Entre los meses de marzo y junio del año 2007, las personas que estuvimos paseando por la Gran Vía Don Diego López de Haro de Bilbao pudimos disfrutar de una interesante exposición dedicada al artista pop Robert Indiana. Esta sorprendente exposición estaba formada por esculturas de la serie LOVE, que incluía la escultura LOVE (1996-1999) en acero corten, este es un tipo de acero con una oxidación especial que le hace ser el ideal para utilizar en el exterior, IMPERIAL LOVE (1966-2006), una versión con simetría vertical realizada también en acero coten, LOVE WALL (1966-2006), con simetría horizontal y vertical, AMOR (1988-2006), una versión en castellano en aluminio policromado, así como diez esculturas realizadas en acero corten con las diez cifras básicas de nuestro sistema de numeración indoarábigo, del 0 al 9, realizadas entre 1980 y 2002.
Esta exposición sorprendió a muchas personas al mostrar a los números como protagonistas de una obra de arte. Además, eran esculturas de un tamaño impactante, de dos metros y medio de altura. Sin embargo, estas obras de arte no son un caso aislado y excepcional dentro de la historia del arte, como mostré en mi conferencia, y en el texto de la misma, Los números preferidos del artista (2012).
Con la llegada del arte moderno a principios del siglo XX, y de las vanguardias, pero fundamentalmente del cubismo y el futurismo, el concepto de arte cambia drásticamente. Ya no se trata de realizar una representación figurativa de la realidad, como hacía el arte clásico. Los artistas empiezan a preocuparse por cuestiones como el pensamiento, los sentimientos o la propia estructura de la obra. Y en esa nueva realidad artística, la representación gráfica de los números no solo es posible dentro de la obra de arte (empiezan a aparecer números en pinturas de artistas futuristas como Umberto Boccioni, Gino Severini o Giacomo Balla; en obras de artistas dadaístas como Raoul Hausmann, George Grosz, Hannah Hoch, o Kurt Schwitters, con sus collages Merz; en la pintura abstracta de Lásló Moholy-Nagy; teniendo cada vez mayor presencia e importancia, como en las pinturas surrealistas de Yves Tanguy o Joan Miró; en artistas del expresionismo abstracto, como Jackson Pollock, Mark Tobey o Cy Twombly, o en el movimiento Pop Art), sino que llega a convertirse en el tema central de muchas de ellas (como en las pinturas Vi el número 5 en oro de Charles Demuth, 48 o 113, el signo de la muerte, de Joan Miró, El gran cuatro de Robert Motherwell, en el arte pop de Robert Indiana o Jaspers Johns, o en el arte conceptual de Mel Bochner, On Kawara o Roman Opalka).
Pero volvamos a la presencia de los números en la obra del artista pop Robert Indiana. Para empezar, el arte pop es un movimiento artístico que surgió en Gran Bretaña y Estados Unidos en la década de los años 1950, que se caracterizó por romper con la visión elitista del arte y colocar el centro de gravedad de su ideario en la cultura popular. Surgió como una reacción al principal movimiento artístico de ese momento, el expresionismo abstracto, al que consideraban un arte individualista, elitista y vacío (entre sus principales representantes encontramos a Jackson Pollock, Robert Motherwell, Mark Rothko, Cy Twombly o Barnett Newmann). Por otra parte, sus raíces las encontramos en el dadaísmo, de quien heredó el uso de las imágenes y objetos encontrados, así como una visión irónica y crítica de la sociedad, y especialmente en el trabajo de Marcel Duchamp y Kurt Schwitters, pero también, en algunos artistas norteamericanos, precursores del arte pop, como el precisionista Charles Demuth, autor de una obra tan importante e influyente como Vi el número 5 en oro (1928).
El arte pop utilizó elementos de la cultura de masas como la publicidad, las noticias, los medios de comunicación, el cine y el star-system, la moda, los cómics, la música pop, así como objetos cotidianos. Tomó elementos de la vida cotidiana (hamburguesas, hot-dogs, latas de sopa, cajas, pasta dentífrica, carteles, botellas de coca cola, etcétera) y los elevó a la categoría de obras de arte, para lo cual los realizó en tamaños enormes y con colores llamativos.
