya que tuvo 28 abandonos, 16 de los cuales fueron con el dorsal 13 en su coche. Desde entonces ningún piloto ha vuelto a utilizar este número.

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Fotografía del accidente del coche, con el número 13, conducido por el piloto Paul Torchy durante el Gran Premio de San Sebastián de 1925, en el que falleció el piloto. Fotografía del libro Circuito de Lasarte. Memorias de una pasión, de Ángel Elberdin

El documento nacional de identidad

La superstición también es el motivo por el cual no existe el documento nacional de identidad con el número 13, como ya explicamos en la entrada Un código detector de errores: la letra del DNI. Cuando se creó el documento nacional de identidad, en tiempos del dictador Francisco Franco (1892-1975), este se quedó con el número 1, su mujer Carmen Polo con el número 2 y su hija Carmen Franco el número 3. Por su parte, la familia real tiene reservados los números que van del 10 al 99. El rey emérito Juan Carlos I tiene el 10 y la reina Sofía el 11. Las infantas Elena y Cristina tienen el 12 y el 14, el rey Felipe VI tiene el número de DNI 15, la princesa Leonor el 16 y la infanta Sofía el 17. Se saltaron el 13, seguramente por motivos supersticiosos.

Documento Nacional de Identidad del dictador español Francisco Franco con el número 1

El origen de la superstición

Podemos preguntarnos por el origen de la superstición que existe alrededor del número 13, el motivo por el cual se considera que es un número de mala suerte, que causa rechazo e incluso miedo entre muchas personas.

Aunque no está claro cuál es este origen, pero podemos aportar algunos elementos que podrían estar relacionados con el mismo.

Por una parte, los calendarios lunisolares son calendarios que utilizan tanto el ciclo lunar, para establecer la duración de los meses (el ciclo lunar es de 29,5 días), como el ciclo solar para establecer la duración del año (que recordemos que es de 365,25 días). Si dividimos 365,25 entre 29,5 nos da 12,38, motivo por el cual en el calendario lunisolar un año tiene 12 o 13 meses. En concreto, suelen tener 12 meses (a la repetición de doce meses lunares se le llama año lunar), pero a algunos años se les añade otro mes, el 13, para ajustarse a los años solares y compensar el déficit.

Por ejemplo, así ocurría en los calendarios lunisolares de los sumerios y babilonios en Mesopotamia (sobre el III milenio a.n.e.) o en el calendario chino (sobre el siglo XIV a.n.e.), entre otros. Lo cual hacía que ese mes decimotercero fuera especial, así como los años que lo contenían, como ocurre hoy en día con los años bisiestos, y el 29 de febrero. Aunque esto hace que ese mes 13 sea un mes especial, pero no necesariamente que se considere nefasto, pudiendo incluso ser considerado favorable.

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El dodecaedro es uno de los cinco sólidos platónicos, que, según el filósofo griego Platón (siglos V-IV, a.n.e.), fue utilizado para crear el universo. Imagen de KoenB

Algunos autores hablan de que el número 13 (que es un número primo) tenía una connotación negativa desde la antigüedad por ser el número que seguía al 12 (número con muchos divisores, 2, 3, 4, 6), un número considerado perfecto, muy utilizado en diferentes culturas y con connotaciones positivas (sobre este número podéis leer la entrada El sistema duodecimal, o si los humanos hubiésemos tenido seis dedos en las manos).

Pero normalmente la relación del 13 con la mala suerte se asocia con la última cena, de Jesús y sus doce apóstoles. Resulta que el apóstol Judas Iscariote, que llegó en último lugar siendo el comensal número 13 a la mesa, fue el que traicionó a Jesús. De ahí que se considere de mala suerte que haya 13 personas en una misma mesa. También dentro del cristianismo nos encontramos que el capítulo 13 del Apocalipsis de San Juan es el dedicado a la bestia del apocalipsis (anticristo).

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La última cena (1495-1498), del polímata italiano (de la ciudad-estado de Florencia) Leonardo da Vinci (1452-1519)

Curiosamente, el dios nórdico Loki, que estaba resentido con los demás dioses, fue el invitado número 13 en llegar a un banquete en el Valhala y engañó a otro invitado para que matara al dios Baldur, segundo hijo del dios Odín, el dios principal de la mitología nórdica. Además, la carta 13 del Tarot es la muerte.

