ZientZinema 4: 2001, una odisea del espacio

La biología estupenda ZientZinema Artículo 4 de 5

Fuente: Wikimedia Commons

Título original: 2001: A space odyssey. 1968, color, 141 minutos. Productor y Director: Stanley Kubrick. Guion: Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke, basado en parte en el cuento corto El centinela, publicado en 1951 por Arthur Clarke; en 1968, Clarke publicó una novela con el mismo título de la película basada en el guion suyo y de Kubrick. Efectos especiales: Douglas Trumbull. Fotografía: Geoffrey Unsworth. Música: Richard Strauss, Johann Strauss, Aram Khachaturian, György Ligeti. Intérpretes: Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester, Douglas Rain (voz de HAL).

Eres libre de especular, como desees, sobre el significado filosófico y alegórico de Odisea 2001.

Stanley Kubrick.

Comenzaré por el resumen final que supone el comentario de Román Gubern sobre esta película en su texto clásico Historia del cine, publicado en 1989, y que dice así.:Ñ

“Más adelante, Kubrick realizará la impresionante epopeya cósmica 2001 un odisea del espacio (2001, a space odyssey, 1968), escrita en colaboración con Arthur C. Clarke, y que comienza con el proceso de hominización en el cuaternario para concluir en una nueva fase de la futura evolución biológica del hombre. 2001, una odisea del espacio señala la definitiva mayoría del género de la ciencia-ficción y abre excitantes perspectivas a este género hasta ahora tenido por menor”.

Unas páginas después, Gubern extiende su argumento y escribe que:

“En otra órbita muy distinta se movió la muy considerable contribución de Stanley Kubrick al cine moderno. Su epopeya cósmica 2001: una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1967), escrita con Arthur C. Clarke, llevó a su cúspide adulta el género de la ciencia ficción, mediante una historia que abarcó la evolución completa de la humanidad, desde el proceso de hominización de los primates en algún lugar de África hasta el estadio posthumano que alcanza el protagonista al cruzar la Puerta de las Estrellas y que le conduce, por mutación biológica, a un estadio superior de la evolución de la especie”.

2001, la odisea humana

La película relata la evolución de la especie humana desde una especie animal, quizá algún australopiteco por ser la película de 1968 y por lo que entonces se conocía de los homínidos, hasta el Niño de las Estrellas en un proceso dirigido por un artefacto alienígena. Se desarrolla el guion en tres secciones unidas por la imagen de un negro monolito. Parece que viene de una antigua y muy avanzada civilización extraterrestre. Un guion extenso, muy detallado con la precisión habitual de Kubrick y tan complejo que llevó a Clarke a declarar que “si alguien entiende la película por completo, hemos fracasado”. Otro aspecto notable del guion es la escasez de diálogos. Los primeros, desde el episodio de los homínidos, aparecen a los 25 minutos del inicio de la película. Y en total, con más de dos horas de duración, los diálogos ocupan 45 minutos. Además, a menudo son textos poco importantes, casi rutinarios, y hay que destacar que los más emotivos los pronuncia el ordenador HAL cuando es desconectado.

Un monolito

La primera sección, El amanecer del hombre, y según el análisis de Alberto Lombo, de la Universidad de Zaragoza, comienza con una escena en un desierto pedregoso lleno de rocas y huesos. Una serie de escenas muestra una banda de primates alimentándose, viviendo en cuevas, bebiendo agua de un charco y defendiéndose de los ataques de otro grupo de monos. Por sorpresa, sin un anuncio previo, , una mañana, al amanecer, aparece un monolito negro entre las rocas, y suena una muy especial música coral (es Atmospheres de György Ligeti). Los primates tocan el monolito y pronto descubren que un hueso puede ser una herramienta, una porra, un arma para la caza y para la guerra. En la caza o cuando son atacados por otra banda, uno de los primates usa la porra para matar al más agresivo de los atacantes. El grupo tiene un arma y sabe cómo utilizarla. Eliminan o destierran al otro grupo y cazan, tienen alimento de sobra.

Como escribe Vicente Castellanos, de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, la primera parte de la película presenta un homínido, quizá entre Australopithecus y Homo habilis, especie que utilizó herramientas hace cuatro millones de años que, es evidente, demuestra algo para Kubrick, pues es la fecha que menciona en el siguiente apartado para el monolito que encuentran en la Luna. Por otra parte, el grupo de homínidos con herramientas, con las porras como armas, en su lucha con el otro grupo muestra que son bípedos mientas que los otros siguen apoyando los brazos en el suelo. Tienen las manos libres para utilizar el hueso como arma. Y el grupo armado, de alguna manera que Kubrick no explica, se han transmitido el conocimiento y el uso de armas entre ellos. Es, quizá, el nacimiento de la cultura.