El concepto de obra de arte se amplió, incluyendo por ejemplo happenings y performances, que son actuaciones artísticas efímeras y que por lo tanto no se pueden ni coleccionar ni vender, así mismo se concibieron obras de arte para ser reproducidas muchas veces. Se pretendía destruir así la idea tradicional de arte como algo exclusivo. El arte pop se convirtió en un movimiento artístico que llegó, y cautivó, al público general, era fácil de comprender, en contraposición con la visión intelectual de expresionismo abstracto, visualmente muy impactante y formado por elementos cotidianos, aunque también sería engullido por el capitalismo artístico.
Jasper Johns, Robert Rauschenberg, Roy Lichtenstein, Andy Warhol, Claes Oldenburg, Tom Wesselmann, Robert Indiana o Ed Ruscha son algunos de los artistas pop norteamericanos, Richard Hamilton, Peter Blake o David Hockney británicos, mientras que en España podemos nombrar a Eduardo Arroyo o al Equipo Crónica.
Los números son una parte fundamental de nuestra sociedad, y de nuestra cultura, y así mismo, están presentes de una forma fundamental en nuestra vida cotidiana (para contar, comprar y vender, medir, clasificar o codificar), por este motivo no es de extrañar que algunos artistas pop, como Andy Warhol, Claes Oldenburg, Peter Blake, Jasper Johns o Robert Indiana, los incluyesen como elementos de sus obras, en ocasiones siendo auténticos protagonistas de las mismas. El artista al que estamos dedicando esta entrada, Robert Indiana, decía que “[los números] son una invención increíble, que deben ser celebrados, elogiados…”.
Robert Indiana es el nombre artístico de Robert Earl Clark, quien nació en New Castle, Indiana, en 1928. Los diecisiete primeros años de su vida los pasó viajando por todo el estado de Indiana, con su padre y su madre primero, y después con esta, cuando se divorciaron, llegando a vivir en veintiún hogares distintos. El coche, y las carreteras, estuvieron muy presentes en su juventud. Después se fue a vivir con su padre a Indianápolis, donde inició su formación en el mundo del arte en el Arsenal Technical High School (1942-46). Siguió dicha formación de forma paralela a los tres años de servicio militar, tras los cuales entró en el Art Institute of Chicago (1949-1953). Y entonces llegó su periplo europeo por Edimburgo, París, Bélgica, Italia y Londres, y tras regresar a EE.UU. finalmente acabó instalándose en la ciudad de Nueva York en 1955. Es aquí donde desarrolla su estilo artístico personal. En 1958 adopta el nombre por el que es conocido en el mundo del arte, Robert Indiana.
Este artista pop utiliza en sus obras, pinturas y esculturas, símbolos extraídos de la vida cotidiana, y de su propia vivencia personal, en particular, números, palabras cortas como LOVE, EAT o DIE, y otros signos, pintados en colores vivos, que representan a la sociedad y cultura norteamericanas. Él mismo se autodenominó “el pintor de los símbolos”. Su obra más famosa es la serie de carteles, serigrafías y esculturas relacionadas con la palabra LOVE, que creó originalmente en 1965 para una postal navideña del MoMA, Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Los primeros trabajos en los que queda definida su característica obra artística fueron los ensamblajes, esculturas de madera y materiales encontrados, con palabras, números y signos pintados, que empezó a realizar en 1959 en su estudio de Nueva York. La publicidad, y en general, todo lo relacionado con el mundo comercial, son esenciales en su arte, que se centra fundamentalmente en temas de la cultura norteamericana, como el sueño americano. Así mismo, se interesa por la política y los temas sociales (la serie Yield sobre el movimiento pacifista, la serie La confederación ataca el racismo, su cuadro Un hombre divorciado nunca ha sido presidente, realizó la serie Peace Paintings tras el 11S o diseñó la obra HOPE para la campaña de Barack Obama).
Los números, que son uno de los elementos principales en la obra de Robert Indiana, forman parte de su vida desde pequeño. Él mismo cuenta que “Mi fascinación por los números surge de una peculiar circunstancia… mi madre no podía estar viviendo en una misma casa por más de un año. Para cuando yo tenía 17 años… había vivido ya en veintiuna casas diferentes. Se convirtió en una especie de juego que esta era la casa número 6 y esta otra la número 13. Estos comentarios eran algo habitual en mi niñez y se convirtieron en algo más interesante después”. Muchos de los números de su vida han pasado a los cuadros, así por ejemplo, los números de las rutas por las que tenía que viajar continuamente su padre, o toda la familia, 37, 29, 40 y 66, aparecen en varios cuadros, como en El sueño americano (1960-61).