Sentarse a la misma mesa

Hay muchas personas supersticiosas que no se sientan a una mesa si el número de comensales es 13. Por ejemplo, el que fuera presidente número 32 de los Estados Unidos de América, Franklin D. Roosevelt (1882-1945), era muy supersticioso, nunca viajaba el día 13 de cualquier mes, ni se sentaba a una mesa en la que hubiese 13 comensales. La secretaria personal de Roosevelt, Grace Tully (1900-1984), en su biografía sobre el presidente de los Estados Unidos, FDR: My Boss / FDR: Mi Jefe (1949), lo explicaba así:

El Jefe era supersticioso, especialmente con el número trece y la costumbre de encender tres cigarrillos con una sola cerilla. En varias ocasiones recibí invitaciones de última hora para asistir a un almuerzo o una cena porque una baja de última hora o una incorporación tardía había hecho que la lista de invitados pasase a trece.

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Fotografías del político estadounidense Franklin D. Roosevelt, durante una campaña electoral de 1944 (fotografía del fotógrafo estadounidense Leon Perskie), y del escritor francés Victor Hugo en 1876 (fotografía del periodista y fotógrafo francés Étienne Carjat), ambos muy supersticiosos con el número 13 y el número de comensales en una mesa

Otro presidente de Estados Unidos que también padecía de triscadecafobia era el presidente Herbert C. Hoover (1874-1964), presidente número 31.

El escritor francés Victor Hugo (1802-1885), autor de Los Miserables (1862), también era una persona supersticiosa, que no se sentaba a una mesa con 13 comensales. De hecho, el escritor francés Richard Lesclide (1825-1892), quien fuera secretario de Victor Hugo durante sus últimos diez años de vida, menciona esta superstición en el libro de recuerdos Propos de table de Victor Hugo / Comentarios de mesa de Victor Hugo, 1885:

La única superstición que Victor Hugo confiesa es la que le impide reunir a trece personas en su mesa, incluyéndose a sí mismo. No discute la cuestión; cuenta multitud de casos y circunstancias en los que el número trece ha sido fatal para él y para sus hijos. Como es muy fácil ser doce o catorce a la mesa, es habitual no sentarse trece a cenar.

Cuando, de improviso, por casualidad, se alcanza el número desafortunado, se hace cenar a los niños en una mesa pequeña, lo que no siempre les divierte.

Otro escritor con una relación complicada con el sexto número primo es el escritor de terror estadounidense Stephen King (1947), quien en unas declaraciones afirmó lo siguiente:

El número 13 nunca deja de recorrerme la espalda, arriba y abajo, con su frío dedo. Cuando escribo, nunca dejo de trabajar si la página es la número 13 o un múltiplo de 13; sigo escribiendo hasta llegar a un número seguro. Siempre doy los dos últimos pasos de la escalera trasera como uno solo, convirtiendo el 13 en 12. Al fin y al cabo, hasta 1900 más o menos, la horca inglesa tenía 13 peldaños. Cuando leo, no me detengo en las páginas 94, 193 o 382, ya que la suma de estos números da 13.

Parece ser que Napoleón Bonaparte también tenía triscaidecafobia y nunca iniciaba un viaje o programaba eventos importantes en viernes, y sobre todo en viernes 13.

El Club del Trece

Mientras que el presidente número 32 de los Estados Unidos de América, Franklin D. Roosevelt, era muy supersticioso, su primo lejano Theodore Roosevelt (1858-1919), presidente 26 de los Estados Unidos de América, era todo lo contrario. De hecho, formó parte de un curioso club, El club del trece (The Thirteen Club), que tenía como objetivo combatir la superstición relacionada con este número.

Ilustración de la primera reunión del Club del trece, que tuvo lugar el viernes 13 de enero de 1882, a las 20:13, en la habitación número 13 del Knickerbocker Cottage (Manhattan, Nueva York)