En la alegría de la primera victoria, el primate lanza el hueso al aire y, en una escena extraordinaria, Kubrick lo convierte en un cohete que viaja a una estación espacial entre la Tierra y la Luna. Es curioso que también flota en el aire, sin gravedad, un bolígrafo que se le escapa a uno de los viajeros del cohete. Todo ello sugiere que la evolución de la especie humana, por el monolito extraterrestre, lleva a los primates al uso de herramientas y, en último término a los viajes al espacio.

En la Luna, los viajeros estudian un nuevo monolito que, calculan lleva allí enterrado unos cuatro millones de años y les muestra una señal que los dirige a Júpiter. Este viaje, que la película sitúa 18 meses después, lleva a un grupo de astronautas y al ordenador HAL serie 9000, a Júpiter (HAL es un acrónimo de Heuristically Programmed Algorithmic Computer (Computador algorítmico programado heurísticamente para resolver problemas; también se ha propuesto que deriva alfabéticamente de IBM). Después de la pérdida de la nave por la rebelión de HAL, comienza la tercera parte de la película “Júpiter y más allá del infinito”. Kubrick relata la evolución de la humanidad, del astronauta superviviente, hasta una especie más avanzada, el Niño de las Estrellas, que vuelve a la Tierra. Todo ello con imágenes sorprendentes acompañadas de una música extraordinaria, el Así habló Zaratustra de Richard Strauss y composiciones de Ligeti.

Es una película con muchos aspectos que sirven para divulgar temas científicos. Por ejemplo, Leroy Dubeck y sus colegas, de la Universidad Temple de Philadelphia, proponen repasar la formación de gravedad artificial en la estación espacial situada entre la Tierra y la Luna o en la cabina de la nave Discovery que lleva a los astronautas a Júpiter. O, también, la descripción y conducta del ordenador HAL serie 9000 que dirige la nave y que, en un momento de la trama, entra en conflicto por las órdenes contradictorias que recibe. Desconecta sistemas de la nave y provoca la muerte de los astronautas y el único que sobrevive lo desconecta. Es curioso que Kubrick ve el progreso de los ordenadores con un aumento de tamaño cuando la realidad, en la actualidad, nos ha llevado a la miniaturización.

Por otra parte, Kubrick filmó la película como si estuviera preparando un documental y, para ello, grabó muchos metros de película para facilitar el montaje y la versión definitiva. Como en los documentales, el cociente de grabación de película fue de 200 a 1 respecto de lo filmado frente a lo utilizado en el metraje final.

El origen violento de la humanidad

Es interesante, en el primer apartado de la película, como Kubrick y Clarke sitúan la humanidad, después de los toques al monolito, en la violencia y la muerte de otro primate de su especie. Fue en 1964 cuando Kubrick contactó por vez primera con Clarke para preparar el guion de una película de ciencia ficción y, en ese guion, terminado en 1966, se incluyen estas escenas de violencia. Entonces, en los estudios sobre la evolución de nuestra especie, se debatían las ideas de Robert Ardrey, dramaturgo, escritor y guionista, que en su libro Génesis en África, publicado en 1961, propone que la especie humana posee un instinto para la agresión y la violencia tal como afirma Nadine Weidman, de la Universidad de Harvard. La especie humana es violenta por naturaleza y es lo que narra Kubrick en la película.

Según el paleoantropólogo sudafricano Raymond Dart, descubridor y estudioso del Australopithecus africanus, que había encontrado hasta 5000 fósiles de esta especie en el yacimiento en cueva Makapan, la violencia ya aparecía en este ancestro de la especie humana. Abundaban los huesos de antílopes y gacelas y algunos podían ser utilizados como porras o, más afilados, como cortadores de carne, y eran diez veces más abundantes que otros fósiles. Fue Dart quien afirmó que los usaron para la caza y, según su propuesta, las armas precedieron al desarrollo de los cerebros de gran tamaño.

Para Ardrey, la especie humana y sus ancestros más cercanos en el tiempo y en la evolución, son animales territoriales y la defensa del territorio está entre los instintos más antiguos. Y ese instinto se mantiene en nuestra especie; la evolución no ha tenido tiempo de cambiarlo, incluso si en la actualidad se puede apuntar que ha dejado de ser ventajoso. Ya no se lucha por una charca sino por la conquista del espacio, por la luna y planetas como Júpiter. Nada ha cambiado en el primate territorial, propone Ardrey. Escribió en 1990 que “el hombre es hombre, y no chimpancé, porque durante millones y millones de años en evolución ha matado para sobrevivir”.

2001
Ilustración en Génesis en África (1961), de Robert Ardrey, realizada por Berdine Ardrey, pareja del autor. Fair use.
2001
Un fotograma de una de las últimas escenas de 2001 una odisea del espacio (1968), con el Niño de las Estrellas. Fuente: Metro-Godlwyn-Mayer (fair use).

El parecido entre la ilustración en el libro Génesis en África, publicado en 1961, y la última escena de 2001 una odisea del espacio, estrenada en 1968, parece demostrar que Kubrick conocía el libro de Ardrey y, por tanto, su propuesta sobre la violencia y la evolución de la especie humana.