Para Robert Indiana los números son parte de la sociedad en la que vive, pero además, una herramienta fundamental para mirar y describir la historia, la suya propia y la de los Estados Unidos de América.
Por ejemplo, el artista asocia el número 6 con su padre. Una de las versiones del cuadro USA 666 (EAT, DIE, ERR, HUT) está pintada en rojo, azul y verde, que al parecer eran los colores de la empresa petrolífera Phillips 66, en la que trabajó su padre durante 12 (= 2 x 6) años. O tiene una escultura titulada 66 (1980-2004), formada por el número 66 en rojo y verde. Así mismo, su padre nació el sexto mes en una familia con seis hijos.
En algunas de sus obras, como las anteriores The American Gas Works (1961-62) o MATE (1960-62), aparecen las diez cifras básicas de nuestro sistema de numeración, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 0, que son la base sobre la que construimos todos los demás números, dándoles a las mismas una importancia significativa. Aunque no solo las incluye en sus obras, sino que dedica muchas series de serigrafías, pinturas y esculturas a las diez cifras básicas, tomando estas el protagonismo absoluto de las obras, más aún, siendo ellas mismas la obra. Así tenemos las diferentes versiones de las series de diez obras Números, de 0 a 9, o Polígonos, de 3 a 12, realizadas a partir de la década de 1960, o las enormes esculturas de las diez cifras que han visitado muchas ciudades a lo largo del mundo (por ejemplo, Bilbao en 2007), la series Desde el uno hasta el cero, realizadas a partir de finales de la década de 1970.
La tipografía, de las letras, los números y los signos, es muy importante para este artista pop norteamericano, y nos encontramos fundamentalmente dos tipos de fuentes tipográficas, Stencil y Clarendon.
En obras como El sueño americano (1960-61), MATE (1960-62), Un hombre divorciado nunca ha sido presidente (1961), The American Gas Works (1961-62), El sueño americano diamante rojo #3 (1962), The EATERIA (1962) o la serie La confederación (1965), Robert Indiana utiliza las típicas fuentes Stencil norteamericanas. La idea básica de esta familia de fuentes es poder construir plantillas metálicas en las que la forma de la letra, número o signo este dada por el espacio no metálico, para que cuando se pinte con pintura o spray quede marcada en el suelo, la pared o donde corresponda. Las letras, números y signos de un tipo Stencil aparecen como interrumpidas, debido a que el metal tiene que sujetar las partes que quedan aisladas (véase la siguiente imagen). Son comunes en el ejército, en cajas de embalaje, en la señalización o en pintadas urbanas.
No existe un tipo de fuente Stencil, sino que son toda una familia de fuentes tipográficas. Robert Indiana utiliza dos tipos distintos de Stencil. La primera sería la fuente Stencil creada por el tipógrafo Robert Hunter Middleton en 1937, mientras trabajada para la compañía tipográfica Ludlow en Chicago, que es la realización de una fuente Stencil a partir de una fuente Clarendon, de la cual hablaremos más adelante. Por ejemplo, las utiliza en las dos primeras obras mencionadas arriba.
Sin embargo, la fuente Stencil que utiliza más frecuentemente, por ejemplo en las otras que hemos mencionado, es una fuente Stencil de tipo palo, o sans serif, que quiere decir que es un tipo de letras, números y signos sin remates en los extremos. Es muy similar a la que presentamos a continuación.
La otra fuente tipográfica importante en la obra del artista pop Robert Indiana es la fuente Clarendon. Esta fuente pertenece a la familia de los tipos egipcios, por lo tanto, tiene fuertes remates, y fue creada por Robert Beasley y Benjamin Fox en 1845, convirtiéndose en la fuente más utilizada de todos los tiempos. Es el tipo de fuente utilizado en los logotipos Rolex, Volvo, Hermés, Honda, Sony, Seiko, JB, el Marlboro de la Fórmula 1 o del periódico El País.
