El franciscano alquimista (1)

Experientia docet Alquimia Artículo 5 de 26

Roger Bacon, si hubiera que hacer caso a los traductores de medio pelo, cibernéticos y de los otros, era conocido en su época por un sobrenombre de superhéroe, “el doctor maravilla”, si bien la realidad es mucho más prosaica puesto que doctor mirabilis realmente viene a ser “el profesor maravilloso”, ya que doctor viene de docere, enseñar. Aun así, no debía ser una persona corriente para que le conozcamos por ese mote, aunque fuese un título póstumo.

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Roger nació alrededor de 1214 en una familia acaudalada y estudió en Oxford. Allí estudió teología, filosofía (con un gran hincapié en Aristóteles), a los clásicos y sus lenguas, geometría, aritmética, música y astronomía, esto es, el trivio y el cuadrivio típicos de la época, las siete artes liberales que aún hoy día distinguen determinadas instituciones universitarias estadounidenses al menos en el nombre (liberal arts colleges). Consiguió el título de master el equivalente medieval al doctorado de hoy.

Durante su época en Oxford, Roger se interesó especialmente por, e investigó en, matemáticas, óptica y alquimia, además de estudiar con gran interés el griego, el hebreo y el árabe. Pero en aquella época si alguien quería prosperar en la universidad tenía que unirse al clero, por lo que Roger se terminaría uniendo a los franciscanos siguiendo el ejemplo de Grosseteste y Marsh. Parece ser que retrasó cuanto pudo este paso, recibiendo los hábitos relativamente muy tarde en 1256-7, y no está claro si lo hizo en Oxford o durante su etapa de profesor en París. Después de todo se suponía que un monje tenía que estudiar más teología que cuestiones mundanas. Como decía su contemporáneo Giovanni di Fidanza (más conocido en los ambientes como San Buenaventura, el doctor seráfico), quien para cuando Roger se convirtió en monje era el superior general de los franciscanos, “El árbol del conocimiento aparta [engañándolos] a muchos del árbol de la vida, o los expone a los más intensos dolores del purgatorio”. Roger tendría muchos encontronazos con sus superiores eclesiásticos a lo largo de su vida, que comenzaron claramente en su época como profesor en París, entre 1237 y 1247, cuando lo terminaron echando.

M0005408 Roger Bacon Credit: Wellcome Library, London. Wellcome Images images@wellcome.ac.uk http://wellcomeimages.org Roger Bacon presenting one of his scientific works to the chancellor of Paris University. Diorama by Ashenden. By: AshendenPublished: - Copyrighted work available under Creative Commons Attribution only licence CC BY 4.0 http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
Roger Bacon presentando una de sus obra científicas al rector de la Universidad de París. Fuente:: Wellcome Library, London. Wellcome Images. Diorama de Ashenden.

Después de esa primera época y durante la siguiente década la localización de Roger es incierta, pero todo parece indicar que fue preceptor privado y que se movía entre Oxford y París. Parece ser que es en esta periodo cuando estudió con especial el interés el árabe, y lee todo lo que encuentra en esta lengua sobre su fascinación del momento, la óptica. También hay indicios de que las circunstancias políticas y familiares hicieron que abandonase sus estudios durante dos años.

En este periodo de experimentación con lentes y espejos, de considerar el problema de las máquinas voladoras que baten alas, y del estudio práctico de la alquimia, ya aparecen algunas de las ideas fundamentales de Bacon. Eso sí, Bacon creía, como hijo de su época que era, que algunos conceptos son evidentes por sí mismos y que no requerían examen. Cuando dijo que “nada puede ser conocido con certeza si no es por la experimentación” también incluía la experiencia de la fe, la intuición espiritual y la inspiración divina. Con todo Bacon clasificaba las ciencias naturales en la línea de su época también: perspectiva (óptica), astronomía, alquimia, agricultura, medicina, pero incluía como disciplina independiente el conocimiento experimental (scientia experimentalis), siendo uno de los primeros pensadores en considerar la experimentación como una disciplina separada.

Roger Bacon como alquimista. Grabado de 1845.
Roger Bacon como alquimista. Grabado de 1845.

Es al final de esta década cuando se convierte en fraile franciscano, quizás en un intento de retornar a la vida universitaria. Sin embargo, se ve exiliado de Oxford e incapaz de investigar ya que se le encargan tareas menores. En esta época escribe que se siente “enterrado” en vida. Pero también mantiene una vehemente correspondencia con el legado pontificio, el arzobispo de Narbona, el muy influyente y bien considerado Guy de Foulques, cardenal de Sabina, con la idea de que haga llegar al papa sus ideas. Entre ellas la importancia que el conocimiento experimental y la alquimia tienen en el currículo universitario. Bacon afirma en ellas que el fin de la alquimia no es otro que “hacer las cosas mejores…por el arte más que por naturaleza” y se anticipa 300 años a los iatroquímicos (alquimistas médicos) al considerar que la alquimia “no solo suministra dinero [oro] y otra infinidad de cosas al Estado, sino que enseña […] como prolongar la vida humana tanto como la naturaleza permita que sea prolongada”.

Solo a mediados de la década los años sesenta del siglo consigue Roger algo de libertad gracias a la consideración que le tiene su admirador de Foulques, que se convierte en el papa Clemente IV en 1265. Sin embargo, el hecho de que el nuevo papa le admire supondrá un nuevo tipo de problema para Roger Bacon.

Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance

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