El viernes 13 de enero de 1882, a las 20:13, en la habitación número 13 del Knickerbocker Cottage (Manhattan, Nueva York) tuvo lugar la primera reunión fundacional de El Club del trece (The Thirteen Club), organizada por el capitán William Fowler (1827-1897), en la que se reunieron los trece primeros miembros de este club. En el artículo Friggatriskaidekaphobes Need Not Apply / Los friggatriscaidecafobicos no necesitan postularse (2012), publicado en la web The New York Historical, se menciona que los invitados, para llegar a la mesa, tuvieron que pasar por debajo de una escalera y bajo un cartel que decía “Morituri te Salutamus” (es decir, los que vamos a morir te saludamos). Trece velas iluminaban la mesa sobre la que se sirvieron los trece platos que formaban parte del menú de esa noche. Los saleros yacían volcados sobre la mesa, pero estaba estrictamente prohibido echar una pizca de sal derramada por encima del hombro. Y los discursos durante la cena se limitaron a 13 minutos. A partir de entonces, todos los 13 de enero se celebró la cena anual de El Club del trece en la habitación 13 del Knickerbocker Cottage.

El segundo año, 1883, el Club ya contaba con 169 miembros (que recordemos que es 13 veces 13, 13 x 13 = 169). El club fue creciendo, por ejemplo, en 1887 ya contaba con 487 miembros. Entre sus miembros más famosos han estado cuatro presidentes de los Estados Unidos, presidente 21, Chester Arthur (1829-1886), presidente 22 y 24, Grover Cleveland (1837-1908), presidente 23, Benjamin Harrison (1833-1901) y el presidente 26, Theodore Roosevelt.

El menú de la cena anual de El Club del trece de 1899

Poco a poco se fue extendiendo la idea de El Club del trece y se abrieron clubs similares en Chicago, Londres o París, entre otros sitios. El club es sus inicios estaba formado únicamente por hombres, aunque sus miembros empezaron a animar a las mujeres a participar en algunas celebraciones especiales (aunque bajo su idea de que las mujeres eran “el sexo más supersticioso”). Finalmente, las mujeres acabaron formando sus propios clubs del trece.

El compositor Richard Wagner

No sabemos si el compositor, director de orquesta y escritor alemán Richard Wagner (1813-1883) tenía miedo del número 13, lo consideraba un número de la suerte o le era indiferente, lo que sí sabemos, como he podido leer en el tercer volumen de los Mathematical Circles / Círculos matemáticos, del matemático y divulgador estadounidense Howard W. Eves (1911-2004), es que el compositor alemán tenía una relación especial con este número.

Fotografía del compositor alemán Richard Wagner tomada en 1870 por el fotógrafo alemán Josef Albert (1825-1886)

Su nombre, Richard Wagner, tiene doce letras; nació en 1813, que además de ser el año 13 del siglo xix, sus dígitos suman 13, 1 + 8+ 1 + 3 = 13; compuso 13 óperas, entre ellas Tristán e Isolda (1865), El anillo del Nibelungo (1876) o Tannhäuser, que Wagner terminó el 13 de abril de 1845 y su estreno (de la versión revisada) fue el 13 de marzo de 1861, en París; otra de sus grandes óperas Parsifal (1882), la acabó el 13 de enero de 1882; su ópera La valquiria (1870) se estrenó el 26 de junio de 1870, siendo 26 el doble de 13; el Festival de Bayreuth (Alemania) dedicado a las óperas del compositor Richard Wagner, y que él mismo diseñó y promovió, fue inaugurado el 13 de agosto de 1876 con la representación completa de El anillo del Nibelungo; finalmente, Richard Wagner murió el 13 de febrero de 1883.

Un número de la suerte

Aunque el número 13 es considerado, por muchas personas, como un número nefasto, también hay quienes consideran que es un número que transmite buena suerte.

Como comentábamos en nuestra anterior entrada sobre el número XIII la cantante estadounidense Taylor Swift (1989) considera este es un número de la suerte que ha estado presente en momentos muy importantes de su vida, desde su nacimiento, el 13 de diciembre. Esto empezó a ser público cuando en su tour de 2009/2010, que precisamente se llamaba Fearless Tour / Tour sin miedo, la artista se pintó el número 13 en su mano. Cuando le preguntaron sobre esta cuestión, Swift contestó:

El significado del número 13 en mi mano… Me lo pinto en la mano antes de cada concierto porque el 13 es mi número de la suerte, por muchas razones. Es muy curioso.

Nací un día 13. Cumplí 13 años un viernes 13. Mi primer álbum fue disco de oro en 13 semanas. Mi primera canción que fue número uno tenía una introducción de 13 segundos. Cada vez que he ganado un premio, me han sentado en el asiento 13, en la fila 13, en la sección 13 o en la fila M, que es la decimotercera letra.