Sin embargo, no hay que evitar la conclusión más interesante de lo que es y significa la ciencia ficción: no representa el futuro sino el entorno en que fue concebida, en este caso la película, y sus transformaciones más inmediatas, más cercanas, más evidentes para sus autores y, también, para los espectadores. El futuro de 2001 es el futuro que ofrecía el presente de 1968, un futuro que ahora, en 2023, ya no es el que se creía que nos alcanzaría.

Referencias:

Ardrey, R. 1969. Génesis en África. La evolución y el origen del hombre. Ed. Hispano Europea. Barcelona. 457 pp.

Castellanos Cerdá, V. 2009. Stanley Kubrick, un evolucionista cinematográfico. Origen y término de la cultura en 2001, una odisea del espacio. Ciencia ergo sum 16: 15-29.

De Miguel, C. 1988. La ciencia ficción. Un agujero negro en el cine de género. Servicio Editorial Universidad del País Vasco. Leioa. 400 pp.

Dubeck, L.W. et al. 1994. Fantastic voyages. Learning science through science fiction films. AIP Press. New York. 327 pp.

Fernández Bobadilla, V. 2021. 2001: Una odisea del espacio (1968). En “Películas y series de ciencia ficción”, p. 30-33. Muy Interesante junio.

Gámez, L.A. 2022. Los extraterrestres que atormentaron a Kubrick. El Correo 26 enero.

Gubern, R. 1989. Historia del cine. Ed. Lumen. Barcelona. 533 pp.

Herranz, P. 1998. Rumbo al infinito. Las 50 películas fundamentales del cine de ciencia-ficción. Midons Ed. Valencia. 223 pp.

Lombo Montañés, A. 2019. Los australopitecos de Kubrick, la teoría de la violencia y los posthumanismos en el imaginario prehistórico. Revista ArkeoGazte Aldizkaria 9: 271-290.

Palacios, J. 2001. Recuerdos del futuro. Cuadernos de Filmoteca Canaria 2: 43 pp.

Telotte, J.P. 2002. El cine de ciencia ficción. Cambridge University Press. Madrid. 278 pp.

Weidman, N. 2011. Popularizing the ancestry of man. Robert Ardrey and the killer instinct. Isis 102: 269-299.

Wikipedia. 2023. Robert Ardrey. March 1.

Para saber más:

En busca del monolito de “2001: una odisea espacial”
Nuestros ancestros asesinos
Máquinas inteligentes (y III): Deep blue, HAL 9000 y más allá

Sobre el autor: Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.

2 comentarios

  • Avatar de Manuel López Rosas

    ¡Magnífico enfoque de la nota acerca de 2001!
    Y revisaré los enlaces para ver qué más aprendo (Por ejemplo lo afirmado acerca de la interpretación de filmes de SC).

    ¿Será posible que incluyan enlaces a películas en video online? Hay películas que, una vez vistas -en sala o en línea, se me han «desaparecido» y un sitio donde pudieran activarse para mirarlas ahora sería de gran estímulo para poner a prueba nociones como las planteadas en este artículo.

    • Avatar de eduardo angulo

      No tengo enlaces concretos a películas online, utilizo YouTube para buscarlas y esperar a que haya suerte y encuentre alguna. Lo siento.

  • Avatar de Dave Bowman

    bueno, un punto evidente es que 2001 es un reciclado de esa idea tan problemática del superhombre de Nietzsche (que se ha desmadrado por coyunturas históricas, pero explosiva era desde el principio), de hecho HAL (Kubrick y Clarke dijeron que no, pero HAL va una letra por delante de IBM) es derrotado «darwinísticamente». La película es deliberadamente confusa en sus conceptos últimos, pero el armazón es ese, la evolución como medio para un fin digamos predeterminado por la naturaleza. Es curioso lo mal que se han llevado las culturas protestantes con la estocástica, y eso que han salido de ahí estadísticos a tutti pleni. Un punto muy comentado de la peli es la partida de ajedrez entre HAL y Poole (está en la Wiki), la partida es real, se jugó históricamente entre dos maestros (no recuerdo ahora), fue identificada recientemente porque en cine o siquiera en vídeo no era posible, es sabido que Kubrick era (o eso se dice) un buen jugador, pues bien, HAL miente a boca llena y es él quien está en situación de derrota, no Poole que abandona. Otro detalle màs es la estación espacial rotatoria: no es posible que sea estable rotando a medio construir: a medida que se va terminado el anillo (se supone que «bajando» material desde el centro de rotación) es prácticamente imposible hacerlo sin desestabilizar toda la estructura (algunas piezas, se distinguen perfectamente, parecen ocupar 10° de anillo). Esto es otro detalle que Kubrick (y Clarke) tenían que conocer perfectamente.

    Desde luego entretenimiento no le falta.

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