Robert Indiana utiliza la fuente tipográfica Clarendon Black en las obras, ya sean serigrafías, oleos o esculturas, dedicadas a las diez cifras básicas de nuestro sistema de numeración.
Una de las obras más influyentes en el arte de Robert Indiana es el cuadro Vi el número 5 en oro (1928), de Charles Demuth, que hemos mostrado más arriba. Los tres números 5 que aparecen en el cuadro tienen precisamente una tipografía muy similar a la Clarendon Light. Robert Indiana sentía admiración por esta obra, a la que dedicó toda una serie de cuadros, como El pequeño diamante 5 de Demuth (1963), El número 5 (1963), X – 5 (1963) o El sueño americano #5 de Demuth (1963).
El cuadro Vi el número 5 en oro pertenece a una serie de retratos simbólicos, conocidos como los “retratos-cartel”, que Charles Demuth realizó entre los años 1923 y 1928 centrados en escritores y artistas emblemáticos norteamericanos, como Georgia O’Keeffe, Arthur Dove, Gertrude Stein, o el escritor William Carlos Williams, a quien retrató en el anterior cuadro por medio de su poema La gran figura.
A lo largo de su carrera artística, Robert Indiana ha realizado una gran cantidad de retratos, y autorretratos, simbólicos, en los cuales los números son una parte muy importante de la obra, junto algunas palabras, frases, círculos, polígonos y otros símbolos (estrellas, flechas o cadenas). Los autorretratos de la serie Década (dedicados a la década de los años 1960, y realizados entre los años 1971 y 1980), así como, los retratos de Pablo Picasso, de Jimmy Carter o, siguiendo la tradición del arte pop, de Marilyn Monroe.
Fijemos nuestra atención en los dos autorretratos anteriores, dedicados a los años 1962 y 1965, y analicemos algunos de los elementos que contienen. En todos sus autorretratos aparece el número 1 llenando casi todo el espacio, y luego el número del año de esa década, 2 y 5 en estos casos (fuente Clarendon). La estrella de cinco puntas que aparece simboliza a los Estados Unidos de América. En el autorretrato de 1962 aparecen las palabras Jack (en referencia a Jack Kennedy, pero también a un buen amigo de Robert llamado Jack), The Battery y New York (homenajea a Nueva York y al parque The Battery, en Manhattan, cerca de donde vivía. Nueva York es la ciudad que le acogió y en la que empezó realmente su carrera artística, en la que fue feliz, en particular ese año, el año de su primera exposición en solitario, en Nueva York). En 1965 dejó el lugar donde vivía y se trasladó a “Spring Street”, y realizó una exposición en Washington, donde fue invitado a la Casa Blanca por el presidente Johnson (Chief).
Si nos fijamos en el retrato de Marilyn Monroe, La metamorfosis de Norma Jean Mortenson (1967), este nos sirve para poner un ejemplo de una cierta numerología existente en la obra de Indiana, pero no tanto por la creencia en un destino gobernado por los números, sino como un elemento para la narración del retrato del personaje. Robert Indiana explicaba así la elección de los números 2 y 6 “26 el año de su nacimiento, 62 el año de su muerte. Con 2 años casi la asfixia una vecina histérica, con 6 años un miembro de sus 12 (2 x 6) familias de acogida trató de violarla. En el año 52 (26 + 26), cuando ella tenía 26 años… interpretó por primera vez un papel dramático y, en la primera semana en la taquilla de Manhattan la obra ganó 26.000 $. Se suicidó en el sexto día de agosto, el octavo (6 + 2) mes…”.
Bibliografía
1.- Ayuntamiento de Bilbao, Fundación BBK, Robert Indiana. Bilbao 2007 (catálogo de la exposición), 2007.
2.- Raúl Ibáñez, Los números preferidos del artista (conferencia), Un paseo por la geometría, UPV/EHU, 2012. Texto de la conferencia en divulgamat
3.- Enric Satué, Arte en la tipografía y tipografía en el arte, Siruela, 2007.
4.- M. J. Borja-Villel, D. Ashton y J. Banach (comisarios), Motherwell, Museo nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1997.
5.- Página web de Robert Indiana
6.- Carl J Weinhardt, Robert Indiana, ed. Harry N. Abrams, 1990.
Sobre el autor: Raúl Ibáñez es profesor del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaborador de la Cátedra de Cultura Científica
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