Su relación con el trece ha ido creciendo desde entonces. En una conversación publicada entre Taylor Swift y el músico británico Paul MacCartney, miembro de los Beatles, la cantante afirma “Me encantan los números. Los números gobiernan todo mi mundo. Los números 13, … 89 es uno importante. Hay otros que me parecen…”.

Incluso el simétrico de 13, es decir, 31, es importante para ella. Cuando cumplió 31 años, el 13 de diciembre de 2020, escribió en una red social “Desde que tenía 13 años, me emocionaba cumplir 31 porque es mi número de la suerte al revés, por eso quería sorprenderos con esto ahora”. Se estaba refiriendo a su álbum Evermore (2020) que acababa de publicar, pocos meses después de su anterior álbum Folklore (2020), el primero con 16 canciones y el segundo con 15 canciones, en total, 31 temas para el año 2020.

Su pasión por el número 13 ha seguido aumentando con el paso del tiempo.

Aunque el número 13 suele asociarse con la mala suerte en el deporte, también hay quienes lo consideran un número favorable, como el exjugador profesional de fútbol americano Dan Marino (1961) que lució el número 13 tanto en la Universidad de Pittsburg en sus años universitarios, como en su exitosa carrera profesional en los Miami Dolphins, de hecho, además de todos sus records y premios, es uno de los jugadores que está en el Salón de la Fama de la NFL. Otro ejemplo, es el jugador de fútbol alemán Gerd Müller (), jugador del Bayern de Múnich, que lució el número 13 jugando con la selección alemana, en particular en el Mundial de 1970 (en el que fue el máximo goleador del torneo), la Eurocopa de 1972 (en el que Alemania se proclamó ganadora) y el Mundial de 1974 (que también ganó Alemania).

Pero no solo hay personas que consideran que el 13 es un número de la suerte, también en distintos países, sociedades y culturas. Por ejemplo, el número 13 no es visto con miedo en China. Su significado es muy positivo. En el idioma mandarín, la pronunciación del 13 (shí sān) se asemeja a las palabras para “definitivamente vibrante” o “crecimiento asegurado”, lo que lo convierte en un número asociado a la prosperidad y el éxito. Por esta razón, no es raro ver el 13 en direcciones, teléfonos o incluso en el precio de productos.

En el Tibet no solo se considera al 13 como un número afortunado, más aún es un número sagrado. En la antigua cosmogonía tibetana se consideraba que el cielo estaba compuesto de 13 capas, siendo la última capa, la número 13, la asociada con la pureza espiritual. Además, los budistas tibetanos realizar la Kora (peregrinación) alrededor del monte sagrado Kailash trece veces es un ritual que purifica los pecados y trae felicidad y fortuna.

Para los budistas tibetanos, realizar la Kora (una peregrinación ritual) alrededor del monte Kailash, una montaña sagrada, 13 veces es una práctica de gran devoción. Se cree que completar este ritual purifica los pecados y trae una gran felicidad y fortuna.

Bibliografía:

1.- R. Ibáñez, La gran familia de los números, Libros de la Catarata, 2021.

2.- Alicia Bonilla, Así sería la línea 14 del Metro de Madrid: el trayecto fantasma que nunca fue, El Español, 2024.

3.- Javier Pazos, La maldición del número 13 en la Fórmula 1, MARCA, 2024.

4.- Ángel Elberdin, Circuito de Lasarte. Memorias de una pasión, Kutxa, 1998.

5.- Lamberto García del Cid, Números notables, el 0, el 666 y otras bestias numéricas, El mundo es matemático, RBA, 2010.

6.- Five Men Who Hated (or Loved) the Number 13, Smithsonian Magazine, 2012.

7.- Joseph Ditta, Friggatriskaidekaphobes Need Not Apply, New York Historical, 2012.

8.- Clara Giaimo, The 1880s Supper Club That Loved Bad Luck, Atlas Obscura, 2017.

9.- Howard H. Eves, Mathematical Circles, vol. 3, The Mathematical Association of America (MAA), 2003.

10.- Joyann Jeffrey, MC Suhocki, Ariana Brockington, The full history of Taylor Swift and her ‘lucky number’ 13, TODAY, 2024.

Sobre el autor: Raúl Ibáñez es profesor del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaborador de la Cátedra de Cultura Científica

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